Los petrodólares venezolanos que se esconden tras los lentes de Hawkers

Un magnate venezolano investigado por corrupción en EEUU es el presidente y principal inversor de la sociedad matriz que controla la start-up de moda, Hawkers. Esta es su historia

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Ballard Partners se ha convertido en uno de los lobbies más cotizados de Washington DC, uno de los mejores instrumentos de influencia ante la Administración Trump que se puede pagar con dinero. Lo contratan gobiernos extranjeros, algunas de las principales empresas de EEUU en sectores regulados, además de multinacionales como Amazon o American Airlines.

A finales de octubre, a un consultor acostumbrado a rastrear las listas de clientes de los grupos de presión le llamaron poderosamente la atención dos nuevos nombres recién registrados: el de una televisión venezolana, Globovisión, en manos de un empresario cercano al chavismo; y el de la filial de una empresa española que vende lentes de sol por Internet, Hawkers. El consultor resumía su estupor así: “No vas a encontrar a nadie en todo Washington que te pueda explicar eso”.

La idea de contratar los servicios de Ballard no se les ocurrió a los jóvenes emprendedores de Elche que han levantado en tiempo récord la start-up de moda. La estrategia, admiten en Hawkers, proviene del entorno de Alejandro Betancourt, un multimillonario venezolano de 37 años que entró como un vendaval en la alta sociedad española hace poco más de un lustro y cuya fortuna lleva siendo investigada por la justicia estadounidense desde 2014. Su historia ha salpicado durante años las páginas de la prensa venezolana y estadounidense, incluido The Wall Street Journal.

Los creadores de Hawkers lo conocieron a mediados de 2016. Se estaban convirtiendo en los chicos de oro de las start-up españolas y buscaban un socio capitalista a medida. De entre todos los candidatos que se acercaron a ellos, Betancourt era el inversor perfecto. Estaba dispuesto, recuerdan, a meter en torno a 40 millones de euros y gastarlos “en total sintonía con las ideas fundacionales”. Francisco Pérez, fundador y actual director general, dice que el venezolano “fue uno de los pocos ‘players’ que respetaba y le gustaba nuestra cultura y filosofía”.

Como ejemplo, Pérez relata una anécdota reciente. Hawkers acaba de encargar un Tyrannosaurus Rex gigantesco, "igualito al de Parque Jurásico", una mascota que quieren convertir en el símbolo de sus nuevas oficinas de Elche. “Si a cualquier inversor industrial de los que vinieron a vernos le digo que nos queremos gastar decenas de miles de euros en un dinosaurio para ponerlo en la ofi, se piensan que estoy loco. Pero a “Bet” –así le llama–, que es un tío de 37 años, podemos convencerle y acaba más entusiasmado que nosotros”.

Hoy presidente de la sociedad matriz que controla Hawkers (Saldum Ventures SL), Leopoldo Alejandro Betancourt López (Caracas, 1980) no es, efectivamente, un inversor convencional. Su nombre empezó a sonar en España en 2012 cuando su sociedad Derwick Associates compró en subasta por 24 millones de euros una finca de caza de 1.600 hectáreas en Toledo, levantada sobre un castillo andalusí del siglo X y expropiada a Gerardo Díaz-Ferrán. El joven empresario, titular de una fortuna inmensa, se hizo pronto famoso por sus fiestas y logró codearse con buena parte del jet-set español, desde los hermanos Cortina a la familia del torero Palomo Linares. A Hawkers llegó de la mano de los cofundadores de Tuenti, Félix Ruiz y Hugo Arévalo.

Por aquel entonces, su nombre llevaba ya un tiempo sonando en Venezuela. Personas cercanas a su entorno explican que es bisnieto de un expresidente venezolano, Hermógenes López, pero se crió en una familia de la alta sociedad caraqueña venida a menos. Su padre es el violinista Leopoldo Betancourt y su madre la diseñadora de joyas Lilia López, relacionada en las páginas cuché al difunto torero Palomo Linares. “Era una familia de dinero, pero no millonarios. Ni siquiera tenían chofer, algo muy común entre la gente con dinero en Caracas, hasta que entró en tratos con el Gobierno”, resumen.

La sociedad alrededor de la cual gravitan sus negocios y el origen de su fortuna, Derwick Associates, está siendo investigada por varias agencias federales en EEUU, según diversas fuentes. En el contexto de varias pesquisas que se están llevando a cabo en ese país, en octubre pasado se desencadenó el arresto en España de cuatro ex-altos funcionarios venezolanos que esperan a ser extraditados a Houston. Aunque pasa mucho tiempo en España (incluso celebró su boda en Madrid), Betancourt sigue manteniendo su residencia fiscal en Venezuela, estrechas relaciones con el gobierno de Nicolás Maduro y lleva a cabo fructíferos negocios en asociación con la petrolera rusa Gazprom.

Bolichico Betancourt

Nervis Villalobos Cárdenas, Luis Carlos de León, César Rincón Godoy y Rafael Reiter fueron arrestados a finales de octubre por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Todos ellos habían ocupado cargos públicos en instituciones y compañías estatales de su país vinculadas al sector energético. La orden de arresto tuvo su origen en un requerimiento del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Seguidamente, fueron puestos a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional. Un tribunal de la ciudad tejana de Houston los está investigando por supuesto blanqueo de capitales.

Se han vertido ríos de tinta sobre cómo altos funcionarios y ejecutivos cercanos al chavismo se han enriquecido supuestamente de forma ilícita con los negocios de Pdvsa y otras empresas del sector energético venezolano. Han hecho fortuna dos términos para referirse a esos beneficiados de la revolución bolivariana de Hugo Chávez: los “boliburgueses”, que son los representantes del círculo más cercano de la generación del malogrado presidente; y los “bolichicos”, los hijos de los primeros o simplemente personas más jóvenes que están ahora en la treintena. Alejandro Bentacourt es el paradigma del “bolichico”.

Sobre el método que utilizaron para reunir su fortuna no hay tanta información. Es decir, sobre cómo esos “bolichicos” amasaron ingentes cantidades de dinero gracias a supuestos esquemas de corrupción que están siendo investigados a fondo en Estados Unidos por varios órganos federales, según confirman a este diario fuentes cercanas a las diligencias.

Desde 2013, un par de demandas civiles (que no deben confundirse con las investigaciones criminales) han descrito en sus alegaciones esas tramas de supuesto enriquecimiento ilícito de los “bolichicos”. Fueron interpuestas por Otto Reich, exembajador estadounidense en Caracas, en un tribunal de Nueva York y por Thor Halvorssen, activista y presidente de Human Rights Foundation, en uno de Miami. Ambas iban dirigidas contra Betancourt y la sociedad matriz que consiguió los contratos en Venezuela, Derwick Associates, además de contra otras dos personas asociadas a esa empresa con sede en su país de origen y Barbados, su primo Pedro Trebbau López y el ciudadano hispano-venezolano Francisco D’Agostino.

Procesos desestimados

Los dos procesos judiciales fueron desestimados por falta de competencia jurisdiccional, no porque los hechos planteados fueran inciertos. El de Miami, además, está recurrido. Con todo, fuentes cercanas a Betancourt insisten en que las demandas civiles fueron desestimadas, sin que actualmente Betancourt se encuentre vinculado ni directa ni indirectamente a ningún proceso legal en su contra.

El modelo de negocio que describen las demandas era muy sencillo: desde Estados Unidos, los “bolichicos” estarían ofreciendo sobornos de millones de dólares a los altos ejecutivos de las compañías estatales venezolanas para asegurarse la concesión de obras en el sector de la construcción de plantas de energía. Así, se estarían beneficiando de un “proceso de contratación directa” que les evitaba tener competidores. Una vez que Derwick Associates recibía el dinero de los contratos en cuentas de Nueva York –siempre según las demandas–, lo transferían a los sobornados en bancos de Estados Unidos. Seguidamente, los empresarios subcontrataban a otras compañías para llevar a cabo las obras en Venezuela, ya que sus firmas eran simples intermediarias y no tenían capacidad técnica para llevarlas a término.

Según fuentes cercanas a las investigaciones en marcha, los beneficiarios de este esquema estarían blanqueando el dinero a través de numerosos bancos en Europa y Estados Unidos. En 2016, el entonces fiscal del Distrito Sur de Nueva York, Preet Bharara (destituido por Trump), ya había solicitado a las autoridades suizas información sobre las cuentas relacionadas con esa supuesta trama que estaría esquilmando los recursos de Pdvsa y la sociedad estatal eléctrica Corpoelec. Esas fuentes confirman que el exhorto también afectaba a cuentas relacionadas con Derwick Associates y sus directivos. Menciones a dicha investigación han aparecido en los últimos meses en publicaciones como Wall Street Journal y, con más detalle, en la bitácora del periodista y activista Alek Boyd, quien asegura estar sufriendo una campaña de acoso contra su persona desde que empezó a investigar el caso.

Contratación directa' de Corpoelec por servicios de Derwick en 2009 obtenida por Alek Boyd.

Expertos independientes han denunciado el esquema de sobreprecios pagados por las compañías estatales. En agosto de 2013, el consultor experto en el sector energético, José. G. Aguilar, publicó un estudio sobre 40 contratos otorgados. En apenas 14 meses entre 2009 y 2010, 12 de los 14 solicitados por Derwick le fueron adjudicados sin concurso por Pdvsa, Corpoelec y Corporación Venezolana de Guyana. En el análisis de Aguilar se recogen 11 de los 12 que fueron concedidos inicialmente por 2.873 millones de dólares, pero que finalmente Derwick facturó por 5.044 millones, según sus estimaciones. El sobreprecio fue, por tanto, de más de 2.000 millones de dólares.

“No hay ni una sola sombra de duda de que el esquema de malversación de fondos y sobornos denunciado en mi demanda es cierto”, afirma Halvorssen a El Confidencial. Y añade la persona que demandó en Miami a Derwick: “Hay varias investigaciones criminales contra Betancourt y D’Agostino en Texas y Nueva York. Eso es incuestionable. Yo mismo he sido entrevistado por varias agencias federales sobre el tema”.

Una fuente cercana a las pesquisas que se siguen en Estados Unidos subraya que “es un hecho que hay investigaciones en marcha (sobre Betancourt). Las agencias federales son muy rigurosas porque no quieren perder ningún caso en sede judicial y se toman su tiempo para verificar la información pero están en ello”. Desde el entorno de Betancourt, sin embargo, lo niegan rotundamente.

Sobre el proceso que ha provocado las recientes detenciones en España de “bolichicos”, Halvorssen afirma que “la investigación de Houston está relacionada con Betancourt, por supuesto. Los que están bajo arresto en España, como Nervis Villalobos, fueron sobornados por Convit (su socio). Sin duda alguna, Convit sobornó a Villalobos personalmente. Y eso me consta porque he visto la prueba documental”.

Francisco Antonio Convit es codirector junto al presidente de Hawkers de al menos dos sociedades en Barbados, Derwick Oil and Gas Corporation y Diamanven Corp., según se ha podido saber gracias a Paradise Papers, trabajo en la que ha participado El Confidencial junto a La Sexta en España y que ha coordinado Süddeutsche Zeitung y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. Por su lado, Nervis Villalobos fue director general de Energía del Ministerio de Energía y Minas de Venezuela y viceministro de Energía Eléctrica entre 2001 y2006.

Hawkers en la Casa Blanca

El director general de Hawkers, Francisco Pérez, rehúye comentar el pasado de Betancourt y la procedencia de su dinero. Insiste en que se trata de "un asunto privado del que no sabemos nada y que no tiene nada que ver con Hawkers". Remite a sus asesores: Arcano (fiscalidad) y RCD (servicios legales). "Nos aseguraron que (la inversión) era una operación segura y limpia”.

Como inversor, abunda Pérez, el venezolano es una bendición que les ha permitido profesionalizar su negocio, expandirlo internacionalmente, incrementar la gama de productos en venta y fichar a perfiles técnicos de multinacionales como Twitter, Amazon o Apple. Además, Betancourt está muy implicado en la marcha de la multinacional nacida en Elche: “Es el presidente de la compañía, hablamos todos los días y está de manera activa con nosotros”.

Desde su entrada estelar mediante la ronda de inversión, Betancourt ha ido ganando peso dentro de la empresa. Y algunas decisiones, como el contrato firmado con el lobby de Ballard que se mencionaba al principio, parece haberlas tomado al margen de los fundadores de la compañía. Una fuente cercana a Ballard confirma que “no hay ninguna razón lógica para que una compañía española que vende lentes de sol por Internet necesite los servicios de un poderoso lobby en Washington”.

Entonces, ¿qué está pagando en Hawkers? Según la misma fuente, “muchos boliburgueses y bolichicos trabajan estrechamente con el gobierno de Maduro para asegurar que no se impongan más sanciones a Venezuela. Si rascas un poco, es evidente que esa podría ser la razón por la que Betancourt ha contratado a Ballard. Curiosamente, hay otra empresa que desentona en el listado de clientes y es precisamente Globovisión, la televisión propiedad de Raúl Gorrín, otro de los aliados clave de Maduro”.

Podría haber otra razón más para pagar por susurrar al oído de la Casa Blanca: entre los asesores más prestigiosos del lobby se encuentra nada menos que el embajador Otto Reich, quien durante años fue uno de los peores enemigos de Derwick y de Betancourt.

Preguntados al respecto por El Confidencial en el transcurso de una entrevista, desde Hawkers ofrecieron sucesivas versiones para explicar la presencia de la empresa en la lista de clientes de Ballard. “Estábamos al tanto del registro en el lobby, pero esto toca a Hawkers colateralmente porque ese movimiento está relacionado con la expansión de los negocios de Betancourt en Estados Unidos. Utiliza Hawkers USA como un vehículo porque era una sociedad ya establecida y era más cómodo. Pero está en el proceso de cambio de denominación social”, explicó su abogado, Eduardo Nebot.

Horas después, cambiaron la versión. Se trata, corrigieron, de un contrato de prueba de tres meses “por prestación de servicios de consultoría”, una decisión que sí tiene que ver con la expansión de Hawkers en EEUU. “Lo que se ha firmado con Ballard es un contrato de asesoría con objetivos estratégicos (mercado, financiación, posicionamiento de marca), para la expansión de Hawkers en el mercado de USA. Se trata de un contrato de tres meses de prueba para prestación de servicios de consultoría”, detalla la empresa.

"Dicen que somos una empresa de moda, de tecnología, que parecemos incluso una agencia de creatividad, pero en realidad, Hawkers es una empresa de innovación donde nos estamos especializando en reinventarnos. Las lentes en Hawkers son el vehículo que materializa nuestro propósito", apuntilla Pérez.

El montante del contrato no será público hasta que no se hagan públicos los datos al final del trimestre. Globovisión, por ejemplo, se gasta 150.000 dólares trimestrales desde que efectuó el registro el verano pasado.

Otros negocios

Ante las crecientes trabas que tribunales y autoridades federales estadounidenses han ido poniendo al dinero extraído de Venezuela durante el chavismo, España (y en particular Madrid) se ha convertido en uno de los principales destinos de sus enormes fortunas. Betancourt, y su entorno, no son una excepción. Además de Hawkers y de la finca del castillo del Alamín, adquirió otras viviendas e inmuebles en Madrid a través de Guanabana Real State SL y compró en 2014 el 30 por ciento de la empresa vasca Zigor Corporación SA. Esta última está dedicada a la fabricación de tecnología eléctrica y electrónica y su participación fue obtenida a través de su sociedad de Barbados ZGR International. En estos proyectos casi siempre le acompaña su primo Pedro Trebbau López, quien es, por ejemplo, presidente de la firma vasca.

Betancourt es también uno de los principales accionistas del holding luxemburgués BDK Financial Group, que desde 2015 se está expandiendo en el sector bancario del África francófona por países como Senegal, Mali y Costa de Marfil, entre otros. Como compañeros de viaje tiene a empresarios y ejecutivos como “Los Albertos” –Alberto Cortina y Alberto Alcocer–, César Álvarez (El Corte Inglés) o Alfredo Sáenz, exconsejero delegado del Banco Santander y actual presidente de BDK Financial Group.

El venezolano parece abrir muchas puertas a quienes se sitúan en su entorno. Ahí está José Ramón Blanco Balín, ex-vicepresidente de Repsol, imputado en varias piezas de la trama Gürtel como “blanqueador” de Correa y persona muy cercana a Betancourt en Madrid. El pasado 10 de julio consiguió una autorización del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela para explotar parte del yacimiento conocido como Faja Petrolífera del Orinoco junto con una filial de Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa), con Petrosur S.A.

Pero España es solo un hito más en la aventura transnacional de Betancourt. Fundó y administra 12 sociedades inscritas en Barbados entre 2009 y 2016, en todos los casos junto a uno o los dos habituales socios suyos: su primo Pedro José Trebbau y Francisco Antonio Convit. Una de esas compañías, Derwick Oil & Gas Corp., mantiene relaciones comerciales con la petrolera Gazprom, que a través de la sociedad holandesa Gazprombank Latin America Ventures B.V. lleva a cabo proyectos en el sector energético venezolano.

Además de ser propietario de varios inmuebles en Nueva York y Miami, es accionista y miembro de la junta directiva de la petrolera de origen canadiense Pacific Energy and Exploration Corp., que desarrolla proyectos en varios países latinoamericanos. El fondo de inversión O’Hara Administration, del que es parte Betancourt, compró en 2015 un 19,5 por ciento de la petrolera.

Pablo Sánchez, cofundador de Hawkers, la marca de lentes de sol que patrocina a Los Angeles Lakers, se refiere a Betancourt como “el inversor que pone la gasolina al proyecto”. El “bolichico” dota de combustible a Hawkers y a otros muchos proyectos.

(*) Esta es una de las entregas de El Confidencial, de España, sobre los Paradise Papers, que publica en Venezuela en exclusiva en la plataforma de Armando.info, bajo la coordinación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.

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