Cuatro empresas en el Gran Ducado sirvieron para que Alejandro Betancourt y sus asociados blindaran activos importantes, incluyendo ingresos por sus negocios petroleros en Venezuela con contrapartes rusas. El hallazgo, obtenido en el marco del proyecto periodístico transfronterizo OpenLux, puede representar el eslabón perdido para las investigaciones que desde hace tiempo autoridades de Estados Unidos y España adelantan, por presunta estafa a Pdvsa y lavado de dinero, contra los jóvenes magnates que hicieron fortuna gracias a la adjudicación de contratos eléctricos durante el gobierno de Hugo Chávez.
Las filtraciones de los FinCEN Files revelan transacciones sospechosas vinculadas al empresario austríaco-venezolano que multiplican por siete los 100 millones de dólares por los que fue acusado de lavado de dinero en 2015. Sus habilidades le permitieron escapar de las investigaciones y ahora el experto financiero se ha dedicado a guiar a los fiscales federales por el tinglado de corrupción operado por el ex banquero francés Charles Henry De Beaumont, que incluye a empresarios y funcionarios del régimen de Nicolás Maduro. Es decir: sus antiguos clientes.