APÓYANOS

Las protestas masivas de 2017 marcaron un antes y un después en la ejecución de una técnica de castigo y tortura a la que son sometidos los familiares de venezolanos perseguidos por motivos políticos. Se llama Sippenhaft, tiene su origen en la Alemania del nazismo y ha evolucionado en Venezuela. Se aplica contra familiares de militares disidentes o de civiles considerados opositores al régimen. Padres, hijos, hermanos, esposas, familiares directos o indirectos y amigos son detenidos, desaparecidos en secreto, torturados física y psicológicamente con el objetivo de que confiesen dónde está su familiar perseguido o que éste se entregue al conocer que sus seres queridos corren peligro.


Una pesadilla del nazismo revive en Venezuela

Por: PATRICIA MARCANO

Familiares de militares disidentes o de civiles considerados opositores al régimen de Nicolás Maduro son perseguidos y torturados con una técnica de castigo copiada de Alemania. Se llama Sippenhaft y su efectividad está asociada al quiebre emocional de los enemigos políticos y su entorno. Así logran obtener una confesión sobre el paradero del familiar perseguido, que éste se entregue o que acepte incriminarse o incriminar a otros. Se trata de una práctica establecida, desde, al menos, 2017.



En el nombre del padre

Por: PATRICIA MARCANO

Uno de los casos emblemáticos de Sippenhaft es el de Juan Pedro Lares Rangel, hijo del alcalde de Ejido, estado Mérida, Omar Lares, quien militaba en el partido opositor Voluntad Popular. Su detención, en 2017, fue arbitraria y clandestina, estuvo 10 meses en el Helicoide, sede del Sebin en Caracas, bajo torturas. Le decían que su liberación dependía de que su papá se entregara. Este caso está bajo investigación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en Costa Rica.



Ni las mascotas están a salvo del ‘Sippenhaft’

Por: JOSEPH POLISZUK

En la República Bolivariana se ha vuelto práctica común detener y aplicar torturas a las parejas, hijos, nueras, cuñados e incluso primos lejanos de quienes acusan de golpistas. Los cuerpos de contrainteligencia han llegado a secuestrar perros para forzar la entrega de disidentes. Este es un relato de cómo el Estado venezolano toma represalias contra sus perseguidos usando a sus seres queridos como carnada, mediante técnicas nazis que importó desde La Habana.


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