APÓYANOS

Para comprar lingotes de oro, cualquier Bancasa es buena

Desde una residencia hoy abandonada en Guacara a las páginas que la prensa de España dedica a la cobertura del mayor escándalo de corrupción que afecta al gobierno de Pedro Sánchez: tal ha sido el periplo de Bancasa S.A. y de su propietario, David Pita Bracho. Ambos aparecen mencionados como partícipes de una operación irregular de compra de lingotes por más de 68 millones dólares al Estado venezolano acordada, tras bastidores, entre la vicepresidenta Delcy Rodríguez y el empresario español Víctor de Aldama, ahora preso. Desde Suiza, Pita ofrece su versión sobre el caso, del que se desvincula.

17 noviembre 2024
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En 1999 y sin mayores pretensiones fue creada Bancasa S.A., con sede en una casa en Los Naranjos de Guacara, en el centro occidental estado Carabobo. Hoy la residencia exhibe los efectos del paso del tiempo. Pero ninguna señal de vida. Aparentemente abandonada en medio de una urbanización de clase media, ahogada por la crisis venezolana, en su puerta unas mecedoras de madera corroída y un adorno de Navidad se asoman entre la maleza que invadió el espacio.

Manuel João Goncalves Pita, un portugués nacionalizado venezolano de 51 años de edad entonces, registró la empresa. Previsivo, inscribió a su sobrino de 12 años, David Pita Bracho como uno de sus dueños. Y el futuro se tomó su tiempo para cristalizar: Bancasa S.A. descansó en los archivos de aquel registro durante 15 años sin actividad alguna. Cero movimientos, cero balances financieros, cero cambios en su junta directiva o en su razón social, entonces dedicada al sector inmobiliario.  

Pero desde esa animación suspendida Bancasa S.A. saltó sin escalas al escándalo. El nombre de la empresa y la firma de Goncalves Pita, como su representante, figuraron en un contrato de 2019 por el que Bancasa compró 104 lingotes de oro al Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), una suerte de alcancía del Estado venezolano creada por Hugo Chávez en 2005 para recaudar los ingresos adicionales no presupuestados que en esa época generaba la exportación de petróleo. La transacción se pactó por más de 68 millones de dólares.

Del documento solo se conoció a posteriori y gracias a las investigaciones de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil española y su filtración a la prensa de ese país, que lo publicó como una pieza clave para desentrañar la trama de negociados irregulares que conecta a un grupo de empresarios e intermediarios, con Víctor de Aldama al frente, al exministro de Fomento, exministro de Transporte, exdiputado por el oficialista Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y, sobre todo, mano derecha del presidente Pedro Sánchez durante la primera etapa de su gobierno (2018-21), José Luis Ábalos.

El escándalo, bautizado en la prensa como el caso Koldo (por Koldo García, un exchofer transmutado en asesor de Ábalos que se encargaba de negociar comisiones en diversas operaciones entre el Estado y proveedores privados), estalló como una bomba de tiempo de efecto retardado a comienzos de 2024. Ya algunas incidencias anteriores habían prefigurado el caso, como el llamado Delcygate, el episodio en el que la entonces vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez Gómez, a pesar de llevar consigo el peso de una prohibición de la Unión Europea para entrar en Territorio Schengen, en enero de 2020 hizo una escala madrugadora en el aeropuerto de Barajas en Madrid donde la recibió Ábalos; o la rápida asignación de fondos de rescate millonarios durante la pandemia a las aerolíneas Plus Ultra -de inversionistas venezolanos vinculados a Camilo Ibrahim, un empresario para esa fecha cercano a Delcy Rodríguez y Air Europa- para cuyo holding corporativo, el Grupo Globalia, Aldama actuaba como lobbista.

En los tribunales españoles, en todo caso, la madeja de chanchullos ha quedado reducida por ahora a dos investigaciones: la venta, con comisiones de por medio, de 2,6 millones de mascarillas por 3,4 millones de euros a el gobierno regional de la Comunidad de Islas Baleares durante la crisis de la Covid 19; y la transacción de los 104 lingotes.

¿Por qué una operación de compra-venta entre un ente del Estado venezolano y una empresa de Guacara tendría que formar parte de un expediente judicial español?

Porque la investigación de la UCO dio con el intercambio de mensajes instantáneos entre Delcy Rodríguez y Víctor de Aldama, cuyos pantallazos la prensa de Madrid también publicó. Allí se vio que Aldama apuraba a la jerarca del régimen chavista a completar el negocio con Bancasa por los lingotes de oro y a coordinar el traslado del cargamento que, siempre según las investigaciones de la Guardia Civil, se realizó entre el 29 de diciembre de 2019 y el 3 de enero de 2020 -apenas días antes del misterioso aterrizaje de Delcy Rodríguez en Barajas- por una ruta inusual, desde Rusia a Zambia, en la costa occidental africana, y de allí a Venezuela, camuflado bajo la descripción de un envío de material sanitario. Hoy el paradero de ese despacho dorado es desconocido.

Un dato para explicar la figuración en el caso de Bancasa, la minúscula y casi inerte compañía de la quinta desierta en Guacara, es el siguiente: Aldama -hoy en prisión a la espera de juicio- es amigo de David Pita Bracho, el empresario precoz, sobrino de Manuel João Goncalves Pita. Pita Bracho, se hizo propietario del 100% de las acciones de Bancasa en 2018, desplazando a su tío.

Retrato de empresario con sombreros

A pesar de la cobertura amplia que la prensa española ha dado al caso, David Pita Bracho se las había arreglado para mantenerse de bajo perfil. Solo hasta ahora, cuando accedió a responder desde Suiza a un cuestionario que Armando.info le envió por WhatsApp.

Pita Bracho reconoce sin ambages su amistad con Víctor de Aldama, pero asegura que nunca se trató de una relación de negocios. “[Aldama es] un amigo, y una persona espectacular, coincidimos en la tribuna de un juego del Real Madrid. Para ese entonces, Víctor [de Aldama] era accionista de un equipo de fútbol en España y nos entusiasmaba la búsqueda de jóvenes talentos en Portugal & España [sic]. Leo las noticias, y qué triste todo esto en que se ha metido”.  

David Pita Bracho exhibe todas las características de un influencer que hace las veces de un promotor de viajes y lugares turísticos. Pero no lo es. Desde julio reciente sus redes sociales aparecen verificadas, tal como lo hacen figuras públicas y celebridades para certificar que se trata de sus cuentas verdaderas. Allí se deja ver un día en Rusia, otro en China, en Emiratos Árabes, Estados Unidos, México, Israel, Turquía, Inglaterra, Dinamarca y pare de contar. Sus posts rezuman la personalidad cosmopolita de un viajero frecuente, no solo con fines turísticos, sino también de negocios, pues es el fundador de sociedades en al menos cuatro países.  

Poco después de aquella primera vinculación a Bancasa en 1999, David Pita Bracho emigró junto con su madre, Dinorys Bracho Zaid, y su hermano, Danilo Emanuel Pita, a Portugal, la tierra de sus ancestros, donde residió por más de una década. En su cuenta de LinkedIn expone que en Portugal estudió Administración de Empresas, Finanzas y Contabilidad, y además hizo dos maestrías en Gestión Internacional. A los dos años de terminar estos estudios y tras haberse investido como dueño total de Bancasa S.A., regresó al país, aunque solo por un tiempo y cuando estaba empezando la etapa más recia de la crisis socioeconómica, política y humanitaria que se ha hecho crónica en Venezuela.

Al volver al terruño, en 2015, Pita Bracho buscó a viejos conocidos de la infancia y se reintrodujo como un asesor financiero que venía a hacer negocios contra viento y marea. Llegó a Caracas, se hospedó en el Hotel Marriot de El Rosal -la milla de oro de la capital venezolana- y buscó a sus antiguos compañeros del Colegio San Gabriel de Valencia, la capital de Carabobo. Se reunió con ellos en reencuentros que organizó, los invitó a salir en varias ocasiones en las que sus viejos amigos lo notaron extrovertido, espléndido y con ansias de una vida social en Venezuela. Lo recuerdan por intentar pagar las cuentas de todos a quienes invitaba a comer, mientras a sus pares se les evaporaban los bolívares en sus cuentas bancarias como efecto de la hiperinflación. 

Ninguno recuerda haberle preguntado con detalle qué tipo de negocios hacía, pero a esas alturas ya se le reconocía una cierta inclinación por el emprendimiento. De hecho, entre 2006 y 2011 ya había registrado dos empresas en Venezuela, Proyectos EDP y EDP International, orientadas a la construcción, la exploración de canteras y el turismo, sin éxito alguno, al menos en sus relaciones comerciales con el Estado. Las fichas de ambas empresas en el Registro Nacional de Contratistas (RNC) no muestran que hayan cristalizado algún contrato.

Entre tanto, de nuevo junto a su tío, Manuel João Goncalves Pita, el joven Pita Bracho registró en Islas Vírgenes Británicas un fideicomiso bautizado con el nombre Korsyn Investments Limited, destinado a garantizar que las inversiones quedaran dentro de la familia, en caso del deceso de uno o de otro. En caso del fallecimiento de ambos, la madre de Pita Bracho sería la titular de todas las inversiones. 

El dueño no sabe

Entre esa vuelta temporal a Venezuela y a partir de 2015, Pita Bracho se desarrolla como una especie de nómada financiero y reactiva Bancasa, S.A en Venezuela. Puso al día los registros contables que estuvieron en cero durante 15 años, amplió su capital y razón social, y agregó a la venta y compra de bienes raíces, su objeto original, “la venta de acciones y toda clase de títulos negociables, representación de actividades de inversión y toda clase de negocios [sic]”. Su madre, Dinorys Coromoto Bracho Zaid, quedó incluida en la directiva, mientras el fundador, Manuel João Goncalves Pita, se mantuvo por poco tiempo más.

Mientras en Zúrich, Suiza, Pita Bracho abría la homónima Bancasa AG, con un capital de 100.000 francos suizos, destinada a servicios financieros y consultoría empresarial. 

Aunque proveniente de Carabobo, Pita Bracho operó Bancasa S.A. en Caracas desde el PH 3 del Edificio Venezuela, en El Rosal. Remodeló una oficina que, sin embargo, usó por muy poco tiempo. Se fue del lugar en los albores de la pandemia, en marzo de 2020. Frente el local, hoy desierto, se encuentran un par de enormes cajas fuertes que, según vecinos, eran parte del inventario de Bancasa S.A. Vestigios del fugaz paso de Pita Bracho.

En 2018 ocurrió el salto cuántico. En julio de ese año, el joven empresario concentró en sus manos 100% de las acciones de la venezolana Bancasa S.A. y tanto esta, como sus otras empresas, mudaron su dirección a una oficina del Centro Comercial Prebo, en Valencia, estado Carabobo. Hoy ninguna se encuentra operativa en esa dirección, o en cualquier otra del territorio nacional. Bancasa S.A. tampoco tiene teléfono conocido o alguna página web oficial. El dominio del site bancasa-capital.com, registrado por Pita Bracho, refiere a una empresa con ese nombre, Bancasa Capital, que ofrece servicios financieros y de intermediación en negocios pero con sede en Suiza. En ningún momento hace alusión a la homónima Bancasa venezolana o a una tocaya de Singapur, Bancasa PTE, que Pita Bracho también registró.

Al requerírsele un comentario sobre el sofisticado negocio de los lingotes de oro, Pita Bracho aseguró a Armando.info que ciertamente él cuenta "con una larga experiencia en servicios a la industria de la minería, tanto en la operatividad de metales preciosos, como siderúrgicos”, pero rechazó explicar el objetivo de la compra: “Bancasa S.A (Venezuela) es una empresa privada, y solo le rinde cuentas y justificaciones de sus decisiones gerenciales a sus socios”. Aún más, afirmó que no tiene conocimiento ni de los detalles ni del resultado de la transacción, a pesar de que figura en los expedientes mercantiles como dueño de Bancasa. “No estoy al tanto de las operaciones de Bancasa S.A. (Venezuela)", dijo, "tampoco [de] si esta operación en específico se llegó a materializar o no, es un grupo empresarial, cada uno en sus funciones, yo estoy en otros asuntos”. 

En Suiza, Pita Bracho registró media docena de empresas: además de Bancasa AG, incorporó a St Joseph Capital AG, D&D Tex AG, P2P Tech AG y Fisterra Capital AG. Fisterra se creó en mayo de 2018, con el propósito oficial de brindar asesoramiento de inversión y gestión de desarrollo de infraestructuras para empresas petroleras. En agosto de ese año le cambió el nombre a Lukiven AG. 

En Venezuela existe una empresa de nombre Lukiven, vieja contratista de la estatal petrolera Pdvsa, pero en ninguno de sus papeles de constitución o renovación de fichas se encuentra el nombre de David Pita Bracho.

Pero así como usó el nombre de Lukiven para registrar una empresa homónima en Suiza, algo lo llevó a registrar también el país alpino una empresa de nombre Pdvsa AG que tuvo, entre varios objetivos, el de “prestar servicios de consultoría de inversiones y gestión del desarrollo de infraestructuras para empresas del sector del petróleo y el gas”. Poco después cambió el nombre a D&D Tex y completó un cambio radical en su objeto social, que pasó a ser el de negocios textiles. 

Sobre el uso del nombre “Pdvsa”, Pita Bracho explicó a Armando.info que se equivoca quien crea que la denominación aludía de algún modo a la estatal petrolera o expresaba que tuviera negocios con esta. “En ninguna línea del documento hace referencia a la palabra ‘Venezuela’”, subraya.

En el organigrama del emporio internacional de Pita Bracho figura otro grupo de empresas registradas en mayo de 2017 en jurisdicción de Islas Vírgenes Británicas, un reconocido paraíso fiscal. Todas manifestaban en sus expedientes mercantiles propósitos similares: la importación de piezas relacionadas con la construcción de instalaciones de energías renovables. Son BJM Management Company Limited, VCT Management Company Limited y SVD Management Company Limited. 

La Conexión Delcy

Los señalamientos de la investigación española no constituyen el único episodio con irregularidad que empaña la reputación de Bancasa y de su dueño.

En 2019, la Asamblea Nacional de Venezuela, entonces controlada por la oposición, inició una investigación sobre las operaciones de Bancasa AG -la homónima suiza- y su relación con bancos oficiales venezolanos, como el Banco de Venezuela y el Banco Bicentenario. Se adujo como motivo para la indagación que la compañía facilitó operaciones financieras de esos dos bancos estatales, para las que Bancasa supuestamente cumplía un rol de “asesoría” con el Zaman Bank, una entidad financiera en Kazajistán, una nación exsoviética de Asia Central, de modo de eludir las sanciones internacionales.

En el marco de la investigación parlamentaria, el entonces diputado opositor, Chaim Bucaram, presentó desde Venezuela una denuncia al Departamento de Justicia de Estados Unidos, solicitando la colaboración del Fiscal General Adjunto, Brian Benckowski, y del Secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, para conseguir el bloqueo y congelamiento de activos relacionados con los señalados.

Pero el ímpetu contralor de Bucaram se apagó en menos tiempo del que habría tomado el trámite de la solicitud. En abril del mismo 2019, formó parte del grupo de siete diputados opositores que viajaron a varios países de Europa para cabildear a favor del contratista predilecto de Nicolás Maduro, el hoy ministro de Industrias y Producción, Alex Saab. Con el mismo grupo a la postre daría nacimiento a la popularmente conocida como la fracción de los alacranes, desertores de partidos de oposición que, en connivencia con el régimen de Maduro, apoyaron la elección de Luis Parra como presidente de la Asamblea para desalojar del cargo al entonces presidente interino rebelde, Juan Guaidó, y también sirvieron de topos para implosionar desde dentro sus partidos o cooptarlos. En el caso de Bucaram, el salto de talanquera le valió la expulsión del partido Un Nuevo Tiempo (UNT) y un repentino desinterés por la investigación de Bancasa.

También en 2020 Washington le impuso sanciones financieras a Bucaram por su presunta colaboración con el régimen de Nicolás Maduro" para socavar la democracia en Venezuela". Se le vinculó con operaciones irregulares y con la trama de corrupción alrededor de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). 

Sobre las transacciones con el banco kazajo, Pita Bracho negó a Armando.info que se haya realizado ninguna compra-venta. “Ni de oro, ni de petróleo, ni de ningún commodity en particular”, dijo. 

Entre la documentación hallada por la policía española por el Caso Koldo, están los intercambios de mensajes en los dispositivos electrónicos de Víctor de Aldama. La conversación entre Aldama y Delcy Rodríguez aborda el negocio del oro y el transporte de los lingotes. El oro debía ser transportado desde Moscú hasta Caracas, con una escala en Zambia.

El 3 de enero de 2020, con el oro ya en el país africano antes de seguir vuelo a Caracas, Pita Bracho mantuvo una conversación con Aldama que refleja algún apremio por resolver un inconveniente con los permisos para el movimiento del cargamento. Entre estos mensajes, revelados por el diario The Objective, de Madrid, se destaca uno en el que David Pita Bracho informa a Aldama: Yo, los rusos y el africano empujando por todos lados. Esta gente debe ceder, dale un par de horas más”. Según la investigación española, Aldama hizo una captura de pantalla de este mensaje y la envió a Delcy Rodríguez.

Armando.info le preguntó al empresario si validaba lo visto en esa filtración, a lo que Pita respondió: “Me duele saber que Víctor está en prisión preventiva, pero no tengo por qué esconder mi amistad con él, o negar nuestras conversaciones. Habrá sido una conversación de muchas, pero en nada relacionada con temas de oro, o petróleo, no eran esos mis temas con él”. 

En cualquier caso, Pita Bracho ya no permanece en las sombras. Tiene entre sus contactos en redes sociales a personalidades conspicuas del régimen venezolano, como Jorge Giménez, actual presidente de la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) y conocido operador de Delcy Rodríguez, o Marcos Campos Flores, sobrino de la llamada Primera Dama o Primera Combatiente, Cilia Flores. Ocasionalmente lanza un guiño en X, antes Twitter, al ministro de Comunicaciones, Freddy Ñáñez, también cercano a Delcy Rodríguez. Aún así, el dueño de Bancasa destaca que con ella no tiene relación: “[Es] la Vicepresidenta Ejecutiva de mi país natal. Ojalá algún día la pueda conocer”.

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