No hay Moros en la casa verde

Un secreto a voces rompe el cerco que la cautela impone en el barrio El Callejón de la ciudad de Cúcuta: Nicolás Maduro Moros pasó temporadas en la casa número 8-98. Los vecinos saben que allí habitan, como fantasmas, algunas claves para descifrar hasta dónde llega la raigambre colombiana del presidente venezolano. Algunos susurran sus hipótesis, la mayoría callan sus certezas. La vivienda quedó a cargo de un primo del mandatario, que ahora la alquila a extraños.

17 enero 2015
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Cúcuta. - Las paredes tienen manchas de grasa y moho negro, y la capa de pintura se está desconchando. La casa está completamente pintada de verde, con excepción de algunos bordes. Tiene dos ventanas y tres puertas: metálicas, de color blanco, también sucias. En la parte de arriba, 12 columnas de cemento se alzan en la construcción de un segundo piso que no se culminó.

Para llegar a la casa verde, número 8-98, hay que cruzar la frontera con Colombia por el estado Táchira, entrar al Departamento Norte de Santander (al noreste del país) y caminar por el Barrio El Callejón de la ciudad de Cúcuta hasta la avenida 9. En las aceras hay grandes árboles que sombrean las calles bajo un sol que arrecia hasta elevar la temperatura a unos 33 grados.

--¿Es allí donde vivió Nicolás Maduro?

--¿Por qué lo pregunta? -contesta con recelo un mecánico que trabaja en uno de los siete talleres de la cuadra. No quiere ser él quien lo diga: llama a un compañero para que responda.

--¿Qué voy a saber yo? Pregunta allá— dice el otro riéndose, con picardía. Y señala a los mecánicos del taller de al lado.

Allí también callan por unos segundos. Uno de los trabajadores rompe el silencio: asiente y no dice más.

***

Por El Callejón circula un secreto a voces: el ahora presidente de Venezuela estuvo ahí; algunos –vecinos y diputados venezolanos– dicen que vivió por temporadas en la casa verde. De eso se habla con cautela en el barrio. Algunos comerciantes bajan la mirada, no dan información. Uno de ellos dice: “La gente tiene miedo (…) Yo escuché que a algunos vecinos los amenazaron para que no hablaran”. El temor se extiende por esa zona de Cúcuta donde la cotidianidad transcurre con aparente normalidad: la gente saca las sillas a las aceras por las tardes para charlar con sus vecinos; hay panaderías, abastos, talleres mecánicos, hoteles, farmacias. Está la iglesia San Martín, el colegio Antonio Nariño.

Allí saben que en el país de al lado, Venezuela, hay dudas sobre la nacionalidad del Presidente y, por lo tanto, hay quien cuestiona de la legitimidad de su Gobierno. Y que por esa razón, políticos y reporteros los visitan a ese rincón cucuteño en busca de respuestas en torno a esa casa.

La vivienda era de Emma Moros, tía de Nicolás Maduro, quien falleció de un infarto hace seis años. Los vecinos cuentan que se esmeraba en arreglarla, que la pintaba cada diciembre. Pero que desde que ella no está, se ha ido desgastando, de a poco. Quedó en manos de Nelson David Moros Toscano, sobrino de Emma y primo de Maduro. Nació en Cúcuta el 12 de enero de 1976, es técnico superior universitario en Electrónica, y para el año 2007 estaba residenciado en la avenida Las Palmas de Caracas.

Los vecinos lo describen como un hombre alto y robusto, como Maduro. Mientras algunos aseguran que está en discordia con él, otros dicen que se beneficia de su parentesco. “Una vez contó riéndose que qué se creían los guardias de la frontera [colombo-venezolana] que no le querían dejar traer una caja de cervezas. Que cuando les dijo que era el primo de Maduro, lo dejaron quieto”, relata alguien que, como la mayoría de los consultados, se abstiene de identificarse.

***

El 26 de octubre de 2013 fue un día inusual en El Callejón. Había micrófonos y cámaras en la avenida 9. Diputados de la oposición venezolana llegaron allí dispuestos a demostrar que el presidente es colombiano. Walter Márquez, Abelardo Díaz, Homero Ruiz, Leomagno Flores, Luis Barragán, William Dávila y María Corina Machado –esta última, despojada luego de su fuero parlamentario por la bancada mayoritaria del oficialismo–, dieron una rueda de prensa frente a la casa verde que –dijeron entonces– los llevaría a la verdad. “Aquí se crió Nicolás Maduro”, afirmó Márquez en aquella oportunidad.

Ese mismo año, Brígida Salinas, una anciana de 80 años que vive cerca, le dijo al canal colombiano RCN que Maduro había vivido con Emma y que luego regresó en épocas de vacaciones. Ahora, meses después, habla con temor y prisa:

--¿Conoció a Nicolás Maduro?

--Sí, yo lo veía jugar afuera, pero él venía de Caracas, él nació en Caracas-- dice y se mete a su casa.

Isabel Durán, de 74 años, y algunos pocos vecinos, cuentan sin titubeos que lo vieron paseando en las calles del barrio cuando su madre, Teresa Moros Acevedo, lo llevaba a casa de su tía Emma, quien era la directora del colegio San José. La recuerdan alta, de contextura gruesa, con el cabello oscuro y corto por encima de los hombros. “Doña Emma era Maduro sin bigote”, dice Silvana García, una de sus exalumnas.

Después de la adolescencia, no lo vieron más. Maduro ni siquiera regresaría para asistir al funeral de su tía –cuando falleció el 10 de mayo de 2008–, según la investigación realizada por el diputado Márquez para tratar de establecer su supuesta doble nacionalidad.

Las pruebas son estas, de acuerdo a Márquez: un facsímil del Acta de Bautismo de su madre, Teresa, con fecha de 01 de junio de 1929 y ubicada en el libro 1, folio 195 de la parroquia San Antonio de Padua (Cúcuta). “El Registro Civil en Colombia se inició en el año 1936, por lo que las actas de bautismo anteriores a esa fecha son el medio de prueba idóneo para demostrar el nacimiento”, señala un informe elaborado por el historiador y político tachirense y, para más señas, exembajador de Venezuela en India del gobierno de Hugo Chávez.

De ser cierto, Maduro, si vivió en Cúcuta, también sería colombiano: la Ley de ese país indica que los hijos de personas nacidas en Colombia tienen la nacionalidad si se domicilian en territorio colombiano o si se registran en una oficina consular. Y no es un asunto menor: de ser colombiano o contar con cualquier otra nacionalidad, además de la venezolana, no puede ser presidente de la República de Venezuela, porque la Constitución nacional lo prohíbe en su artículo 227.

En esos casos, los aspirantes a la Presidencia deben renunciar a sus otras nacionalidades –y quedarse exclusivamente con la venezolana– antes de postularse, explican los abogados Luis Enrique Ferrer (especialista en Derecho y Política Internacional) y Jesús Silva (constitucionalista).

Acuciado por las dudas –dudas que, por cierto, desde 2013 han cedido en la agenda pública de la oposición–, Maduro dice que Teresa nació en Rubio (estado Táchira), un pueblo fronterizo que está a unos 27 kilómetros de Cúcuta. Y así lo apuntó él mismo en 1994 en su Acta de Defunción, presentada ante la Primera Autoridad Civil del municipio Sucre del estado Miranda. Por eso el diputado Márquez lo acusa también de aportar información falsa para un documento oficial.

***

Aunque en El Callejón lo recuerdan, Maduro no menciona sus vacaciones allá cuando habla de su infancia. “Soy caraqueño de nacimiento, crianza y de vida, de lucha, de todo”, dijo en su primera entrevista como presidente encargado, realizada por el periodista Eduardo Rodríguez del canal Venevisión. Solo habla de la parroquia El Valle, ubicada al sur de la ciudad, como el escenario de su niñez.

“Él es colombiano. La mamá es cucuteña y el papá es ocañero [de otra ciudad del mismo departamento] (…) ¿Cómo lo sé? Si eso todo el mundo lo sabe. Salió en la prensa y todo”, dice una señora que conversa con su amiga en la puerta de su vivienda en la cuadra donde está la casa verde. Los habitantes de El Callejón le dan crédito a lo publicado por reconocidos medios colombianos como RCNEl TiempoEl Espectador y La Opinión, que confirmaron en la Registraduría –que ejerce las funciones de Registro Civil en Colombia– que la cédula colombiana de Teresa Moros es 20.007.077, expedida el 9 de diciembre de 1956 en la ciudad de Bogotá. Y que Nicolás Maduro García, el padre, se graduó de bachiller en 1947 en el Colegio Nacional José Eusebio Caro, de Ocaña, a unas tres horas de Cúcuta.

El morbo y el miedo se han instalado en El Callejón con el enigma sobre las raíces colombianas de Nicolás Maduro Moros. Pero hasta aquellos vecinos que se dicen convencidos de que Maduro es colombiano, no lo tienen en alta estima. “Fregó en Venezuela y también trata de fregar aquí, porque a nosotros nos ha perjudicado muchísimo ese señor”, dice Isabel Durán. Critican el cierre nocturno de la frontera (entre las 10 de la noche y las 5 de la mañana) decretado por el gobierno venezolano desde agosto pasado. El objetivo es combatir el contrabando que se produce con la venta de artículos venezolanos en Colombia hasta 10 veces por encima de su precio oficial, debido a la brecha generada por el control cambiario aplicado desde 2003 en Venezuela.

Esa medida convirtió a la frontera en un caos: hay militares por todos lados, que decomisan los productos a los viajeros que quieren pasar al lado colombiano. Hay tráfico, mucho. Y personas cruzando a pie, porque es más rápido. Los roductos decomisados (alimentos, artículos de limpieza) están apilados en montones que custodia la Guardia Nacional.

Los ciudadanos dicen que eso afectó el tradicional negocio fronterizo. Por eso lo rechazan: “Quédenselo”, “Mejor que no resulte colombiano”, “No demuestren nada de su nacionalidad”, son algunas de sus palabras.

El malestar se extiende por el resto de Colombia de acuerdo con un estudio realizado por la empresa de opinión y estudios de mercado Gallup en octubre que indica que es la figura pública de mayor rechazo en el país: 86% de los 600 consultados por esa firma en las cinco principales ciudades (Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga) afirmó tener una imagen desfavorable del presidente venezolano.

***

Cuando Emma Moros murió no había herederos: nunca tuvo hijos ni se casó. Ese año el avalúo de la casa era por 40 millones 530 mil pesos y cuatro años después, en 2012, cuando aún se definía la sucesión de los bienes, aumentó su valor a 94 millones 230 mil pesos, según un documento expedido por el juzgado séptimo civil municipal de Cúcuta. La Cooperativa Interdepartamental Familiar de Servicios, Serintercoop, asumió como acreedor hereditario, debido a una deuda hipotecaria de 7 millones de pesos. Son documentos inéditos de la investigación parlamentaria de Márquez.

Nelson Moros, el sobrino de Emma que ahora está a cargo del inmueble, es hijo de José María Moros Acevedo, hermano de Emma y Teresa. Nelson, como los demás familiares colombianos de Maduro, mantiene bajo su perfil: no contestó a las solicitudes de entrevista. Casi no lo ven por El Callejón, dicen los vecinos. La casa está alquilada: nadie de la familia Moros reside allí.

Una niña vive con su madre en una de las habitaciones. Sale al llamado de una de las puertas.

--¿Está tu mamá?

--No, llega en la noche.

--¿Vives aquí?

--Sí, alquilada.

--¿Conoces a Nicolás Maduro?

--No.

--¿Quién les alquila la casa?

--La señora Miriam (madre de Nelson). Ella no está aquí, vive en Caracas.

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