La estructura empresarial que Alex Saab hizo registrar en Turquía, dada a conocer en 2018 por un reportaje de Armando.info, apenas sirvió como una partida en falso para sus planes de exportación del carbón venezolano. Casi en simultáneo, el mercader colombiano hacía contacto con su par mexicano Joaquín Leal para urdir una red que no solo comercializaría crudo de la petrolera estatal venezolana PDVSA como parte de una maniobra evasiva de las sanciones impuestas por Washington, sino que se haría cargo de un esquema para exportar el carbón extraído de las minas del Zulia, al occidente de Venezuela. Con la jugada, miles de toneladas, valoradas en millones de dólares, terminaron en puertos de México y Centroamérica.
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Documentos obtenidos por EL PAÍS y Armando.Info sobre la red de Libre Abordo y otras empresas, que con base en México se extendió a 30 países, documentos que en número de miles sirven de insumo para la serie de investigación periodística "El bypass mexicano contra las sanciones", detallan en diversas comunicaciones la participación de Leal y Saab en el negocio del carbón.
Desde mediados de 2019 Alex Saab -detenido en Cabo Verde el 12 de junio de 2020 y acusado por cargos de lavado de dinero por un tribunal de Miami, a donde podría ser extraditado- y Joaquín Leal, controlaron buena parte de la producción de PDVSA con la comercialización de crudo a través de la compañía mexicana Libre Abordo. Por ese motivo, el año pasado el Departamento del Tesoro incluyó al empresario mexicano en la llamada Lista Clinton de la OFAC -siglas en inglés de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro-, donde el propio Saab y su socio Álvaro Pulido Vargas estaban desde mediados de 2019. En conjunto con esa operación central con el petróleo, Saab y Leal ampliaron su line up de productos venezolanos al incorporar el carbón del Zulia.
Un decreto presidencial, contenido en la Gaceta Oficial número 41.472 del 31 de agosto de 2018, anunció la creación de la “empresa mixta” entre la estatal Carbones del Zulia (Carbozulia) y la desconocida sociedad turca Glenmore Proje Insaat. Esa autorización de Nicolás Maduro desplazaba a la colombo-panameña Inter American Coal, con quien Carbozulia había hecho una alianza en 2017, para abrir paso a Alex Saab como socio del Estado venezolano. El empresario colombiano permaneció en las sombras, como en la mayoría de sus actividades con el chavismo, pero sus colaboradores están en los documentos de las empresas creadas ad hoc para la ocasión.
El rastro dejado en los papeles de incorporación de Glenmore Proje Insaat lleva hasta Lorenzo Antonelli, un joven italiano de 28 años, director de varias sociedades ideadas por el empresario colombiano y, más importante aún, su concuñado. La sociedad tiene también figura jurídica en Reino Unido, donde Antonelli fue director. El esquema repitió el patrón seguido con el oro, en el que el propio Antonelli estaba parapetado tras otra compañía turca que se unió con Minerven, cuando la estatal ya era presidida por Adrián Perdomo Mata, exempleado de Saab y Pulido.
El lazo de Antonelli con los negocios del empresario detenido hace un año en Cabo Verde ha quedado de manifiesto en investigaciones policiales como la llevada por la Guardia Di Finanza italiana al vincularlo, junto a la esposa de Saab, en operaciones de posible lavado de dinero.
Para el negocio del carbón, la tentativa de Glenmore fue sólo el primer paso. Joaquín Leal y sus operaciones en México completaron el círculo. Ese país ya había servido de base para los negocios de Alex Saab y Álvaro Pulido, al menos, desde 2016. Allí compraron y despacharon miles de cajas CLAP con alimentos de mala calidad para el régimen de Maduro, tras asegurarse millonarios contratos usando firmas de Hong Kong, primero, y luego de Turquía y los Emiratos Árabes Unidos. En octubre de 2018 la entonces Procuraduría General de la República en México confirmó las irregularidades en el negocio y abrió una investigación contra varias de esas compañías, que finalmente se libraron con el pago de multas leves. De modo que este precedente no les inhibió a la hora de adoptar a México de nuevo como base para su emprendimiento con el carbón venezolano.
Una vez cimentada la relación de Alex Saab con Joaquín Leal, los negocios en México se multiplicaron. El éxito de la dupla se puede medir por el alza repentina que en 2019 experimentaron las exportaciones venezolanas de carbón, alicaídas durante años.
“Me permito comunicarme con usted para establecer un primer contacto y darnos a conocer como empresa. Hemos logrado tener acceso a una fuente de carbón de muy alto nivel y quisiera ponernos a su disposición para ofertarles un primer cargamento de prueba”. Así comienza un correo electrónico enviado el 3 de abril de 2020 a nombre de Imperium DMCC a diversos prospectos de clientes para la compra del mineral.
Imperium DMCC fue registrada en 2018 en Dubai, uno de los Emiratos Árabes Unidos. Aunque tiene como directores a Gyagkos Stylianou, griego, y Omeros Nishiotis, chipriota, es en realidad otra sociedad del extenso portafolio de Joaquín Leal. Con esa compañía, el equipo del empresario mexicano y Alex Saab gestionaron en mayo del año pasado la llegada a Venezuela de al menos cinco buques de gasolina iraní, y también con ella se buscó llevar alimentos desde México. En las comunicaciones obtenidas por Armando.Info y EL PAÍS, Imperium DMCC funge como trader del carbón venezolano.
“Esta semana terminamos de cargar el primer cargamento spot de 30.000 mt con las siguientes calidades adjuntas. Este es el primer cargamento de un contrato a término de 3.080.000 mt +/- 3%”, continuaba aquel email del 3 de abril de 2020. Ese solo contrato superaba ampliamente las 80.000 toneladas que en todo 2018 produjo Carbozulia, según denunciaron en su momento los trabajadores de la compañía. Cuatro días antes del email, el organismo aduanero venezolano publicó en Twitter que estaban realizando el “reconocimiento” de 41.000 toneladas de carbón que se exportarían, precisamente, desde el “muelle de Carbozulia”.
Las dudas que los potenciales clientes pudieran abrigar sobre el origen del carbón quedaron despejadas en un correo electrónico fechado el 25 de mayo de 2020, con destino a las autoridades del puerto Lázaro Cárdenas, ubicado en la costa Pacífica mexicana: "Contamos con un contrato de 3 millones de toneladas con Carbozulia, de los cuales ya hemos exportado 120.000 mt a Altamira [otro puerto mexicano], las cuales han sido vendidos de manera spot a CFE (…) Tendríamos gran interés en llevar nuestro producto a la terminal TPP en Lázaro Cárdenas para ser temporalmente almacenado y habilitar la operación de venta a CFE desde este punto”.
El correo electrónico incluyó, además, las especificaciones técnicas del producto sacado de la mina Paso Diablo, explotada por Carbozulia. Aunque en esa comunicación se aseguraba que ya Imperium DMCC había logrado vender 120.000 toneladas a la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) mexicana y que Joaquín Leal tenía experiencia en el mercado eléctrico de México, no hay indicios de que esos tratos se hayan concretado.
En cambio, las comunicaciones y documentos revisados en conjunto por Armando.Info y EL PAÍS revelan los apremios por tratar de vender y almacenar el carbón asignado a Leal.
Además de México, el equipo de Leal buscó colocar el mineral en Guatemala, Honduras y República Dominicana. En ningún caso hay evidencia de que los intentos hayan tenido éxito. Como consta en cientos de correos electrónicos, el carbón se ofreció a empresas como Trafigura, un gigante global del comercio de materias primas con cuarteles generales en Ginebra y Singapur, o BB Energy, un consorcio libanés que aparece en los documentos del bufete Mossack Fonseca contenidos en los llamados Panama Papers por gestionar en el istmo una offshore que comercializó millones de dólares de petróleo ruso en Latinoamérica durante los años noventa.
En algunas de las comunicaciones, Imperium DMCC dice actuar a nombre de la empresa mexicana Suministradora Bennu. Enrique Woodhouse, el propietario de Bennu, explicó para este reportaje que Joaquín Leal le pidió que su empresa recibiera el carbón en consignación, importado sin costo desde Venezuela, hasta que se pudiera cerrar el trato con la estatal eléctrica mexicana CFE. Pero el origen de la mercancía, según constaba en los documentos de embarque, no era Carbozulia, sino Glenmore, la empresa turca detrás de la cual está el concuñado de Alex Saab, Lorenzo Antonelli.
El vínculo con Alex Saab de Imperium DMCC, la comercializadora de Leal, también quedó por escrito en los intercambios de la compañía. “No podemos continuar esta cooperación con Alex Sabb [sic]”, se lee en uno de los correos que la naviera de bandera liberiana Ceto Shipping envió a la compañía, en ese caso tras más de 100 días de desacuerdos sobre el pago de uno de los cargamentos de combustible desde Irán. Esta disputa fue reseñada por la agencia Bloomberg el año pasado.
El negocio explica el repunte de las exportaciones carboníferas de Venezuela, que en 2019 representaron unos 40 millones de dólares, según reseñó Reuters. En 2020 las cifras se dispararon aún más: solo un destino, Reino Unido, recibió 460.000 toneladas del mineral venezolano, valoradas en 46 millones de dólares, mientras que a España llegaron casi 220.000 toneladas por 23 millones de dólares, de acuerdo a las estadísticas de comercio de Naciones Unidas.
Todos los correos enviados por Imperium DMCC ofreciendo el carbón venezolano llevan la firma de Alex Rodríguez, una combinación de nombre propio y apellido relativamente común en español y homónima del expelotero de Grandes Ligas, astro, entre otros equipos, de los Yankees de Nueva York. Pero hay un código que permite descifrar que se trataba de un seudónimo adoptado por el remitente, que entonces jugaba a los anagramas: en las comunicaciones, el nombre casi siempre iba acompañado de un número telefónico que, en realidad, coincide con el de Axel Galit Capriles Hernández, joven empresario venezolano con experiencia como broker de commodities, e hijo del reconocido psicólogo Axel Capriles Méndez, este dedicado en los últimos años al negocio inmobiliario en Madrid.
Ese número telefónico es el mismo al que Armando.info llamó hace meses para contactar a Axel Capriles Hernández (hijo) antes de la publicación de un primer reportaje sobre su vínculo con Joaquín Leal. Así como en esa oportunidad declinó hacer comentarios, en esta tampoco respondió a una solicitud de entrevista para aclarar el uso del seudónimo Alex u otros aspectos de su relación con Joaquín Leal.
En una comunicación remitida a sus autores después de la publicación del presente reportaje, Axel Capriles, a través de su abogado en Madrid, Efrén Díaz, niega que sea en verdad Alex Rodríguez o que jamás haya usado tal seudónimo.
Antes de firmar las comunicaciones de Imperium DMCC, ese nombre y presunto alias de Alex Rodríguez ya aparecía en 2019 como trader de Libre Abordo, la empresa mexicana que negoció camiones cisterna y maíz a granel con la estatal Corpovex a cambio del petróleo venezolano, y que en junio de 2020 provocó las sanciones del Departamento del Tesoro contra Joaquín Leal por considerarlo como la cabeza de un esquema para evadir las sanciones contra Pdvsa, impuestas a comienzo de 2019.
En una ocasión la máscara del seudónimo quedó descubierta por los interlocutores. Aquel email de reclamo por falta de pago enviado por la naviera Ceto Shipping a Imperium DMCC iba dirigido, precisamente, al propio “Axel G”.
El abogado del empresario venezolano, Efrén Díaz, actuando como su vocero en una carta escrita, insiste en que la inclusión del nombre de Axel Capriles en ese correo electrónico fue un “error”, aunque no acompaña esa afirmación con prueba alguna. De acuerdo al abogado, la confusión se habría generado “al haberse dirigido un correo equivocado y que no correspondía al Sr. Capriles Hernández, email al cual además nunca tuvo acceso ni conocimiento”.
La sociedad de Axel Capriles con Joaquín Leal se constata desde hace tiempo en empresas como Generadora de Electricidad y Gas en México, registrada en Guanajuato, ciudad capital del estado del mismo nombre en el centro de México. Su abogado reconoce desde Madrid la sociedad entre Capriles y Leal, pero puntualiza que se trató de "una breve asociación” en esa compañía eléctrica, que finalmente no prosperó y “los problemas legales” de Joaquín Leal “aceleraron el cierre anticipado del proyecto”.
Fuentes conocedoras de los negocios de Joaquín Leal, así como del rol que Axel Capriles, hijo, cumplió en México, confirman que el de Alex Rodríguez era un seudónimo utilizado por el joven venezolano. “El sobrenombre de Axel es Alex Rodríguez, usaba una cuenta fake de Whatsapp para sus conversaciones con PDVSA”, afirma un empresario que prefiere el anonimato.
Esas versiones son también negadas por el abogado Efrén Díaz, representante de Axel Capriles Hernández. “El Sr. Capriles Hernández jamás ha participado en ningún proceso, negociación, proyecto o entramado de petróleo o carbón, ni con las personas mencionadas”.
Tras las sanciones de la administración de Donald Trump contra Joaquín Leal, el rastro de Axel Capriles en México se evaporó. El número telefónico que acompañaba el nombre de Alex Rodríguez en los correos parece inactivo. En medios digitales de España han aparecido declaraciones recientes de Capriles Hernández promocionando a Totam Technologies Inc, una aplicación de pago móvil en gasolineras.
Esa plataforma pertenece a Totam Servicios Tecnológicos, una empresa registrada por Axel Capriles en Monterrey en mayo de 2019, cuando también fungía como trader del carbón venezolano en el esquema ideado por Alex Saab y Joaquín Leal para evadir las sanciones de los Estados Unidos contra el régimen chavista.
*La presente es la tercera entrega de la serie "El bypass mexicano contra las sanciones" que Armando.info produjo y publica en conjunto con el diario EL PAÍS de Madrid.
ADVERTENCIA AL LECTOR: Durante el proceso de reportería de esta nota, los redactores intentaron recoger, entre otros mencionados, la versión de Axel Capriles Hernández, quien no respondió en esa oportunidad a los requerimientos periodísticos. Solo después de publicada la pieza, el abogado en España del señor Capriles Hernández hizo llegar a la redacción de EL PAIS y de Armando.info una carta con algunos comentarios con respecto a la nota y su versión de los asuntos en los que se le alude. En aras de una comprensión más integral de la historia, y en consonancia con los estándares éticos de ambas publicaciones, se agregaron algunas citas de esa carta al texto original, citas incluidas en la sección bajo el intertítulo "Alex era Axel".
Los documentos filtrados sobre Libre Abordo y el resto de la red opaca que Joaquín Leal manejaba desde México, con tentáculos en 30 países, para comercializar crudo de PDVSA y otras materias primas que el régimen de Caracas necesitaba colocar en mercados internacionales al margen de las sanciones, muestran que el empresario aseguraba contar con el visto bueno del gobierno mexicano y suministros de Segalmex, un ente oficial. Más allá de esos indicios, hay evidencias de que Leal tenía acceso privilegiado al vicecanciller para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes.
Cuando la vicepresidenta Delcy Rodríguez acudió a un grupo de amigos y socios mexicanos para aliviar la nueva emergencia eléctrica en Venezuela, puso la piedra fundacional para un atajo por el que chavismo y sus aliados comerciales han esquivado las sanciones impuestas por Washington a las exportaciones de crudo de PDVSA. Desde entonces, con Alex Saab, Joaquín Leal y Alessandro Bazzoni como figuras prominentes, el circuito se ha extendido por una treintena de países para comerciar con otras materias primas venezolanas. Es parte de lo que revela esta serie de investigación conjunta entre el diario El País y Armando.info, desarrollada a partir de una filtración de miles de documentos.
Ni el cautiverio en Cabo Verde detuvo los negocios del 'trader' colombiano. Para asegurarse de que así fuera, tejió una red de compañías fantasmales en distintas partes del mundo que, como en un juego de seudónimos, parecían nombrar a distintas personalidades que al final eran la misma gente: el propio Saab y dos cómplices, el mexicano Joaquín Leal y el italiano Alessandro Bazzoni. El esquema les permitió seguir comerciando en todo el planeta con millones de barriles de crudo de Pdvsa frente a las narices del Departamento del Tesoro y sus sanciones. En México, por ejemplo, trataron de hacer negocios con la estatal Pemex, amparados tras empresas de maletín con nombres rimbombantes y cartas de recomendación forjadas.
Joaquín Leal Jiménez, un veinteañero mexicano graduado en Boston, fue señalado por Washington como cabecilla de una operación que simulaba un intercambio humanitario de petróleo por mercancías para burlar las sanciones comerciales y financieras impuestas al régimen de Nicolás Maduro. Tras ser él mismo sancionado, sale a relucir su vínculo con un joven empresario de Venezuela, vástago de una familia de la alta sociedad caraqueña.
Fue una de las últimas fórmulas que el empresario colombiano y supuesto testaferro de Nicolás Maduro, ahora detenido en Cabo Verde, ensayó para burlar las sanciones internacionales contra el régimen chavista. Consistió en escenificar un “intercambio humanitario” de crudo de Pdvsa por camiones cisternas y maíz. Al final, hubo indicios de que la mercancía no llegó completa a Venezuela -aunque el Gobierno lo niega-, mientras los cómplices mexicanos del esquema terminaron en aparente bancarrota, bajo investigación de las autoridades antilavado de dinero de su país y medidas del Departamento del Tesoro estadounidense.
El gobierno de Nicolás Maduro hace una sigilosa repartición de recursos a países aliados. Dos empresas recién registradas en Estambul aparecen en el vecindario como socias de las estatales Carbones del Zulia y CVG Minerven. Tienen casi la mitad de las acciones, a pesar de que su rastro se diluye en el mercado offshore. Entre Ankara y Caracas reina la opacidad.
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