Los ‘yuppies’ contraatacan (y salen perdiendo)
Joaquín Leal Jiménez, un veinteañero mexicano graduado en Boston, fue señalado por Washington como cabecilla de una operación que simulaba un intercambio humanitario de petróleo por mercancías para burlar las sanciones comerciales y financieras impuestas al régimen de Nicolás Maduro. Tras ser él mismo sancionado, sale a relucir su vínculo con un joven empresario de Venezuela, vástago de una familia de la alta sociedad caraqueña.
Joaquín Leal Jiménez y Axel Galit Capriles Hernández tienen varias cosas en común: Son jóvenes que rayan en los treinta años, hijos de familias adineradas de México y Venezuela, respectivamente; los dos muestran en sus currículos estudios superiores en prestigiosas escuelas de negocios en el exterior y de bachillerato en colegios top de Irapuato y Caracas.
Comparten, pues, perfiles propios de los yuppies, esa tribu urbana que entre finales de los 80 y
comienzos de los 90 sobresalió en esa era
dorada de la liberación de las economías y las privatizaciones
salvajes. Y como si fueran tales, en esta historia lo que los une son los negocios.
Ninguno
de los dos es muy conocido. En los últimos tiempos el nombre de Joaquín Leal
Jiménez empezaba a despuntar en la prensa mexicana, que le consultaba en su
doble rol de precoz gurú y descollante empresario del sector eléctrico. Pero
entró en tropel al conocimiento público el reciente 18 de junio. Ese día el
Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo señaló como articulador, junto al
colombiano Alex Saab
-principal contratista de Nicolás Maduro-, de un esquema para evadir las
sanciones financieras de la administración de Donald Trump contra el régimen
chavista.
Joaquín
Leal, de sólo 28 años de edad, fue el “conducto” de esa trama, aseguró
Washington, por lo que lo incluyó en la llamada Lista Clinton de personas
naturales y jurídicas del extranjero sancionadas por la Ofac, siglas en inglés
de la Oficina de Control de Activos Extranjeros. La operación en México buscaba
adoptar la apariencia de un intercambio humanitario de petróleo por mercancías
de primera necesidad. Pero la puesta en escena fue descifrada por las
autoridades estadounidenses. Por lo demás, las cuentas del negocio a través de las
empresas Libre Abordo y Schlager Business Group no cuadraban, con lo que el
pretendido intercambio no resultó muy equitativo para la parte venezolana, según
los documentos vistos por Armando.Info y El País para esta
serie de dos reportajes.

Aunque no llega a los 30 años, el mexicano Joaquín Leal protagonizaba un fulgurante ascenso empresarial, ahora frenado por la actuación del Tesoro norteamericano en su contra.
El
nombre de Axel Galit Capriles Hernández, por su parte, podría resultar familiar
al confundirse con el de su padre, Axel Daniel Capriles Méndez, psicólogo y
empresario, fundador de los estudios junguianos en el país, columnista de
prensa, autor de obras como El complejo del dinero o La picardía del venezolano,
y miembro de la reconocida familia de editores e inversionistas venezolanos. A
su alto perfil público se agrega desde 2012 la reputación ganada como empresario
de éxito en el
negocio inmobiliario en España gracias a una veintena de sociedades. Su
nombre se convirtió en sinónimo de la gentrificación de algunos barrios
tradicionales del centro de Madrid, cuyos edificios adquiere para remodelar y
convertir en unidades de lujo.
Si
bien Axel Galit Capriles Hernández no ha sido mencionado como integrante de la
estructura de empresas y accionistas que el Departamento del Tesoro sancionó, lo
comprobable es que desde hace tiempo comparte sociedad con Joaquín Leal Jiménez
en la compañía Generadora de Electricidad y Gas en México
(Gasemex).
Esa
compañía fue registrada en julio de 2019 por la madre y un tío de Joaquín Leal,
pero apenas un mes más tarde Capriles Hernández compró las acciones del tío,
mientras que el propio Leal se quedó con las de su madre, formalizando así una
sociedad a partes iguales, según los documentos mercantiles. En noviembre del
mismo año Capriles se mudó desde la ciudad de Nueva York, donde vivió algunos
años, a atender ese y otros emprendimientos en México.
Para
Leal el sector eléctrico no era desconocido. Con sólo 23 años fundó Suministro
Sustentable de Energía en México (Sumex), empresa que facturó millones de pesos,
pero de la que se apartó en 2017 tras el cuestionamiento de algunas de sus
actuaciones por parte de sus socios. Para Axel Capriles Hernández, en cambio,
suponía un cambio tras su recorrido en el mundo financiero y el mercado
petrolero.
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Algo eléctrico entre ellos dos
Casi
en simultáneo con el registro de Generadora de Electricidad y Gas en México, Joaquín
Leal hacía movimientos en Venezuela para el negocio petrolero con la
administración de Nicolás Maduro. En junio de 2019, sólo dos meses antes de que
Leal y Axel Capriles sellaran la sociedad en la empresa eléctrica, en Caracas,
Libre Abordo firmaba con Corpovex, la estatal que centraliza las importaciones
públicas, dos
contratos por casi 200 millones de euros para el suministro de 1.000 camiones
cisternas y 200.000 toneladas de maíz, como contraprestación a los barriles de
petróleo que Pdvsa debía entregar.
Olga
María Zepeda Esparza firmó en Caracas los contratos en representación de Libre
Abordo el 13 y 17 de junio de 2019. En esas fechas Joaquín Leal estaba en
Venezuela, según se desprende de los datos que manejan las autoridades mexicanas
que ahora rastrean el flujo de los 200 millones de euros. A su vuelta a México
se hizo socio de Axel Capriles Hernández en Generadora de Electricidad y Gas
México (Gasemex).
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Tras
un año de creada, Gasemex no es una empresa conocida en el mercado eléctrico
mexicano. Tampoco está claro cómo se inició el enlace entre Joaquín Leal y Axel
Capriles Hernández. Ni Leal ni Capriles atendieron a las solicitudes de
entrevista hechas para esta cobertura.
El
punto de conexión entre ambos fue el petróleo, según aseguran varias fuentes que
conocen al joven empresario venezolano y que lo califican como un “fichaje” del
mexicano. “Leal hizo mucha plata en el sector eléctrico y quizás pensó en ser un
zar petrolero con lo de Libre Abordo”, refiere un empresario que conoce a Leal y
Capriles Hernández, pero que prefiere el anonimato.
A
diferencia de su padre, Axel Capriles Méndez, y de su hermano menor, Edric
Daniel Ossian Capriles Hernández, quienes manejan el negocio inmobiliario en
España a través de firmas como Orinoquia Real State, con la cual gestionan al
menos 22 apartamentos de renta turística en el exclusivo barrio madrileño de
Salamanca, y otras inversoras inmobiliarias donde confluyen los fondos de
miembros de la familia Capriles, como Miguel Ángel Michu Capriles López, el
camino de Axel Capriles Hernández fue el del petróleo y demás
commodities.
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Axel
Galit Capriles Hernández, próximo a cumplir 35 años de edad, es ingeniero de la
Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), con postgrado en la IE Business School
de Madrid. En Caracas trabajó en Maximiza Casa de Bolsa, al menos hasta finales
de 2009, según consta en el seguro social venezolano. Su salto profesional lo
dio en Nueva York trabajando como broker para Glencore, el gigante
comercializador de materias primas de origen suizo. Durante un tiempo buscó
negocios de commodities en Colombia y Venezuela, pero con escaso éxito, relatan
algunos conocidos.
Tras
abandonar Glencore en 2019, Axelito, como lo llaman sus amigos, recaló en
México, donde se casó a comienzos de este año con una joven venezolana. La boda,
fastuosa según testimonios de conocidos, tuvo lugar en el balneario de Tulum,
sobre la llamada Riviera Maya de la costa mexicana que da al Caribe. Del evento
quedan algunas gráficas dispersas en Internet, así como de la presencia de Axel
Capriles Hernández en otras ocasiones de gala de la alta sociedad mexicana.
Capriles
Hernández mantiene participación en empresas incorporadas, al menos, en otros
tres países además de México: Panamá, Estados Unidos y Barbados.
Antes
de conformar la sociedad con Joaquín Leal en Gasemex, Axel Capriles Hernández fundó en mayo de 2019 Totam Servicios Tecnológicos en Monterrey, Nuevo León,
ciudad industrial del norte del país. Según los papeles de registro, el objetivo
es el desarrollo de una app para comparar los precios del combustible en
estaciones de gasolina. Esa fue, precisamente, la oportunidad de negocio que lo
llevó a México, de acuerdo al testimonio de sus conocidos, que saben además que
la visa que permitía hasta entonces a Capriles seguir trabajando en Estados
Unidos estaba patrocinada por su anterior empleador, Glencore. Al dejar de
trabajar para Glencore no podía seguir en Estados Unidos.
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Pero
ahora se sabe que esa circunstancia lo llevó a atender su cita con el destino en
México. Allí nació la sociedad con Joaquín Leal. Algunas fuentes, incluso,
sostienen que Axel Capriles Hernández llegaría a “despachar” desde la oficina en
México de Joaquín Leal.
El frenazo
La
sanción del Departamento del Tesoro contra Joaquín Leal ahora parece un muro
contra el fulgurante ascenso empresarial de alguien que aún no ha cumplido los
treinta años. Además de su participación en el esquema de intercambio petrolero
con Venezuela y de la empresa eléctrica en sociedad con Axel Capriles Hernández,
Leal creó otras sociedades en varias jurisdicciones en los últimos meses y
cuando quizás ya estaba en la mira de las autoridades
norteamericanas.
En
septiembre de 2019 se anunció que The Mystic Universe Capital, un supuesto fondo
de inversión canadiense concentrado en proyectos de impacto social, invertiría
en Luzy, una empresa creada por Leal en Estados Unidos en agosto de 2019, y por
familiares un mes antes en México. En su página sólo aparecen una docena de
empresas vinculadas con Leal, su familia y el grupo Diversidad SA de CV, una
comercializadora de energía en la que trabajó como asesor tras su salida de
Sumex -en 2017- hasta noviembre pasado. Se aseguraba, además, que se habían
invertido más de 300 millones de dólares en empresas de
Leal.
En
noviembre de 2018 Leal fundó ALEL Technologies LLC, con sede en Delaware -un
estado de Estados Unidos que en la práctica funciona como un paraíso fiscal- , y
con la que en junio de 2019 solicitó un permiso al Departamento de Energía
estadounidense para exportar electricidad a México. Ese mismo mes creó Luzy
Technologies, también en Delaware, una empresa que promueve estilos de vida
saludable con una app. Ambas compañías tienen su domicilio en el 778 Boylston
Street de Boston, donde Leal había estudiado Administración de Empresas años
atrás en el prestigioso Babson College.
Desde
finales del año pasado, Joaquín Leal se presentaba como CEO de Luzy ante los
medios mexicanos y presumió de hacer donaciones de alimentos y equipo médico
para apoyar durante la pandemia de la covid-19 a zonas marginales de la
periferia de Ciudad de México, según se lee en varias publicaciones de la prensa
de ese país. En abril de este año
Leal apareció también como socio de Cosmo Resources PTE LTD, establecida en
Singapur, una de las jurisdicciones donde según las autoridades norteamericanas
se termina comercializando el crudo proveniente de Pdvsa.
Esa
carrera ahora parece haber entrado en un callejón sin salida. Todos los activos de Joaquín Leal han sido congelados en México y Estados Unidos. Su ascenso, al
menos, se ha detenido y quizás también su sociedad con el venezolano Axel
Capriles Hernández.
(*)
Este reportaje es la segunda entrega de un proyecto de cobertura
conjunta entre Armando.Info y el diario El País, de cuya
plantilla forman parte los periodistas Elías Camhaji y Javier
Lafuente.
FE DE ERRORES: En una versión anterior de este reportaje se afirmaba que Axel Galit Capriles Hernández estudió en el Instituto Cumbres de Caracas, dato que no era cierto. Se ha corregido en línea. Ofrecemos excusas a los lectores.