La Venezuela de 2022 fue todo un espejismo. Con la libre circulación del dólar por el territorio nacional llegó el auge de los bodegones, el pique de Ferraris y restaurantes a reventar, una riqueza absurda a un grado de separación de la pobreza que este año, como los últimos siete, empujó a cientos de miles de venezolanos a huir del país. Las diez notas más leídas de este año en Armando.info reflejan cómo el país se ha acomodado en la fragilidad, maquillando a tope de brillo y burbujas a la economía más rezagada del continente. En esta, la Venezuela que “se arregló”, solo nuevos grupos cercanos al régimen de Nicolás Maduro -en los que destacan los amigos de los hijos de la pareja presidencial- crearon emporios de deportes extremos, levantaron posadas en territorios protegidos a 500 dólares la noche o siguen construyendo edificios que no ocupa nadie en una “milla de oro” caraqueña que es más bien la única del país. Esto con el revelador telón de fondo de que decenas de funcionarios del “socialismo del s. XXI” o sus contratistas pusieron rodilla en tierra, pero en Florida, y otros -incluso un prófugo por cuya captura se ofrecen 10 millones de dólares- son flamantes propietarios en las verdaderas millas de oro de Madrid y Barcelona. En el tope de esa falacia en la que la productividad real apenas roza los niveles de la década de los setenta, una familia espera vender su mansión a un precio de costa californiana mientras Pdvsa se hunde en la última brazada para recuperar más de 300 millones que pagó a unos timadores muy bien disfrazados.