De los templetes de campaña electoral a grandes conciertos pop, Pedro Morejón se ha abierto camino como el empresario dominante en la industria del espectáculo en Venezuela. Para ello usa valiosas conexiones y el padrinazgo de jerarcas como Diosdado Cabello. Pero así será el sigilo con que actúa que, pese a esos lazos con el régimen del que fue ministro, a través de terceros sigue manejando en Estados Unidos varias empresas, entre ellas, MiTickera, a la que fluyen sus ingresos por boletos.
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La noche del 12 de febrero de 2024, unos 38.000 seguidores de Luis Miguel se congregaron en las inmediaciones del Estadio Monumental Simón Bolívar de Caracas para asistir al concierto del cantante mexicano, quien no ofrecía recitales en Venezuela desde 2013.
La organización del evento no estuvo exenta de polémica. La velada quedó marcada por contratiempos relacionados con el engorroso acceso del público al estadio, cobros de coimas en las filas por parte de funcionarios policiales para acelerar la entrada de los asistentes y hasta denuncias de sobreprecios en alimentos y bebidas.
El malestar colectivo de los asistentes se expresó por redes sociales tanto esa misma noche como al día siguiente. En contraste con el aplauso general por la actuación de Luis Miguel, la desorganización fue un punto flaco a destacar. Pese a las quejas multiplicadas, la empresa promotora del concierto, Invershow 0507, C.A., no se molestó en emitir ningún pronunciamiento.
El silencio de Invershow en este caso reproduce la estrategia rutinaria de su propietario, Pedro Fritz Morejón Carrillo, para evadir el escrutinio de la opinión pública. Morejón, exdiputado del chavismo y exministro de Economía Comunal y de Turismo durante los gobiernos de Hugo Chávez, fundó Invershow apenas meses después de dejar su última cartera ministerial en 2009. A 15 años de eso, detectar su nombre en medio de su maraña de empresas es algo todavía poco frecuente.
Hicieron falta investigaciones periodísticas, como las desarrolladas desde 2015 por el diario Tal Cual de Caracas y el portal El Pitazo, para identificar a Morejón como beneficiario, junto con su esposa y tres exfuncionarios de los ministerios que dirigió entre 2006 y 2009, de una red de negocios que entonces abarcaba cuatro empresas en Venezuela, dos en Estados Unidos y una en República Dominicana. Hoy, solo en Venezuela, ya son al menos 20 las compañías anónimas que delega en su círculo familiar más íntimo. En ese portafolio, Morejón figura como socio únicamente en seis, según se constató para este reportaje. Aparte, una denuncia en 2018 formulada por el exdiputado Ismael García en Florida, Estados Unidos, expuso a Morejón como presunto “testaferro” de Diosdado Cabello, actual vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), diputado de la Asamblea Nacional y, en ese momento, presidente de la írrita Asamblea Nacional Constituyente de 2017.
Los señalamientos no han hecho mella en la constante expansión de los negocios del exministro del chavismo, así como tampoco lo hicieron los efectos de las sanciones financieras impuestas por Washington al régimen venezolano. De hecho, las divisas generadas por los ingresos de los espectáculos musicales de Invershow fluyen hacia una cuenta en Estados Unidos, que nominalmente sirve a MiTickera, la plataforma de pagos asociada a las empresas de Morejón. Con sede principal en Venezuela, el año pasado MiTickera LLC quedó incorporada en el registro mercantil de Florida, a la vez que abrió una cuenta bancaria, según constata Armando.info en la presente historia, a nombre de personas cercanas a Morejón.
Los pagos en dólares para MiTickera LLC se domicilian en una cuenta del estadounidense Bank of America (BofA). La empresa tiene sede en un edificio multiuso en Doral, Florida, importante asiento de la comunidad venezolana en Estados Unidos. En los documentos mercantiles de la compañía no aparece Morejón, aunque se pueden rastrear nexos estrechos entre el exministro y los miembros de la compañía.
Como socios de la empresa, en los expedientes mercantiles figuran tres jóvenes: Rafael Hurtado Arenas, de 26 años de edad; Orlando Guerrero Pulido, de 34; y Michelle Stephania Arenas Colina, de 29. Estos dos últimos nombres se conectan a través de un eslabón: Andrés Daniel Morejón Herrera, hijo de Pedro Morejón y único socio en Venezuela de Inversiones MiTickera, C.A.
Guerrero Pulido es accionista en Gomo Print 247, C.A., fundada en 2017. Allí es socio de Gerard González Monage, socio a su vez de Andrés Daniel Morejón Herrera en una empresa llamada Inversiones Wallpaper, C.A.
Por su parte, Michelle Stephania Arenas Colina es hermana de Marlene Arenas Colina, la esposa actual del exdiputado. En Venezuela, Arenas Colina figura como propietaria de Inversiones Giland Cupe, C.A., en sociedad con Andrés Daniel Morejón Herrera. Michelle Arenas Colina aparece además registrada como empleada de Sidney Producciones, una de las empresas más grandes de este entramado y de las pocas en las que Pedro Morejón puso su nombre como socio, junto con los de su esposa y de su madre, Zaida María Carrillo. Esta última fue esposa de Rafael Vargas Medina, fallecido en octubre de 2020, médico, exguerrillero, ministro de la Secretaría de la Presidencia y hombre de confianza de Hugo Chávez. Vargas fue padrastro de Morejón, por lo tanto.
Pero en el trayecto desde las gradas a la arena de la política y el espectáculo, otros dos personajes del oficialismo le sirvieron de padrinos: Diosdado Cabello y Darío Vivas, este último, fallecido en 2020 por Covid 19. Dos fuentes consultadas para este reportaje -el exdiputado Ismael García, hoy opositor y exiliado, y un productor de conciertos que accedió a conversar con Armando.info con la estricta condición de mantener su identidad en anonimato- coinciden en recalcar la importancia de ambos dirigentes del chavismo en la trayectoria política y empresarial de Morejón.
“Morejón es un operador. Cuando llegó al ministerio ya era un maestro en eso. Se curtió bajo la sombra de su samán más importante, Diosdado Cabello. Es la mano derecha de Diosdado. Morejón nunca tuvo nivel para ser ministro y Diosdado se lo vendió a Chávez para que lo nombrara. Es una confianza muy profunda la que se tienen”, dice García, en conversación con Armando.info por llamada de WhatsApp.
Morejón, nacido en 1972, administrador y relacionista industrial, fundó su primera empresa, Sidney Producciones, en 1995. Con la llegada de Chávez al poder, en 1999, asumió funciones públicas. Fuentes coinciden en que su acercamiento a la logia militar del MBR200, que con Chávez llegó al poder, se concretó en la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas (Unefa), donde obtuvo su magíster en Sistemas Logísticos en 1994.
Primero fue director de eventos de la Presidencia de la República, y en 2005 fue electo diputado de la Asamblea Nacional por el chavismo, su único cargo de elección popular. No duró mucho como parlamentario, pues en 2006 Chávez lo nombró ministro de Economía Comunal (lapso durante el que fundó la Misión Che Guevara) y, en 2009, de Turismo. Una vez que dejó sus cargos ministeriales, se dedicó a la organización de eventos y a expandir el universo de sus empresas. Si el big bang fue su reingreso en 2009 a la actividad privada, la onda expansiva lo llevó a constituir desde entonces, y hasta 2013, las empresas Invershow 0507, C.A., 1000 Lugares, C.A. y Tu Andamio, C.A.
En paralelo, se ocupó de organizar los mitines de campaña de Hugo Chávez para las últimas elecciones presidenciales que este disputó y ganó, en octubre de 2012, cinco meses antes de morir. Su aliado y mentor entonces fue Darío Vivas. “Comenzó montando espectáculos y así siguió. Y Darío [Vivas] operaba con él”, recuerda Ismael García.
El mismo Morejón, en una de sus escasas publicaciones en redes, expresó su pesar por la muerte de Darío Vivas en 2020 con un “Vivirás por siempre, querido hermano”, junto con una foto en la que ambos aparecen abrazados.
Dentro del chavismo también hubo quienes denunciaron el acomodo entre Vivas y Morejón. Uno de ellos fue Esteban Trapiello, empresario, manager, presidente de Telearagua y primer presidente de Televisora Venezolana Social (Tves, que ocupó el espectro radioeléctrico que durante años perteneció a Radio Caracas Televisión, canal cerrado por Hugo Chávez en 2007), quien en un tuit de 2010 señalaba que “Morejón obligaba" a que "todas las tarimas y sonidos" fueran contratados a un proveedor que Trapiello apenas identificaba como el "Cubano de La Florida".
La fuente relacionada con el showbiz coincide en destacar esa relación, y completa diciendo que Morejón se amparó en Darío Vivas, quien facilitó su contratación como organizador de los eventos públicos de Chávez. “Es después de que se va del Ministerio que despega”.
El “despegue” se constata en la cantidad de empresas que Morejón y sus allegados tienen a sus nombres. Solo en el Registro Nacional de Contratistas hay seis: Invershow, Grupo 1000 Lugares, Inversiones Zen 1209, C.A., Sidney Producciones, C.A., Grupo Tu Andamio, C.A., e Inversora Kassel 316, C.A.
La denuncia de Ismael García -hasta 2007, militante en las filas del chavismo-, quedó radicada en un tribunal federal del Distrito Sur de Florida. En el documento, García señalaba al exministro como testaferro principal de Diosdado Cabello, mientras resaltaba un conglomerado de empresas asentadas en Florida a nombre de Morejón y de su esposa, todas fundadas en 2012: Carrillo Colina Construction LLC; Distributor Zen, LLC; e Invershow LLC.
“Muchas de las cosas las ha puesto a nombre de la esposa”, apunta García. En Venezuela, Marlene Coromoto Arenas Colina, exfuncionaria de los ministerios de Ciencia y Tecnología y de Economía Comunal, es dueña de al menos 14 empresas. En varias de ellas es socia con otros exfuncionarios venezolanos y empresarios relacionados con el chavismo.
Por ejemplo, en Vale Inversiones 8914, C.A., fundada en 2014, comparte acciones con Alejandro Cristian Medina Arnesen, socio también de Industrias Diana; con Gustavo Adolfo Segundo Planchart Padrón, cuya constructora, Grupo ARA, ha prestado servicios en el Instituto de la Vivienda de Monagas y de refacciones en el Aeropuerto de Maiquetía; y con Omar Jesús Farías, presidente de Seguros Constitución, partícipe de esquemas de blanqueo de activos por los que fue detenido en 2016 en República Dominicana.
Otra socia es Gabriela Chacón, diputada del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), diseñadora de modas, esposa del alcalde del Municipio Sucre de Caracas, José Vicente Rangel Ávalos, y nuera de José Vicente Rangel, fallecido mentor político y exvicepresidente de Hugo Chávez. Ambas son parte, junto con María Consuelo Escobar Bacalao, exgerente de Administración y Finanzas de la estatal Venezolana de Turismo, S.A., Venetur, de la clínica de salud corporal y estética Shion Onsen, C.A., fundada en Caracas en 2010.
La hija de Marlene Arenas, Sandy Freitez Arenas. esposa del cantante venezolano Lion Lázaro, aunque no figura como socia de Invershow, está encargada de gran parte de la logística relacionada con la organización de los conciertos en esta estructura familiar.
Poco después del concierto de Luis Miguel, por Caracas comenzó a correr una cifra: el cantante habría superado un récord personal al recaudar alrededor de seis millones de dólares en esa presentación. La especie fue desmentida por periodistas especializados en espectáculos, quienes precisaron que, de cualquier manera, el cantante igual recaudó la cifra nada despreciable de 3,2 millones de dólares en un solo concierto.
El productor consultado apunta que para Invershow, es decir, para Pedro Morejón, la ganancia superó el millón de dólares. Y eso, añade en conversación telefónica con Armando.info, no es nada para el exministro trocado en empresario.
“Morejón acaba de hacer un proyecto [el concierto de Luis Miguel] de seis millones de dólares. El artista le costó tres. Y el montaje, un millón. Vamos a decir que fueron 4,5 millones en costos y a él le quedó un millón y medio”, ajusta, lanzando un número aproximado.
Como ejemplo de las magnitudes del negocio, la fuente cita otro concierto de reciente data organizado también por Invershow en el mismo Monumental de la Rinconada, en el suroeste de Caracas: el del colombiano Maluma, el 25 de febrero de este año, que, al contrario de lo que ocurrió con Luis Miguel, dejó pérdidas.
Casi a modo de ironía, Maluma fue uno de los cantantes que participó en febrero de 2019 en el evento Venezuela Live Aid. Celebrado en Cúcuta, la capital del departamento colombiano de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, y con un reputado colega de Morejón, el británico Richard Branson, haciendo las veces de promotor, el evento pretendía amenizar y a la vez llamar la atención mundial sobre el intento de entrada de ayuda humanitaria desde Colombia hasta Táchira, por el puente internacional Simón Bolívar. El régimen de Nicolás Maduro, que entre tanto había interpretado ese acto como una incursión insurreccional patrocinada por el gobierno de Donald Trump desde Estados Unidos y por el entonces flamante gobierno interino de Juan Guaidó, movilizó fuerzas militares y grupos civiles de choque para impedir, con éxito, el paso de los contenedores.
Pese a las quejas de sectores del chavismo por aquella participación en el concierto escuálido de 2019, Maluma pudo finalmente presentarse en Venezuela en 2024, contratado por Morejón y con la presumible luz verde de Diosdado Cabello. Precisamente, Cabello había sido la piedra de tranca que, con sus comentarios críticos desde su programa de todos los miércoles en la noche en la estatal Venezolana de Televisión, Con el mazo dando (cuyo montaje, coinciden las fuentes, está a cargo de las empresas de Morejón), hizo descarrilar en 2022 las anunciadas presentaciones en Venezuela de los puertorriqueños Olga Tañón y Luis Fonsi y del colombiano Juanes.
De acuerdo con la fuente, lo que busca Morejón con la organización de espectáculos es parte de una estrategia más amplia y de largo plazo: establecer entre sus invitados gubernamentales o ligados al gobierno una plataforma desde donde hacer relaciones públicas y cabildeo en pro de sus intereses y proyectos personales. Endulza a la nomenklatura del chavismo con butacas VIP y la cercanía suficiente para codearse con los astros de la música popular.
“Para Morejón, más importante que ganarse un millón de dólares, es sentarse en el palco con Nicolasito [en referencia a Nicolás Ernesto Maduro Guerra, diputado de la Asamblea Nacional del oficialista PSUV e hijo de Nicolás Maduro] y cerrar un negocio que puede ser, por ejemplo, para manejar dos, tres taladros petroleros y, con eso, ganar 20 millones de dólares. Ellos están en una liga que hace parecer ridículo montar un concierto por tres o cuatro millones. El millón que ganó con Luis Miguel lo pierde con Maluma”, ahonda. Pero da lo mismo: es el balance propio de las contraprestaciones que organiza para lograr sus negocios de mayor envergadura.
No hay, explica la fuente, ninguna decisión sobre la visita de un artista internacional a Venezuela que no esté relacionada con altos niveles del Poder Ejecutivo; en concreto, con la Vicepresidente Delcy Rodríguez. De ese calibre es el acceso con el que Morejón cuenta para sus negocios, grandes o pequeños.
Y sigue la misma fuente: para que estos artistas entren en Venezuela necesitan visas de trabajo. Pero en la Venezuela chavista-madurista obtener una visa de trabajo para un artista internacional en gira no es un trámite fácil, a cargo de una burocracia regular del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) o del Ministerio de Relaciones Interiores. No: es asunto del alto gobierno. “Es la Vicepresidencia la que da la orden. ¿Qué pasa? Que si no tienes esa super relación con quien da las órdenes en este país, tú no traes al artista. Tienes que tener un nivel de enchufe. Solo con dinero no lo puedes hacer. Necesitas esa venia, y no hay más de cinco o seis personas en este país que puedan hacer eso. El primero es Morejón”.
Hay diversos episodios que permiten palpar la preeminencia de Invershow en la industria del espectáculo, que ahora vive una discreta reactivación en Venezuela. Por ejemplo, se tiene como estándar del negocio que artistas con caché, como Luis Miguel, exijan un adelanto para garantizar la contratación, que, en el caso del mexicano, asciende a alrededor de 700.000 dólares por recital. Antes de Invershow, había otras empresas negociando fechas de Luis Miguel en Venezuela, por las que ya habían pagado las prendas correspondientes. Pero cuando Invershow se interesó tardíamente en promover este espectáculo, en los hechos generó una subasta o puja entre varias de esas empresas y Luis Miguel terminó cerrando el contrato por encima de los tres millones de dólares.
La fuente asegura que, en la actualidad, los artistas que pasan por Venezuela mantienen para el país unas tarifas mucho más altas que para otros mercados. Luce como un posible contrasentido frente a la calamitosa crisis humanitaria y socioeconómica que aqueja a Venezuela desde hace una década. Pero tiene su lógica. Así ha ocurrido “con Wisin y Yandel, con Karol G, con Maluma… Pasa con todos. Son dos razones: por riesgo-país y por el fenómeno del precio de la entrada, que es más costosa”.
De acuerdo con los organizadores de espectáculos consultados para este trabajo, Pedro Morejón maneja para sus eventos equipos de sonidos de cinco millones de dólares y estructuras para el escenario de 30 a 40 millones de dólares.
Armando.info envió una solicitud de entrevista con Morejón a los correos electrónicos de Sidney Producciones, C.A., Invershow 0507, C.A., 1000 Lugares, C.A., Tu Andamio, C.A., Inversiones Zen 1209, C.A. e Inversora Kassel, C.A. Hasta el cierre de este reportaje, no se había respuesta.
La mayor parte de las publicaciones de años recientes en la cuenta de X (antes Twitter) de Pedro Morejón corresponden a citas del religioso libanés Chárbel Makhlouf (más conocido como San Charbel), videos cortos sobre montajes de espectáculos musicales y frases moralizantes o máximas de autoayuda.
Una de ellas, atribuida lo mismo al físico Albert Einstein que al actor Charles Chaplin, y compartida por Morejón en agosto de 2023, aconseja: “Preocúpate más por tu conciencia que por tu reputación. Tu conciencia es lo que eres. Tu reputación es lo que otros piensan de ti. Y lo que otros piensan de ti… no es tu problema”.
Más que una cita compartida a la ligera, la frase se antoja, a la luz de los hechos, ley de vida para Morejón. Es el exministro quien prefiere no preocuparse por lo que piensen los demás, ni mucho menos responderles: para él, eso es sólo un asunto de reputación. Y como la reputación es lo que los demás piensen de él, no es su problema.
José Gregorio Vielma Mora, exgobernador de Táchira y diputado del chavismo, fustigó la corrupción mientras, por otro lado, amasaba una fortuna en contratos viciados. Hoy es acusado por Estados Unidos de lucrarse con sobornos para favorecer a Alex Saab. El enlace para tal fin fue Orlando Alfonso Contreras Saab, un joven en el doble rol de beneficiario de contratos amañados otorgados por el gobernante e intermediario de las coimas del contratista favorito de Nicolás Maduro.
Más de 700 nombres de dueños de compañías de la llamada Ciudad del Sol coinciden con los de funcionarios de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Un cruce de 128.082 oficiales y autoridades de Venezuela con el registro de empresas de Florida advierte que en los más de siete millones de venezolanos en el exterior hay ex funcionarios que mudaron propiedades, negocios y hasta modos de vida, desde el país del control cambiario a la tierra del libre mercado.
Leonardo González Dellán fue el presidente del estatal Banco Industrial de Venezuela en los primeros años del gobierno de Hugo Chávez y de allí salió a costearse la vida de un ‘jetsetter’, con base en Londres. Eso no le evitó un problema común entre venezolanos expatriados: se le venció el pasaporte. Así que optó por comprarse uno ‘dorado’ en Chipre, contando con más de dos millones de euros como inversión y la vista gorda de las autoridades de esa isla del Mediterráneo, paraíso fiscal y guarida de oligarcas rusos.
Los hermanos Majed y Khaled Khalil están listos para lo que se le ofrezca al régimen de Nicolás Maduro. En 2020 se prestaron a servir la coartada para un cargamento destinado a las obras de remodelación del Hotel Alba Caracas que, al hacer trasbordo en Nueva York en ruta al puerto de La Guaira, corría el riesgo de quedar retenido por los efectos de las sanciones estadounidenses. Los contenedores eran parte de un opaco contrato para rehabilitar el emblemático hotel capitalino y ponerlo en manos de empresarios turcos cercanos al presidente Recep Tayyip Erdogan. Para los Khalil el favor no representó más que un pequeño gesto en medio de su esfuerzo por construir un emporio del sector turístico.
La puerta giratoria del chavismo trajo a la gerencia pública al ingeniero Rafael Gruszka y casi de inmediato lo devolvió a la actividad privada, pero con renovados contactos con el Estado y apetencias por negocios inéditos. Uno de ellos, con éxito reconocido, fue el béisbol profesional, donde convirtió a Caribes de Anzoátegui en una potencia. Pero casi al mismo tiempo se embarcó en la constitución de una offshore en Islas Vírgenes Británicas que despertó suspicacias en un despacho de abogados panameño y nunca cumplió su cometido.
Con la defenestración en mayo pasado del coronel Luis Augusto Piligra de la presidencia de la estatizada Lácteos Los Andes, parecía llegar a su fin un esquema de corrupción enquistado en la administración pública. Pero quien se remonte al paso de ese oficial por la presidencia de Bolipuertos en 2018 encontrará que la Caja de Ahorros del Ejército y una de sus filiales comerciales -una de las cuales el propio Piligra gerenció- sacaron provecho de influencias y un estatus legal dudoso para desde entonces hacer negocios en cuatro puertos nacionales, amparadas en el auspicio de Diosdado y José David Cabello.
Pocas figuras ilustran mejor la reconfiguración del poder judicial chavista que la del juez Edward Miguel Briceño Cisneros. Hasta entonces un perfecto desconocido con una carrera gris como defensor público, y luego de que probara suerte en Chile, le bastó un chasquido de dedos desde el poder para convertirse, en abril reciente, en titular del Tribunal Primero Antiterrorismo. En su debut tuvo que retribuir los favores recibidos con la firma del auto de detención contra Edmundo González Urrutia.
Poco conocido, aunque se codee con artistas de fama global, Rafael Jiménez Dan, compañero de promoción de Diosdado Cabello y Jesse Chacón en la Academia Militar, vio su perfil reflotar este mes en medios de Puerto Rico y el hemisferio. Una política borinqueña pidió al FBI investigar los lazos con Bad Bunny de una empresa creada en Miami por el excapitán del Ejército venezolano. Días antes, el astro del reguetón había dado indicios de su apoyo al que puede ser el primer gobernador independentista -y cercano al chavismo- de la isla.
El informático venezolano Marcos Machado Requena es accionista de Ex-Cle, la compañía de origen argentino que goza de contratos multimillonarios del CNE. Su complicidad en esa operación le expuso a las sanciones de Washington. Así que se sigue esforzando en mantener su perfil bajo aún en el otro ramo al que se dedica, donde dejarse ver es clave: la gestión de lugares de rumba y café que son tendencia en Caracas.
Una producción al estilo de la serie ‘CSI’ fue preparada por el oficialismo para hacer un simulacro de revisión pericial de las actas de votación, con un desenlace previsto en el guion: la ratificación judicial del dudoso triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones del 28J. Contó con un grupo de extras disfrazados de investigadores de una escena del crimen donde las víctimas eran la verdad y la democracia. Pero, en realidad, se trataba de funcionarios del CNE, cercanos al rector Carlos Quintero y, muchos de ellos, miembros también del PSUV.
Las autoridades de la Universidad Arturo Michelena se infiltraron en grupos de WhatsApp de sus estudiantes. Allí detectaron a aquellos que se pronunciaban contra el fraude electoral del 28J y criticaban el respaldo abierto del rector al oficialismo. A los descubiertos les ofrecieron la “oportunidad” de escoger sus propios castigos: o arrepentimiento y suspensión hasta por dos semestres en el campus o, ya a merced de la ley de la calle, expulsión permanente y denuncia ante la Fiscalía por delitos de odio. La universidad prolongaba así su historial de cruce con prácticas y cuerpos de represión.
Desde sus tribunales antiterrorismo en Caracas, cuatro jueces improvisados se han dedicado a, precisamente, sembrar el terror. Actúan de manera expedita e implacable, en medio de arbitrariedades y sin detenerse en formalidades, no solo concertados con el gobierno de Nicolás Maduro, sino teledirigidos desde la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia y del Circuito Penal de Caracas. Su propósito: propinar castigos ejemplarizantes a quienes se manifiesten en desacuerdo con el fraude electoral.
Exdiputado de la Asamblea Nacional y exministro de Economía Comunal y de Turismo nombrado por Hugo Chávez. Ejerció funciones públicas entre 2006 y 2009. Ahora es empresario y productor de eventos, principalmente a través de la empresa Invershow.
Empresa venezolana de producción de espectáculos fundada en 2010. Sus socios principales son el exministro Pedro Morejón, su esposa, Marlene Arenas, y su hijo, Andrés Daniel Morejón.
Diputado de la Asamblea Nacional y vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Durante el chavismo se ha desempeñado como ministro, gobernador de Miranda, vicepresidente de Venezuela y, en abril de 2002, presidente de facto.
Exdiputado del chavismo fallecido en 2020. Ocupó varios cargos públicos, entre ellos el de jefe de Gobierno del Distrito Capital y presidente de la Fundación Audiovisual Nacional de Televisión (ANTV).
Entre 2007 y 2009 fue funcionaria del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias y del Ministerio de Economía Comunal. Esposa de Pedro Morejón. Es propietaria en Venezuela de al menos 14 empresas.
Hijo de Pedro Morejón. Es socio único de Inversiones Mitickera, plataforma de boletería electrónica. Asimismo, es propietario y socio en otras seis empresas en Venezuela.
Empresa fundada en 2023 en Florida, Estados Unidos. Sus dueños son Rafael Hurtado Arenas, Orlando Guerrero Pulido y Michelle Stephania Arenas Colina.