Nacida en México pero con clientes en la izquierda de toda Hispanoamérica, la agencia de marketing político confronta problemas desde hace meses en España, señalada por medios y fiscales de recibir pagos irregulares del partido Podemos. Las pesquisas iniciadas a raíz del escándalo develaron una trayectoria de internacionalismo publicitario a cambio de buenos honorarios, que entre 2017 y 2019 los llevó a trabajar para Nicolás Maduro. Déjenos la persuasión y ocúpese de la coerción, pareció su lema: mientras el mandatario venezolano desplegó sus recursos represivos y de manipulación electoral para retomar el control del país, con exposiciones, 'hashtags' y piezas audiovisuales los consultores se esforzaron en aplicar una pátina de 'revolución bonita' a la mano dura.
Getting your Trinity Audio player ready...
|
La debacle en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015 fue inesperada y aleccionadora para el régimen de Nicolás Maduro. El resultado de esa noche, que le concedió dos tercios de los escaños a la oposición y una mayoría calificada en el parlamento que el chavismo gobernante solo conseguiría neutralizar mediante maniobras del Tribunal Supremo de Justicia, parecía entonces amenazar la propia continuidad del proceso revolucionario que venía de encajar, en 2013, el deceso de su máximo líder, Hugo Chávez, y que mostraba los signos propios de desgaste tras una década y media en el poder.
La cúpula chavista tomó nota de esa amenaza existencial. Para refrescar su imagen y la narrativa oficial, buscó los servicios de la agencia de marketing político favorita de la izquierda latinoamericana del s. XXI: Neurona Consulting.
Hoy esa agencia, con sede en México, ha perdido buena parte del bajo perfil con el que hacía sus negocios. Desde hace menos de un año es la protagonista de una sonada investigación judicial en España sobre pagos, sin contraprestación de servicios, que habría recibido del partido Podemos, integrante de la coalición de izquierda que en la actualidad gobierna España. Un poco antes, el Ministerio Público de Bolivia también la había investigado por el pago de 1,8 millones de dólares para una campaña electoral del ex presidente Evo Morales.
Pero fue antes de eso, en 2017, todavía con sigilo, que desembarcó en Venezuela.
Neurona alistó su arsenal 3.0 para acompañar a Maduro en el difícil camino de normalización que el mandatario venezolano se propuso seguir, y consiguió completar, después de que las protestas callejeras de ese año lo dejaran en jaque. Así, las piezas audiovisuales y campañas en redes de Neurona estuvieron en la primera línea persuasiva del oficialismo para enfrentar las elecciones organizadas para conformar una improvisada Asamblea Nacional Constituyente -convocada, como pronto se hizo evidente, menos para redactar una Constitución que para hacer las veces de poder legislativo paralelo- y una seguidilla de comicios que desembocó en las elecciones presidenciales de mayo de 2018, cuyas múltiples irregularidades despertaron los cuestionamientos y el definitivo desconocimiento del proceso por parte de medio centenar de gobiernos, incluyendo las potencias de Occidente.
Es difícil precisar cuál fue el aporte de los conceptos estratégicos y creativos de Neurona para el éxito de Maduro en esa travesía. La coerción y la manipulación de los mecanismos electorales tuvieron su parte. Pero fuera cual haya sido ese aporte, las condiciones en las que fue retribuido permanecen en la oscuridad. Las autoridades han mantenido su tradicional mutismo sobre el detalle de contratos y proveedores.
Por ahora, quedan las piezas producidas por Neurona para documentar su paso por Venezuela.
Neurona Consulting fue fundada por el periodista mexicano César Hernández Paredes, pero su polinización fue internacional. Dos cepas revolucionarias, la chavista y la de Podemos, se cruzaron para dar a luz a este emprendimiento trasatlántico.
Por una parte, Hernández es cercano amigo de Juan Carlos Monedero quien, a la vez que Íñigo Errejón y Pablo Iglesias (hoy vicepresidente de España), siguiendo todos la estela dejada por los catedráticos constitucionalistas del Centro de Estudios Políticos y Sociales (Ceps) de la Universidad de Valencia, a partir del año 2001 viajaron por América Latina, como modernos misioneros, para experimentar de primera mano el surgimiento de la llamada ola rosa de regímenes progresistas-populistas. Más que como observadores, la mayoría participó activamente en lo que ocurría, a menudo como asesores. Monedero, en particular, llegaría a establecerse en la capital venezolana, donde ocupó el cargo de director del Centro Internacional Francisco de Miranda, una especie de think tank creado por el chavismo en 2005 para dotarle del cuerpo ideológico y doctrinario del que carece desde su eclosión electoral en 1998. Todo esto pasó antes de la propia constitución de Podemos en España.
Por otra parte pero casi en simultáneo, Hernández Paredes se vinculaba en 2010 con La Radio del Sur, la red de emisoras financiada por Venezuela para construir “mensajes anti-hegemónicos”. El periodista mexicano mantuvo un programa radial llamado Brigada Sur que evolucionó a una cadena de blogs diseminados por América que llevaron por nombre Puente Sur. Un dossier de la empresa de 2018 explica que el propósito era “contrarrestar las campañas de extorsión y ataque contra los proyectos de izquierda”.
Por una década la consultora mexicana trabajó en todo tipo de creaciones audiovisuales a favor del liderazgo político defendido por el chavismo. Pero en 2014, cuando Monedero constituyó su partido en España tras la muerte de Chávez y justo a tiempo para participar en las elecciones europeas, Neurona Consulting se vinculó con operaciones de mayor envergadura en México, Bolivia, Colombia y, por supuesto, Venezuela.
Se trató de una serie de ofensivas comunicacionales que consolidaron a los nuevos caudillos latinoamericanos. Estos, ya en el poder, por fin tenían la oportunidad y los fondos para contratar esta clase de servicios.
De toda la camada de movimientos hermanados, Podemos en España fue el último en hacerse gobierno. Pero el primero en poner bajo la luz pública a sus proveedores de Neurona.
La justicia española resolvió el pasado 2 de diciembre de 2020 seguir investigando al partido y a la agencia a petición de la Fiscalía de Madrid, que sostuvo con éxito que existían “indicios racionales de delito” en torno a la contratación mercantil de la sucursal de Neurona en Madrid (Neurona Comunidad SL) por parte de Podemos. La empresa local recibió alrededor de 400.000 dólares por los servicios prestados en la campaña electoral de las elecciones generales de 2019, y el dinero terminó en la cuenta bancaria de Creative Advice Interactive Group SA de CV, una desconocida empresa mexicana que trabajó para el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La sospecha ahora recae también sobre Juan Carlos Monedero. A mediados de febrero, el juez español que lleva el caso de Neurona imputó al político por recibir casi 30.000 dólares de la empresa mexicana antes de que Podemos la contratara. “Se trataría de una supuesta contraprestación para que la formación morada se hiciera después con los servicios de la consultora”, dijo el juez, según refiere el diario El País de Madrid.
El escándalo jurídico tuvo su coletazo en México. La Unidad de Inteligencia Financiera de ese país revisó la empresa vinculada a Neurona Consulting que recibió el dinero de Podemos. Aunque comparten socios similares con la consultora, Creative Advice Interactive Group, creada en agosto de 2015, está registrada en una vivienda de un barrio de Guadalajara, Jalisco -oeste de México- y no posee experiencia en la prestación de servicios electorales.
Otro caso se investigó en Bolivia tras la salida de Evo Morales de la presidencia en 2019. A principios de enero del año pasado el Banco Central boliviano confirmó que la firma mexicana recibió 1,8 millones de dólares como pago de casi dos centenares de piezas audiovisuales y gráficas que realizaron para las elecciones de 2016 y 2017, en el referendo constitucional y las elecciones presidenciales.
En Ecuador, país donde está otra sede de la consultora, las investigaciones están orientadas a los nexos con el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), una especie de spin-off del Centro de Estudios Políticos y Sociales (Ceps). Según relató en su momento el diario El País de Madrid, el Ceps recibió pagos del gobierno venezolano entre 2002 y 2012 por asesorías “directamente a Chávez”, y al menos doce de los miembros del centro fueron parte de ese equipo asesor.
Todavía durante el gobierno de Nicolás Maduro el Celag conservó su influencia sobre el régimen de Caracas, sobre todo por el rol de uno de sus directores, Alfredo Serrano Mancilla, como asesor del mandatario venezolano. En diversas oportunidades, frente a las cámaras de televisión, Maduro lo saludó con el mote de El Cristo de la Economía.
Un par de ex funcionarios que vivieron los primeros años de gestión de Maduro tras la muerte de Chávez en 2013, aseguran para este reportaje que la estrategia política y comunicacional dependía ya para entonces de las directrices del actual presidente de la Asamblea Nacional, ex vicepresidente y varias veces ex ministro, Jorge Rodríguez Gómez. A Rodríguez, médico de profesión, hoy se le atribuye el rol de cabecilla, junto a su hermana Delcy, vicepresidenta, de la facción que dentro del chavismo más poder ha ganado durante los últimos tres años. Su trayectoria incluye la colonización del poder electoral, clave para el proyecto, como rector y presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), y luego un desempeño eficaz como jefe del comando de campaña electoral tanto de Chávez como de Maduro.
Monedero recomendaba al todavía bisoño presidente Maduro y a Rodríguez, ya en 2014 -año de los sangrientos disturbios de La Salida, que se prolongaron por cuatro meses y convirtieron diversos sectores de las mayores ciudades venezolanas en verdaderas zonas liberadas-, utilizar para apagar los fuegos los servicios de los showrunner de las campañas electorales de los partidos de la izquierda latinoamericana, el equipo de Neurona Consulting.
La consultora se encontraba trabajando con el partido Morena del actual presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, y a partir de 2015, Venezuela se transformó en una parada obligatoria del road tour que hacía la agencia para conquistar clientes por América del Sur.
Tras el remezón de las parlamentarias de 2015, Neurona Consulting creó para el rescate de Maduro un imaginario alrededor de su imagen como el “ungido” por Chávez para sostener la autodenominada Revolución Bolivariana. La alternativa política se desangraba, el país empezaba su inmersión inexorable en el cataclismo socioeconómico, y aquellas palabras de Pablo Iglesias después de la muerte del comandante eterno empezaban a quedar sin efecto: “Venezuela es una referencia fundamental para los ciudadanos del sur de Europa.... Es una de las democracias más saludables del mundo”.
Lo mismo ocurría también en Ecuador y Bolivia. Por supuesto, en Nicaragua. La conversión paulatina en una mueca autoritaria de la esperanza inicialmente generada por los regímenes de izquierda revolucionaria, alertó al mundo. Había que refrescar el relato de la revolución bonita.
En 2016, Neurona Consulting fue contratada por el expresidente Rafael Correa, de Ecuador, contando con la base local del Celag. Uno de los miembros del Celag, el economista argentino Guillermo Oglietti, subdirector ejecutivo del centro de estudios, fue parte del think tank de la izquierda continental que estuvo cerca del fallecido presidente Hugo Chávez y llegaría a ser una de las correas transmisoras del embrujo de Neurona a Caracas. Además, Oglietti fue socio por quince días de la sucursal ecuatoriana de la empresa mexicana, bajo el nombre de Consultorianeurona S.A.
Aunque el Celag no menciona en sus documentos en línea al mexicano Hernández Paredes como parte de su consejo consultivo, el periodista fundador de Neurona lo publica en su perfil de Facebook, donde comparte fotografías tomadas con Oglietti en tierras venezolanas.
Pronto el equipo de producción de la consultora política se instaló en Caracas para hacerle frente a los procesos electorales de 2017 y 2018: uno para la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente, así como los demás para los cargos regionales, municipales y la presidencia de la República. En paralelo, trabajó con Evo Morales, en Bolivia, y con Gustavo Petro, en Colombia.
A mediados de 2017, se hicieron los primeros comicios que Maduro ordenó en medio de una ola de protestas políticas. Corrían varias campañas simultáneas: en contra de los manifestantes y de la oposición, por un lado; y a favor de Nicolás Maduro, sus obras y su legado, por el otro. El gobierno se había propuesto seguir adelante con la misión de recomponer los poderes a su favor y desafiar así, por primera vez de manera abierta, la presión de una comunidad internacional que exigía “elecciones imparciales, transparentes y creíbles”. Si no creíbles, necesitaba hacer posibles sus elecciones a la medida, una práctica que instauró justamente tras el desengaño de diciembre de 2015.
En agosto de 2017, cuando todavía no se enfriaban las calles de las ciudades venezolanas y la administración Trump empezaba una campaña de sanciones contra Caracas que duraría dos años, el gobierno de Maduro lanzó la exposición fotográfica Firme y Pleno, que mostraba los primeros cuatro años del mandatario en Miraflores -aunque ya habían pasado cuatro meses de su aniversario presidencial-. Era una hechura de Neurona, que echaba mano a los dos adjetivos con que el Chávez moribundo de diciembre de 2012 calificó su decisión de nombrar a Maduro como sucesor: "Mi opinión, firme y plena como la luna llena…". El lanzamiento de la muestra vino acompañado con una batería de cortos audiovisuales que recordaban esa última alocución al país del comandante revolucionario.
Los creativos de Neurona se regían por la estrategia convenida: resaltar la beatificación directa de Maduro en liturgia oficiada por Chávez mismo. Pero también se repetirían imágenes de Maduro con los líderes de la izquierda continental -Raúl Castro, Daniel Ortega, Evo Morales, Rafael Correa y Cristina Kirchner- y con Francisco I, el Papa jesuita, como para ratificar su estatura de líder y estadista.
Unas gigantografías del mandatario fueron colocadas en el patio central y otras en los pasillos principales de la Casa Amarilla de Caracas, la histórica construcción del siglo XIX que se encuentra frente a la Plaza Bolívar y que sirve de sede a la Cancillería. Con todo y la promesa primordial de Neurona, el evento tuvo poca viralidad en medios nacionales y redes sociales. El entonces ministro de Comunicación, Ernesto Villegas, fue de los pocos que trataron de impulsar el tópico desde su cuenta personal en Twitter.
Sin reparar en su relativo fracaso y en el perfil muy local de la actividad, la pieza audiovisual de la muestra fotográfica circuló en las otras plataformas digitales dirigidas por Hernández Paredes. Por ejemplo, la red Puente Sur, que ya no cuenta con un website activo, pero sigue funcionando en Facebook desde 2012 para una audiencia latinoamericana, con 21 administradores en México y algunos pocos distribuidos entre Bolivia, Cuba, España, Argentina, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.
Su usuario en Twitter era @PorElPuenteSur -actualmente inexistente-, y una búsqueda simple permite detectar de manera intensiva, en comparación con lo que hacían antes y lo que hicieron después de esas fechas, publicaciones de 2018 y 2019 en las que difunden todo tipo de eventos oficiales del régimen de Caracas.
Medios españoles que tuvieron acceso a los documentos de la consultora luego del escándalo con Podemos muestran algunas líneas de trabajo para el gobierno de Maduro. “En un contexto de absoluto blindaje mediático para la República Bolivariana de Venezuela, desde Neurona nos propusimos a crear una red iberoamericana de medios digitales que permitiera difundir una voz contrahegemónica y romper las cámaras de eco. Dicha red está al servicio de los procesos de izquierda de los países de la Patria Grande”, cita El Confidencial.
La consultora de Hernández Paredes aprovechó su experiencia en medios digitales para usar el “algoritmo político” en el posicionamiento de mensajes oficialistas. Se trató de viralizar a través de las redes un enjambre de contenidos neutrales a positivos, dejando los negativos o “de guerrilla” para enfrentar a la oposición. En el caso de Facebook, la estrategia funcionó como super propagadores a gran escala. El populismo fue llevado a otro nivel para construir comunidades virtuales.
En Venezuela, la consultora se volcó a persuadir a los indecisos; en la percepción internacional, a elevar de manera positiva el perfil de Maduro. Para ello produjo una miniserie de cortos llamada 40 segundos, en la que apelaron a la nostalgia colectiva en una especie de promoción turística para desmontar la idea de que los venezolanos estaban huyendo del país debido a la crisis política, social y económica.
El posicionamiento de los mensajes se activaba con una secuencia clara: una etiqueta que los identificaba y la viralización a través de la red de medios del colectivo, incluyendo influencers, cuentas oficiales, y la llamada tropa de bots y ciborgs. En las distintas plataformas podrán encontrarse los post asociados a las campañas de 2017 y 2018.
Aunque con menor repercusión que los otros medios sociales, Telegram también entró en el ecosistema digital para la amplificación de los contenidos y activismo político a favor del oficialismo. El canal Etiquetas Tecnopolítica, por ejemplo, daba directrices para impulsar tendencias en Twitter, y el Sistema Integrado Bolivariano de Generación de Contenido de Venezuela (Sibgecov) difundía piezas gráficas propagandísticas, principalmente de otros colectivos como Rojo Creativo, Obras Bolivarianas y Foro Candanga. Cada uno de ellos con presencia en las principales redes sociales.
Al salir de las elecciones de la Constituyente, la consultora mexicana enfocó su trabajo en las regionales, municipales y presidenciales, respectivamente. La campaña #ConMaduroSíDoyLaCara intentaba mostrar el apoyo de la base dura del chavismo en medio de una crisis que muchos ya achacaban al gobierno y que ahuyentaba a los respaldos más tibios. Aunque se le solicitó información a la Oficina Nacional de Financiamiento del Consejo Nacional Electoral venezolano, no se obtuvo respuesta.
La parroquia 23 de Enero, un importante bastión del chavismo en el oeste de Caracas, fue la locación escogida por el equipo productor de Neurona Consulting para grabar una de las piezas audiovisuales que difundió el gobierno a partir de marzo de 2017. El escenario fue el estadio de béisbol Chato Candela, donde se capturó la imagen del entrenador Aníbal El Chino Aponte, un ícono caraqueño del deporte, mientras apelaba a la nostalgia en medio de la polarización desbordada de ese año.
Nuevamente, las plataformas digitales fueron usadas para difundir el mensaje propagandístico. En marzo de 2017 se creó @SiDoyLaCaraVzla en Twitter y, todavía con pocos seguidores, el único influencer chavista que siguió a este usuario fue el ministro de Comunicación de la época, Ernesto Villegas.
Pronto la cuenta se incorporó a la red de bots y ciborgs pro chavistas para seguir la estrategia de viralización. Como parte del “paquete” que sumaba la asesoría comunicacional de Neurona Consulting, estuvo la creación de la comunidad de Facebook, que tiene como administradores a ocho personas desde México y cinco más repartidas entre Bolivia, Costa Rica y Cuba. Ningún venezolano.
Al menos se realizaron diez piezas gráficas para esta campaña destacando la imagen femenina en distintos roles: emprendedora, ama de casa, madre, líder comunitaria, militante y miliciana.
Los jóvenes productores de Neurona Consulting que habían participado en diversos proyectos de marketing político en México, Bolivia y Ecuador, se mudaron por temporadas al hotel Meliá Caracas, un cinco estrellas en la avenida Casanova del centro-este de la ciudad, preferido por el chavismo para alojar a las delegaciones internacionales de alto rango que invita. Sus habitaciones también sirvieron de locación para grabar varias escenas de los videos de las campañas políticas contratadas; además, se improvisó una especie de estudio de postproducción.
A pesar de los intentos por mantenerse el bajo perfil, y deshabilitar sus páginas web laneurona.me y neuronaconsulting.mx, los rastros del trabajo de la consultora albergan una nutrida colección fotográfica del making off de las producciones y viajes del equipo de Neurona Consulting. Están colgadas en una comunidad de Facebook que abrió la consultora en 2014 con el nombre de Acción Ciudadana por Evo y ahora se llama Nosotros Aquí Estamos. En ella se puede ver al mexicano Hernández Paredes posando junto a figuras públicas de la izquierda latinoamericana y española, especialmente con Juan Carlos Monedero.
La foto junto a Ernesto Villegas es de diciembre de 2017, cuando este ya había sido designado como ministro de Cultura, de acuerdo al titular del periódico: Condenados los primos Flores. Otra gráfica, ubica al dueño de Neurona Consulting al lado de William Castillo, otro periodista de la nomenklatura chavista, cuando era viceministro de Comunicación Internacional de Cancillería, al mando de Delcy Rodríguez en 2017.
“Es fundamental que América Latina invada Europa”, dijo Iglesias después de la muerte de Hugo Chávez. Más que un slogan, una idea premonitoria alrededor de Neurona Consulting, que atravesó el Atlántico en son de campaña, pero también desembarcó llevando consigo el virus de la polémica.
En menos de cuatro meses los creadores rusos de la criptomoneda venezolana reniegan de su invento y uno de ellos asegura que se dio cuenta de que “no tenía futuro” poco después de su pomposo lanzamiento en el Palacio de Miraflores. Se trata de Fedor Bogorodskiy y Denis Druzhkov, dos personajes vinculados a los protagonistas del quiebre de bancos y lavado de dinero en Rusia y Letonia y con su propia historia de registro de empresas en el paraíso fiscal de Malta .
Un nuevo Gobierno se apresta a tomar el poder en Perú, mientras el saliente cae en la mira de la justicia. La primera dama, Nadine Heredia, ya tiene prohibición de salida del país y su esposo, Ollanta Humala, puede que sea encausado. Se les investiga por la recepción de fondos irregulares procedentes de Venezuela en 2005-06. Un vistazo al documento que presentó hace dos semanas para formalizar el caso, muestra qué tiene la Fiscalía para afirmar que el chavismo financió la primera campaña electoral de Humala.
Marinaleda, un villorrio de 2.000 almas en el hirviente Sur de España, es el "doppelgänger" de la Revolución Bolivariana. Aunque en realidad anteceda al chavismo, su parábola replica como un espejo el itinerario político de Venezuela: nació como un proyecto comunitario, la juventud se fue aburguesando, y el líder, cansado de ganar elecciones, fue perdiendo su vigor acostumbrado. Las cifras oficiales maquillan la realidad del desempleo, y si no se está con el oficialismo, uno no recibe oportunidades. Ahora Marinaleda padece las vacas flacas de la dependencia del campo, a pesar de las millonarias compras de aceite de oliva que le hace desde Caracas el Gobierno de Nicolás Maduro.
Podemos, el partido de moda en España, vivió sus pininos revolucionarios en América del Sur. Sus líderes trabajaron como asesores para los Gobiernos ‘bolivarianos’ y ‘progresistas’ en Venezuela, Bolivia y Ecuador a nombre del Centro de Estudios Políticos y Sociales, CEPS. Precisamente los creadores del CEPS, los juristas Roberto Viciano y Rubén Martínez Dalmau, trajeron sus ideas sobre un nuevo constitucionalismo popular, cuando participaron en la elaboración de las Constituciones de esos tres países. Y ahora una de las consignas de Podemos es hacer una Asamblea Constituyente. Esta es la historia de cómo un experimento en Los Andes tal vez prefigure el futuro de España.
El régimen de Caracas trató de instaurar una versión según la cual la tardanza en dar a conocer los resultados de las elecciones del 28J, y su posterior anuncio sin actas públicas, se debieron a un ataque cibernético desde esa nación del sureste de Europa. La narrativa, que resultó un infundio, sin embargo tenía un inesperado correlato con la realidad: la quiebra de un banco en Skopje reveló la existencia de un anillo de empresas y sus dueños venezolanos, algunos muy cercanos a Pdvsa, por cuyas cuentas habrían pasado hasta 110 millones de euros
El programa social del gobierno bolivariano que ofreció “carros baratos para el pueblo” es, en realidad, un negocio privado apuntalado por el Estado venezolano, que vende vehículos traídos de Irán hasta por 16.000 dólares. Aiko Motors, una novel empresa tan desconocida como su dueña, es la intermediaria de un acuerdo entre los gobiernos de Caracas y Teherán y que, según estimaciones, ha movido más de 42 millones de dólares en dos años
Desde una residencia hoy abandonada en Guacara a las páginas que la prensa de España dedica a la cobertura del mayor escándalo de corrupción que afecta al gobierno de Pedro Sánchez: tal ha sido el periplo de Bancasa S.A. y de su propietario, David Pita Bracho. Ambos aparecen mencionados como partícipes de una operación irregular de compra de lingotes por más de 68 millones dólares al Estado venezolano acordada, tras bastidores, entre la vicepresidenta Delcy Rodríguez y el empresario español Víctor de Aldama, ahora preso. Desde Suiza, Pita ofrece su versión sobre el caso, del que se desvincula.
Es conocida ya la entronización de la empresa Railteco en las labores de mantenimiento de teleféricos y trenes en Venezuela, así como su espasmódica eficiencia. Pero poco o nada se sabe que detrás de su fulgurante ascenso está una maquinaria conformada por tres funcionarios del Ejército: Víctor Cruz, presidente de Ventel, Graciliano Ruiz, presidente del Metro de Caracas, y Pablo Peña Chaparro, gerente general de la novel compañía que firma y cobra más de lo que ejecuta
Hoy exhiben tímidos perfiles empresariales, pero en la investigación de la Fiscalía de Portugal sobre la caída del Banco Espírito Santo se detallan los movimientos de un antiguo lugarteniente de Hugo Chávez, el exministro Alcides Rondón Rivero y su abogado y asesor, Carlos Caripe Ruiz, quienes formaron parte de la red de funcionarios que apoyó el flujo de dinero venezolano al banco en apuros y, según el documento judicial, recibieron poco más de 800.000 dólares por los favores recibidos.
Desde hace una década, Julio César Sequera Rojas ha sido favorecido con negocios millonarios que le otorgaron altos oficiales de la Fuerza Armada, incluyendo recomendaciones del ministro Vladimir Padrino y del mayor general Alejandro José Guevara Hernández. A empresas relacionadas con este último han ido a parar algunos pagos tras contrataciones con errores formales y omisiones inexplicables, como la desaparición de dos helicópteros.