Aunque apasionado criador de purasangres de carrera, Iván Rodríguez Gelfenstein ha dado más de un salto propios, en realidad, de la disciplina de la equitación: de odontólogo a proveedor de alimentos para el gobierno de Chávez, de miembro de una hermandad de burócratas revolucionarios a magnate en la costa este de Florida. En uno de esos fue a dar con sus negocios a Panamá, y allí el HSBC lo reportó haciendo transferencias a un grupo comercial señalado por actividades de supuesto lavado de dinero.
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La Granja Gelfenstein es bien conocida por los amantes de los caballos purasangre en el sur de Estados Unidos. Aunque fundada en febrero de 2013 en Ocala, Florida, no fue sino hasta agosto de ese año cuando GS Inversiones Hípicas LLC, una empresa que Iván Mariano Rodríguez Gelfenstein había formado, a finales de 2012, en ese estado, registró la marca en la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos (USPTO, por sus siglas en inglés).
Según información que estaba disponible en su website –que no se mantiene en línea-, la granja, de 165 acres, equivalente a poco más de 66 hectáreas, contaba con instalaciones de primera calidad y tecnología de vanguardia, que se combinaban con las “características naturales únicas” de Ocala para crear las “condiciones perfectas” para el entrenamiento de caballos finos.
“La granja fue siempre mi sueño de la infancia”, confesó el orgulloso Iván Mariano en 2016 al medio especializado Thoroughbred Daily News.
En una biografía colgada en Gyaanipedia, una enciclopedia hindú que emula a Wikipedia, se describe al caraqueño como un apasionado de los caballos, especialmente de los purasangre, desde sus primeros años de vida, cuando sus padres criaban caballos en Chile.
En la mencionada entrevista con el Thoroughbred Daily News, sin embargo, se atribuye la fascinación por las carreras a un tío que competía, también en Chile, mientras él crecía.
En cualquier caso, según la Gyaanipedia, Rodríguez tuvo su primer caballo a los 24 años. Para 2016, cuando ya tenía 51 años, en su finca había puestos para 76 de ellos, con 22 grandes potreros, una pista de carreras de 4.25 furlongs –el equivalente a poco más de 850 metros–, una piscina de entrenamiento con un chorro de alta presión, una cinta de correr mecánica para ejercitar a seis caballos en simultáneo, entre otras prestaciones.
Entre sus célebres caballos estaba Sharp Azteca, que ganó, entre otras carreras, la Pat Day Mile, en mayo de 2016. En una entrevista realizada por otro medio especializado al entrenador del potro, Jorge Navarro, este aseguró que había convencido a Iván Mariano de invertir 220.000 dólares en él para con el único propósito de ganar ese clásico.
"Mi sueño y mi objetivo es competir con mis caballos en los mejores hipódromos de Estados Unidos y producir algunos caballos de la Triple Corona", había confesado este, alguna vez, al Thoroughbred Daily News. Definitivamente, parecía encaminado a conseguirlo.
Hasta allí todo parecía reproducir la parábola típica de un millonario con gustos caros y un empeño en su pasatiempo.
Pero como advertía el Palmetto Business News, la de Rodríguez Gelfenstein no era otra historia más del mundillo del hipismo en la costa este de Florida.
“Gelfenstein tiene el perfil del típico empresario estadounidense, decidido a irrumpir y establecerse en una industria competitiva y de alto riesgo", decía el medio. "Pero sus antecedentes y conexiones familiares sugieren que sus puntos de vista son totalmente opuestos, arraigados en una revolución socialista, virulentamente anticapitalista, engendrada por el ex presidente venezolano Hugo Chávez”.
Los periodistas hípicos no eran los únicos en percatarse del trayecto inusitado de los negocios y lealtades de Rodríguez Gelfenstein. Casi en simultáneo, los oficiales de cumplimiento del banco HSBS hacían lo propio.
En abril de 2017, la operación en Estados Unidos del banco británico-hongkonés emitió un Reporte de Actividad Sospechosa (SAR, por sus siglas en inglés) para la Red de Control de Delitos Financieros (conocida como FinCEN en inglés), la oficina de inteligencia financiera del Departamento del Tesoro. El documento forma parte de los más de 2.000 incluidos en la filtración de los llamados FinCen Files, coordinada por el Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ, con sede en Washington DC) y a la que Armando.info ha tenido acceso.
A los ejecutivos del HSBC le había llamado la atención una transferencia que hizo Rodríguez Gelfenstein el 15 de agosto de 2012, por algo más de 75.000 dólares, a Vida Panamá, una de las empresas del poderoso Grupo Waked al que, en 2016, las autoridades estadounidenses señalaban como uno de “los mayores blanqueadores de dinero de drogas y facilitadores criminales del mundo”. La acusación del Tesoro estadounidense llevó a la detención de uno de los cabecillas del grupo, que salió del brete tras un acuerdo para admitir su culpabilidad en el menor de los delitos que le atribuían.
Según el SAR, HSBC contabilizó más de 3.000 transferencias giradas a Vida Panamá entre marzo de 2010 y abril de 2016, por casi 300.000.000 de dólares.
Desde luego, la transferencia Rodríguez Gelfenstein era apenas una de ellas y su monto de 75.000 dólares lucía como una gota en ese océano de dinero. Pero, hacían notar los expertos de HSBC, la operación parecía repetir los patrones del esquema utilizado por Vida Panamá en su labor supuesta de lavado de dineros negros, en los que el pago de electrodomésticos servía de fachada.
“El HBUS (HSBC Bank USA) considera estas transacciones sospechosas porque parece que Vida Panamá estaba actuando como tercero en favor de un rango de actores criminales que incluyen organizaciones de tráfico de droga, al ofrecerles la vía para lavar fondos ilícitos a través de intercambio internacional”, se lee en el documento, en el que se dice, además, que la mayoría de las transferencias involucraban entidades y personas ubicadas en corredores “bien establecidos” para el blanqueo de capitales basado en el comercio, como Colombia, Panamá, Venezuela y la triple frontera de Argentina, Brasil y Paraguay.
También advierte de transacciones de Vida Panamá con numerosas entidades que previamente habían sido investigadas por el HBUS o excluidas por el HSBC por razones relacionadas con crimen financiero.
Sobre Rodríguez Gelfenstein, el informe recalcaba que, por si fuera poco, los orígenes de su fortuna eran dudosos. “Su firma, LGT, vendió comida importada al Gobierno venezolano y su hermano, Mauricio, antes fue viceministro de Asuntos Exteriores del presidente Nicolás Maduro", explicaba.
Se trataba de un resumen bastante escueto de un personaje multifacético, con mayor actividad en Venezuela, pero también en Panamá, y cuya familia ha ostentado más de un solo cargo en la autodenominada Revolución Bolivariana.
Más que costosos electrodomésticos, lo de Iván Mariano parecen ser otras cosas.
En 1991 se graduó de odontólogo en la Universidad Central de Venezuela (UCV) de Caracas y posteriormente, en 1995, obtuvo su especialización en Ortodoncia de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en México. Allí llegó a ganar el primer lugar de un premio organizado por la Asociación Mexicana de Ortodoncia. Tres años después, en 1998, fue electo miembro de la Federación Mundial de Ortodoncistas.
Poco después de esto, sin embargo, Rodríguez Gelfenstein diversificó su cartera de negocios.
Desde 2005 ya existia en Venezuela la Comercializadora LGT, para la compra, venta, confección, distribución, importación y exportación de prendas elaboradas, franelas, chemises, accesorios, textiles y afines.
Un año más tarde, en 2006, la compañía cambió al ramo de los alimentos, entre otros los pescados y mariscos. Entonces, de vuelta en Venezuela, el dentista dio un salto espectacular. En 2008 se incorporó a la Junta Directiva de Comercializadora LGT. Su nombramiento coincidió con la primera gestión del recién nombrado comandante del Ejército, mayor general Félix Ramón Osorio, al frente del Ministerio de Alimentación.
Es entonces cuando comienza la bonanza de Comercializadora LGT, que firmó al menos 47 contratos con Mercal -uno de los programas sociales del gobierno venezolano-, todos para la adquisición de atún. En 46 de ellos, Iván Mariano Rodríguez figuró como persona de contacto. En el restante, es precisamente Osorio.
Según información del Registro Nacional de Contratistas, los contratos se ejecutaron en los estados: Bolívar (19), Táchira (11), Lara (7), Portuguesa (5), Zulia (3) y Trujillo (2). Entre 2004 y 2011, se le asignaron a LGT casi tres millones de dólares tras una única solicitud.
Mientras Iván Mariano Rodríguez Gelfenstein era beneficiado con decenas de contratos de Mercal, dos de sus hermanos –de los cuatro que son– pasaban por distintos cargos públicos. El hoy consultor y analista internacional, Ilia Sergio Rodríguez Gelfenstein, ocupó –por apenas siete meses, entre 2008 y 2009– el cargo de embajador de Venezuela en la Nicaragua de Daniel Ortega, y, poco después, en 2009, fue designado director general de la Oficina de Relaciones Internacionales del Ministerio de la Cultura.
El hoy embajador de Nicolás Maduro en España, Mauricio Eduardo Rodríguez Gelfenstein, por su parte, y quien ya venía de ser director general de Política Interior del Ministerio de Interior y Justicia, en 2006, y viceministro de Estrategia Comunicacional del Ministerio de Comunicación en Información, en 2005, era nombrado, en ese 2008, viceministro de Gestión Comunicacional del Ministerio de Comunicación e Información, y director general, en calidad de encargado, del Servicio Autónomo Imprenta Nacional y Gaceta Oficial; y, posteriormente, en 2009, viceministro de Cultura para el Desarrollo Humano, del Ministerio de Cultura; para después pasar a otros cargos en el Gabinete Ejecutivo.
Aparentemente alejado de la administración pública, Iván Mariano siguió haciendo negocios en otros ramos, específicamente con juguetes, discos duros y pantalones, con la Corporación Terramar, registrada en 2010. Para 2012, tras cuatro solicitudes, Cadivi ya le había asignado a esta empresa 1.095.000 dólares.
Iván Mariano no solo hizo negocios con el chavismo desde Venezuela. Poco antes de que en Estados Unidos se destaparan sus vínculos con el régimen gobernante en Venezuela, el apasionado de los caballos había incursionado en Panamá.
En 2015, se incorporó a dos empresas que habían sido constituidas entre 2009 y 2011 en este país: Investment Black 17 Corp y el Grupo Comercial Valve.
Aunque su paso como secretario por la primera de estas empresas fue fugaz (apenas cinco meses, entre mayo y octubre de 2015) es significativo pues Investment Black 17 Corp aparece en muchos contratos venezolanos de alimentos, y quienes la conformaron son ligados por fuentes conocedoras a los hermanos Morón Hernández, sancionados por los Estados Unidos, y a quienes ubican cerca de Nicolás Maduro Guerra, Nicolasito, el hijo del presidente Maduro que hace carrera política.
Entre enero de 2009, cuando fue conformada, y julio de 2020, cuando fue disuelta, su junta directiva sufrió varios cambios. Inicialmente, los directores de esta empresa, con un objeto social amplio de llevar a cabo “cualesquiera negocios lícitos”, fueron Rene Howard (presidente), María Lucrecia Martínez (tesorero) y Velkys Rdríguez (secretario). El 18 de marzo de 2014, Rodríguez renunció y se eligió como director-dignatario de la sociedad a Marcos Antonio Gómez Sánchez, quien pasa a ser secretario. El 8 de mayo de 2015, renuncian Howard y Gómez Sánchez. En sus lugares son nombrados directores dignatarios Alberto Abinadab Romero Marín (quien pasa a presidente) e Iván Mariano.
El 2 de octubre de 2015, el polifacético caraqueño renuncia. En simultáneo con su rol en Investment Black 17 Corp, Iván Mariano se desempeñó como director/presidente del ahora conocido como Grupo Financiero Valve, una empresa aún vigente y que se dedica a establecer, gestionar y llevar a cabo en general todo tipo de negocio incluyendo pero sin limitarse a: financiamiento, inversiones, correduría, garantía, consultoría, suscripción y venta de valores, operaciones mercantiles, de compra y venta de bienes y valores, fabricación, exportación, importación, expedidores de carga y construcción, entre otros.
Tras múltiples intentos para contactar al empresario, a través de su correo personal y los de contacto de Gelfenstein Farm y Comercializadora LGT, para obtener su versión de cara a la publicación de este reportaje, no hubo respuesta.
El odontólogo Iván Mariano, amante de los caballos, contratista del Estado venezolano, sumó así otra área de interés a su amplio currículo, una que, como otras, no reseñaron ni los medios estadounidenses que hacían seguimiento a su carrera como empresario del hipismo, ni el HSBC en su reporte de actividad sospechosa.
Al menos entre 2011 y 2012, venezolanos anónimos, empresas pequeñas o medianas -una panadería por aquí, una editorial de libros técnicos por allá-, recibieron pagos por miles de dólares en cuentas del extranjero. Las transferencias eran abonadas por una comercializadora global de oro, con sede en Dubái, de la que ni habían oído hablar. Pero no se trataba de una promoción o de una lotería, como tarde habrían de enterarse. Eran parte, sin saberlo, de un sofisticado esquema de circulación de dinero que vio una oportunidad de propagación en la Venezuela del control de cambio y sus distorsiones, que empujaron a muchos a cubrir sus necesidades en el mercado negro de divisas. Tampoco sabían que al mismo tiempo sus nombres y transacciones eran monitoreadas desde Washington.
Lidera un grupo de empresas del sector construcción, cría purasangres para hacerlos competir en hipódromos de Venezuela y Estados Unidos, tiene mansiones en Caracas y Florida. Pero por ninguno de esos bienes suntuosos fue que Alejandro Ceballos Jiménez llamaría la atención de funcionarios de cumplimiento de un banco y de la unidad de inteligencia financiera del Departamento del Tesoro. En cambio, quedó bajo sus lupas por los pagos y transacciones vinculados a una obra de viviendas populares en los Valles del Tuy. Los flujos millonarios de dólares llegaban desde entes del gobierno chavista a una empresa en el Reino Unido simultáneamente vinculada a la ruta del ‘dinero K’ argentino.
La magnitud del "banco local del mundo", como se llamaba en su publicidad, es colosal, tanto como su desdén por las medidas de cumplimiento antilavado de dinero. La investigación de los FinCEN Files lo deja muy mal parado, al revelar que la entidad facilitó la perpetración de un esquema Ponzi también global, mientras estaba en periodo de prueba por sus nexos con capos de la droga y pese a las multas a las que la sometieron los reguladores de Estados Unidos. Luego de divulgados los hallazgos, sus acciones cayeron esta semana en bolsas internacionales.
Las alertas que el sistema bancario ha levantado sobre el dinero del erario público de Venezuela que fluye a cuentas de corruptos llegan tarde. Más de 4.000 millones de dólares en transacciones sospechosas por parte de venezolanos figuran en la filtración de los FinCEN Files y 70% de ellas están vinculada a entes del Estado. El proyecto internacional de periodismo de investigación, del que Armando.info es parte, encontró que la complicidad bancaria, de pequeñas instituciones en paraísos offshore y de las grandes firmas globales, ha permitido el saqueo de la que fue la nación más rica de América Latina.
JP Morgan, HSBC, Standard Chartered Bank, Deutsche Bank y Bank of New York Mellon han facilitado el movimiento de dinero sucio. Informes secretos de bancos muestran cómo billones de dólares levantaron alertas que desbordan a la FinCEN, pero el dinero siguió fluyendo libremente. Una filtración que BuzzFeed News compartió con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y 108 medios, entre ellos Armando.info, revela que el blanqueo de capitales se apalanca en los bancos, que con una gran cantidad de puntos ciegos están en la primera línea de combate de este delito.
Eduardo Rivas salió de la nada para consagrarse como el zar de la explotación del oro, el último maná que permite obtener divisas para las arcas del Gobierno después del colapso de la industria petrolera. Se expuso a la luz pública por primera vez en 2018, al frente de un complejo de procesamiento del metal precioso, pero desde entonces hace sentir su poder al sur del Orinoco mediante campañas de prensa regional y el amedrentamiento con su guardia pretoriana constituida por agentes de la contrainteligencia militar. Más que por credenciales técnicas o antecedentes -casi nulos- en la actividad minera, debe su figuración a la cercanía que tiene con los Nicolás Maduro, padre e hijo.
Nicolás Maduro se ha comprometido con China a atender la demanda de ese mercado por las también llamadas ‘holoturias’, criaturas de aspecto repelente que en la cocina de Asia Oriental pasan por un manjar. Esa oferta no tiene en cuenta los fracasos anteriores de iniciativas para criar la especie en Margarita, lo que abre paso a su pesca indiscriminada. A costa del hábitat natural, la nueva fiebre ofrece una fuente de ingresos a los pescadores, así como un negocio en el que ya entraron amigos del régimen.
El régimen de Caracas trató de instaurar una versión según la cual la tardanza en dar a conocer los resultados de las elecciones del 28J, y su posterior anuncio sin actas públicas, se debieron a un ataque cibernético desde esa nación del sureste de Europa. La narrativa, que resultó un infundio, sin embargo tenía un inesperado correlato con la realidad: la quiebra de un banco en Skopje reveló la existencia de un anillo de empresas y sus dueños venezolanos, algunos muy cercanos a Pdvsa, por cuyas cuentas habrían pasado hasta 110 millones de euros
El programa social del gobierno bolivariano que ofreció “carros baratos para el pueblo” es, en realidad, un negocio privado apuntalado por el Estado venezolano, que vende vehículos traídos de Irán hasta por 16.000 dólares. Aiko Motors, una novel empresa tan desconocida como su dueña, es la intermediaria de un acuerdo entre los gobiernos de Caracas y Teherán y que, según estimaciones, ha movido más de 42 millones de dólares en dos años
Desde una residencia hoy abandonada en Guacara a las páginas que la prensa de España dedica a la cobertura del mayor escándalo de corrupción que afecta al gobierno de Pedro Sánchez: tal ha sido el periplo de Bancasa S.A. y de su propietario, David Pita Bracho. Ambos aparecen mencionados como partícipes de una operación irregular de compra de lingotes por más de 68 millones dólares al Estado venezolano acordada, tras bastidores, entre la vicepresidenta Delcy Rodríguez y el empresario español Víctor de Aldama, ahora preso. Desde Suiza, Pita ofrece su versión sobre el caso, del que se desvincula.
Es conocida ya la entronización de la empresa Railteco en las labores de mantenimiento de teleféricos y trenes en Venezuela, así como su espasmódica eficiencia. Pero poco o nada se sabe que detrás de su fulgurante ascenso está una maquinaria conformada por tres funcionarios del Ejército: Víctor Cruz, presidente de Ventel, Graciliano Ruiz, presidente del Metro de Caracas, y Pablo Peña Chaparro, gerente general de la novel compañía que firma y cobra más de lo que ejecuta
Hoy exhiben tímidos perfiles empresariales, pero en la investigación de la Fiscalía de Portugal sobre la caída del Banco Espírito Santo se detallan los movimientos de un antiguo lugarteniente de Hugo Chávez, el exministro Alcides Rondón Rivero y su abogado y asesor, Carlos Caripe Ruiz, quienes formaron parte de la red de funcionarios que apoyó el flujo de dinero venezolano al banco en apuros y, según el documento judicial, recibieron poco más de 800.000 dólares por los favores recibidos.