Las 10 notas más leídas en Armando.info este año reflejan una tendencia: el afloramiento de nuevos nombres, empresas y formas que canalizan -o esconden- capitales y negocios cercanos al poder.
Estas historias hablan de los dueños de una nueva cadena de supermercados que se estableció donde antes funcionaban las tiendas de Alex Saab; de una famosa posada en Caracas que fue echada abajo y remodelada para que unos jóvenes “protegieran” con sus nombres una propiedad de la vicepresidenta Delcy Rodríguez; de una empresa que transó petróleo venezolano para ayudar al régimen de Nicolás Maduro a evadir las sanciones, y así abrió paso a una pérdida millonaria para el Estado y a un par de amigos que se enriquecieron súbitamente. También de cómo, mientras el gobierno se ufanaba de protagonizar una cruzada para recuperar el territorio en reclamación a Guyana, le compró a ese país toneladas de arroz para su programa de entrega de alimentos entre intermediarios y rutas camufladas. Precisamente a partir de la compra de cientos de kilos de comida adquirida con dinero público y que se pudrió en los puertos venezolanos, se relata la génesis de la fortuna de un magnate venezolano que va dejando un rastro de millones en propiedades y obras de arte.
Pero no todas las estratagemas se practican en el alto gobierno. El amiguismo marcó la negociación de un proyecto de canchas de pádel en la Alcaldía de Baruta, y la Brigada Motorizada de la Policía Nacional Bolivariana llegó a hacer del soborno una práctica frecuente no solo en la calle, sino en su propia sede. En la base de esta pirámide de revelaciones se encuentran la controversial historia judicial de aquel restaurante colgante que nació cuando “Venezuela se arregló” y los entretelones de la compra de uno de los equipos de béisbol más queridos por los venezolanos, protagonizada por el naviero que salvó de la ruina a aquel Hugo Chávez casi defenestrado del poder en el año 2002.