La triste alegría de emigrar

11 mil 154 venezolanos obtuvieron esa residencia permanente en el año 2009, según las más recientes cifras del Servicio de Inmigración y Ciudadanía, del Departamento de Homeland Security de los Estados Unidos de América (EUA). La opción del asilo está siendo una fórmula atractiva para ser admitido en “el Imperio”

1 junio 2010

Familias enteras

La inseguridad personal, razones económicas y la vorágine política que arropa al país desde hace más de una década son las causas de esta emigración hacia Norteamérica. La opción del llamado sueño americano se ha asentado entre ciudadanos de clase media y alta en la última década, y ellos van detrás de una cosa que se llamaba antes green card.

Y se están yendo familias enteras

Esto lo confirman las cifras oficiales de 2008 del servicio de Inmigración que reporta que la quinta parte de los venezolanos admitidos legalmente es menor de 18 años.

Y casi todos estos son los hijos de 61% de venezolanos que declararon estar casados.

-En 2003, a los 11 años, mi hijo llegó conmigo y mi esposa, y enseguida lo inscribimos en un colegio público donde aprendió a hablar inglés -afirma Luis Neira, ingeniero de 58 años, quien habló desde Phoenix, Arizona.

“Luisito habla ahora en inglés sin acento latinoamericano, y trabaja en un Mac Donald”, cuenta Neira, quien se fue del país por incidentes políticos en Caracas, mientras trabajaba recogiendo firmas para el referéndum revocatorio.

Cuenta que lo amenazaban por teléfono y una vez intentaron secuestrar a su hijo. Lo que decidió su salida fue un incidente en la autopista Guarenas, donde lo pararon unos tipos con armas largas, y hubo de escapar.

Se fueron pensando que sólo sería por unos meses “mientras se realizaba el referéndum revocatorio”, pero la aventura ya va para siete largos años. La familia Neira abandonó Venezuela con 8 mil dólares, y eligió Phoenix porque allá vive una cuñada.

-¿Volver, papá?, -le dijo su hijo recientemente- ¿qué voy a hacer yo en Venezuela?, ¿qué futuro tengo?, mira al primo, tiene 27 años, está casado y todavía vive con la mamá. No tengo nada que hacer allá.

Igual ocurre con las adolescentes de Delia R, publicista de 50 años, quien vive desde hace seis años en Atlanta, Georgia.

-Nosotros nos vinimos porque mi esposo estaba muy estresado con la situación política que se vivía en el año 2003. Estabas en la calle y de repente te encontrabas con unas barricadas y detenían tu carro, como parte de la agitación política.

Su esposo trabajaba en una importante empresa y ella daba clases en un colegio en Caracas. “Nos vinimos con una visa de trabajo de mi esposo a través de una empresa de mi cuñado, aquí en Atlanta”, explica Delia, quien confiesa que su esposo no tiene intención alguna de volver.

Pero ellos, a pesar de haber comprado casa a los seis meses, en un condominio de Atlanta, no sienten que han disfrutado plenamente del sueño americano.

-Vivimos endeudados y vueltos un lío, dice.

Pero Humberto González, un abogado tachirense de 44 años, se siente más realizado con su vida en Portland, Oregon, ubicado al noroeste, donde vive desde el año 2000.

-Me casé con una norteamericana, tenemos una hija de dos años. Estoy manejando la parte administrativa de la clínica de medicina natural de mi esposa, y aunque por la crisis tuvimos que botar personal, incluyéndome a mí, ahorita estoy trabajando en un proyecto turístico: llevar a estadounidenses a Latinoamérica.

González, quien fuera diputado de Acción Democrática (AD) en la legislatura de Táchira, planeó instalarse en Estados Unidos con 20 mil dólares. Después de estar en Miami, Nueva York y Los Ángeles, se decidió a estudiar inglés en un pueblo cercano a Portland.

-No vi futuro para mí ni mis hijos con las primeras medidas que tomó el gobierno de Chávez. En lo personal y profesional me sentí estancado y sin posibilidades. El esfuerzo allá, la situación polarizada y en eso no tenía posibilidades, comenta este abogado quien se fue sólo para luego intentar llevar a sus hijos.

Según las estadísticas oficiales, quitando a quienes declararon que no tienen oficio fuera del hogar, la cuarta parte de las admisiones de residencia permanente para venezolanos en 2008 fueron para profesionales o gerentes.

En casos como éstos se inscribe el de Ricardo Moreno, politólogo de 41 años, quien también se fue por razones políticas, pero en 1991, debido principalmente “a la descomposición que empecé a ver en la sociedad venezolana después del Caracazo y luego la frustración con el sistema bipartidista que había allá AD-Copei. Y tercero por la falta de oportunidades para una persona joven como yo”.

Moreno fue a estudiar a Los Ángeles, donde se graduó de politólogo y se quedó, al ver como evolucionaron las cosas en Venezuela. Ahora tiene tres hijos, que son venezolano-americanos “porque viajan a Venezuela, comen arepa y hallaca en diciembre”.

En algún lugar alejado hacia el norte, con otro idioma, otras costumbres y otro clima, miles de venezolanos están buscando otra vida.

María G., de 53 años, se lo pensó mucho antes decidirlo, hasta que en 2007 le dieron sus prestaciones sociales como maestra del municipio Sucre. Obstinada por la inseguridad y la situación política, vendió su apartamento en El Cementerio, Caracas, cambió sus bolívares por unos cuantos miles de dólares, tomó a sus dos muchachos adolescentes y se largó a Atlanta, Georgia.

Le dijo a su ex esposo que volvería. Pero en Atlanta vive una hermana suya desde hace muchos años, quien ya es ciudadana americana. Por ende, ésta tiene facilidad para hacer que María y sus sobrinos pronto cambien su visa temporal por la residencia permanente.

11 mil 154 venezolanos la obtuvieron en el año 2009, según las más recientes cifras del Servicio de Inmigración y Ciudadanía, del Departamento de Homeland Security de los Estados Unidos de América (EUA). Esto implica que, en promedio, cada 47 minutos un venezolano recibe estatus de residente permanente legal en el país del norte.

En estos tiempos se están yendo a EUA cuatro veces más venezolanos de los que solían hacerlo en el último lustro de los años ´90.

Residir legalmente

Cuando Humberto González pudo dominar su inglés en Oregon, se esmeró por buscar una oportunidad. Hizo un curso de administración de restaurantes, y conoció allí gente que lo contrató, y luego la empresa norteamericana le sirvió de patrocinante para obtener su visa de residente.

26% de las admisiones de venezolanos en 2009 fueron basadas en “preferencias por empleo”. Pero ésa no es la fórmula más fácil de ser admitido. Con frecuencia, el Servicio de Inmigración pone peros cuando interpreta que el trabajo que realiza el potencial inmigrante puede ser realizado por un nacional.

El paso previo para la residencia por esta vía es lograr una visa de trabajo. Rosiris Arriaga confiesa que eso “es lo más común: se arma una corporación y se aplica por ese tipo de visa”. Esa fue la que obtuvo el esposo de Delia R, y con la que pudo llevarse legalmente a toda su familia.

Pero hay otra vía más fácil. 49% de los venezolanos admitidos en 2009 fueron patrocinados por “pariente inmediato de ciudadano americano”. Esta es la forma más popular de lograr la carta de residencia: casándose con un ciudadano o ciudadana americana.

Resulta absolutamente normal que un americano (a) se case con una extranjera (o). Y por eso, algunos foráneos han encontrado en esta fórmula su medio de legalizarse en la tierra de Mickey Mouse.

Otros son en fraude a la ley. Hay casamientos fingidos por los cuales el americano (a) cobra hasta $ 5 mil. Incluso se realizan actos de matrimonio. Con fiesta y todo para obtener fotografías que sirvan como prueba ante un eventual juicio.

Se sabe, por un reporte de prensa hace algunos años, de una mujer en Nueva York quien fue sentenciada a seis meses de cárcel por habérsele demostrado que se casó cuatro veces para engañar a las autoridades migratorias.

Ingreso por aeropuertos

Se trata de casos de venezolanos que no emigraron por los caminos verdes. Estadísticas del Servicio de Inmigración revelan que los venezolanos no aparecen con cifras importantes en entradas sin inspección o capturados por la patrulla de fronteras, cifras lideradas entre otros por mexicanos, centroamericanos, brasileños, colombianos y ecuatorianos. Venezuela no está entre los 11 principales países.

-El venezolano no quiere venirse ilegalmente, y hace todo lo posible por cumplir con la ley, asegura Rosiris Arriaga, venezolana gerente de Plan B International Realty, una empresa que se dedica desde Miami a dar asesorías a muchos nacionales que quieren intentar la aventura de la emigración a EUA.

Arriaga dice que tienen muchos clientes profesionales, gente entre 30 y 45 años, “gente de trabajo que quiere buscar una alternativa de vida a sus hijos, menores de 15 años”.

Su segundo target son los clientes de ascendencia italiana de Maracay, Valencia y Barquisimeto, “pequeños inversionistas quienes compran propiedades en Miami, mantienen su familia aquí y están yendo y viniendo”.

Arriaga cuenta que su empresa explota mucho las visas por captación de talento. Son muy comunes en el área de los artistas y modelos. Las normas de inmigración establecen una categoría especial denominada “fashion”, para modelos con prestigio nacional o internacional.

La gran mayoría de los venezolanos ingresa a los Estados Unidos chequeándose en puertos o aeropuertos. Por esto, el Servicio de Inmigración, que controla también las salidas, sabe cuando abandonan el país, y si lo hacen en el tiempo previsto.

El venezolano que llega como turista con planes para quedarse a vivir, generalmente obtiene un permiso para permanecer seis meses en el país. Entonces puede conseguir un trabajo temporal y sale del territorio antes de cumplirse el lapso legal, luego vuelve a ingresar buscando suerte para que los funcionarios de inmigración de puerto o aeropuerto no detecten su juego. Aspiran generalmente a conseguir un trabajo fijo, y que la empresa los patrocine para obtener su green card. Si no lo consigue, opta por la ilegalidad hasta tener mejor suerte.

Lo cierto es que cifras oficiales revelan que nueve de cada 10 venezolanos que lograron la residencia en 2009 lo hicieron después de ingresar con otro status distinto, ya fuere por turismo, negocios o visa de trabajo, es decir no inmigrante.

Los nacionalizados

Pero la mayoría de las uniones binacionales son ciertas, es decir matrimonios legales y legítimos, como el de la venezolana Edibel Deibert, antes Edilbert Amundaray Orellana, de Napa, California.

Edibel Deibert es su nuevo nombre de casada con el norteamericano Kenneth Deibert. Tiene 41 años de edad, vive en Napa, una zona de viñedos de California. Es graduada en Caracas en administración de empresas y era tesorera de una importante entidad bancaria cuando en 1997 conoció en Napa a quien es hoy su esposo. Empezó una repentina historia de amor que terminó en matrimonio. Regresó entonces a Venezuela para poner todo en orden y volvió a California para casarse. Es ciudadana de Estados Unidos desde el año 2004.

Un total de 6 mil 557 venezolanos por nacimiento adoptaron la ciudadanía americana en el año 2008. Otros 4 mil 735 lo hicieron en 2009.

Al igual que el pelotero Omar Vizquel o el cantante José Luis Rodríguez, el venezolano común que emigra tiende a optar por este beneficio que le permite llevarse a otros familiares a EUA y obtener mejor estatus ciudadano.

Edilbert reconoce con cierto orgullo que ya votó en las elecciones presidenciales norteamericanas de 2008.

Las mujeres venezolanas se nacionalizan en EUA más que los hombres en una proporción de 61% frente a 39% de los masculinos, según los datos oficiales de los últimos dos años. Siendo, el matrimonio, la principal fórmula para ser admitida como residente, las cifras sugieren otro punto más que habla a favor de lo atractivo que resultan las mujeres venezolanas.

Carmen Heber (44) es natural de Caracas y está viviendo en Dallas, Texas, desde 1998. Conoció a Scott Heber, su compañero de trabajo en la empresa Movilnet (Caracas), y es otro de los casos en el que el verdadero amor produjo la emigración y abordaje de una nueva vida.

Carmen confiesa que se casaron en Caracas donde también tuvieron a su primera hija, y después decidieron ir a Texas, donde reside 10% de los venezolanos admitidos en EUA durante el año pasado. Ella confiesa que le fue muy fácil lograr la visa por su estatus marital. Ya es ciudadana americana.

-Siempre es muy difícil dejar lo tuyo atrás y comenzar en un ambiente totalmente extraño. La sociedad norteamericana es muy diferente a la latina y aunque yo hablaba un poco de inglés me sentía muy perdida, especialmente los primeros años. Ahora, gracias a mis hijas, a mi capacidad de adaptación y a la horrible situación de mi bello país Venezuela, me siento muy agradecida y bendecida de poder estar aquí, dice Carmen, quien duda que volvería a vivir en Venezuela.

Sin embargo, al igual que los hijos de Ricardo Moreno, las de ella “han sido criadas aquí, les encanta una arepa, un pabellón, deliran por las playas de Margarita…”

Para obtener la naturalización hay que pasar al menos 5 años de residente permanente. La tendencia es a que ascienda la cifra de nuevos venezolanos naturalizados en EUA, tal como está ascendiendo la cantidad de nuevos nacionales que obtienen la residencia legal, como paso previo.

La mayor cantidad de venezolanos inmigrantes está en el estado de Florida. Exactamente el 57%. Y en ese estado los venezolanos se concentran fundamentalmente en el sector de Miami-Fort Lauderdale-Pompano Beach, donde están 4 mil 955 de los 11 mil 154 admitidos en 2009.

Daniel Ruiz, zuliano de 65 años, y su esposa son dos de ellos. Allá vive su hija y sus tres nietos norteamericanos. Él es comerciante en el ramo de la computación, y debido a sus negocios y problemas de salud le ha tocado pasar poco tiempo en Miami. Está allá y luego se viene a Caracas. Desde que obtuvo su visa en 2005, ha tenido problemas con el servicio de inmigración, que se lo reclamó una vez al ingresar:

-Usted sólo ha pasado 10 meses en este territorio desde que obtuvo la visa de residente permanente. ¿Sabe cuántas personas andan detrás del green card y usted la desperdicia?, le incriminó un funcionario en el aeropuerto.

Estos son avatares que viven venezolanos emigrantes. Y hay uno muy curioso: tanto Edilbert, en Napa, María P en Atlanta, y Humberto en Portland, admiten que tuvieron que realizar trabajos en EUA para los cuales nunca en su vida se habían preparado. 

Edilbert trabajó en una panadería haciendo galletas, lo cual compaginaba con el trabajo de niñera. Ella manifiesta que ama Venezuela y viene cada tres años a ver familiares y amigos y a visitar las playas. María P cuida a personas mayores y le va bien en eso. Humberto trabajó con restaurantes. Viaja siempre a votar desde Portland hasta el consulado venezolano en San Francisco y tiene su radio Chévereradiotv.com por donde difunde a todo el mundo música venezolana a través de Internet, manteniendo su vinculación con el país. Venezuela sigue formando parte de sus vidas. De esa manera han asumido la triste alegría de emigrar.

Van 7 mil asilados desde 2002

La cifra de asilados venezolanos en los Estados Unidos ha subido vertiginosamente desde el año 2003, cuando se produjo una intensa agitación política en el país.

El concepto que aplica Estados Unidos es el beneficio para “personas que estén incapacitadas o no deseen retornar a su país debido a alguna persecución o bien fundados temores de persecución a causa de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social o político”.

La quinta parte de todos los venezolanos admitidos en 2009 como residentes en EUA fue de asilados o refugiados. Hay casi 7 mil asilados venezolanos desde 2003.

La periodista Milagros Durán es, desde 2007, una de ellos. La Fiscalía venezolana la relacionó con los hechos de la salida del aire de Venezolana de Televisión el 12 de abril de 2002. Ella era jefe de prensa de la gobernación de Miranda.

A pesar de su amplia trayectoria en los medios de comunicación en Venezuela, decidió salir del país en diciembre de 2006, junto a su familia, esposo e hijo. Relató en Miami ante funcionarios de inmigración las frecuentes visitas de funcionarios policiales a su residencia y otros eventos.

“Durante el tiempo del juicio, llegué a sentirme extranjera en mi propio país y es un sentimiento negativo, por un lado, pero tiene un lado positivo, y es que te obliga a buscar nuevos horizontes. Entonces comprendí que era hora de emigrar”, confiesa Durán.

Contó lo duro que fue arrancarle a su adolescente hijo su grupo de amistades en Caracas, y habló de los problemas iniciales en EUA, cuando la familia tuvo que vivir de sus ahorros, porque aún no les permitían trabajar.

Un juez de inmigración le aceptó sus alegatos y le concedió el asilo, y al año el Gobierno le otorgó la residencia permanente.

Estuvo un tiempo en Miami, pero no le gustó el clima tan politizado sobre temas de Cuba y Venezuela que se respira allá, a través de los medios de comunicación.

La familia se mudó a Houston, Texas, donde reconstruyen su vida. Su esposo trabaja como ingeniero y ella en un periódico hispano. “Aquí sólo muy eventualmente se habla de Venezuela”, comenta.

Cabe anotar que, durante el primer año de mandato de Barack Obama, la cantidad de asilados venezolanos en EUA se redujo de 1.057 en 2008 a sólo 583 en 2009.

Está también el caso del coronel (r) Gustavo Díaz Vivas (53) quien se presentó en 2005 en Miami a pedir asilo. Díaz había aparecido en TV como especie de escolta, detrás de quien había asumido la presidencia el 12 de abril de 2002, Pedro Carmona Estanga. Luego participó en los eventos militares ocurridos en la Plaza Altamira. En 2005 su carro estacionado explotó y por eso decidió salir del país inmediatamente.

Díaz señala que su proceso fue rápido: “Hice la solicitud de asilo el 20 de julio de ese año, hice mi entrevista el 12 de agosto y ya el 6 de octubre tenía el asilo”, explicó.

Al igual que este coronel, el ingeniero Luis Neira, está recibiendo mensualmente el seguro de paro por desempleo, financiado por el gobierno de EUA.

Neira aún no recibe su asilo. Señala que se fue en 2003 e introdujo la solicitud. A los meses le llegó el permiso para trabajar y así empezó a estabilizarse económicamente.

Pero Inmigración pareció olvidarse de su caso. Y en cinco años no le respondieron. Entonces alguien le recomendó que, como él vivía en Arizona, le escribiera planteando su caso a John Mc Cain (candidato presidencial 2008), quien es el senador del estado. Y así lo hizo con el siguiente efecto: a los 15 días Inmigración le respondió, pero negándole el asilo. Le alegaron que no entregó suficientes pruebas de su militancia política. Su abogado apeló, ahora con documentos que ha suministrado el partido Copei, y espera ganar. Mientras tanto sigue cobrando su seguro de paro.

Para ver y escuchar

Datos sobre emigración

 *470 venezolanos quedaron preseleccionados en la lotería oficial de 2009 para obtener la visa de residencia permanente. Venezuela fue el segundo país latinoamericano, después de Cuba (555). En 2009, 227 venezolanos recibieron finalmente su visa ganada en esa lotería.

*303 venezolanos fueron aprehendidos y calificados como deportables en el año 2008.

*Ese mismo año fueron removidos 89 nacionales, 26 de ellos por causas criminales.

*524 mil 246 venezolanos por nacionalidad se admitieron como “no inmigrantes” en territorio norteamericano durante 2009. Esto equivale a un mil 436 diarios, quienes ingresan por turismo o negocio, entre otras razones.

*Los asilados optan por el beneficio estando dentro de EUA. Los refugiados optan estando fuera del territorio. Las cifras de refugiados venezolanos no aparecen en la página WEB del Homeland Security. Pero contando ambos llegaron a 2 mil 152 en 2009.

Voz de un venezolano en Estados Unidos.

Un venezolano en Phoenix habla sobre la Ley Arizona neiraarizona MP3

Principales estados donde residen los venezolanos admitidos en 2009:

Florida: 6381

Texas: 1112

Nueva York: 503

California: 390

Georgia: 296

New Jersey: 253

Virginia: 167

Massachusetts: 135

Puerto Rico: 188

Utah: 115

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