El cuatro venezolano made in China

El Gobierno de Nicolás Maduro le entregó a China la fabricación a gran escala del cuatro venezolano. Ha privado más la política de masificar el instrumento, con el propósito de sumarlo al archiconocido Sistema Nacional del Orquestas Infantiles y Juveniles, creado por José Antonio Abreu, que la calidad que supone su artesanal armado. No es, como parece, solo una resignación cultural o una contradicción con el discurso nacionalista de los históricos camaradas de la autodenominada revolución bolivariana. Cada unidad fabricada en el Lejano Oriente es un negocio para los importadores y termina costando casi lo mismo que la guitarrilla fabricada en el país.

18 diciembre 2016

Yo nací en esta ribera del arauca vibrador...

El cuatro venezolano suena diferente. Exaltado con la calificación de “Patrimonio Cultural de la Nación” por el gobierno del presidente Nicolás Maduro en 2013, sufrió en paralelo el desprecio de las autoridades, que optaron por mandar a construir en China esta guitarrilla de cuatro cuerdas para los niños del proyecto Alma Llanera del Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (Fesnojiv).

Durante tres años ha sido un secreto a voces, pero aún hoy se reacciona con asombro y algo de vergüenza en los pasillos del “sistema”, como popularmente se conoce al proyecto que en 1975 fundó el maestro José Antonio Abreu, cuando se pregunta por los cuatros fabricados en China. “Yo he visto pocos, los que tiene el núcleo para los niños”, responde con temor un lutier en una de las 440 sedes del Fesnojiv.

Las cifras confirman, más bien, que son miles los cuatros importados desde China por la Fundación Musical Simón Bolívar (Fundamusical), un ente creado en 2011 y adscrito desde su nacimiento al Ministerio del Despacho de la Presidencia y Gestión de Gobierno para regir al Fesnojiv.

Fundamusical utilizó 11,7 millones de dólares, provenientes del financiamiento al sistema de orquestas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la importación de 31.465 instrumentos musicales autóctonos como el cuatro, según cifras del organismo multilateral. Hugo Chávez, quien con frecuencia interpretaba canciones llaneras en sus maratónicas transmisiones televisivas, dio un espaldarazo en 2012 al proyecto Alma Llanera al destinar poco más de 395 millones de bolívares para “consolidar” y lograr la “expansión en todo el territorio nacional” del plan. Chávez, que nació en el estado Barinas, en los llanos del centro occidente del país, quiso incluir en el modelo del maestro Abreu la enseñanza de la música tradicional venezolana.

La meta inicial apuntaba a la incorporación de 41.170 niños al proyecto. Pero los cuatros, que comenzarían a repartirse entre los noveles músicos desde noviembre de 2013, no llegaron de Carora, población del estado Lara conocida por su tradición en la construcción del instrumento, sino de China.

El año del cuatro… en China

El año 2013 pudo ser el del cuatro venezolano, pero terminó siendo el del cuatro chino. “Una vez más el Gobierno Bolivariano exalta el acervo cultural venezolano, pues este martes 9 de abril el Cuatro fue declarado Patrimonio Cultural de la nación”, informó el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), adscrito al Ministerio de la Cultura, en una nota de prensa fechada en abril de 2013, un mes después de la muerte de Hugo Chávez.

Cuatro, precisamente, fueron las razones que el organismo consideró para elevar a la condición de símbolo cultural a este instrumento que hasta suele adornar las paredes de algunos hogares y cuyo origen se remonta a la “guitarrilla renacentista” traída por los españoles a Venezuela en el siglo XVI: Que el cuatro es un instrumento que se “ejecuta casi en la totalidad de los géneros musicales folclóricos venezolanos”; que al cuatro la “población venezolana le ha conferido de manera sentimental el rango de instrumento nacional”; que el cuatro “provee y otorga identidad venezolana a la diversidad de géneros y manifestaciones musicales”; y que el cuatro, a diferencia de otros instrumentos venezolanos, es el que “más cuenta con diseños, manuales, métodos y guías”. De nada sirvió aquella justificación para que, casi en simultáneo, un organismo gubernamental ordenara fabricar e importar el cuatro desde China.

Tampoco lo evitó el asombro que en noviembre de 2013 mostraron dos altos funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro cuando, en medio de la ola de fiscalizaciones al comercio privado, bautizada como el “Dakazo”, se toparon con la venta de cuatros chinos en la cadena de tiendas de instrumentos musicales Allegro. “Nos encontramos con un cuatro importado de China, cuyo valor en origen es de 12 dólares (…) Aunque esté hecho fuera del país sigue siendo simbólicamente nuestro”, advirtió ante las cámaras de televisión y tras detenerse en los márgenes de “especulación”, el entonces ministro de la Cultura Fidel Barbarito.

La indignación del funcionario no quedó allí. “Es una usurpación, una expoliación no solamente de los derechos económicos de nuestro pueblo, sino además de los derechos culturales de nuestro pueblo”, prosiguió Barbarito, mientras destacaba la “capacidad productiva de desarrollo” que tenían los lutieres venezolanos, así como el conocimiento que ha pasado de “generación en generación” en familias dedicadas a ese instrumento musical “que precisamente la revolución bolivariana lo ha declarado patrimonio cultural de la nación”. “Son cosas que a uno lo conmueven, por la insensibilidad, la tragedia que significa para tantas familias dejar de producir el bien con el que han vivido y han levantado a sus hijos y han levantado a sus familias, y hay pueblos enteros en la Venezuela bolivariana, en la Venezuela de Chávez que se dedican a la construcción de este instrumento”, sentenció.

El entonces Vicepresidente de la República, Jorge Arreaza, se sumó a la queja ante el hallazgo del cuatro made in China. “Que esto nos sirva para nosotros desde el Gobierno, desde el Estado (…) Que se despliegue un proceso productivo por todo el país para construir nuestros instrumentos y los instrumentos también que no son autóctonos de Venezuela para nuestra orquesta de música clásica. Tenemos que ir hacia allá, estas son lecciones que nos va dando la realidad”.

Pero la realidad y el negocio se impusieron. La alarma de Barbarito y Arreaza sonaba tarde. Ya miles de instrumentos de cuerda autóctonos como el cuatro o la mandolina venían en barcos desde China para Venezuela, comprados por Fundamusical.

Negocio en cuatro cuerdas

Los detalles del negocio entre Fundamusical y varias empresas se conocen gracias a una auditoría de la firma Deloitte, en el que figura el “estado combinado de gastos”. En el correspondiente a 2014 se aprecia que de los 11,7 millones de dólares destinados para la compra de los 31.465 instrumentos para el proyecto Alma Llanera, casi 3 millones de dólares se utilizaron en la adquisición de alrededor de 17 mil cuatros chinos.

“Querían los cuatros para el mes siguiente y aquí nadie tiene esa capacidad. La primera tanda eran 12 mil cuatros”, recuerda un empresario que participó en el proceso de licitación. La fuente agrega que los chinos, que no tenían idea de cómo se elaboraba el instrumento, fueron instruidos por Fundamusical para llevar a cabo el encargo del gobierno bolivariano.

Taixing Feng Ling Violin Manufacture fue una de las empresas beneficiadas. Fundamusical le adjudicó un contrato de poco más de 2.060.800 dólares, según consta en la web del PNUD Venezuela. El informe de los auditores comprueba que casi la totalidad se destinó a la compra de 11.688 cuatros –de distintos modelos- valorados en 1.966.960 dólares, por lo que cada guitarrilla le costó a Venezuela 168,2 dólares, más del doble del precio por unidad que había escandalizado al ministro Barbarito en 2013. Los instrumentos se adquirieron entre el 9 de junio y el 17 de octubre de 2014.

Esa no fue la única compañía que despachó cuatros para Fundamusical. Otros cinco mil llegaron con el sello de Ideal Music Corp, una empresa inscrita en Panamá en 2007 y relacionada con la venezolana Ideal Music Venezuela C.A, registrada en Caracas en 1999. En ambas compañías aparecen como propietarios o directores Reinaldo José Vivas, Sara Pineda de Vivas, Luis Edgardo Vivas Díaz y Reinaldo Andrés Vivas Pineda.

Las cifras del PNUD Venezuela muestran que a Ideal Music Corp se le adjudicó un contrato por 1.048.790 dólares. De ese total, 799 mil dólares corresponden al pago de los cinco mil cuatros -adquiridos el 20 de noviembre de 2012-, lo que supone un promedio de 159,8 dólares por unidad. Aunque se trata de una empresa domiciliada en Panamá, la compañía ordenó a fábricas chinas la construcción de los instrumentos que luego comercializaría con la marca Ideal Music. “Les piden a las fábricas, se les indica cómo lo van a hacer y les colocan su marca”, explica una fuente ligada a la industria musical. El informe de los auditores muestra que Ideal Music Corp también vendió a Fundamusical timbales, bongos y mandolinas.

Del Registro Nacional de Contratistas (RNC) se infiere que esa no fue la primera vez que el grupo se beneficia con algún contrato. En 2010 la venezolana Ideal Music Venezuela C.A cerró negocios con el propio sistema de orquestas, la Vicepresidencia de la República y la “Fundación para el Estado de las orquestas juveniles de Venezuela”, entre otros organismos, para el suministro de xilófonos, cellos, violines y contrabajos, entre otros equipos. La compañía no respondió a las solicitudes de entrevista para este reportaje.

Ossia Music Corp, otra empresa registrada en el istmo, fue la encargada de suministrar a Fundamusical “tambores pequeños”, mandolinas, mandolas, guitarras, congas y claves por un valor de 2.657.393 dólares. Al igual que Ideal Music Corp, Ossia Music tiene una filial en Venezuela, creada en 2011 pero inhabilitada para contratar con el Estado, de acuerdo con el RNC. El resto de la dotación fue adjudicada entre Yamaha Music Latin America, Buffet Crampon, Schagerl y la empresa Eastman String.

Un “memorándum de observaciones y recomendaciones” redactado por los auditores al plan del PNUD Venezuela con Fundamusical, tras evaluar el ejercicio fiscal de 2013, revela algunas irregularidades administrativas. “Se debe hacer una mejor gestión o control financiero-presupuestario, ya que se evidencia que se hicieron compras no planificadas utilizando el presupuesto en el caso del componente Alma Llanera, adquiriéndose 20.000 equipos más de los planificados”, se lee en el informe.

Fuentes consultadas sostienen que el precio promedio de 168,2 dólares por los cuatros de Feng Ling, así como el de 159,8 dólares para los de Ideal Music Corp son elevados. Fundamusical tampoco atendió la petición de entrevista para este reportaje.

En el portal AliBaba.com el cuatro fabricado en China se cotiza por debajo de esos precios, mientras que los hechos a mano por lutieres venezolanos oscilan entre los 130 y 190 dólares. En tiendas de música de Caracas, los cuatros venezolanos oscilan entre 20 mil y 600 mil bolívares.

“En Venezuela se pueden conseguir instrumentos de mucha calidad. Me parece curioso que una empresa en Venezuela con buena voluntad esté comprando instrumentos en China”, opina Adriann Moya, director ejecutivo del portal tucuatro.com, dedicado a la promoción del instrumento, así como de los lutieres venezolanos.

Suenan las críticas

Algunos fabricantes también han cuestionado la importación de Fundamusical. Cuando los acordes del cuatro chino comenzaron a escucharse hubo, incluso, una condena pública al negocio. “Denunciamos la irracional compra en el exterior de instrumentos musicales considerados actualmente como parte de nuestro patrimonio, contraviniendo las políticas públicas de protección a la producción artesanal, en detrimento de las economías familiares y locales que se generan en torno a este oficio de tradición. Nos doblan, nos quiebran, nos irrespetan con acciones que van en contra de la soberanía nacional”, se quejaron los artesanos en una declaración luego un congreso realizado en agosto de 2013 en Tunapuy, en la península de Paria, estado Sucre (oriente de Venezuela).

Alexander Paredes, lutier venezolano e integrante de la Red de Constructores de Sonido, auspiciada por el Ministerio de la Cultura, también lanzó una crítica en 2013. “He visto como tres o cuatros, se parecen mucho a los venezolanos, pero no suenan a venezolano”, declaró al oficialista diario Correo Del Orinoco.

Tres años después Paredes mantiene esa opinión. “Han estado mejorando, pero yo creo que eso hay que detenerlo. No suena venezolano, puede ser una cuestión de costumbre del oído”, comenta. Aunque considera que el proceso de importación del cuatro “no se puede prohibir, ni detener” y que “China está apoyando al país”, advierte que el Gobierno debe “atender al sector artesanal porque si no va a desaparecer”.

Otros lutieres confirman la advertencia. Imposibilidad para comprar maderas importadas, cuerdas, clavijas o lacas

Otros lutieres confirman la advertencia. Imposibilidad para comprar maderas importadas, cuerdas, clavijas o lacas por la distorsión cambiaria que reina en Venezuela, escasez de maderas nacionales como el cedro, la caoba o el roble, algunas de ellas sólo disponibles a través del mercado ilegal o contrabando, son apenas algunos de los obstáculos que enfrentan. “Trabajamos con las uñas, es muy difícil conseguir la materia prima”, reconoce Edgar Ramírez Roa, lutier del estado Táchira, reconocido por varios músicos profesionales.

Ramírez Roa está consciente de que en Venezuela no hay infraestructura para construir rápidamente miles de cuatro como puede demandar el sistema de orquestas, pero sospecha que la importación masiva del cuatro es consecuencia del “apuro por masificar las cosas sin pensar en la calidad”.

Cosme López, otro reconocido lutier venezolano, coindice con Ramírez Roa en cuanto a las trabas que hay para desarrollar su oficio. “Si el Estado hubiese recurrido a mí, yo no hubiese podido responder a esa demanda, pero hay gente que sí está en capacidad”, apunta a propósito de las compras a empresas chinas.

“El Estado no termina de apoyar al sector, no hay un ente que le presente al presidente cómo debe ser”, insiste Paredes. El presidente Maduro anunció en 2014 que en Venezuela se instalaría una fábrica de instrumentos musicales para atender la demanda del sistema de orquestas con el apoyo de China. “Es una exigencia que tenemos, combinar la calidad y paciencia con que los artesanos fabrican los cuatros, guitarras, tambores y maracas con las que nutrieron nuestra cultura (…) Los recursos ya están aprobadas. Se hará una empresa nacional con capital venezolano-chino”, expresó el mandatario en octubre de hace dos años.

El año pasado Maduro repitió la idea mientras entregaba instrumentos musicales a niños del estado Vargas. “Estamos montando la fábrica de instrumentos aquí, para que tengamos una fábrica de instrumentos, lo más avanzado posible”, dijo. Exhortó, además, a los artesanos para que participaran en el proyecto. “Yo creo que podríamos hacer como una feria central de artesanos, convocarlos a una fecha pronto, yo presto todo el apoyo a través del Vicepresidente del Área Social, tenemos que montar una poderosa industria de instrumentos musicales en Venezuela, estamos haciendo una gran inversión con la República Popular China, nosotros tenemos todo aquí, tenemos la madera, no nos hace falta nada, además tenemos el amor y queremos hacerlo para que todos los instrumentos que le demos a nuestra orquesta sean made in Venezuela”.

Los lutieres hoy no saben nada de ese proyecto faraónico que ofreció el mandatario hace un año. Quizás en ese momento el presidente de la República tampoco sabía que los cuatros que entregó a varios niños eran made in China. “Aquí tienes tu cuatro hermoso”, le dijo a Génesis, una niña que debe estar aprendiendo música venezolana con un cuatro importado.

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