Ya alcanzaron Estados Unidos los forajidos que, siguiendo la ola migratoria venezolana, cometen fechorías en una docena de países. A todo tren esta megabanda se ha convertido en la que el general de policía Óscar Naranjo llama la organización criminal “más disruptiva” de Latinoamérica, una que le ha ganado escaramuzas hasta a la guerrilla colombiana. Ahora la Patrulla Fronteriza norteamericana reporta intentos de infiltrar la franquicia al norte del río Bravo.
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El venezolano Cristian Cortés ya consideraba muy seriamente irse de Colombia para escapar de la violencia que devoraba su barrio cuando, al llegar a su apartamento, encontró un panfleto con amenazas por debajo de la puerta.
"A aquellos que sean soplones les haremos estallar granadas en sus carros", decía el panfleto. "Nadie estará seguro en sus casas".
Los mensajes con las amenazas eran obra del Tren de Aragua, una banda que desde su origen en 2012 en la cárcel de Tocorón se ha expandido a una docena de países suramericanos. Allá dónde ha aparecido, este grupo ha llevado consigo secuestros, tráfico de drogas, trata de personas, asesinatos por encargo y extorsiones.
La tarjeta de presentación del Tren de Aragua es la violencia. Sus miembros cuelgan en las redes sociales grabaciones en las que puede verse a las víctimas rogando por su vida antes de ser ejecutadas.
Tras una disputa con los responsables del edificio en Bogotá en el que vivía Cortés, la banda amenazó con envenenar el suministro de agua o con prender fuego a los ascensores.
Cortés y 15 miembros de su familia decidieron huir.
“En Bogotá, cada vez que llegaba de vuelta al barrio tenía que esconderlo todo, el dinero, el teléfono, porque podían asesinarme solo por eso”, explicó Cortés en una entrevista con los periodistas en una ciudad estadounidense, cuyo nombre pidió no revelar.
El Tren de Aragua ha acaparado titulares en los últimos años, la inmensa mayoría en medios de comunicación en español. Pero comparado con otras organizaciones criminales transnacionales, tales como la MS-13 salvadoreña o el Cartel de Sinaloa mexicano, el grupo ha seguido siendo una banda bastante desconocida fuera de Sudamérica. Fuerzas de seguridad y expertos aún siguen sin entender del todo muchos elementos sobre su modus operandi.
Ahora, basándose en una filtración de documentos de la Fiscalía colombiana, Occrp y sus socios han logrado componer una imagen de cómo actúa esta banda que, como reconoce la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, busca también establecerse en ese país.
El Tren de Aragua logró enfrentarse a grupos criminales ya establecidos, obtener armamento pesado y expandirse a otros países desde Venezuela, según confirman los documentos que hacen parte de la filtración que dio lugar a la serie NarcoFiles, el nuevo orden criminal. La organización ha desatado oleadas de terror en países como Chile, Colombia, Brasil y Perú, muchas veces aliándose con bandas locales.
“Emplean una violencia excesiva para demostrar su poder. El asesinato de cualquiera que traicione o que no obedezca las órdenes envía un mensaje a los demás”, se puede leer en un informe policial que detalla la historia de esta banda y que forma parte de los documentos provenientes de la Fiscalía de Colombia.
El Tren de Aragua ha añadido una capa más de sufrimiento sobre los venezolanos que, por millones, han tenido que abandonar su país escapando de la inestabilidad política, de la corrupción extrema y de un colapso económico que ha desembocado en una crisis humanitaria.
Empiezan a aparecer señales de que miembros del Tren de Aragua van rumbo al norte, siguiendo la procesión de migrantes venezolanos que buscan alcanzar Estados Unidos. La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos explicó a CNN en Español, socio de Occrp en esta investigación, que en el último año, entre octubre de 2022 y octubre de 2023, ha detenido a 38 individuos sospechosos de pertenecer al Tren de Aragua. Al menos dos de ellos han sido procesados por intento de entrada ilegal en Estados Unidos.
El Tren de Aragua surgió en la superpoblada prisión de Tocorón, en el estado de Aragua, a una hora al oeste de Caracas, entre 2012 y el 2013, según estiman las autoridades.
Tras años de negligencia y corrupción, las autoridades cedieron el control de esa cárcel a los reclusos, que la gestionaban mediante un sistema jerárquico conocido, allí y en otros reclusorios venezolanos, como pranato.
A lo largo de los años, Tocorón pasó a convertirse en un nodo del crimen internacional.
En septiembre reciente, tras una intervención armada para retomar el penitenciario por agentes de seguridad del Estado, el ministro venezolano del Interior, Remigio Ceballos, un exoficial de la Armada, dijo a los reporteros que las autoridades incautaron fusiles de francotirador, granadas y lanzacohetes dentro de la prisión.
Humberto Prado, el coordinador general del Observatorio Venezolano de Prisiones, una organización no gubernamental de Derechos Humanos que monitorea las condiciones de las prisiones en el país, explicó que las brutales tácticas empleadas por el Tren de Aragua tienen sus raíces en la violencia carcelaria que aplicaban dentro de Tocorón.
Prado detalla a qué extremos llega la banda para lograr que se pague la causa, un impuesto que han de abonar los reclusos sólo para que se les permita seguir vivos. “La primera vez que no pagas te disparan en la muñeca. Si no pagas por una segunda vez, te disparan en el tobillo. La tercera falta de pago equivale a la pena de muerte”.
Este tipo de brutalidad ha permitido al Tren de Aragua conquistar negocios ilegales como la prostitución o el tráfico de drogas en numerosas ciudades por toda Suramérica.
Una joven explicó a CNN en Español que fue forzada a prostituirse en Colombia por miembros del Tren de Aragua, que la tuvieron atada a una cama durante dos meses, drogándola y manteniéndola privada de comida. La mujer relata cómo fue violada por cinco hombres, que luego la forzaban a tener sexo con clientes. Aunque sabía que en las habitaciones contiguas había otras mujeres, cuenta cómo durante aquellas semanas sus únicos compañeros “eran los ratones”.
Óscar Naranjo, exvicepresidente colombiano y general retirado de la policía que combatió al temido Cártel de Medellín de Pablo Escobar, sostiene que el Tren de Aragua es “hoy la organización más disruptiva en toda Latinoamérica”.
Aunque los métodos de esta banda traen recuerdos de aquella época terrible –bolsas con cuerpos desmembrados y cadáveres enterrados bajo cemento han aparecido en Colombia y Chile, por ejemplo–, los miembros del Tren de Aragua van más allá, pues emplean las redes sociales para amplificar ese terror.
En febrero de este año, el video del asesinato de una trabajadora sexual trans llamada Rubi Ferrer sembró el terror en las calles de Lima, la capital de Perú. El video, grabado con un teléfono, muestra a Ferrer suplicando por su vida antes de ser asesinada de un disparo a quemarropa. La policía peruana atribuyó al Tren de Aragua ese asesinato.
El asesinato de Ferrer, así como el de una de sus compañeras, llamada Priscila Aguado, fue un mensaje, según Ángela Villón, presidenta del Movimiento de Trabajadoras Sexuales de Perú.
En aquel momento, según relata Villón, el Tren de Aragua intentaba hacerse con el control de la zona de Lima donde ofrecen sus servicios las trabajadoras sexuales. Varias de ellas fueron advertidas de que dejaran de aparecer por allí. La banda estaba reemplazándolas con mujeres que habían huído de Venezuela y que se encontraban en una situación de extrema pobreza.
“Tras las amenazas llegaron las muertes, los asesinatos de Rubí Ferrer y Priscila Aguado. En una semana asesinaron a seis mujeres”, dice Villón, que como otras muchas personas recibió en su teléfono el vídeo del asesinato de Ferrer.
Villón cuenta además que al menos 18 de sus compañeras han recibido disparos en el pie, el mensaje del Tren de Aragua para que dejen de pisar las calles que ellos quieren controlar. Según la organización de Villón, 24 trabajadoras sexuales han sido secuestradas o asesinadas en el 2023. Otras 35 se encuentran desaparecidas.
Otra demostración de la rápida expansión de esta banda fue la oleada de asesinatos que se produjo en 2021 en Boa Vista, la capital del estado brasileño de Roraima, fronterizo con Venezuela y Guyana. Entre marzo y agosto de ese año. la policía investigó una docena de asesinatos, que acabaron siendo atribuidos al Tren de Aragua.
Las víctimas eran migrantes venezolanos y los cadáveres de cuatro de ellos habían aparecido desmembrados. Los fiscales en Roraima dijeron que algunas de las víctimas tenían deudas por droga y que los asesinatos tenían como objetivo “infundir miedo y terror” en la región.
Un documento de la Secretaría de Seguridad Pública de Roraima, que supervisa a la policía estatal, sostiene que los miembros del Tren de Aragua están bien armados y cuentan con ametralladoras y rifles de asalto.
En el documento, el secretariado estatal –así como la policía y la policía militar– solicitaban al Ministerio de Justicia y de Seguridad Pública que les suministrara “armamento y munición proporcionales a las condiciones necesarias para combatir al crimen organizado en las áreas amazónica pertenecientes al Estado de Roraima”.
El Tren de Aragua también empleó armamento pesado en Colombia en 2021. Un informe de la inteligencia militar, que forma parte de la filtración de la Fiscalía colombiana, señala que el grupo empleó “fusiles de asalto y granadas de fragmentación”, cuando se enfrentó a la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN) .
Los alrededores de la ciudad colombiana de Cúcuta, en el Departamento de Norte de Santander, se convirtieron en lo que algunos habitantes describieron como “zona de guerra” cuando distintos grupos comenzaron a combatir por el control de La Parada, punto fronterizo entre Colombia y Venezuela. Al final, según el informe, el Tren de Aragua “impuso su potencia de fuego, logrando establecerse en esa zona como el grupo con el control de la economía ilegal”.
Otro informe que se encuentra en la filtración de la Fiscalía colombiana detalla la brutalidad infligida a aquellos que traicionan a la banda. Así le ocurrió a Yonathan Zabalza Palencia, un miembro del Tren de Aragua que fue marcado por la banda como “guerrillero del ELN”. La policía encontró su cuerpo desmembrado dentro de un saco que había sido arrojado a un canal.
En 2022, la Fiscalía General de Colombia anunció el arresto en Bogotá de 19 miembros del Tren de Aragua que fueron acusados de asesinato, tráfico de drogas, soborno, extorsión y posesión ilegal de armas de fuego.
“Querían mostrarlo, hacerlo público, visible, para intimidar a la sociedad en su conjunto”, dijo Naranjo, el general de policía retirado.
Este septiembre, el ministro venezolano de Interior dijo a CNN en Español que las autoridades habían “desmantelado la cúpula” del Tren de Aragua tras una masiva operación para recuperar el control de la cárcel de Tocorón.
La banda había gestionado el penal durante años, disfrutando allí del lujo que pagaban con los ingresos obtenidos por sus crímenes. Los miembros del Tren de Aragua tenían acceso a una piscina, así como a varios restaurantes dentro de la prisión, donde también había una discoteca, un campo de béisbol, un mercado y una gallera.
Ceballos dijo a los periodistas que la operación, en la que participaron miles de agentes armados, fue un “éxito total”.
Pero la periodista Ronna Risquez, autora de un libro publicado este año sobre el Tren de Aragua, dijo a Occrp que, si bien la redada es “un golpe duro” a la organización, es poco probable que vaya a suponer el desmantelamiento total de la banda.
“Esto no significa el desmantelamiento de la organización”, dijo. “Los líderes del Tren de Aragua no han sido arrestados y se desconoce su paradero”.
En Perú y Colombia han sido libradas órdenes de arresto contra Héctor Guerrero, conocido por el alias de Niño Guerrero, quien, según las autoridades, manejaba el grupo desde la cárcel de Tocorón. Su ubicación actual es desconocida.
Y ahora, según sugiere la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos en un comunicado, hay señales de que la banda encamina sus pasos hacia el norte.
Esta es una mala noticia para gente como Juan, un venezolano llegado recientemente a Nueva York con su mujer y sus tres hijas. La familia huyó después de que el exmarido de su esposa, un miembro del Tren de Aragua, ordenó asesinarlo.
Juan, de 28 años, que pide ser identificado sólo por su nombre de pila como medida de seguridad, explicó que era muy arriesgado quedarse en Sudamérica, ya que la banda podía localizarlo fácilmente.
“Ya están por todo Ecuador, por todo Colombia, por todos esos países”, dijo. “Aquí [en Estados Unidos] es un poco más difícil entrar, creo”, dijo.
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Este contenido es parte de 'NarcoFiles: el nuevo orden criminal', una investigación periodística transnacional sobre el crimen organizado global, sus innovaciones, sus innumerables tentáculos y quienes los combaten. El proyecto, liderado por el Organized Crime and Corruption Reporting Project (Occrp), con el apoyo del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), se inició con una filtración de correos electrónicos de la Fiscalía General de la Nación de Colombia que fue compartida con Armando.info y más de 40 medios de comunicación en todo el mundo. Los periodistas examinaron y corroboraron el material junto a cientos de documentos, bases de datos y entrevistas.
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