Una periodista, un asesinato y la continuación de una cobertura inacabada

En 2017, la periodista Gauri Lankesh fue asesinada en India, días antes de que pudiera publicar un artículo previsto sobre desinformación. Más de cinco años después, ‘Forbidden Stories’ y un consorcio de periodistas retoman esa cobertura interrumpida. Este reportaje es la primera parte del proyecto ‘Story Killers’, una investigación global en la que participa Armando.info, sobre mercenarios de la desinformación y cómo la manipulación de la verdad, las ideas y las percepciones es, más que un negocio o una táctica, un nuevo campo de batalla.

14 febrero 2023
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El 5 de septiembre de 2017, la periodista Gauri Lankesh, de 55 años, llegó tarde a su oficina en Bangalore. Era un día cálido con ligero viento en esta ciudad del sur de India, conocida por su clima templado y su tráfico intenso. En su oficina, la planta baja de un descolorido edificio amarillo de tres plantas situado en una calle residencial, repasaba el próximo número de su revista semanal y daba los últimos retoques a su editorial, que siempre escribía de último, justo antes de publicar. 

La preocupación por el auge de la desinformación en la India y su experiencia como objetivo destacado de campañas de odio digital pesaron sobre Lankesh a la hora de escribir el artículo, que tituló “En la era de las noticias falsas”. En el escrito explicaba cómo las “fábricas de mentiras” -sitios web que trafican con rumores y medias verdades- difunden desinformación en India. Detalló un rumor viral sobre la censura de un ídolo hindú por parte de un partido de la oposición y lo rastreó hasta uno de los sitios más virulentos de este tipo, Postcard News, dirigido por un empresario local llamado Mahesh Vikram Hegde. El rumor, explicó, fue difundido por el partido gobernante, el Bharatiya Janata Party (BJP), y otros grupos que “utilizaron las noticias falsas como arma”. 

Llevaba varios días retocando el artículo, que debía publicarse dos días después. Fuera de este detalle, estaba de un humor inusualmente alegre, recuerdan sus amigos y familiares, y pasó la tarde charlando con activistas feministas. 

El crepúsculo se había asentado sobre Bangalore cuando Lankesh se dirigía a casa, zigzagueando por las calles de la bulliciosa capital tecnológica de la India. Si hubiera sido otra noche, habría pasado por casa de su hermana para ver la serie estadounidense This is us, como había hecho otras veces. Pero se fue directamente a casa. Pronto llegó a su pequeño bungaló, situado en una aldea tranquila, donde los ruidos fuertes son raros. Cuando Lankesh se acercó a la entrada de su casa, el estruendo de cuatro disparos resonó por todo el vecindario. El primer disparo alcanzó a Lankesh por debajo del hombro derecho. Dos balas se alojaron en su abdomen, perforando sus órganos vitales, mientras que una cuarta rebotó en la pared de su casa. Un motorizado y su cómplice huyeron del lugar, ocultando sus rostros a las cámaras de seguridad. 

Meses antes de su muerte, Lankesh instaló una cámara de seguridad en su casa, a sugerencia de un colega. Foto cortesía de Phineas Rueckert de Forbidden Stories / Story Killers

Lankesh, que murió en el acto, nunca vio impreso su editoral.

El asesinato de Lankesh no tardó en conmocionar a toda India. Cientos de dolientes acudieron a su funeral con pancartas en las que se leía: "Yo también soy Gauri". En un par de años, los investigadores policiales detuvieron a 17 culpables, relacionados con el culto nacionalista hindú Sanatan Sanstha, su filial Hindu Janajagruti Samiti (HJS) y otros grupos religiosos marginales. Según fuentes policiales, los miembros de este sindicato anónimo planearon el asesinato durante más de un año, consiguiendo armas, entrenando a sicarios y siguiendo los movimientos diarios de Lankesh. En la actualidad se está celebrando un juicio por el caso en Bangalore, pero un representante de Sanatan Sanstha se negó a responder ninguna pregunta al respecto, según dijo en un correo electrónico: “Sus preguntas se refieren a un caso que está sub iudice. Sería inapropiado hacer comentarios sobre estos asuntos, ya que el poder judicial indio es un organismo independiente”.

Forbidden Stories, cuya misión es continuar el trabajo de periodistas amenazados, encarcelados o asesinados, prosiguió con el trabajo inconcluso de Lankesh. Partiendo de su premisa -que la desinformación se ha convertido en algo industrial y en un arma-, Forbidden Stories reunió a un consorcio de 100 periodistas de 30 medios de comunicación para investigar el mercado mundial de la desinformación por encargo como parte del proyecto Story Killers (“asesinos de historias”). De India a Suramérica, pasando por el corazón de Europa, los periodistas descubrieron los entresijos de un mercado creciente y sin regular, que va desde vendedores de noticias falsas de poca monta a mercenarios multinacionales que venden campañas de desinformación para subvertir las democracias. 

Más de cinco años después del asesinato de Lankesh, Forbidden Stories accedió a los archivos del caso, habló con policías y abogados locales e investigó una pista inexplorada en la investigación criminal: cómo un video viral de YouTube de 2012 de Lankesh se difundió por las redes sociales y más tarde se mostró a las personas que supuestamente la mataron como “justificación" de su asesinato.

Una periodista incómoda

En la actualidad, la de Lankesh es una figura destacada en Bangalore, la ciudad donde creció y a la que regresó a finales de sus 30 años. En Koshy's, un antiguo comedor donde Lankesh era cliente habitual, el propietario del restaurante, Prem Koshy, reserva el asiento de Lankesh, cerca de la ventana, para los jóvenes periodistas que aspiran a seguir los pasos de su colega. Los reporteros recuerdan con cariño las interacciones con Lankesh, que, según algunos, les inspiraron para dedicarse al periodismo.

Pero antes de su muerte, el de Gauri Lankesh no era un nombre conocido, a diferencia del de su padre. Autor del homónimo Lankesh Patrike -o “periódico de Lankesh” en kannada o canarés, la lengua dravídica local-, P. Lankesh fue famoso por sus investigaciones sobre corrupción y política durante una época que muchos consideran la era dorada del periodismo indio, un periodo de independencia editorial sin precedentes que comenzó a principios de los años ochenta.

Kavitha Lankesh, hermana de Gauri, afirma que en India las organizaciones encargadas de desinformar son muchas y se infiltran en todos los ámbitos . Foto cortesía de Phineas Rueckert de Forbidden Stories / Story Killers

"Mi padre había derribado gobiernos con sus denuncias de corrupción", dijo Kavitha Lankesh, hermana menor de Lankesh en su oficina de Bangalore, situada en el piso de arriba de donde Lankesh había trabajado. Explicó, sin embargo, que su hermana no se había iniciado en el periodismo con esas ambiciones.

Lankesh empezó su carrera en Delhi, la capital de la nación, escribiendo desde investigaciones criminales hasta perfiles para Times of India, ETV Telugu y Sunday Magazine. No fue hasta el año 2000, cuando regresó a Bangalore para hacerse cargo de Lankesh Patrike tras la muerte de su padre, que la escritura de Lankesh tomó un giro político y su lengua un filo más agudo. Sus colegas y familiares recuerdan que este cambio supuso una "transformación" en la forma en que Lankesh entendía su papel como periodista.

En 2005 creó su semanario, al que llamó Gauri Lankesh Patrike. En sus editoriales y reportajes desde regiones remotas de Karnataka, su estado natal, del que Bangalore es capital, el Patrike se enfrentó a la clase dirigente y denunció el auge de los nacionalistas hindúes de extrema derecha. El periódico investigó la minería ilegal en el norte de Karnataka, la corrupción local y la polarización religiosa. Sin embargo, su principal objetivo era el partido nacionalista hindú Bharatiya Janata, o BJP, el partido del primer ministro Narendra Modi, llegando a ser acusada de difamación en dos ocasiones por el diputado Prahlad Joshi, miembro del BJP en el parlamento. 

Lankesh, que se describía a sí misma como periodista-activista, veía la lucha contra las noticias falsas difundidas por el BJP como parte de una batalla más amplia contra la extrema derecha india, según sus colegas. "La revista que dirigió durante más de una década trabajaba contra la falta de armonía entre comunidades", declaró a Forbidden Stories el Dr. HV Vasu, colega suyo, refiriéndose al conflicto interreligioso en India. "La lucha contra las noticias falsas formaba parte integral de eso".

Incluso en sus primeros años al frente del Patrike, el fenómeno de la manipulación de la información en beneficio político impregnaba los escritos de Lankesh. “Cree en el poder de la mentira que se reviste de verdad con la repetición constante”, escribió sobre el exprimer ministro del BJP, Atal Bihari Vajpayee. En otro artículo para desmentir un rumor viral, se refirió a “los hechos falsos de la historia”, en alusión a las afirmaciones sobre un antiguo gobernante de la región que había intentado convertir por la fuerza a los hindúes al Islam.

Su mayor visibilidad como periodista y activista contraria al nacionalismo hindú puede haber molestado a poderosos intereses en Karnataka, región cuya capital es Bangalore y considerada por algunos como un laboratorio para sembrar narrativas orientadas a crear enfrentamientos religiosos.

Desde su despacho en la calle principal de Bangalore, el abogado BT Venkatesh se rió al recordar las innumerables veces que representó a Lankesh ante los tribunales. “Disparaba desde todos los ángulos”, recuerda Venkatesh. “Un gángster presentaría una demanda contra ella. Un político la denunciaba. Algún empresario la denunciaría. Perseguía a cualquiera que fuera corrupto”.

A pesar de las amenazas legales, siguió publicando mordaces críticas al partido gobernante. “Lo que hizo fue algo extraordinario. Las agallas, el coraje, su forma de ver la revista. En dos años la transformó”, dijo Venkatesh. 

A medida que Lankesh evolucionaba, también lo hacía India. A mediados de la década de 2010, los nacionalistas hindúes sobre los que Lankesh había escrito se convirtieron en la corriente dominante. La elección de Narendra Modi en 2014 catapultó al BJP al poder gracias, al menos en parte, a una amplia red de células informáticas destinadas a difundir noticias positivas sobre el BJP y atacar a sus detractores, un grupo al que Lankesh llegaría a pertenecer.

Según Joyojeet Pal, investigador de la Universidad de Michigan en Estados Unidos, que estudia cómo se propaga la desinformación en las redes sociales, esas células informáticas están estructuradas como una pirámide, con los líderes del partido en la cúspide y una red de personas influyentes en la base. La capa inferior desempeña un papel clave en la creación y difusión de las narrativas, al tiempo que mantiene una distancia suficiente con la cúpula para dar a los líderes una negación plausible si los soldados digitales se vuelven demasiado extremistas. Estas personas influyentes de bajo nivel también trabajan para desacreditar a quienes disienten de la línea del partido, como periodistas independientes o activistas.

“Hay un cierto tipo de difamación sobre su carácter o sus motivos basada en quiénes son y qué han cubierto en el pasado, y el descrédito se produce a través de esa asociación", dijo Pal. Esto provoca un "efecto amedrentador en los periodistas, que ya no quieren participar en Internet”, concluyó.

En correos electrónicos personales dirigidos a su exesposo, el periodista Chidanand Rajghatta, Lankesh admitió sentirse desilusionada por este ecosistema piramidal. “Cuando la manía por Modi se convierte en un mantra popular, cuando la furia fascista se convierte en parte del discurso diario, cuando las noticias distorsionadas se convierten en el mantra de los principales medios de comunicación, cuando el fundamentalismo religioso ciega a la gente... Me siento descontenta, desencantada, perturbada", escribió en agosto de 2016.

Sus amigos dijeron que, al final de su vida, Lankesh parecía no estar bien: su periódico perdía suscriptores mientras contraía deudas y se había convertido en el blanco de un acoso casi constante en Internet por parte de redes de extrema derecha vinculadas al BJP. El trolling alcanzaba su punto álgido después de que Lankesh pronunciara un discurso o publicara fotos personales en Internet. La difamación se intensificó hacia el final de su vida, con contenido negativo publicado en páginas populares de extrema derecha en Facebook. 

A finales de 2016, aproximadamente un año antes de ser asesinada, su nombre tuvo una tendencia negativa en Twitter tras ser condenada por difamación y puesta en libertad bajo fianza. Los mensajes describían a Lankesh como “comunista” y “prostituta de la prensa”. En un post muy compartido, Postcard News, sitio al que Lankesh nombraba en su editorial, la describía como una “conocida odiadora de los hindúes”. El artículo, que enlazaba a un video de YouTube ya retirado de un discurso que Lankesh había dado en 2012 y que supuestamente se mostró a al menos cinco de sus presuntos asesinos, fue compartido en las redes sociales por Mahesh Vikram Hegde y Vivek Shetty, cofundadores de Postcard

Las publicaciones iban seguidas a menudo de comentarios airados. "Que los cuelguen", escribió un usuario de Facebook. 

Lankesh no dejó traslucir la magnitud del acoso que sufrió y dijo a sus amigos y colegas que no se tomaran en serio las amenazas en línea. “Es lo último de lo que deberías preocuparte”, recuerda la periodista de investigación, Rana Ayyub, que le dijo Lankesh dos días antes de su asesinato."No sabía hasta qué punto era despiadado", añadió la hermana de Lankesh. 

Pero en los últimos meses de su vida, a sugerencia de un colega, Lankesh instaló a regañadientes una cámara de seguridad en su casa. Sus amigos también la presionaron para que contratara un servicio de seguridad, pero ella lo consideró innecesario.

Por aquel entonces, Lankesh y otros colegas habían hablado de poner en marcha un proyecto de verificación de datos, utilizando una red descentralizada de grupos de WhatsApp para contrarrestar rumores virales. En los días previos a su muerte, Lankesh compartió comprobaciones de hechos de manera compulsiva desde su cuenta personal de Twitter, incluidas las de Alt News, un sitio de comprobación de hechos dirigido por Mohammed Zubair y Pratik Sinha, que fueron nominados al Premio Nobel 2022 por su trabajo sobre la desinformación en India.

Su editorial final, según colegas y familiares, nació de una búsqueda obsesiva de la verdad, pero también de admitir un error de juicio. En el editorial, Lankesh revelaba que ella había compartido accidentalmente una imagen manipulada en Facebook. La foto parecía mostrar una gran concentración a favor del opositor Partido del Congreso, pero había sido retocada para inflar el tamaño de la multitud, según revelaron posteriormente los verificadores de datos.No había ninguna intención de incitar a la reacción comunal o a la propaganda", escribió. "Sólo quería transmitir el mensaje de que la gente se está uniendo contra las fuerzas fascistas". Concluyó con una llamada a la acción: "Quiero saludar a todos los que denuncian las noticias falsas. Ojalá fueran más".

La hidra de muchas cabezas

En un típico día laborable de abril de 2022, el sonido de la mecanografía llena una pequeña oficina en el centro de Bangalore, amortiguando el lejano bocinazo que invade esta ciudad india conocida por su congestionado tráfico. Aquí, en la redacción de Naanu Gauri -o "Yo soy Gauri"-, una docena de periodistas trabajan bajo una gran foto de la periodista asesinada.

Tras su muerte, colegas y amigos pusieron en marcha el proyecto de verificación de datos de Lankesh, creando el Gauri Media Trust y Naanu Gauri, un medio digital independiente. En la actualidad, el pequeño equipo comprueba varias noticias falsas al día, pero tiene dificultades para hacer frente al torrente de desinformación, según Muttu Raju, redactor de la plantilla.

Periodistas y expertos afirman que Postcard News, con sede en Bangalore y dirigido por Mahesh Vikram Hegde, sigue siendo uno de los principales actores del ecosistema mediático de derechas de India. Hegde es una persona hindú influyente en las redes sociales que, al igual que otros medios de comunicación de derechas de nivel medio, está legitimado por un follow en Twitter del primer ministro Narendra Modi. En los años siguientes a la muerte de Lankesh, Postcard News compartió sin cesar información engañosa sobre la investigación del asesinato, tratando de desviar la culpa hacia los grupos de izquierda con los que Lankesh había trabajado, y de alejarla del grupo nacionalista hindú relacionado con el asesinato.  

Retomando el caso de Lankesh, Forbidden Stories investigó Postcard News. Así descubrió que en los años siguientes al asesinato de Lankesh, Hegde se acercó cada vez más al BJP, cofundando una empresa en la que figura como director un activo asesor del BJP. El imperio mediático de Hegde, que también incluye un popular canal de YouTube llamado TV Vikrama, despegó y tiene más de 300.000 suscriptores. Esto a pesar de una demanda de 2018 presentada contra él por difundir noticias falsas y dos denuncias policiales por publicar contenido difamatorio y un posible documento falsificado. 

En agosto de 2021, Hegde cofundó una empresa de relaciones públicas, Wise Index Media, en la que figuran otros dos directores: Shrikanth Kote y Beluru Sudarshana. Sudarshana, antiguo periodista, es asesor especial de gobernanza electrónica del actual ministro principal del BJP, Basavaraj Bommai. Fue ascendido al cargo por primera vez por el exministro jefe BS Yediyurappa en 2019 y de nuevo en diciembre de 2021, tras un cambio de gabinete. 

Bommai no respondió a las solicitudes de comentarios. A través de un portavoz, Yediyurappa se negó a hacer comentarios.

En su sitio web, Wise Index Media afirma estar especializada en "gestión de medios digitales, comunicación política, gestión de perfiles y relaciones públicas, creación de imagen, colocación de estrategias políticas y análisis de datos". El sitio web de la empresa da pistas sobre sus oferta, que incluye campañas electorales, gestión de redes sociales, gestión de perfiles y creación de imagen personal. 

Kote, cofundador de Wise Index Media, declaró a Forbidden Stories que la empresa se creó para dar visibilidad a iniciativas de base y proyectos de bienestar en Karnataka, pero no comentó sobre la identidad de sus clientes. Sudarshana, añadió, "no era un empleado del BJP", sino un asesor que trabajaba en la digitalización de iniciativas gubernamentales. "No hay conexiones políticas con la gobernanza electrónica", dijo. "No veo ningún conflicto de intereses". Sudarshana se negó a hacer comentarios.

Aunque en el sitio de Wise Index Media no se menciona directamente a Postcard News, los hipervínculos de la sección "sobre nosotros" redirigen a las páginas de Postcard y TV Vikrama. Hegde, que se jacta de haber recaudado dinero para la campaña de reelección de Modi en su sitio web personal, parece haber utilizado Wise Index Media como recipiente de recaudación de fondos para el BJP. En septiembre de 2022, pidió a los templos que hicieran donaciones para celebrar el 72 cumpleaños de Modi en una serie de publicaciones en las redes sociales. Varios de estos templos extendieron cheques a Wise Index Media.

En un mensaje de WhatsApp, Hegde respondió: "Por favor, envíame más chistes". Cuando Forbidden Stories intentó llamar, reiteró que "no estaba interesado" en responder a sus preguntas.

Los hallazgos de Forbidden Stories se corresponden con las declaraciones anteriores de Hegde sobre su proximidad al BJP, incluida la declaración a la policía de que "contaba con la bendición de varios altos dirigentes de derechas" tras ser detenido por difundir desinformación en marzo de 2018. El abogado que en principio representó a Hegde ante los tribunales en estos casos, Tejasvi Surya, es ahora un destacado miembro del BJP y jefe del movimiento juvenil del partido.

Surya tampoco respondió a las múltiples solicitudes de comentarios.

Postcard News forma parte de un "ecosistema muy amplio" de organizaciones de medios de comunicación vinculadas a grupos nacionalistas hindúes y al BJP, explicó Apar Gupta, director de la Internet Freedom Foundation, una organización de derechos digitales con sede en India. "Es una ecología mediática en expansión", afirmó.

Según los expertos, estas organizaciones suelen mantenerse al margen, lo que da al BJP la posibilidad de negar si se extralimitan, por ejemplo, empleando un lenguaje violento o extremista. 

Pal, de la Universidad de Michigan, dijo que en los últimos años se ha producido una "integración gradual" de organizaciones de medios de comunicación afiliadas, al menos vagamente, a entidades de derechas, como Postcard, The Frustrated Indian y Sudarshan News, un canal de televisión de derechas. "Lo que hacen, mucho más que noticias falsas, es sugestionar", afirmó. "Estas organizaciones suelen estar dirigidas por personal muy escaso, y aprovechan estas personas influyentes de nivel medio en la estructura piramidal". 

“Una vez que llegan a cierto punto de alcance, empiezan a ser cada vez más extremistas porque necesitan estar aún más lejos de lo que diga la televisión”, añadió. 

Aunque algunas de estas organizaciones operan de forma voluntaria, otras se han lucrado con el mercado creciente de los servicios de propaganda a la carta, según los investigadores. “Los partidos políticos trabajan ahora con una amplia gama de actores, como empresas privadas, redes de voluntarios y personas influyentes en las redes sociales, para influir en la opinión pública a través de las redes sociales”, escribió un equipo de investigadores de la inglesa Universidad de Oxford en un informe de 2020 sobre el creciente mercado de servicios de propaganda, estimado entonces en 60 millones de dólares en todo el mundo.

La escritura de Lankesh tomó un giro político en el 2000, cuando regresó a Bangalore para hacerse cargo de Lankesh Patrike tras la muerte de su padre, un reconocido periodista de investigación. Crédito: Sheethal Jain / Forbidden Stories

Incluso antes del asesinato de Lankesh, estas ofertas habían proliferado en India. Una empresa propuso servicios de "información armada" utilizados para "contaminar" los motores de búsqueda y "manipular masivamente la actualidad”,  prueba de que el mundo descrito por Lankesh en su editorial se ha hecho realidad. Muchos expertos describen estas redes como una hidra a la que le vuelven a crecer nuevas cabezas cuando le cortan una. 

Lankesh se enfrentaba a una estructura similar a una hidra, ha declarado su hermana Kavitha. "No es sólo una organización. Se filtra a muchísimas organizaciones", dijo. "Puede estar al lado de tu casa".    

Víctima de la desinformación

En julio de 2022, las puertas del Tribunal Civil y de Sesiones de Bangalore se abrieron a una pequeña audiencia de abogados y periodistas. abogados y periodistas. Un grupo de 17 sospechosos, presuntamente vinculados a la secta nacionalista hindú Sanatan Sanstha y otros movimientos de derechas, estaba siendo juzgados por el asesinato de Lankesh. 

Los periodistas y abogados que hablaron con Forbidden Stories describieron una investigación excepcionalmente bien llevada, algo raro en un país con uno de los mayores niveles de impunidad para los delitos contra la prensa. Una "unidad especial de investigación" creada para investigar el caso se puso a trabajar rápidamente: cotejando casquillos de bala con delitos similares cometidos en los últimos años, comparando cartuchos vacíos con una pistola de 7,65 mm e identificando el vehículo de huida a través de imágenes de circuito cerrado de televisión. A partir de ahí, se tardó seis meses en detener a un primer sospechoso: Naveen Kumar. Varios meses después, los investigadores presentaron un pliego de cargos de unas 10.000 páginas en el que nombraban a otros 17 sospechosos, uno de los cuales sigue prófugo.

Los investigadores determinaron que el grupo de asesinos formaba parte de un "sindicato del crimen organizado" que operaba en varios estados del sur de India. Se le acusa de varios atentados con bomba a principios de la década de 2000 en Goa, estado costero vecino de Karnataka. A través de pruebas forenses, los investigadores relacionaron la muerte de Lankesh con el asesinato de otros tres intelectuales públicos también por miembros de este grupo. 

Amol Kale, presunto cerebro del asesinato, seleccionaba a activistas de derechas en reuniones religiosas y los entrenaba para convertirse en asesinos. Se cree que Parashuram Waghmare apretó el gatillo.

Según los archivos del caso, Kale entrenó a los sicarios durante un proceso de adoctrinamiento de meses que incluía meditación, entrenamiento con armas y educación religiosa. Se les hizo leer artículos de Lankesh y ver videos de sus discursos. Al menos cinco miembros del sindicato vieron un video de un discurso que Lankesh pronunció en 2012 en el que se la escucha cuestionar las raíces del hinduismo. Waghmare, el asesino a sueldo, podía citar líneas del video, lo que sugiere que se lo habían mostrado "repetidamente", según un investigador de la policía local que habló con Forbidden Stories de forma anónima.

Un abogado que representa al acusado respondió: "Como el asunto está pendiente de resolución, no puedo ayudarle".

En una reunión celebrada en un local alquilado, los conspiradores decidieron que había que matar a Lankesh "a cualquier precio", según se lee en el expediente del caso. "Si no se le detenía, causaría descrédito y crearía una mala opinión sobre el Dharma hindú en la sociedad", concluyeron.  

Un periodista familiarizado con el caso, que prefirió permanecer en el anonimato, dijo que la narrativa popular de que Lankesh era antihindú, reforzada a través de los medios de comunicación en línea y tradicionales, desempeñó un papel clave en su asesinato. "Decidieron atentar contra Gauri por la percepción que se tenía de ella", declaró el periodista a Forbidden Stories. "La derecha de Karnataka ha estado atacando sistemáticamente a estos escritores: desacreditando, deslegitimando a estos intelectuales". El odio, añadió, "crecía y crecía y crecía".

Según fuentes policiales locales, el video, descargado de YouTube en el ordenador portátil de Kale, era uno de los elementos de un proceso de "adoctrinamiento gradual". Pero este video, según ha descubierto Forbidden Stories gracias a un análisis forense realizado en colaboración con investigadores del Digital Witness Lab de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, se difundió ampliamente entre los grupos de extrema derecha indios, contribuyendo a una intensa y virulenta difamación que la pintó como antihindú mucho antes de que se urdiera el plan para asesinarla. 

Utilizando herramientas de código abierto, los investigadores encontraron pruebas de ocho enlaces diferentes de YouTube que se compartieron ampliamente en Facebook, incluidos tres que tuvieron más de 100 millones de interacciones (entre me gusta, compartidos y comentarios). En 2014, la página oficial del BJP en Karnataka compartió el video con una advertencia: "La próxima vez que escuchemos este tipo de discursos deberíamos dar una respuesta legal adecuada".

El post del BJP de Karnataka en el que se compartía el primer video de YouTube tuvo poca repercusión entre los usuarios de Facebook, "pero el hecho de que el video llegara hasta allí dos años después de que se subiera originalmente habla de su alcance", señalaron Surya Mattu y Micha Gorelick, investigadores de Digital Witness Lab.

El BJP de Karnataka no respondió a las múltiples peticiones de comentarios.

En abril de 2019 -la última vez que se archivó antes de ser retirado-, la versión más popular del video tenía más de 250.000 reproducciones y cientos de comentarios en YouTube. En varios casos el video se publicó a través de múltiples cuentas que imitaban el mismo lenguaje, sugiriendo una publicación potencialmente coordinada. En todos los casos, el video está ligeramente editado y comienza con una pantalla negra en la que parpadean las palabras "POR QUÉ ODIO EL SECULARISMO EN LA INDIA". 

Según Guillaume Chaslot, antiguo ingeniero de Google que estudia cómo el algoritmo de YouTube promueve la incitación al odio, sublimar actos de violencia en lugar de llamar directamente a la violencia es una estrategia habitual para burlar el algoritmo de YouTube. "A medida que se prohíben determinados tipos de contenido basándose en palabras clave, la gente encuentra otras formas de expresar las cosas", explica. "En lugar de decir: 'Deberías matar a esta persona', pueden decir: 'Este es un hindú que odia a los hindúes, deberían bajarlo al infierno', cosas así".

En un comunicado, Google, que adquirió YouTube en 2006, escribió: "Las políticas de YouTube son globales, y las aplicamos de forma coherente en toda la plataforma, independientemente del tema o de la procedencia, el punto de vista político, la posición o la afiliación del creador. A lo largo de los años, hemos invertido en los productos y políticas necesarias para hacer frente a los contenidos nocivos, y hoy en día la inmensa mayoría de los videos infractores se eliminan con menos de diez visitas".

El video se deformó aún más en el proceso de edición, según pudo detectar Forbidden Stories. Según KL Ashok, que coordinó el acto en el que habló Lankesh, el discurso de ésta no pretendía ser un ataque contra el hinduismo. "Se acortó para incluir sólo la parte en la que dice que la religión hindú no tiene ni padre ni madre. La intención de decir eso era destacar la pluralidad de la religión. Hay miles de castas y varias creencias", dijo. 

Lankesh se describía a sí misma como periodista-activista y dedicó sus últimos años a luchar contra las noticias falsas. Foto cortesía de Phineas Rueckert de Forbidden Stories / Story Killers

En Twitter el video fue menos viral, según Forbidden Stories y Digital Witness Lab, pero también puede haber sido utilizado para suscitar ataques fuera de línea. Sin embargo, el análisis muestra que fue publicado desde Facebook por una cuenta llamada @GarudaPurana, perteneciente al activista de derechas Bhuvith Shetty, acusado de varios actos de violencia y de incitación al odio en Internet. En 2014, Shetty fue el autor de una petición en Change.org para que se detuviera a Lankesh por "herir los sentimientos religiosos". Forbidden Stories se puso en contacto con Shetty en Twitter, pero no respondió.

Estaba previsto que Lankesh compareciera ante el tribunal diez días después de la que sería la fecha de su asesinato, por una demanda en su contra en la que se alegaba que su discurso había alterado la armonía comunal. "Me enfrento a un caso por este discurso", escribió en Twitter varios meses antes. "Mantengo cada palabra que dije". 

Ella nunca tuvo ocasión ni de comparecer ante el tribunal ni de defenderse ante la opinión pública. 

Srishti Jaswal realizó una reportería adicional para ‘Forbidden Stories’. Oishika Neogi (Confluence Media), Prajwal Bhat (The News Minute) y Laura Höflinger (Der Spiegel) contribuyeron con entrevistas e investigación para esta historia.

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