El venezolano Álvaro Gorrín huyó en su yate en 2009 tras la intervención del Banco Canarias, pero él y sus socios de la directiva no se resignaron a perderlo todo a manos del gobierno venezolano. Entre el apoyo de un influyente bufete neoyorkino y la pericia de Appleby para crear empresas en paraísos fiscales, el entonces prófugo de los tribunales venezolanos trazó una estrategia para rescatar algo de las ruinas