Detrás de la fachada conservacionista, este zoocriadero comercializa miles de morrocoyes sabaneros oriundos del Macizo Guayanés, con la autorización del Ministerio de Ecosocialismo. Desde hace más de una década, ha exportado más de 200.000 a cuatro continentes tomando rutas poco convencionales para saciar la demanda global de la fauna silvestre.
Desde su llegada al poder en 1999, el comandante revolucionario tuvo claro que términos como “fiscalización”, “contraloría” y “transparencia” en el manejo de los dineros públicos le serían una camisa de fuerza de la que buscó zafarse creando decenas de “fondos”, sin contrapesos ni regulación de algún poder público. Estos le permitieron manejar personalmente, según un cálculo de Armando.info a partir de una filtración de documentos, hasta 56.000 millones de dólares.
José Gregorio Vielma Mora, exgobernador de Táchira y diputado del chavismo, fustigó la corrupción mientras, por otro lado, amasaba una fortuna en contratos viciados. Hoy es acusado por Estados Unidos de lucrarse con sobornos para favorecer a Alex Saab. El enlace para tal fin fue Orlando Alfonso Contreras Saab, un joven en el doble rol de beneficiario de contratos amañados otorgados por el gobernante e intermediario de las coimas del contratista favorito de Nicolás Maduro.
Con la entrada al corro bursátil caraqueño de Corporación Berakah, el joven Julio Mendoza Delgado corona su éxito casi instantáneo en la actividad minera de Guayana. Claro: solo si por éxito se entiende la incorporación de empresas fantasmas con sedes intangibles, la puesta en marcha de una procesadora de arenas auríferas sin casi ninguna factibilidad económica que no hace más que demandar nuevas inversiones, y la obtención de unos cuantos contratos estatales. Según coinciden expertos consultados, el oro no es precisamente lo que acá brilla.
Que esta novena histórica del béisbol profesional no haya conseguido títulos desde hace más de 30 años no disuade al empresario naviero Wilmer Ruperti en su empeño por convertirse en su nuevo dueño. Pero sus esfuerzos han tropezado con un obstáculo difícil de sortear: la demanda que otro empresario naviero y contratista del Estado interpuso contra Francisco Arocha, uno de los dos propietarios del equipo.
Parlamentario oficialista y proveedor del Estado, a José Leopoldo Matos las formas le tienen sin cuidado. Su empeño por encarnar simultáneamente a la revolución socialista y a la iniciativa privada, sin reparar ni en restricciones legales ni en coherencias ideológicas, equivale a procurar la cuadratura de la arepa. En todo caso, su relato de éxito como empresario del agro se tambalea, sostenido apenas sobre deudas y generosas asignaciones públicas.