Postales del sur profanado

Los estados venezolanos Bolívar y Amazonas eran casi, oficialmente, místicos. Su inmensidad parecía proteger no solo el macizo de tepuyes que constituyen las formaciones más antiguas del planeta sino las tremendas riquezas que yacen a su alrededor y sobre las cuales, de vez en cuando, llegaban noticias de explotaciones ilegales, contrabando y abusos. Pero este año que termina Armando.info documentó -entre el uso de las nuevas tecnologías y la reportería clásica- que lo que era la excepción ahora es la regla y el sur venezolano hoy es tierra plagada de pistas clandestinas que sirven al contrabando y al narcotráfico y en las que se ha instalado sin mayor reparo -excepto la defensa de sus habitantes originarios- decenas de células de las disidencias de las antiguas guerrillas colombianas de las FARC y el ELN. El Estado venezolano, con una presencia lánguida y complaciente, mira apenas con desdén a esta zona a la que han regresado sus depredadores más antiguos, los “garimpeiros” o empobrecidos mineros brasileros que explotan el lado venezolano y también otros más nuevos, los promotores de un turismo “cinco estrellas” que se ceba en los lugares más prístinos de la geografía nacional y permite a una clase muy peculiar y reducida de venezolanos brindar en la cima de un tepuy.

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