A pesar de la crisis económica que vive Venezuela, hay quienes han logrado salir airosos entrando al mundo de la pornografía o el modelaje erótico en la web. Las webcamers se han convertido en un caso de emprendimiento: con tan sólo unos minutos frente al computador pueden hacer tanto o más dinero de lo que a otra persona en un trabajo común le tomaría un mes.
A principios de 2014, llegaron a Venezuela 22 de musulmanes de Trinidad y Tobago para tramitar el visado que los llevaría a una peregrinación a La Meca, según aseguraron. Su estancia se alargó más de lo esperado y comenzaron a levantar sospechas. A la fecha, cinco de ellos siguen presos en la sede de la policía política mientras enfrentan un juicio por terrorismo.
Ocho años han pasado desde el anuncio de la creación de una fábrica de satélites en el pequeño pueblo de Borburata, en el estado Carabobo (centro de Venezuela). Su apertura se ha retrasado tres veces. En la búsqueda de la “soberanía e independencia tecnológica” para la construcción de este centro de desarrollo espacial, se han invertido más de 125 millones de dólares y la comunidad vecina sigue sin ver los beneficios.
Un experimento impulsado por el Ministerio de la Salud supuso confiar desde 2012 el servicio de Neonatología de la Maternidad Concepción Palacios de Caracas a un grupo de médicos-milicianos, graduados en Cuba, sin experiencia en Pediatría. Se les facilitó una vía expresa para graduarse de especialistas, pero, con todo, fracasaron. Su fracaso puede haber contribuido al salto de la tasa de mortalidad en uno de los principales centros materno-infantil de Venezuela.
Aunque ahora nadie quiere ver con ella, la empresa italiana especializada en software para pinchar comunicaciones electrónicas, proveedora para regímenes violadores de los derechos humanos en todo el mundo, mantuvo durante los últimos dos años un flirteo con autoridades del Gobierno de Nicolás Maduro, que empezó justo el día después de la muerte de Hugo Chávez y llegó a apuntar a Pdvsa. Así lo revelan sus correos, filtrados hace dos semanas.
El asesinato de un venezolano en Panamá expone pistas sobre el mercado negro de divisas. El crimen sigue impune año y medio después, pero a cuentagotas, muestra ejemplos de una economía paralela en la que hay gestores, prestamistas, cobradores y venganzas.