En la sierra de Perijá cunde una leyenda que achaca su tala a una empresa trasnacional. Un periodista recorrió la ruta del ocumo y tras un periplo por el occidente venezolano, encontró que, a contracorriente de las denuncias oficiales, el producto de la discordia se sirve en los mercados del gobierno bolivariano.
El ex grandeligas dominicano vendió a clientes venezolanos la quimera de una inyectadora sin aguja. La tecnología se mostró poco confiable y si llegó a los puertos del país, nunca sirvió a los pacientes del municipio San Francisco del estado Zulia. Pero dos embarques de la mercancía dieron acceso a un grupito al paraíso de los dólares preferenciales que obtuvieron, nada más y nada menos, que a través de una suerte de empresa de maletín del gobierno del alcalde Omar Prieto.
Millones en donativos, recolectados a través de telemaratones, financiaron una casa a las afueras de Caracas donde se alojaron, junto a un puñado de jóvenes de la calle a quienes se quería rescatar, los azotes simultáneos del maltrato, la indolencia y los manejos turbios. Ahora ya nadie da la cara por tantos colmos de la Colmena de la Vida, una utopía de la responsabilidad social privada que naufragó y a la que el Estado tuvo que intervenir.
No gozaba de poder alguno en Mérida, pero fiel a su convicción revolucionaria, denunció la corrupción de Pdvsa en El Vigía. Este 27 de mayo cumple tres meses desaparecido y la explicación que al misterio dio su jefe inmediato, el secretario de Gobierno, fue: “Eso le pasó por hablar pistoladas”.
Leonel González construyó en un terreno del municipio San Francisco de Maracaibo su propia utopía de comunismo primitivo, agrupada en torno a una singular visión del credo adventista. Allí nada es de nadie y a la vez es de todos. Con fondos del gobierno y su organización colectivista, se anotó varios éxitos en la gestión cooperativa que, sin embargo, le ganaron la animadversión de la alcaldía y fiscalía chavistas, que no pierden oportunidad para acosarlo con constantes acusaciones de abuso sexual y hasta de fraude tributario a las que da pie el extraño comportamiento de ‘El Profeta’.
Venezuela se ha convertido en uno de los principales compradores de ganado brasileño. Pero las masivas importaciones apenas dejan notar algunas irregularidades, como casos de sobreprecios en el transporte marítimo, o las discrepancias entre los registros de los dos países, cuyas diferencias establecen que 100.000 cabezas de ganado dejaron de llegar a su destino.