Si acordó aceptar esa condición a cambio de beneficios procesales para colaborar con la Fiscalía durante el juicio en Florida por el caso de la valija con 800.000 dólares en efectivo llevada a Argentina a bordo de un avión de Pdvsa en 2007, el empresario venezolano también debió arrepentirse por sus correrías cuando estas motivaron el cierre de sus cuentas en bancos internacionales, incluyendo una en el Credit Suisse con casi seis millones de dólares.
En 2008, vísperas de la reestatización por parte de Hugo Chávez de la siderúrgica guayanesa, la cuenta en el Credit Suisse de Máximo Vedoya, nombrado Director Comercial de Sidor por el consorcio privado que entonces era su dueño, alcanzó su monto máximo. Eran días en los que la empresa Ternium sobornaba a funcionarios del gobierno kirchnerista para que intercedieran ante Caracas y consiguieran que sus ejecutivos pudieran salir a salvo de Venezuela. Años después, Vedoya sería premiado con la presidencia de la compañía.
Hasta hace poco se tenía a Francisco Carrasquero como una figura secundaria o escudero del argentino Roberto Wellisch en el organigrama de Palmat, empresa que cobró comisiones colosales por contratos con las empresas básicas de Guayana y de venta de maquinaria agrícola en el marco de la alianza entre los gobiernos de Caracas y Buenos Aires. Sin embargo, una revisión de sus cuentas en Credit Suisse y de sus inversiones inmobiliarias en Miami corregirán tal percepción.