El asesinato en Caracas de dos jóvenes empresarios en mayo reciente trascendió las secciones de crónica policial y consiguió eco internacional porque una de las víctimas era familiar de una ‘celebrity’, Carolina Herrera, la diseñadora venezolana de mayor proyección global. Pero la trama del caso, también internacional, terminó por poner de relieve los violentos entretelones de la disputa por el control del furtivo negocio cambiario que opera entre Florida y Venezuela.
Sospechoso de dos asesinatos en Venezuela y señalado de lavar más de 100 millones de dólares del narcotráfico colombiano, a finales del año pasado quedó libre de culpa en una corte de Estados Unidos. Pero los movimientos bancarios que no encontraron los fiscales quedaron guardados en Mossack Fonseca, cuyos documentos ahora muestran que hizo transferencias desde las compañías colombianas Induitex LTDA y SBT S.A., incluidas en 2013 en la lista Clinton por tráfico de drogas.