Los arregladores de partidos ofrecen dinero en efectivo a equipos buenos, que no tienen chance de ganar el Mundial de Fútbol. La explotación de jugadores y la falta de pago, principalmente en África, ha motivado esta situación. Esta situación es presentada por el periodista de investigación canadiense, Declan Hill, autor del libro “Juego Sucio: fútbol y crimen organizado”.