La ‘popstar’ barranquillera aparece domiciliada en Bahamas y con empresas de maletín en Luxemburgo y Malta, dos reconocidos paraísos fiscales, según encontraron dos medios españoles en los documentos de los llamados Paradise Papers. En la isla mediterránea protegió los derechos de sus obras intelectuales y marcas, valorados en 2009 en más de 31 millones de euros. Aunque asociada a iniciativas filantrópicas, la cantante no parece haber estado ni sorda ni ciega ante esta operación de ingeniería financiera urdida durante la gestión de su anterior manager y primer marido, Antonio De la Rúa. De hecho, el argentino fue desplazado por un abogado en la directiva de las empresas.