La isla es el epicentro de experimentos con semillas modificadas genéticamente en Estados Unidos y sus territorios. El Centro de Periodismo Investigativo de Puerto Rico siguió una a una estas plantaciones y en el camino encontró que del negocio se benefician multinacionales como Monsanto, que ya ocupan 14% de las tierras públicas con el mejor potencial para producir alimentos. Las semilleras reciben más subsidios que los impuestos que pagan al gobierno de una región sumida en su peor crisis fiscal.