ALICIA HERNÁNDEZ

La utopía filochavista de Andalucía se enfrenta a la crisis

Marinaleda, un villorrio de 2.000 almas en el hirviente Sur de España, es el "doppelgänger" de la Revolución Bolivariana. Aunque en realidad anteceda al chavismo, su parábola replica como un espejo el itinerario político de Venezuela: nació como un proyecto comunitario, la juventud se fue aburguesando, y el líder, cansado de ganar elecciones, fue perdiendo su vigor acostumbrado. Las cifras oficiales maquillan la realidad del desempleo, y si no se está con el oficialismo, uno no recibe oportunidades. Ahora Marinaleda padece las vacas flacas de la dependencia del campo, a pesar de las millonarias compras de aceite de oliva que le hace desde Caracas el Gobierno de Nicolás Maduro.

Una boutique de reputaciones defiende al sobrino de Cilia Flores en Estados Unidos

En el menú de Squire Patton Boggs, la poderosa firma que agrupa un bufete de abogados y buró de relaciones públicas, la revolución bolivariana de Venezuela ha encontrado diversas opciones a su gusto: desde cabildear contra leyes que le son adversas, hasta demandar a un portal de Internet. Ahora la empresa –que en su momento ha servido indistintamente a un sanguinario dictador guatemalteco o a la autoridad palestina- se encarga de asistir a Efraín Campos, sobrino de la ‘Primera Combatiente’ venezolana, acusado de narcotráfico en un tribunal de Nueva York.

El racionamiento digital fue importado desde Taiwán

Fue en el Zulia donde el gobierno venezolano estrenó el sistema biométrico de regulación de compra de alimentos. Se trataba entonces de una opción voluntaria, pero el experimento ha mostrado una suerte de evolución de la libreta de racionamiento. Hoy está prácticamente en todos los mercados, se pide la huella dactilar para comprar hasta un chocolate y se ejerce a discreción de una cadena de cajeros, comerciantes y funcionarios.

Rafael Lacava ahora quiere ser como Mandela

En siete años de Gobierno en Puerto Cabello, su extravagante afición por el fútbol suena más que su gestión como alcalde por el PSUV: su hijo quedó reclutado en La Masía, viaja cada tres meses a Barcelona y construyó un centro de entrenamiento de dimensiones colosales. Visto por muchos como un burgués de closet, las cosas parecen ponerse en orden con su pretensión de dirigir la Federación de Fútbol, un deporte con el que pretende reunificar a Venezuela.

Inesita La Terrible y su fórmula para terminar en la cárcel

Mujer de ciencia, estudiosa, ensimismada, quizás inhábil para relacionarse con el mundo tangible, a Inés González le dio por decir sus verdades en las redes sociales. Como tuitera y con el apodo de ‘La Terrible’ se hizo casi famosa. Pero solo alcanzó el estatus de causa célebre de la libertad de expresión tras caer, hace nueve meses, en los calabozos de la policía política venezolana. Más que con los trinos por los que la imputaron, se buscó su destino con los conflictos virtuales que sostuvo con poderosas figuras de la televisión del Estado.

En el país virtual de Zello

Es una app de ‘walkie-talkie’ que tuvo su auge durante las protestas de 2014. Pero Zello también es una red social y hasta un modo de percibir lo que pasa en Venezuela, donde se combinan las teorías de conspiración, los extremismos políticos y los juegos de roles en línea. Esto es lo que vio en la red una periodista que se infiltró durante un mes.

Sitio espejo
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