Novo Banco

Al intervenir el Banco Espírito Santo en 2014, en vez de liquidarlo, el Estado portugués aisló los activos tóxicos del banco y los agrupó en un banco "malo", mientras hacía lo mismo con la cartera sana para dar lugar a una nueva entidad "buena", el Novo Banco. Además de prevenir una crisis mayopr en el sistema financiero, la maniobra buscaba restringir los costos del Estado para reflotar el negocio y posibilitar una pronta reprivatización de la operación. En 2017, 75% de las acciones del Novo Banco fueron vendidas a un fondo buitre de Estados Unidos, Lone Star. 

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