Wellisch, nuestro hombre en Guayana

Tiene un costado de Mesías: puede decirse que con su poder ha salvado de la quiebra al complejo industrial del aluminio en el estado Bolívar. Pero como representante de Glencore e intermediario de operaciones comerciales controvertidas, también ha hecho gala de codicia.
A
las afueras de Puerto Ordaz, en los portones de las empresas de aluminio
–Alcasa, Venalum, Bauxilum y Carbonorca– resulta familiar el nombre de Roberto
Wellisch, un empresario de nacionalidad argentina-venezolana-estadounidense que
se ha ganado el apodo de “El Zar del
Aluminio”. Es representante de Glencore A.G. en Venezuela. Su nombre se
escucha en esos corrillos desde por lo menos el año 2005, aunque se afirma
que anda por el estado Bolívar desde 1977 y que ha negociado más de 540 millones
de dólares, según el mismo lo contó el 17 de agosto frente a una masa de
trabajadores que lo escuchaban en el auditorio Orinoco de Ciudad
Guayana.
Solo
fue en 2005 cuando se vinculó a la trasnacional suiza, que entonces firmaba sus
primeras compras a futuro con las compañías estatales del aluminio, y justo
cuando se negoció el financiamiento para desarrollar la Línea V de Alcasa
por 685 millones de dólares. ¿Por qué entonces se le tendría que conocer en esos
portones, sitios tradicionales de concentraciones obreras, siendo Wellisch un
mercante ante de minerales? Porque algunas veces su oportuna intervención
ha salvado la quincena de los trabajadores con dinero fresco que desembolsó a
cambio de entregas a futuro, y con ese dinero, ha aplazado la fecha de quiebre
de las usinas estatales.
Wellisch
no lo esconde. El 23 de agosto de 2010 protagonizó un evento, sin duda inusual,
en el Teatro Orinoco de Venalum. Entonces se presentó en una reunión de Control
Obrero y reveló que había negociado contratos a futuro con Venalum por 180
millones de dólares y que la producción se entregaría en tres o cuatro años. En
la reunión Wellisch aclaró que el representante de Glencore en Venezuela era
Palmat C.A. Luego de dar respuestas a las demandas de los trabajadores, ofreció
desde transporte para los hijos de los empleados hasta apoyar la unidad de
quemados, como parte de su política de responsabilidad social empresarial.
En
2007, sin embargo, el nombre de Wellisch sonaba menos a Mesías. Al menos era así
en un informe que Carlos Lanz Rodríguez, el sociólogo que entonces presidía
Alcasa y lideraba un experimento fallido a la postre de cogestión, presentó ante
la Asamblea Nacional. En el papel denunciaba la existencia de cárteles
entronizados en la región que monopolizaban las actividades productivas en las
empresas de aluminio, hierro, oro y diamantes en el sur de Venezuela. Señalaba
sin cohibirse a Glencore A.G. y a Roberto Jorge Wellisch, quien, en palabras de
Lanz, “funciona bajo la cobertura de la empresa Palmat C.A.”. Titular de un día:
fracasada la cogestión y con Lanz fuera de su cargo gerencial, nadie se ocupó de
investigar ni una letra de la denuncia.

El nombre de Roberto Jorge Wellisch también quedó expuesto por el escándalo de los presuntos pagos de comisiones en los negocios argentinos-venezolanos. Crédito de la foto: William Urdaneta
En
el Informe confidencial sobre la compañía Glencore en Venezuela, aparecido el 14
de febrero de 2007 en www.aporrea.org y que presentó originalmente ante la
Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea Nacional, Lanz se refería a la mala
conducta de la trasnacional en los siguientes términos: “Glencore coordina y
lideriza el cártel del aluminio en Venezuela, agrupa a estas empresas ya
mencionadas y se distribuyen buena parte de la producción del aluminio. Según
los traders de la competencia,
Glencore y sus empresas asociadas juegan duro y sucio, como norma, en todos los
países. Por regla general, los agentes de Glencore poseen un estilo agresivo y
utilizan el soborno, el chantaje, el manejo de medios de comunicación para
desprestigiar o destruir reputaciones. Se mueven con agilidad y eficiencia en el
terreno de la corrupción de funcionarios y el lobby
político”.
La conexión K
Tres
años después el nombre de Roberto Jorge Wellisch también quedó expuesto por el
escándalo de los presuntos pagos de comisiones en los negocios
argentinos-venezolanos. El exembajador argentino en Caracas, Eduardo Sadous,
reveló que empresarios de su país se veían obligados a hacer un pago de 15 por
ciento en comisiones para la venta de maquinarias agrícolas al Ministerio de
Agricultura y Tierras (MAT) de Venezuela, entonces a cargo de Elías Jaua; y la
desaparición momentánea del dinero de un fideicomiso depositado en el Banco
Nacional de Desarrollo de Venezuela (Bandes).
La
negociación comenzó en una feria agrícola realizada en Barinas y a la que
asistieron los directivos de Palmat y de la competencia, la trader brasileña Cotia, además del
ministro de Planificación, Julio De Vido –asumido ya como una especie de
superintendente ad hoc de los negocios con Venezuela-, la embajadora Nilda
Garré, el entonces lugarteniente de De Vido, Claudio Uberti y el agregado
comercial de la embajada, Alberto Álvarez Tufillo, entre otros. El negocio ya
tenía la venia de los presidentes Nestor Kichner y Hugo Chávez. Un acuerdo
binacional refrendaba el acuerdo.
El
alto gobierno argentino, es decir, Julio De Vido, ministro de Planificación de
Argentina, y Claudio Uberti, otro funcionario también involucrado con el caso de
la valija de Guido Antonini Wilson; y representantes del propio Presidente Hugo
Chávez, acordaron otorgar la exclusividad de los “contratos de agencia” a dos
empresas: Palmat Internacional S.A., creada en 1995 pero que luego del escándalo
del maletín donde estuvieron implicados Uberti y Guido Antonini Wilson, entre
otros, fue sustituida por la subsidiaria PalmatIntertrade S.A.; y Madero
Trading, registrada en agosto de 2007. Palmat Internacional S.A. era
representada por Roberto Jorge Wellisch y Francisco José Carrasquero; y Madero
Trading era del argentino José Ernesto Rodríguez.
A
través de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma) se
presentaba a los industriales agremiados las necesidades del gobierno venezolano
y se establecía el vínculo con funcionarios designados por De Vido y Uberti,
quienes además avalaban a las empresas argentinas favorecidas con los contratos
de venta de maquinaria agrícola. Estas empresas contactaban al presidente de
Palmat, ahora PalmatIntertrade S.A., Roberto Jorge Wellisch, como intermediario
(aunque señalaron que todas las negociaciones las hacían con Francisco
Carraquero), y posteriormente se concretaba la firma del contrato con la
Corporación Venezolana Agrícola (CVA) y el desembolso de los recursos por parte
del Bandes.
Un
episodio con dudosa explicación fue la desaparición por algunas semanas de los
84 millones de dólares destinados a un fideicomiso, también alertada por el
exembajador Eduardo Sadous.
¿Qué
relación tiene este episodio con el pago de comisiones por parte de los
comerciantes argentinos? En el marco del acuerdo bilateral, entre 2005 y 2008,
Pdvsa recibió pagos de parte de Camessa –Compañía Administradora del Mercado
Mayorista Eléctrico de Argentina- por 554 millones de dólares por venta de
combustible, dinero que se depositaba en la cuenta del Bandes. Esos recursos se
desembolsaron para pagos realizados por la CVA por maquinarias agrícolas a las
empresas argentinas.

Las empresas de Wellisch en Venezuela agrupan a diversas razones jurídicas con sede en Puerto Ordaz, estado Bolívar. Muchas de ellas tuvieron relación crediticia con el Banco Guayana, extinto luego de su fusión con el Banco Caroní en diciembre de 2012. Crédito de la foto: William Urdaneta
Las
empresas que vendieron maquinarias agrícolas a Venezuela habrían de pagar 40
millones de dólares en comisiones a las intermediarias Palmat y Madero Trading,
según la denuncia de Sadou. Se dice que ganaron 43 millones de dólares, como
pago de servicios para allanar la burocracia venezolana y trasladar las
maquinarias desde el puerto hasta el destino final dentro de Venezuela en algún
estado llanero del país.
Vínculos financieros
Pero
aún falta un tercer capítulo donde coinciden los mismos protagonistas. El
representante de Madero Trading, el argentino José Ernesto Rodríguez, también
era representante del Banco Guayana en Argentina. Roberto Jorge Wellisch formaba
parte de la Junta Directiva de ese banco en Puerto Ordaz (estado Bolívar) y la
sede argentina del Banco Guayana estaba en el mismo domicilio de Madero Trading.
El presidente del Banco Guayana, para el momento, era otro argentino llamado
Oscar Eusebio Giménez Ayese. José Ernesto Rodríguez, también era
representante de Impsa, empresa que en 2008 comenzó a operar en la
repotenciación de la central hidroeléctrica Macagua I, en el estado
Bolívar.
En
el diario argentino Clarín, del 13 de agosto de 2010, se afirma que según los
datos obtenidos por la diputada opositora y excandidata presidencial, Elisa
Carrió, existe otro vínculo entre Roberto Jorge Wellisch y, esta vez, el
presidente de Fluviomar, Andrés René Guzmán, quien “tuvo participación en la
empresa americana ACBL donde en Venezuela, Roberto Wellisch tenía intereses.
ACBL ya domina el transporte por el río Orinoco en Venezuela. También el
presidente del Banco Guayana para el 2007, Oscar Giménez Ayesa, “tiene
intereses” en ACBL y fue uno de los intermediarios del polémico fideicomiso.
Además, Paloma Loewenthal y Juan de Dios Santucchi (socios de Palmat S.A.),
fueron ejecutivos de ACBL Argentina”.
Los
vínculos siguen. Según Carrió, Wellisch “adquirió, junto a dos socios más en el
2006, por 32 millones de dólares, los intereses que la firma American Commercial
Lines Inc. tenía en ACBL de Venezuela, según un registro de la Comisión de
Valores y Bolsa de EE. UU”. Paralelamente a esa compra, ACBL Hidrovías S.A. de
Argentina tiene sus oficinas en la misma dirección (Leandro L Alem 1.010 de
Buenos Aires), que Fluviomar y Palmat S.A.“De lo descrito se desprendería que el
mismo grupo empresario coincidió en ACBL Venezuela, ACBL Hidrovías, Palmat y
Fluviomar/Fluvioalba”, finaliza la denuncia de Elisa
Carrió.
Las
empresas de Wellisch en Venezuela agrupan a diversas razones jurídicas con sede
en Puerto Ordaz, estado Bolívar. Muchas de ellas tuvieron relación crediticia
con el Banco Guayana, extinto luego de su fusión con el Banco Caroní en
diciembre de 2012. Este último absorbió la cartera de negocios del Banco
Guayana.
Fuentes
señalan que la absorción del Banco Guayana por el Banco Caroní fue el
mecanismo idóneo para limpiar el nombre de la entidad financiera. El actual
presidente del Banco del Caroní es Arístides Maza Tirado y otro de los
directivos es Bernardo Kabche, representante del Banco Guayana. La Junta
Directiva del Banco Guayana estaba conformada por doce personas, de las que
siete siguen activas en el Directorio del Caroní. en su Junta
Directiva.
La
única defensa de Roberto Wellisch por el caso de las comisiones cobradas a los
empresarios argentinos la plasmó en un comunicado que hizo llegar al diario
prokirchnerista, página 12, de Buenos Aires. “Llego al otoño de mi vida con una
posición sólida gracias a mis esfuerzos cotidianos”, escribió con cierto
lirismo. “Soy un hombre de valores y conducta ética. Mi empresa tiene treinta
años dedicados a la intermediación comercial. Palmat cuenta con conocimientos e
infraestructura que agregan valor a las operaciones de nuestros clientes y
aliados. Tenemos filiales y oficinas propias en varias ciudades del mundo.
Palmat fue seleccionada de manera individual por treinta y nueve empresas
fabricantes de maquinarias agrícolas de la Argentina. La relación profesional
fue estipulada en contratos, suscriptos directamente y sin intermediación.
Fueron absolutamente legales, firmados y registrados en Buenos Aires en forma
voluntaria y transparente. Reafirmo, y está plenamente documentado, que
realizamos un trabajo profesional, que la relación profesional estuvo enmarcada
en contratos legales y se facturó en forma transparente y legal. Se cumplió con
el contrato con un trabajo arduo y sin reclamo de ninguna de las
partes”.
Para
esta nota se intentó conseguir, sin resultados, una versión personal de Wellisch
en Venezuela.
El
caso de las comisiones y las denuncias del exembajador Sadou fueron desestimadas
por la justicia argentina y en Venezuela nunca se investigó a ninguno de los
implicados, pero el nombre de Roberto Jorge Wellisch junto al de Palmat, que es
lo mismo que decir Glencore, continúa pronunciándose en Guayana, por donde se le
ve pasar solo de vez en cuando.
Clavel
Rangel, Ciudad Guayana/ Katherine Pennacchio, Marianela Balbi y Joseph Poliszuk,
Caracas
Lea
acá la primera entrega de la serie: "Guayana, el feudo de
Glencore"
Lea
acá la segunda entrega de la serie: "Negociar con aluminio es como montar en
carrusel"