El escándalo de Andorra repicó en Barbados
Una empresa en Barbados generó alertas bancarias por posible participación en el denso esquema de lavado de dinero a través de la Banca Privada de Andorra, por el que señalan al primo de Rafael Ramírez, Diego Salazar, y a su operador, Luis Mariano Rodríguez Cabello. La firma, que no fue incluida en ningún registro judicial del caso, tuvo en su directiva durante más de dos años a quien ha sido señalado en al menos tres países por blanqueo de capitales. La reaseguradora Energy Risk ahora se ha reinventado y ha obtenido calificaciones financieras para hacerse más internacional. La nueva vida también vino para Rodríguez Cabello, que evadió la extradición desde España y ahora, según su abogado, es un hombre libre en Madrid.
Lo que
lucía como algo más que una generosa propina inició en 2010 una investigación en
un juzgado de Andorra por actividades sospechosas con fondos provenientes de
Pdvsa que abrió la compuerta a las revelaciones sobre uno de los escándalos de
corrupción capitales del chavismo. En el principado europeo, un enclave de
laissez faire financiero en los Pirineos, se recibió entonces el alerta
de la policía antilavado de Francia, Tracfin, sobre una transferencia de fondos
entre la Banca Privada de Andorra (BPA), una de las dos mayores entidades
bancarias del país, y un banco francés por 99.980 euros, "en beneficio de un
empleado de una cadena hotelera en gratificación o regalía por servicios
prestados".
La
abultada retribución provenía de la firma Highland Asssets Corp, empresa
registrada en Panamá y propiedad de Diego Salazar, representada legalmente por
el abogado Luis Mariano Rodríguez Cabello. Era el primer hilo que se
deshilachaba de lo que terminó siendo una compleja madeja de empresas de
maletín, cascarones financieros y millones de dólares, sobre los que todavía hay
cabos sueltos, mientras todavía tarda en arrancar el juicio correspondiente en
un tribunal de Andorra.
La
relación con Diego Salazar, primo de Rafael Ramírez —ex
ministro de Energía, ex canciller, y cabeza de la estatal Petróleos de Venezuela
por una década—, parece ser un tatuaje en la vida de Luis Mariano Rodríguez
Cabello. Como parte del llamado Grupo Salazar, fue el principal operador de uno
de los más grandes desfalcos a la estatal petrolera mediante el cobro de
comisiones y sobornos, que involucran a más de una decena de individuos. Como
socios en distintas actividades financieras millonarias, Salazar y Rodríguez
Cabello reportaron amistades con lujos y dinero y también un pase a la prisión,
aunque en distintas condiciones.
Los FinCEN
Files, una filtración de más de 2.100 documentos obtenidos por BuzzFeed News,
compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, ICIJ
y 108 medios de 88 países, entre ellos, Armando.info, revelan que pese al
escrutinio que se seguía de la BPA, los cuantiosos movimientos de dinero a
cuentas presuntamente asociadas a Luis Mariano Rodríguez Cabello, siguieron
ocurriendo y levantando banderas rojas en otras jurisdicciones y empresas que no
habían sido incluidas hasta ahora en el mapa del trasiego de la corrupción de la
Pdvsa roja-rojita, como en su momento la proclamó Rafael
Ramírez.
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En un
resumen incluido en el boletín interno semanal de la FinCEN, Kleptocracy
Weekly, se recoge que, entre el 7 de octubre de 2014 y el 13 de noviembre de
2015, individuos "supuestamente relacionados con el escándalo de Pdvsa" usaron
una cuenta empresarial del banco Morgan Stanley Smith Barney LLC para recibir
más de 107 millones de dólares mediante quince transferencias. El escueto
reporte de la transacción —cuyo detalle estaría en un reporte de actividad
sospechosa o SAR, por sus siglas en inglés, no incluido en la filtración— señala
que la cuenta, a nombre de la empresa Energy Risk Indemnity SCC, registrada en
la ex colonia británica del Caribe oriental, Barbados, era manejada por
Rodríguez Cabello y "cuatro individuos relacionados", por lo que generó
preocupación en el banco sobre si el dinero provenía de un esquema de sobornos
en Venezuela.
Este
boletín semanal resume información protegida por la Ley del Secreto Bancario
(BSA, por sus iniciales en inglés) sobre funcionarios y entidades de gobierno
que podrían estar involucrados en hechos de corrupción de alto nivel. En el
reporte correspondiente a la semana del 18 al 24 de noviembre de 2016, la FinCEN
describe a Rodríguez Cabello como socio clave de Diego Salazar, con quien fue
grabado en una conversación junto a Pablo Laplana, gerente de la Banca Privada
de Andorra, proponiendo sobornar a autoridades andorranas para liberar cuentas
bloqueadas en las que habría más de 200 millones de
dólares.
El reporte
se refiere a una conversación grabada el 5 de diciembre de 2012 y develada por el diario El País
el 17 de diciembre de 2017, en la que Rodríguez Cabello conversa con
Laplana, exdirector de la Oficina Internacional de la BPA, sobre la posibilidad
de sobornar a investigadores europeos para detener las pesquisas, siguiendo el
ejemplo de lo que ya habían hecho con la justicia en
Venezuela.
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No fue
sino hasta que ocurrió la purga llevada a cabo por Nicolás Maduro dentro del
chavismo, ese reacomodo de lealtades en el que Ramírez acabó como enemigo de la
autodenominada Revolución Bolivariana, que la trama que detectó Francia tuvo
movimientos en Venezuela. Pasaron siete años de esa escandalosa propina en un
hotel parisino, para que el Tribunal Supremo de Justicia de
Justicia, en una sentencia del 1 de diciembre de 2017 que ordena la extradición desde
Colombia de Leonardo Díaz Paruta como presunto cómplice de Rodríguez Cabello,
iniciara una investigación contra el operador de Diego Salazar, quien fue
detenido ese mismo año.
El
documento señala que el expediente se abrió "con ocasión del informe de fecha 30
de noviembre de 2017, emanado de la Policía Nacional Contra la Corrupción, del
cual se desprende el análisis de reportes e informes emitidos por la Policía de
Andorra, la Unidad de Inteligencia Financiera de Andorra, y la FinCEN del
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos”.
El fiscal
Tarek William Saab hablaba de los “Expedientes de Andorra”, que contenían
“formularios de apertura de cuentas, contratos y fundamentalmente, reportes de
movimientos de cuentas bancarias indicativos de transferencias desde o hacia
cuentas externas a las de la Banca Privada de Andorra SA., o traspasos entre
cuentas de empresas que eran controladas por un grupo de venezolanos, vinculados
entre sí para defraudar a empresas del Estado venezolano".
Para ese
diciembre de 2017 ya había transcurrido más de un lustro desde que el Ministerio
Público recibió el oficio de Diligencias Previas N° 4103434/2012 de la jueza
andorrana Canolic Mignorance Cairat, que entonces había hecho una solicitud de
Asistencia Mutua en Materia Penal a la Fiscalía venezolana. Las autoridades
andorranas pidieron información sobre si existían investigaciones abiertas por
corrupción en contra de Luis Mariano Rodríguez Cabello, Estibaliz Basoa de
Rodríguez, Diego Salazar Carreño y Rosycela Díaz Gil —esposa de Salazar—,
el llamado Zar de los seguros, Omar
Jesús Farías Luces, José Luis Zabala, José Enrique Luongo Rotundo
—también primo de Ramírez y alto ejecutivo de Pdvsa—, y los ex viceministros
Nervis Gerardo Villalobos Cárdenas y Javier
Alvarado Ochoa.

La Asamblea Nacional controlada por la oposición intentó retomar en 2016 la investigación sobre el caso de Andorra, pero la Fiscalía —a cargo de Luisa Ortega Díaz— aseguró que no podía darles información por tratarse de una investigación en curso.
Documentos
de la gestión de Luisa Ortega Díaz al frente del Ministerio Público
—defenestrada en 2017 por decisión de la Asamblea Nacional Constituyente, el
parlamento paralelo que creó Nicolas Maduro para evadir el control legislativo—
reflejan que ese despacho procesaba el caso lentamente. En 2012 recibió el
oficio desde Andorra. En abril de 2016, la entonces directora contra la
corrupción de ese despacho, Paula Ziri Castro, informó en una carta a la
Asamblea Nacional —con mayoría opositora desde enero de ese año— que no podía
aportar datos a la Comisión de Contraloría que intentaba retomar pesquisas que
habían adelantado algunos diputados opositores en la anterior legislatura.
Argumentó que, al tratarse de una investigación en curso, se debía respetar la
reserva de la causa.
En junio
de 2016, el Ministerio Público recibió información que había solicitado a
Andorra bajo esa misma figura de asistencia mutua, según confirmó Zair Mundaray,
ex director de Actuación Procesal de la Fiscalía para el momento, hoy exiliado
en Colombia, quien mostró para este reportaje imágenes de esos registros. Aunque
el expediente ya se había empezado a armar, Tarek William Saab afirmó que el
caso comenzó en diciembre de 2017. "La improvisada policía contra la corrupción
envió un informe y, en lugar de anexarlo a la investigación en curso, iniciaron
una nueva. El sistema de seguimiento de casos impedía duplicidades de esa
naturaleza, pero fue suprimido", señaló Mundaray.
Mientras
en Venezuela los expedientes no tenían consecuencias, las actuaciones del
Departamento del Tesoro de Estados Unidos sí las generaban en otras fronteras.
El 10 de marzo de 2015 fue intervenida la Banca Privada de Andorra (BPA) por
orden del Instituto Nacional de Finanzas de Andorra (INAF), respondiendo a la
denuncia de la FinCEN por presuntas operaciones de lavado de dinero por un total
de 4.200 millones de dólares vinculadas a Venezuela.
Una inusual sociedad
En los
FinCEN Files es la primera vez que aparece públicamente la empresa Energy Risk
Indemnity SCC y se vincula a la trama corrupta en Andorra. Si bien en los
documentos judiciales del pequeño principado europeo se precisan los nombres de
al menos 34 sociedades establecidas en Venezuela, Ecuador, Panamá, Belice y las
Islas Vírgenes Británicas, la firma de Barbados no estaba
incluida.
Energy
Risk tiene sede en Saint James, localidad al oeste de esa isla del arco de las
Antillas menores, y continúa activa. Fue incorporada en 2013 con Bernell
Arrindell, Trevor Carmichael, Carolyn Humphrey y Grafton Williams como sus
primeros directores. De este grupo, solo los dos primeros se mantienen en la
cabeza de la firma. Luis Mariano Rodríguez Cabello entró a la directiva de la
compañía al año siguiente, el 5 de diciembre de 2014, dos meses después de que
comenzaron las transacciones sospechosas reportadas a la FinCEN, y tres meses
antes del derrumbe de la Banca Privada de Andorra.
A sus 72
años, Arrindell es considerado una autoridad en materia tributaria
internacional. Su experiencia reciente lo ubica, además de en Energy Risk, en
Cidel Bank and Trust y antes en la firma londinense Ernst & Young, en su
sede en Barbados. Desde 1998 ha sido consultor del gobierno de ese país en
asuntos económicos, de impuestos y legislativos asociados, y ha participado de
delegaciones oficiales de Barbados para negociar tratados comerciales con otras
naciones, así como en el desarrollo de instrumentos fiscales de la Caricom.
Entre otras decenas de ocupaciones, formó parte del Comité de Expertos de
Naciones Unidas en Cooperación Internacional en Asuntos Tributarios entre 2005 y
2013.

Luis Mariano Rodríguez Cabello ingresó en la junta de Energy Risk en diciembre de 2014, dos meses después de que comenzaron las transacciones sospechosas que levantaron la alerta de la FinCEN.
Su
biografía pública incluye su vasta experiencia y galardones internacionales
—como su nombramiento a finales del año pasado como Comendador de la Orden del
Imperio Británico (CBE), un reconocimiento que otorga la Reina Isabel II por
recomendación de los gobiernos del Reino Unido y la Commonwealth—, pero no
menciona la cantidad de empresas en las que ha participado como director. Una
pesquisa hecha para este trabajo arrojó su nombre asociado, aunque no
necesariamente en el presente, a otras siete empresas reaseguradoras como Ocean
International Reinsurance Company Limited, Three D Insurance Services LTD y
Rainmaker Insurance SCC.
En no
pocas de esas firmas su nombre aparece junto al de Trevor Carmichael y Grafton
Williams. De hecho, los cuatro directivos, ex socios de Rodríguez Cabello, han
tenido distintos enroques en las directivas de otro puñado más de compañías
reaseguradoras.
Carmichael
es un hombre dedicado al sector bancario de Barbados desde la década de 1970,
considerado pieza fundamental de la fortaleza que ahora tiene ese sector en la
economía de la pequeña nación insular del Caribe. Fue nombrado como Consejero de
la Reina, un estatus honorífico conferido por la Corona, y entre otras
actividades gremiales y hasta filantrópicas, es miembro de la International Bar
Association, una organización internacional compuesta por operadores jurídicos,
colegios profesionales de abogados y asociaciones de derecho de diferentes
nacionalidades, que influye sobre la reforma del derecho internacional. Además
es el patriarca de una de las familias más adineradas de Barbados, según la revista Vanity
Fair.
Arrindel y
Carmichael son los únicos directores que siguen en Energy Risk y compartieron
con Luis Mariano Rodríguez Cabello, abogado nacido en 1965 en Caripe, estado
Monagas, en el oriente del país, con un portafolio de relaciones en torno a
Rafael Ramírez, presidente de Pdvsa entre 2004 y 2014, y su primo Diego Salazar,
un vendedor de pólizas de seguros que se hizo millonario operando una red de
empresas offshore para el cobro de sobornos a empresas a cambio de jugosos
contratos, que le alcanzaron también para
patrocinar a petromodelos.
Humphrey y
Grafton se retiraron en abril de 2015 y marzo de 2019, respectivamente. Ambos
fueron contactados para ser consultados para este reportaje, pero no emitieron
respuesta. Pero Arrindell y Carmichael sí respondieron a través de una
comunicación firmada por The Board de la empresa, cuando fueron
consultados para este trabajo sobre las millonarias transferencias ocurridas
entre octubre de 2014 y noviembre de 2015.

Bernell Arrindell es un conocido consultor en asuntos legales y tributarios en Barbados y también ha sido asesor de la ONU. Su nombre figura en la directiva de múltiples sociedades offshore.
Durante
ese período, según explicaron por escrito, la compañía "tenía licencia para
participar en negocios de reaseguros desde Barbados", bajo la regulación de la
Comisión de Servicios Financieros de la isla (FSC, por sus siglas en inglés),
con vigilancia de la Unidad de Inteligencia Financiera de Barbados (FIU, por sus
siglas en inglés). Energy Risk, aseguran, "estaba estatutariamente obligada a
cumplir toda la legislación nacional e internacional relativa a combatir el
lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo".
La
directiva, en conjunto, declara no tener conocimiento de alguna actividad
indebida que involucre a la empresa durante el periodo mencionado, ni tampoco
"de ningún registro de que la compañía supuestamente habría realizado
transacciones con la Banca Privada de Andorra". Además, en la comunicación
afirman que no han recibido comunicación alguna de la FSC o de la FIU en
relación con alguna actividad de negocios indebidos por parte de la firma o sus
directores. "Hasta donde sabemos, la Compañía no recibió durante el período
mencionado ni durante su existencia fondos derivados de fuentes no relacionadas
con su negocio de reaseguros".
En su
comunicación, la directiva de la empresa no respondió cómo y por qué se
iniciaron los negocios con el venezolano, tampoco si alguno de los integrantes
de Energy Risk tenía alguna relación previa con Rodríguez Cabello, o si
mantienen en contacto con él. Tampoco quisieron emitir algún comentarios sobre
las acusaciones por lavado de capitales que pesan sobre su ex
socio.
Los
directores actuales de Energy Risk niegan haber tenido relación alguna con Diego
Salazar o haber firmado contrato con Pdvsa o empresas afiliadas. De hecho, en
Caracas no tienen sede física, como confirma un ex empleado de la firma en
Venezuela que trabajó durante cinco años allí como asesor en reaseguros y que
prefiere mantener su nombre en resguardo. “El reaseguro es el seguro del seguro,
no se trata de un tipo de empresas. Es un contrato mediante el cual una empresa
aseguradora llamada cedente, mediante el pago de una prima, obtiene una
cobertura para determinados riesgos y la reaseguradora se compromete a resarcir
sus riesgos. Así que el reaseguro no se refiere a tipo de empresas sino a clases
de riesgos y coberturas para ellos", detalla el ex empleado que se retiró de la
firma en abril de 2020 y dijo que siempre reportó a Grafton
Williams.
Aunque
revelar los clientes que tenía Energy Risk en Venezuela sería violar los
acuerdos de confidencialidad de su contrato, asegura que no vio negocios con
empresas del Estado; la mayoría eran compañías extranjeras del sector
privado.
La
directiva de Energy Risk afirma que Luis Mariano Rodríguez Cabello se retiró de
la firma en julio de 2017, supuestamente argumentando su deseo de pasar más
tiempo con su familia. En los registros del Instituto Venezolano de los Seguros
Sociales (IVSS) aparecía el 1° de agosto de ese año como la fecha de egreso de
su último empleo con el que cotizaba al sistema: Reinsurance Consulting C.A.,
una compañía de tres empleados de la que era era el representante legal, de
acuerdo con el documento de solvencia emanado de la
institución.
Salvarse de la extradición
Cuando
Rodríguez Cabello supuestamente buscaba más tiempo para estar con su familia, ya
su nombre formaba parte de escándalos internacionales, y menos de cinco meses
después Diego Salazar fue arrestado en Caracas, mientras las oficinas que
compartía con Rodríguez Cabello eran allanadas.
El 1°
diciembre de 2017, la Fiscalía venezolana acusó formalmente a Luis Mariano
Rodríguez, y el 13 de ese mes el Tribunal Sexto de Primera Instancia en
Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de
Caracas, ordenó su aprehensión y la de otras 19 personas. El 17 de agosto de
2018, la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia declaró
procedente solicitar a España la extradición de Rodríguez Cabello, quien se
había entregado a las autoridades de ese país.
Según
declaraciones de su abogado Ismael Oliver, recogidas en medios en noviembre de
2018, Rodríguez Cabello estaba solicitando asilo político en España y se
presentó en una comisaría de Madrid al conocer que en Venezuela se había cursado
una orden de detención en su contra. En esa oportunidad, Oliver calificó a Diego
Salazar y a Luis Mariano Rodríguez Cabello como "primos" de Rafael Ramírez, cosa
que luego el ex ministro negó. "Ni siquiera los conozco de trato ni por ningún
tipo de relación de nada", le dijo entonces a la agencia
EFE.
El 9 de
enero de 2019, Luis Mariano Rodríguez Cabello argumentó ante los tribunales
españoles que su extradición pondría en riesgo su vida, pues en Venezuela se
tortura y maltrata a los detenidos. En aquella audiencia, Ismael Oliver alegó la
situación de Diego Salazar, quien supuestamente estaba recluido sin ver la luz
solar en La Tumba de la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia,
una suerte de celda de máxima seguridad. También señaló que Salazar estaba
sufriendo un retraso procesal. Unas semanas atrás, el 12 de diciembre de 2018,
había muerto en los calabozos de la Dirección General de Contrainteligencia
Militar (Dgcim) el exministro de Petróleo y exjefe de Pdvsa, Nelson Martínez,
detenido como parte de la misma
trama.

Diego Salazar operó, a través de Luis Mariano Rodríguez Cabello, un sofisticado esquema de sobornos a cambio de contratos con Pdvsa. Salazar fue arrestado en Caracas y permanece bajo custodia del Sebin.
Poco más
de un mes después, en febrero, la Audiencia Nacional finalmente denegó la
extradición de Rodríguez Cabello. En aquel momento, Oliver dijo a El Confidencial que
recurrían la
decisión porque no se trata "únicamente de salvaguardar los derechos humanos del
reclamado, sino también de probar que no es justa una extradición pasiva”, como
la que había aprobado el Consejo de Ministros de España en noviembre de 2018 por
solicitud de la Fiscalía venezolana.
Las
gestiones de Oliver parecen haber surtido efecto, pues en 2020 Luis Mariano
Rodríguez Cabello es un hombre libre, al menos en Madrid. Consultado para este
reportaje, Oliver afirmó que el señalado "ya no precisa defensa jurídica, su
proceso judicial derivado de la extradición solicitada por Venezuela ya ha
concluido", y agregó que "su estatus es el de un ciudadano que no tiene ningún
otro procedimiento y es residente en España". Otras preguntas formuladas al
abogado al respecto no fueron respondidas.
Las cuentas pendientes
Luis
Mariano Rodríguez Cabello logró escabullirse de la causa en España, según su
abogado, pero aún está acusado por corrupción en Venezuela y en
Andorra.
En la
Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional aún se recuerda que Rodríguez
Cabello sería convocado para una interpelación que le exigiría explicaciones
sobre su afirmación de que había pagado 80.000 dólares para frenar
investigaciones en su contra en Venezuela, según grabaciones llevadas al
parlamento por el diputado opositor Julio Montoya, luego de un viaje a Madrid
para buscar más información sobre la trama corrupta en torno a Petróleos de
Venezuela y la Banca Privada de Andorra.
Eran
tiempos en los que la Asamblea Nacional estaba dominada por mayoría chavista y
no se mostró dispuesta a dar curso a investigaciones sobre las actuaciones del
abogado, estrechamente vinculado a la cúpula de Pdvsa. Pedro Carreño, del
partido oficial (Psuv), encabezaba la Comisión de Contraloría que decidió
"engavetar" las denuncias, según dijo después Freddy Guevara, del opositor
Voluntad Popular, que lo relevó en la presidencia de esa
instancia.
En la
siguiente legislatura, vigente hasta ahora, cuando la oposición se queda con la
mayoría del Parlamento, el audio obtenido por Montoya fue mostrado en la
Comisión de Contraloría que ahora investigaba al entorno de Rafael Ramírez por
las denuncias de lavado de dinero en Andorra. En octubre de 2016, mientras se
presentaba un "informe final" inculpatorio, el Tribunal Supremo de Justicia dejó
sin efecto el trabajo parlamentario.
La
magistrada Gladys Gutiérrez firmó la sentencia con la cual ordenó proteger al
entonces embajador de Venezuela en las Naciones Unidas y suspendió los efectos
de la investigación, pues escudriñar tales irregularidades pondría en riesgo la
ya complicada situación financiera de Pdvsa.

La fractura entre el grupo de poder de Rafael Ramírez, presidente de Pdvsa por una década, y Nicolás Maduro desató una persecución judicial a sus socios que alcanzó a su primo, Diego Salazar, y a su principal operador, Luis Mariano Rodríguez Cabello. Foto: AFP/Juan Barreto.
Más tarde,
el panorama de lealtades y compromisos del oficialismo había cambiado. En 2017,
Rafael Ramírez ya era visto como enemigo, así como quienes acompañaron su
gestión. En diciembre de 2017, Tarek William Saab ya había incluido a Rodríguez
Cabello —señalado por Montoya de ser propietario de 100 apartamentos en Dubái—
en el denominado Grupo Salazar. El abogado se desempeñaba como socio y
representante legal de la empresa Inverdt Asesores de Negocios, propiedad de
Diego Salazar, con sede en la Torre Edicampo de Campo Alegre, en Caracas, que
había sido allanada por el Sebin tres días antes de la declaración de
Saab.
En
septiembre de 2018 la magistrada Canólic Mingorance notificó el procesamiento
judicial del exviceministro venezolano Nervis Villalobos y otros 15 venezolanos
de entre 28 implicados —incluyendo directivos de la BPA—, por el presunto
expolio a las arcas venezolanas. Según el juzgado de la magistrada andorrana,
los exfuncionarios del chavismo y empresarios cobraron comisiones de más de 10%
a compañías —la mayoría chinas— que después recibieron jugosos contratos para
proyectos dentro y fuera de Pdvsa.
La
Asamblea Nacional de Venezuela en manos de la oposición calculó que el desfalco
pudo superar los 16.000 millones de dólares. Según la Fiscalía venezolana, la
cantidad blanqueada a través de la Banca Privada de Andorra asciende a 4.200
millones de euros operados mediante 40 empresas "fantasmas", según información
oficial de diciembre 2017. El monto se corresponde con lo alertado por el
Departamento del Tesoro de Estados Unidos en 2015, cuando la Banca Privada de
Andorra fue intervenida por blanqueo de capitales.
Un nuevo 'board'
Mientras
el ex directivo de Energy Risk afrontaba causas judiciales en su contra, la
firma con la que levantó sospechas ante la FinCEN mutaba y se reacomodaba para
hacerse más internacional. En 2017, con Rodríguez Cabello ya fuera del
board, se sometió a revisión por parte de la agencia calificadora
AM Best, que en noviembre de ese año le otorgó un B+ en fortaleza financiera.
Ese mismo mes, pasó a tener su Legal Entity Identifier (LEI), un número de
identificación global único otorgado a entidades que participan de transacciones
financieras.
Entonces
el argentino Paticio Rubinstein se sumó a la junta directiva, aunque no muestre
su participación en ella en su página de Linkedin, donde destacan varios fondos
de inversión a los que pertenece como Blue Swan Initiative y Quantum Global
Alliance, ubicados en el paraíso fiscal de Luxemburgo, donde apareció
relacionado a empresas señaladas en la filtración llamada Bahama Leaks, también
coordinada por el ICIJ.
En la
nueva Energy Risk se sumó además Jean-Francois Clermont-Tonerre como director.
En su perfil profesional, el francés defiende tener 25 años de carrera en el
sector de banca, finanzas y bienes raíces. En 2018 un tribunal de Luxemburgo lo
declaró inocente de un fraude masivo que su exsocio
Fabien Gaglio —a
quien él mismo había denunciado— había protagonizado desde la firma que
compartían, Hottinger & Partners (HPSA).
Contactados directamente y consultados a través
de la comunicación respondida por The Board, ni Rubinstein ni
Clermont-Tonerre quisieron responder para este trabajo si conocían a Luis
Mariano Rodríguez Cabello. Energy Risk tampoco respondió si esos nuevos
directores estaban al tanto de las manchas en la trayectoria de un exdirectivo
de la compañía cuando ingresaron a la firma.
En
noviembre de 2019, Energy Risk llegó a un acuerdo de fusión con Ocean
International Reinsurance Company (Ocean Re), que fue aprobado por las
instancias regulatorias de Barbados, la misma empresa que tuvo en su directorio
a Grafton Williams hasta 2015 cuando se incorporaron Trevor Carmichael y Bernell
Arrindell, actuales integrantes de la junta que encabeza Energy Risk. La
operación se concretó en marzo de 2020, para arrojar un portafolio conjunto de
operaciones de reaseguros en 73 países repartidos en cuatro continentes,
principalmente de América Latina y Reino Unido.