Una boutique de reputaciones defiende al sobrino de Cilia Flores en Estados Unidos

En el menú de Squire Patton Boggs, la poderosa firma que agrupa un bufete de abogados y buró de relaciones públicas, la revolución bolivariana de Venezuela ha encontrado diversas opciones a su gusto: desde cabildear contra leyes que le son adversas, hasta demandar a un portal de Internet. Ahora la empresa –que en su momento ha servido indistintamente a un sanguinario dictador guatemalteco o a la autoridad palestina- se encarga de asistir a Efraín Campos, sobrino de la ‘Primera Combatiente’ venezolana, acusado de narcotráfico en un tribunal de Nueva York.
Los negocios no tienen
fronteras. Así reza la página del bufete de abogados que, desde el pasado 12 de
noviembre se encarga de la defensa de Efraín Campo Flores, el sobrino de Cilia
Flores, la esposa del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Campo Flores fue
detenido el pasado mes de noviembre acusado de narcotráfico junto a su primo,
Franqui Flores. Al primero se le aseguró su defensa con la que es una de las 30
firmas de abogados más grandes del mundo y, a la vez, la segunda en importancia
en el negocio del lobby en Estados Unidos. Squire Patton Boggs es la defensora
de muchos intereses en Washington DC, un miembro del establishment en la
capital estadounidense.
La firma tal y como
ahora se le conoce nació en 2014, fruto de la fusión de otras tantas. La
primera, la más antigua, es Squire, Sanders & Dempsey. Se fundó en Cleveland
(Ohio, Estados Unidos) en 1890 y hasta los 90 del siglo pasado fue un bufete de
abogados que solo tenía oficinas en su país de origen y Bruselas, Bélgica. La
caída del telón de acero y el desmoronamiento de la antigua Unión Soviética tras
el fin de la Guerra Fría supuso el auge del grupo, que intervino en buena parte
de los procesos de privatización de empresas de las ex repúblicas soviéticas.
De Europa es la
compañía con la que se fusiona en enero de 2011, Hammonds, originada en
Yorkshire (Reino Unido) en 1887 y que a su vez se fusionó con Edge Ellison en el
año 2000. De ser el grupo más importante de su país pasó a tener una deuda
millonaria que la llevó a una drástica reducción de personal, situación que
mejoró notablemente al unirse a Squire, Sanders & Dempsey y que, sin duda,
mejoraría aún más con el paso de los años.
El tercer bufete es
Patton Boggs, fundado por James R. Patton Jr en 1962. Su caída es reciente.
Participaron en el pleito de Ecuador contra Chevron Corp. La demanda se hizo por
el vertido de más de 800.000 toneladas de residuos petrolíferos entre 1964 y
1992 en la zona de Lago Agrio. El litigio se “resolvió” cuando la petrolera
acordó con la firma de abogados pagar 15 millones de dólares para resolver la
disputa y a cambio de que Chevron retirara las denuncias de fraude, engaño y
acusación maliciosa contra la firma. Los ciudadanos ecuatorianos que pusieron la
demanda, insatisfechos, acusaron de “traición” a Patton Boggs. Hewitt Pate,
consejero general de Chevron, dijo sobre la firma que se “sentían complacidos
porque hubieran terminado su asociación con el litigio por fraude y extorsión en
Ecuador” y Patton Boggs se excusó y acordó cooperar con la internacional. Las
negociaciones para la fusión con Squire Sands empezaron antes y este
encontronazo era un escollo. Resuelto, la fusión se dio en junio de 2014.
Así nació la que ahora
es Squire Patton Boggs, con 44 oficinas en 21 países y una facturación anual de
775 millones de dólares, según American Lawyer.

Logo de la firma luego de que el año pasado se terminaran de fusionar los tres grupos que dieron origen a la organización.
Caracas: coca y gasolina
El caso del sobrino de
Cilia Flores no es el único del que se ha encargado el bufete de abogados. Desde
hace unas semanas se encargan del caso del Banco Central de Venezuela (BCV)
contra la página web DolarToday. En este website se publica la tasa de lo que en
el país se conoce como “dólar paralelo” o “dólar negro”. En el país hay control
cambiario desde 2003, una medida que se tomó para, según el entonces presidente
Hugo Chávez, evitar la fuga de divisas tras el Paro Petrolero de tres meses que
intentó derrocar al líder revolucionario. Iba a ser una medida momentánea, pero
desde entonces y, por ahora, llegó para quedarse. Los venezolanos que, por
ejemplo quieren viajar el exterior deben pedir la autorización para que el
Gobierno les asigne dólares. Según su destino y el tiempo de permanencia se le
asigna mayor o menor cantidad. Igual ocurre con aquellas empresas –sin importar
tamaño– que quieren importar bienes. Para entender la importancia de este
control hay que señalar que la producción de Venezuela depende en gran parte de
las importaciones. Hay farmacéuticas, pero los principios activos se importan.
Hay harina de maíz, pero el grano viene, en gran parte, de
fuera.
El control de divisas
ha generado una demanda que a su vez creó una tasa paralela que, en principio,
variaba según el ofertante. En 2010 si el dólar oficial estaba en 6,30
bolívares, en el mercado negro se podía obtener por 10. Ese año apareció
DolarToday, una página que publicaba la tasa del “innombrable”, acuñado así por
la prohibición del Gobierno de mentarlo y dar su valor. Nadie sabía quién estaba
detrás de la página ni cuál era exactamente el modo de cálculo de esta tasa
negra. La investigación “DólarToday: la
venganza más célebre de tres venezolanos” de
Armando.Info, El Pitazo TV y Poderopedia Venezuela
destapó algunas de las caras detrás del website. Entonces, y luego de que el
gobierno de Nicolás Maduro vociferara diversas amenazas contra el portal, al que
acusa de ser parte de una conspiración contra la moneda nacional, el BCV entró
en el juego. Y es aquí donde entra el bufete en escena.
Squire Patton Bogs es
el encargado de este contencioso contra los integrantes de DolarToday. Es el
único caso sobre el que quisieron hablar con Armando.Info. Si bien
su página web tiene información de contacto para cada uno de los abogados que
integran su gabinete, a la hora de declarar son más reacios. Se hizo contacto
con ellos en la oficina de Nueva York, la que se encarga del caso del sobrino
Flores. La llamada nunca pasó de la recepcionista quien insistió varias veces en
saber “quién nos mandaba”. Dijeron que era imposible aceptar una entrevista. Al
cierre de edición de esta nota, los abogados de esa locación no contestaron a
los sucesivos emails que se le remitieron. Tras contactar con la oficina de
Washington DC y enviar también varios correos, por fin respondió Adam R. Fox,
quien accedió a una entrevista en teleconferencia vía Skype.
Adam R. Fox joven, pero
con 18 años de experiencia en la compañía –se inició con Squire Sanders–, cuenta
desde su casa de Los Ángeles que es uno de los abogados encargado del caso de
DolarToday. Insiste en que solo puede hablar de ese caso, “no sé de los demás,
no estoy envuelto en el caso del sobrino de Cilia Flores, ni siquiera sé cuál de
mis colegas está”. Tampoco dice cuánto es el monto que el BCV paga a su
compañía: “Estoy centrado en el caso, no en esos detalles”. Tampoco sabe quién
es el encargado en Venezuela de este contrato, “mucha gente del BCV habla con
nosotros”. Sobre su caso dice que la mayoría de estadounidenses no sabe qué es
DolarToday, ni tienen interés en lo que hace el BCV.
“Está en Delawere y al
menos 15 personas son responsables de fabricar tasas. ¿De dónde sacan esa
información? ¿Por qué están haciendo eso? ¿Por qué fabrican esos números con los
que se están enriqueciendo de modo ilícito?”, dice, tranquilo, aludiendo a que
no sabe si el Gobierno de Venezuela es popular o impopular, sino que él está del
lado de un banco central, “una pequeña parte de un gobierno que se dedica a la
política monetaria y está teniendo este problema”.

Ecuador demandó a Chevron por el vertido de más de 800.000 toneladas de residuos petrolíferos entre 1964 y 1992 y en ese litigio también estuvo Squire Patton Boggs. Foto: Flickr/Rainforest Action Network.
Cuando se le pregunta
acerca los casos que pueden ser vistos como impopulares y en los que ha
participado su bufete –como el apoyo al dictador guatemalteco Fernando Romeo
Lucas García–, argumenta que no sabe de esos casos, que no puede responder por
todos porque “es muy extenso, trabajamos para muchas compañías y países en el
mundo que puede que estén relacionadas o no”, pero su trabajo, dice, está
separado. “Entiendo que puede ser algo impopular el Gobierno de Venezuela en
Estados Unidos, pero hay un costo para todo. Y el caso de Dólar Today va en
beneficio de los venezolanos. Hay que determinar quién está involucrado en esa
actividad ilegal”. Y explica que el objetivo no es bajar la página, sino que
esta deje de publicar exclusivamente las tasas.
El apoyo a Venezuela no
solo es en lo legal. También hacen labores de lobby con un cliente principal:
Pdvsa, la empresa estatal petrolera. En Estados Unidos, el dinero que se destina
a los grupos de lobby se transparenta ante el público. El Center of Responsive
Politics aloja en su web estos datos. De la petrolera venezolana tienen datos
desde 1998, momento en que tenían contratado como grupo de presión para defender
sus intereses en los organismos estadounidenses a Dutko Group, quien se mantiene
como proveedor único hasta 2014. Ese año se contratan cuatro grupos, entre
ellos, la recién nacida Squire Patton Boggs. Se destinaron 2.160.000 dólares
solo en 2014 para labores de cabildeo. Del monto, la mayor parte fue a parar al
bufete de esta historia: 1.070.000 dólares. Los lobistas a cargo fueron Daniel
R. Addison, Thomas Hale Boggs Jr y Laurence Harris. En el presente año el
presupuesto con este fin baja hasta los tampoco nada desdeñables 1.380.000
dólares. También baja la partida para Squire Patton Boggs, que queda en 150.000
dólares.

Sin fronteras, sin ideologías
Otro caso más ocupa el
capítulo Venezuela en esta firma de abogados: Citgo y un decreto que el
presidente estadounidense Barack Obama promulgó el pasado 9 de marzo. Citgo es
la empresa filial de Pdvsa en Estados Unidos. En 2014 se presentó el proyecto de
Ley de Defensa de Derechos Humanos en Venezuela para investigar y sancionar a
algunos funcionarios del Gobierno de Venezuela que, según Washington DC, habrían
cometido violaciones contra los derechos humanos durante la represión de las guarimbas –bloqueos de calles y
protestas callejeras– de 2014. Pero alguien frenó el proyecto. Se trata de la
senadora por el Partido Demócrata Mary Landrieu, presidenta de la Comisión de
Energía y Recursos Naturales. Citgo la contactó mediante una serie de correos
electrónicos que fueron publicados en la web de la revista Político tras
una filtración. En ellos le hacían llegar a la senadora su incertidumbre ante la
ley y la posible repercusión que podría tener en su empresa. “Si la ley se
aprueba, afectaría a la importación de crudo de nuestra refinería en Lakes
Charles (Lousiana, Estados Unidos) con el despido de cientos de empleados”.
¿Qué pinta aquí Squire
Patton Boggs? Varias cosas. Por un lado, fue el grupo de lobby que Citgo
contrató para convencer a la senadora de frenar la ley que, de todos modos,
finalmente se dio. Por otro, fue uno de los principales financistas de la
campaña de Landrieu.
De apoyar las causas de
la Revolución Bolivariana, socialista, chavista y obrera, a apoyar las de
alguien acusado del genocidio más grande de América Latina, solo hay que
remontarse unos años atrás. Fernando Romeo Lucas García llegó a la presidencia
de Guatemala tras las elecciones de 1978. Desde entonces y hasta 1982 gobernó
con tintes dictatoriales el país centroamericano. Junto con su sucesor, Efraín
Ríos Montt –que llegó al poder tras un golpe de Estado–, está señalado como uno
de los mayores responsables de violaciones de Derechos Humanos en Guatemala.
“En 1976 hubo un
terremoto que devastó Guatemala. Lucas García sintió en el 78 que las guerrillas
en Guatemala estaban creciendo. Fue fruto de la injusticia y la desigualdad que
reinaban después de la catástrofe. Él empezó a ver el avance de los movimientos
revolucionarios en Nicaragua, Guatemala y El Salvador y sintió que perdía poder.
Fue él quien decidió que la violencia en Guatemala llegara a la escala que
llegó”, cuenta Martín Rodríguez Wachikaj, periodista guatemalteco y fundador del
diario Nómada.
200.000 asesinados,
50.000 desaparecidos y un millón de desplazados internos o refugiados en México
en un país, entonces, con 7 millones de habitantes, es el funesto saldo de Lucas
García y su sucesor. “Se desaparecieron a más líderes sociales que en Argentina,
Uruguay y Chile juntos. Llevó la violencia a niveles espeluznantes”, dice
Rodríguez Wachikaj. Fue extremo en el altiplano contra las comunidades indígenas
que reclamaban sus derechos. Cuando quisieron alzar su voz en un lugar más
visible, la muerte los encontró. El 31 de enero de 1980 fueron a la embajada de
España de la capital a manifestarse. “Romeo Lucas prohibió a los cuerpos de
bomberos acercarse a la embajada y quemó a todos: campesinos, estudiantes,
diplomáticos, políticos. Masacró a 38 personas”.
Durante el gobierno de
Lucas García, Estados Unidos, a través del Congreso, cesó la ayuda para fines
militares en el país. Para tratar de suavizar la mano del vecino del norte y
poner en su patria puño de hierro, el dictador guatemalteco buscó hacerlo con
dinero y labia. Y para eso, un lobista: Thomas H. Boggs Jr, padre de la firma
Patton Boggs, la última en entrar al grupo Squire Patton Boggs.
En el incendió de la
embajada de España murió calcinado Vicente Menchú, padre de Rigoberta, la Premio
Nobel de la Paz 1992. Fue ella quien abrió una causa en su contra ante la
Audiencia Nacional de España. Cuando Lucas García fue derrocado, se fue al
exilio. Entonces aquí la historia regresa a la “pequeña Venecia”. Porque en
Venezuela encontró refugio. Y en Venezuela fue donde murió, acostado en su
cama como estuvo los últimos años de su vida, aquejado de Alzheimer, sin
recordar los crímenes por los que nunca fue juzgado, acompañado de su esposa,
Elsa Cirigliano, venezolana, integrante de una familia de empresarios del estado
de Anzoátegui (nororiente de Venezuela).

Citgo hace lobby en EEUU a través de la firma que representa al sobrino de Cilia Flores. Foto: Squirepattonboggs.com
"Logró burlar la
justicia de los hombres, pero la historia lo ha juzgado ya como uno de los
mayores genocidas", dijo en su día la premio Nobel.
De Caracas a Estambul
Las influencias de
Squire Patton Boggs se extienden casi por todo el mundo. Y en una zona caliente
del planeta, Oriente Medio, tiene una presencia importante como lobby sin hacer
ascos a lo que puede haber detrás. El pasado mes de agosto se destapó que el
presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan usó como pretexto combatir al
denominado Estado Islámico en la zona cercana a su frontera para “llevar a cabo
una campaña de ataque genocida contra el pueblo kurdo”, según reseña el
Huffington Post. Un oficial estadounidense de alto rango acusó a Turquía
de engañar al gobierno de Estados Unidos al usar la base de Incirlink para
atacar a Isis (siglas inglés del EIIL, el Estado Islámico de Irak y el Levante,
grupo terrorista) como tapadera para atacar al Partido de los Trabajadores del
Kurdistán (PKK en sus siglas en kurdo) en el norte de Irak, reseñó a su vez el
Wall Street Journal. Según este medio, solo hubo tres ataques contra Isis
y 300 contra el PKK. El objetivo era castigar al movimiento minoritario de cara
a las elecciones.
Erdogan quiso limpiar
su nombre y el de su gobierno y para ello contrató al gabinete de
comunicaciones. Para ello pagó 32.000 dólares al mes en subcontrata de lobby
para a su vez acceder al grupo Gephardt. En total, en todos los grupos de
relaciones públicas gastó alrededor de cinco millones de dólares al año.
Squire Patton Boggs
también se prestó para ayudar a otro cliente, esta vez en minoría: la Autoridad
Palestina. El pago de 55.000 dólares al mes debía servir para ayudar al gobierno
palestino en la evaluación del senado de los Estados Unidos sobre la continuidad
o no del envío de ayuda económica al pueblo palestino tras la asociación de la
Autoridad con Hamas, considerado en el país del norte como una organización
terrorista.
En Oriente Medio la
lista de este lobby sigue. De Libia recibió dinero desde 2011. El monto total de
2014 ascendió a 265.000 dólares. De Qatar, que es cliente desde 1994, obtuvo el
año pasado 427.000 dólares. Arabia Saudí pagó algo menos, 227.000 dólares. Todo
este dinero para llevar los intereses de estos países hasta las altas cúpulas de
los Estados Unidos y preservarlos. Distintos intereses que cubren áreas como
petróleo, gas, salud o financiamiento.
“Representamos a
compañías, individuos, gobiernos. A veces a la gente le gusta lo que hacemos, a
otras no le gusta”, explica Adam R. Fox. “Todo lo que puedo decir es que cuando
yo estoy involucrado en esto, trato de entender los detalles bajo la ley y
asegurarme de que me puedo levantar por la mañana y mirarme en el espejo, estar
feliz conmigo mismo. Me siento bien con eso, feliz con lo que hago en
Venezuela”.
Venezuela, la Autoridad
Palestina, Turquía contra los kurdos o el petróleo de Arabia Saudita. Distintos
intereses que, al parecer, no chocan con ideologías. Ya lo decía el poeta:
poderoso caballero es don dinero

Imagen de Fernando Lucas García en el día de su toma de poseción, a quien en Guatemala se le recuerda incluso como genocida. Foto: Mx.tuhistory.com