La frontera espera

Vuelven a levantar muros entre Colombia y Venezuela, pero, entretanto, hay quienes recuerdan que los pueblos de la raya debieron recibir más de $5.000 millones a través de una Ley de Fronteras que nunca fue. Los magistrados y legisladores de la República Bolivariana están en mora con su propia Constitución.
En la
lucha contra el contrabando, el Gobierno nacional acaba de restringir los
principales pasos fronterizos entre las 10:00 de la noche y las 6:00 de la
mañana. Desde hace más de un mes Colombia y Venezuela duermen en camas
separadas, pero, mientras eso ocurre, la abogada Rocío San Miguel recuerda que
el país está en mora con los estados y municipios fronterizos, a los que la
Constitución garantiza beneficios económicos que han quedado en letra
muerta.

Imagen captada bajo el puente Simón Bolívar, que divide a San Antonio del Táchira, en Venezuela, de la ciudad colombiana de Cúcuta. Foto: Flickr/Globovisión.
Ahora que
el Gobierno pide orden en la frontera, hay más de 5.000 millones de dólares que
esas regiones debieron recibir por ley. Una de las prioridades legislativas que
estableció el proceso constituyente de 1999 fue promulgar una Ley Orgánica de
Fronteras, que prometía asignaciones económicas especiales a las mismas regiones
en las que hoy se pide sacrificios para luchar contra delitos, que van desde el
tráfico de alimentos hasta el contrabando de gasolina, minerales y materiales de
construcción.
La Carta
Magna establece que el Estado debe normar y dar beneficios a los espacios que
marcan los límites del territorio nacional, y lo dice en el artículo 15 entre
los primeros apartados: "Atendiendo la naturaleza propia de cada región
fronteriza a través de asignaciones económicas especiales, una Ley Orgánica de
Fronteras determinará las obligaciones y objetivos de esta
responsabilidad".
Han
pasado casi 15 años desde que se promulgó la Constitución y el proyecto de Ley
Orgánica de Fronteras sigue en alguna gaveta de la Comisión Permanente de
Seguridad y Defensa de la Asamblea Nacional. Rocío San Miguel señala –desde la
Asociación Civil Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza
Armada Nacional– que el proyecto fue aprobado en 2004 en primera discusión y al
año siguiente fue sometido a un proceso de consulta pública en foros organizados
en Apure, Bolívar, Táchira y Zulia. Desde entonces no ha habido
más.
TSJ tranquilo
Ni
siquiera el Tribunal Supremo de Justicia dio curso a una demanda por
inconstitucionalidad, que la propia San Miguel introdujo el año pasado para
reclamar la omisión legislativa en la que han incurrido los diputados de este y
otros períodos.
En
ponencia de la presidenta del TSJ, Gladys Gutiérrez, la Sala Constitucional
desestimó hace dos meses el reclamo, tras señalar que San Miguel no había vuelto
a manifestar interés en el tema. "No se ha realizado ninguna actuación procesal
tendente a dar continuidad a la tramitación del presente juicio", justificó el
Poder judicial el 17 de julio a través de un comunicado.
La
Asamblea Nacional, de cualquier forma, sigue en mora con la Constitución y con
las poblaciones de la frontera, cuyo proyecto de ley apunta –entre otros
beneficios– destinar 0,75% del presupuesto nacional para los municipios y
estados que delinean el mapa venezolano.
Se trata
de 17,6 millardos de bolívares fuertes que desde el año 2000 dejaron de percibir
las alcaldías y gobernaciones de todas las fronteras. Calculada a la tasa del
dólar oficial de cada año, la suma equivale a 5.320 millones de dólares que
hubieran dado para levantar casi 15 puentes como el del río Orinoco o 49
hospitales como el Cardiológico Infantil de Caracas, inaugurado en 2006 con
107,4 millones de dólares.
Gobierno reacciona
Esta
semana el Gobierno volvió a dar señales sobre el tema. Apenas hace un mes, el
diputado por el partido Socialista Unido de Venezuela, William Fariñas, no daba
muchas pistas; no era preciso cuando le consultaban sobre el destino de la Ley
de Fronteras. El jueves, sin embargo, advirtió por dónde van los tiros. Dijo que
estaban revisando los artículos, pero directamente en Miraflores a través de
otra ley: la Habilitante.
Fariñas,
presidente de la Comisión Permanente de Seguridad y Defensa de la Asamblea
Nacional, reiteraba el mes pasado que la Ley de Fronteras estaba lista para ser
aprobada, pero no decía para cuándo. "Tenemos un jefe del Estado y depende de
todas esas cosas, pero hay la disposición", dijo el 14 de agosto en una
entrevista para este trabajo. Este jueves fue un poco más allá y asomó la
posibilidad de que sea el primer mandatario quien la
promulgue.
Nicolás
Maduro, en su campaña contra el contrabando, anunció la noche del jueves una
reforma a la Ley de Precios Justos y más temprano, Fariñas informó que el propio
jefe del Estado había pedido el Proyecto de Ley de Fronteras, con el objetivo de
promulgarla con una reforma a la Ley de la Seguridad de la
Nación.
Preocupados
por lo que pasa alrededor de los más de 2.200 kilómetros que dividen a Venezuela
de Colombia, los poderes públicos han empezado a retomar el debate que la
Constituyente planteó sobre las zonas fronterizas y, en ese sentido, el
secretario general del Consejo de Defensa de la Nación, Alexis López Ramírez,
planteó también el jueves –desde Fuerte Tiuna y en compañía de Fariñas–
"controlar el desequilibrio poblacional" que hay a ambos lados de la
raya.

El tráfico de gasolina se ha vuelto un clásico célebre entre Venezuela y sus vecinos. Foto: Flickr/Humberto Márquez-IPS.
"En el
caso de Colombia, por ejemplo, tenemos una relación de ocho a uno, es decir ocho
habitantes colombianos a un venezolano", resaltó el mayor general del Ejército,
Alexis López Ramírez, de acuerdo con una nota de prensa de la Asamblea Nacional.
"La presión poblacional es muy grande por cuanto a la demanda de artículos de
primera necesidad y contrabando, porque esas ocho personas tienen que
alimentarse de ese solo venezolano que vive en este
lado".
Cúcuta decepcionada
En
Colombia, sin embargo, creen que el tema está mal planteado. Vía telefónica
desde Cúcuta, el presidente de la Asamblea Departamental del Norte de Santander,
Abel Moreno Monsalve, afirma que es imposible legislar sobre las reglas del
mercado. El meollo del asunto, a su juicio, está en el control cambiario. "No
hay mejor regulador de la economía que la propia economía", dice. "El tipo de
cambio es el que debe regular el mercado".
En
nombre del millón de colombianos que viven al otro lado del Táchira, Moreno
habla de una medida unilateral tomada en Caracas, que ha restringido el derecho
al libre tránsito, ha debilitado el comercio bilateral y ha alejado a familias
repartidas a ambos lados de la raya.
"Hay
más de 200 trochas y uno se pregunta si es que el Gobierno venezolano cierra los
pasos fronterizos porque no confía en su propia guardia", agrega Moreno, quien
forma parte del partido Social de la Unidad Nacional, el mismo del presidente
Juan Manuel Santos.
Táchira descontento
Aunque
la Casa de Nariño advirtió que el cierre de la frontera era una decisión
exclusiva de Miraflores, Maduro y Santos llevan la fiesta en paz, lo que tampoco
quiere decir que Caracas y Bogotá bailen al mismo ritmo. En Colombia también se
preparan para aprobar una reforma a la Ley de Fronteras que tienen desde 1995,
pero en este caso para dar beneficios económicos y no para ampliar controles
contra el contrabando.
El
Senado colombiano aprobó en junio el primer debate; la propuesta quedó a un paso
de ser ley y con ella la premisa de fomentar la economía y la integración de los
departamentos que limitan con Venezuela y sus otros
vecinos.
En
Táchira, mientras tanto, se profundiza un descontento popular. De eso no tiene
dudas el diputado por el circuito de los municipios fronterizos de esa entidad,
Walter Márquez, quien insiste en un "apartheid político".
"El
Gobierno está atacando las consecuencias y no las causas", concluye. Los cierres
de la frontera han incidido, según su punto de vista, en los resultados de las
últimas elecciones. No en vano fue en ese estado donde Henrique Capriles sacó el
mayor porcentaje de votos. El 8 de diciembre, por su parte, la oposición
consiguió la victoria en 17 de los 29 municipios del
Táchira.
Márquez
cree que la Ley de Fronteras debe acortar las distancias entre las estructuras
del poder y los pueblos limítrofes. Plantea, por ejemplo, retomar una idea
archivada en los debates de la Constituyente, que hablaba de convertir a
municipios como el Alto Apure y la Gran Sabana en estados. "Colombia elevó sus
comisarías y corregimientos a la figura de departamentos", cuenta. "No es que
eso vaya a solucionar todos los problemas pero cómo es posible que Guasdualito
no tenga vuelos con Caracas mientras que del Arauca colombiano todos los días
sale un avión directo a Bogotá".
Rocío
San Miguel plantea, en la misma onda, la necesidad de legislar con una visión
clara de país. Si bien cree que la soberanía pasa por evitar el tráfico de
alimentos y mantener llenos los estómagos de los venezolanos, no se trata de
voltear ahora a los pueblos de la frontera por el tema del contrabando. Las
políticas limítrofes, asegura, también deben articular materias que van desde la
protección de la selva amazónica, sus especies y sus recursos naturales, hasta
definir problemas limítrofes no solo con Guyana sino también con islas del
Caribe como Dominica.
"No
hay políticas de frontera", concluye. El problema comenzó, afirma, cuando el
Gobierno cambió su posición frente a los grupos irregulares colombianos: "Yo
estoy convencida de que el proyecto chavista, instalado definitivamente en el
poder, abrió las compuertas para una presencia guerrillera en Venezuela y esto
debilitó cualquier esfuerzo de una política nacional para los estados y
municipios fronterizos".
(*) Este
reportaje fue originalmente publicado en El
Universal el 18 de
marzo de 2014.