¿Necesita lavar su reputación? Se alquilan diputados para tal fin
El domingo 5 de enero de 2020 el chavismo juramentó, contra viento y marea, a una Junta Directiva "paralela" para la Asamblea Nacional, presidida por el diputado del estado Yaracuy, Luis Parra. Justamente fue Parra quien, junto a otros parlamentarios recientemente expulsados de partidos de oposición -algunos también parte de esta directiva "a la medida" del oficialismo-, conformaron una comisión oficiosa para hacer gestiones informales ante organismos como la Fiscalía de Colombia o el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Como parte de esas gestiones, emitían cartas de buena conducta a favor de los responsables de los negociados en torno a las importaciones para los combos CLAP. Este reportaje, publicado el pasado 1 de diciembre, puso a la luz estas irregularidades que llevaron a que el público bautizara al grupo de diputados como la "Fracción CLAP".
Era
solo un secreto a voces: que el largo brazo del empresario colombiano Alex Nain
Saab Morán (uno de los principales contratistas del Gobierno de Nicolás Maduro,
sancionado en julio por la Administración Trump junto a su socio Álvaro Pulido
por su participación en el esquema de importaciones para el programa estatal de
los Comité Locales de Abastecimiento y Producción, CLAP, procesado en Florida
por Lavado de Dinero e investigado en otras jurisdicciones por la opacidad de
sus negocios) había entrado a la Asamblea Nacional (AN), dominada por la
oposición venezolana y declarada en desacato por el chavismo, hasta alcanzar a
algunos diputados y controlar sus actuaciones.
Las
alarmas se dispararon cuando José Guerra, parlamentario del opositor partido
Primero Justicia (PJ), avisó por Twitter el pasado 6 de noviembre que estaba en
marcha lo que llamó, sin dar muchos detalles, la Operación Maletín Verde para comprar a algunos de
sus colegas. La especie cobró fuerza unos días más tarde cuando, también por
Twitter, circularon otros documentos supuestamente suscritos en 2018 por
diputados de la Comisión de Contraloría -hubo quien los calificó de apócrifos y
la propia Fiscal General en el exilio, Luisa Ortega Díaz, uno de presuntos
destinatarios, negó haberlos recibido- para descargar de culpas a
Saab.
Eso
fue así hasta ahora.
Porque
documentos y comunicaciones a las que Armando.info tuvo acceso
revelan que desde comienzos de 2018 se venía tejiendo una trama para otorgar
indulgencias a los
responsables de los negociados para el suministro de importaciones para los
combos CLAP. El
esquema incluye a varios diputados de oposición, algunos de ellos integrantes de
la Comisión de Contraloría del parlamento nacional, en la práctica, la única
instancia anticorrupción que opera en Venezuela con autonomía respecto al
chavismo gobernante.
De
acuerdo a los documentos disponibles, dos nombres resultan claves para entender
esta historia.
Por
el lado de los parlamentarios: Luis Eduardo Parra Rivero, un diputado de Primero
Justicia por el estado Yaracuy, integrante de la Comisión de Medio Ambiente.
Su
contraparte en la otra esquina: Carlos Rolando Lizcano Manrique. Lizcano es
también empresario colombiano, tal como la dupla de Saab y Pulido, bajo cuyas
órdenes actúa. Figura en los papeles como propietario
de Salva Foods 2015, la compañía que maneja las Tiendas
CLAP, surgidas
luego de una suerte de privatización encubierta de la extinta red estatal
Abastos Bicentenario, que tuvo lugar entre 2016 y 2017 con la bendición de
Nicolás Maduro.
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Las
negociaciones entre Luis Parra y Carlos Lizcano han sido constantes y dieron
lugar a la conformación de un grupo informal de diputados de varios partidos de
oposición, que se movilizó en favor de los
empresarios colombianos y su vasta red de negocios con el chavismo, siempre en
expansión desde 2013.
Invocan a Guaidó para ganar indulgencias
Una
de las actuaciones más recientes del grupo informal de diputados coordinado por
Parra ocurrió el 9 de octubre pasado. Ese día los diputados Adolfo Superlano,
todavía entonces militante del partido Cambiemos -sería expulsado semanas
después, el 11 de noviembre, de la novel organización dirigida por Timoteo
Zambrano-, y José Brito, de Primero Justicia, acudieron a la sede de la Fiscalía
General de la Nación en Bogotá, Colombia, para hacer entrega de una carta que
exime al propio Carlos Lizcano y a Salva Foods de cualquier irregularidad o
relación alguna con Alex Saab. El año pasado la Fiscalía colombiana acusó
formalmente a Saab por evasión de impuestos y mantiene bajo su mira los negocios
del clan con el Gobierno de Maduro.
“Nos
permitimos oficializarle que luego de la verificación en los archivos
correspondientes a los asientos del libro de denuncias, se concluye que para la
fecha motivo del análisis no existe ninguna acción incoada en contra del
precitado: Carlos Rolando Lizcano Manrique, ni de su razón comercial Salva Foods
2015, C.A”, refiere la carta fechada el 20 de septiembre de 2019. Además de las
firmas de Adolfo Superlano y José Brito, también aparecen las de sus colegas
diputados Conrado Pérez Linares, de Primero Justicia; Richard Arteaga y
Guillermo Luces, de Voluntad Popular (VP); y Chaim Bucaram, Héctor Vargas y
William Barrientos, de Un Nuevo Tiempo (UNT). En la misiva el apellido de este
último diputado, por cierto, está mal escrito.
Lizcano
no solo aparece en el complejo organigrama de empresas creado por Saab y Pulido
como dueño de las Tiendas CLAP en Venezuela, a través de Salva Foods, sino
también como directivo de Mezedes Holding Ltd, una sociedad registrada en
Emiratos Árabes Unidos, también involucrada en el esquema comercial detrás de
los CLAP.
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La
presunta certificación de buena conducta en favor del empresario nacionalizado
venezolano, pero nacido hace 48 años en Cúcuta, Departamento de Norte de
Santander, Colombia, habría sido aprobada en “sesión ordinaria” de la Comisión
de Contraloría el 18 de septiembre de 2019 y en respuesta a una petición
realizada por el propio Lizcano en una comunicación del 25 de julio del mismo
año, siempre según el texto. Sin embargo, en la propia comisión no hay registros
de esa sesión: las dos últimas ocurrieron, una, el 14 de agosto, justo antes del
receso parlamentario, y la otra, la semana pasada, el 20 de
noviembre.
En
el escrito, consignado ante la Subdirección de Gestión Documental de la Fiscalía
colombiana con el número 20196110908052, los signatarios se permiten hablar a
nombre del cuerpo legislativo entero y hasta de su presidente, Juan Guaidó,
designado por la Asamblea Nacional como Presidente Encargado de la República el
23 de enero de 2019. “El señor presidente encargado y presidente de la Asamblea
Nacional, Juan Guaidó, y nosotros, desde este máximo organismo de control del
Poder Ejecutivo, sorteamos infinidad de obstáculos, pero conscientes y garantes
porque se produzcan cambios sustantivos y se restituya la ética en la acción
funcionarial que debemos poner al servicio de la sociedad venezolana”, se
jactan.
Acumulando millas
La
de Colombia no es la única gestión reciente de los diputados para clarear en el
extranjero el historial de Carlos Lizcano.
A
pedido del empresario, una comunicación similar fue enviada al Departamento del
Tesoro en Washington a finales de septiembre. Para el momento del cierre de este
reportaje no se pudo confirmar la recepción del documento en las oficinas de ese
equivalente estadounidense a un ministerio de finanzas. Parece lógico el
propósito de persuadir también a ese ente sobre la inocencia de Lizcano: fue el
Departamento del Tesoro el que impuso sanciones financieras a Alex Saab y Álvaro
Pulido el pasado mes de julio; Lizcano pretendería vacunarse contra futuras
medidas en su contra. Los documentos revisados por Armando.Info solo
permiten afirmar que el envío postal del escrito -no se entregó en persona al
organismo- se realizó el 26 de septiembre de 2019 desde una oficina de correos
en la capital de Estados Unidos.
También
según esos archivos, algunas de las reuniones de coordinación entre el
empresario Carlos Lizcano y el diputado Luis Parra han tenido lugar en una casa
en la parroquia El Valle, al suroeste de Caracas, en apartamentos en el este de
la capital venezolana, así como en varios locales de la cadena de las Tiendas
CLAP. El empresario no contestó la solicitud de entrevista para este
reportaje.
Por
su parte, el diputado Luis Parra negó conocer al empresario colombiano o haber
participado en conversaciones para que la Comisión de Contraloría lo terminara
favoreciendo. “Los invito, a ti, al que sea, a que, si tienen alguna prueba
de que Luis Parra está relacionado con estos casos, la pongan allí”, expresó al
ser consultado para este reportaje. De hecho, sobre Carlos Lizcano solo pudo
afirmar que “me han dicho que es el supuesto testaferro del señor ese que
tú nombraste (N.d.R.: Alex Saab) y
que nombró el otro ladrón que está allá afuera (N. d. R.: Rafael
Ramírez)”.
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Ramal dorado
Entre
los documentos obtenidos para este reportaje destacan facturas de la empresa
Agroleón Molinos de San Felipe, capital del estado Yaracuy, para Salva Foods, la
compañía de Carlos Lizcano. El propietario de Agroleón Molinos de San Felipe es
Roger León, conocido empresario de esa entidad y amigo del diputado Parra,
este último, representante de Yaracuy en el parlamento. A ambos se les ha visto
en actividades políticas en esa región del centroccidente
venezolano.
Una
de las facturas, emitida el 12 de marzo de 2019, muestra a Agroleón Molinos de
San Felipe, en principio dedicada a la venta de todo tipo de granos, despachando
a Salva Foods un cargamento de 30 toneladas de “carne en canal, puesta en el
sitio” por un total de 120 millones de bolívares. Meses antes, el 17 de
diciembre de 2018, Agroleón Molinos de San Felipe había emitido otra factura proforma por casi 500.000 euros a nombre
de Salva Foods Fze, ésta, registrada en los Emiratos Árabes Unidos y también
parte de la trama del negocio de los CLAP. El concepto de la factura es por la
compra de un “terreno céntrico de 1.340 metros cuadrados”, y el pago debió
efectuarse a una cuenta en Banesco Panamá. Ni la compañía ni su propietario
contestaron la petición de entrevista sobre esas
transacciones.
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El
acercamiento entre Luis Parra y Carlos Lizcano podría resultar todavía más
desconcertante si se considera que, casi en simultáneo a esas gestiones, otro
diputado del mismo partido, Primero Justicia, y miembro de la Comisión de Medio
Ambiente al igual que Parra, Emilio Fajardo, anunció mediante una nota de prensa
en junio pasado que abriría una investigación sobre Lizcano por la “ilegal
explotación y comercialización del oro” del denominado Arco Minero. “Hay que
ejercer acciones contra aquellos que de manera ilegal explotan y comercializan
nuestros recursos naturales por encima de la devastación ambiental de nuestro
país”.
Fajardo
no atendió la solicitud de entrevista para este reportaje.
Sobre
ese anuncio de su colega de comisión y compañero de partido, Luis Parra indicó
que “llegó fue una nota de prensa que decía que ese tal Carlos Lizcano tiene
minas y una mafia de oro, y nosotros estamos abiertos a que entreguen las
pruebas”. Sin embargo, replicó al ser consultado sobre los avances de esa
eventual investigación, “tú no puedes investigar lo que no
existe”.
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Desde
el año pasado Alex
Saab y su red también aparecen relacionados a la comercialización y extracción
de oro venezolano.
La incursión en este negocio tendría propósito doble: por una parte, ofrecer a
Nicolás Maduro una vía para sortear las sanciones económicas impuestas por
Estados Unidos al régimen de Caracas; pero también para asegurarse los
empresarios una forma de pago, difícil de rastrear, por las importaciones
efectuadas para los CLAP. Fuentes que hasta hace poco conocieron de cerca la
estructura de los empresarios colombianos, aseguran que el propio Carlos Lizcano
suele viajar a la zona minera del sur de Venezuela.
El origen de un ‘modus operandi’
La
factura proforma por casi 500.000 euros de Agroleón Molinos de San Felipe para
Salva Foods Fze arroja una pista adicional acerca de la trama tejida entre el
grupo de Alex Saab y los diputados de oposición. Desde la compañía, la factura
fue enviada por correo electrónico al diputado Luis Parra y a Carlos Herrera, ex
concejal del Distrito Metropolitano de Caracas, director del website
Primicias24.com y promotor del autodenominado Bloque de Prensa Digital
Venezolano. El asunto no parece casual.
Luis
Parra y Carlos Herrera son amigos y viajaron en abril de este año a Europa junto
con otros dos diputados: Conrado Pérez y Richard Arteaga. El 17 de abril
los cuatro debieron regresar desde Madrid, España, a Caracas en un vuelo de Air
Europa, con escala en República Dominicana. Los pasajes fueron comprados en una
agencia de viajes en Bogotá. “Es como que yo te pregunte de dónde sacas el
dinero para mantenerte, para viajar y para hacer las cosas que estás haciendo,
quién te paga para andar investigando, yo creo que estás cruzando unas líneas”,
respondió Parra al ser interrogado sobre ese viaje. Ni el editor de Primicias24,
ni los diputados Conrado Pérez y Richard Arteaga, atendieron la petición de
entrevista.
En
abril Conrado Pérez y Richard Arteaga también estuvieron en París, Francia, con
unos pasajes comprados en la misma agencia de viajes en Bogotá para volar por la
línea Air France. Sobre ninguna de estas giras hubo información pública de parte
de los parlamentarios. Fuentes cercanas a los diputados agregan, además, que por
esos días habrían viajado a Bulgaria, Portugal y hasta el enclave alpino de
Liechtenstein, para posiblemente entregar oficios anunciando el cierre de la
investigación contra el entramado de Alex Saab.
En
algunas de esas jurisdicciones, precisamente, hay indagatorias contra los
movimientos financieros de los empresarios colombianos y sus empresas. El diario
búlgaro Dnevnik, a partir de una minuta enviada desde la cancillería
búlgara a un diputado del partido socialista de ese país, reseñó en junio la
visita hecha por parlamentarios el 12 de abril, aunque sin detalles de las
peticiones de los funcionarios venezolanos a autoridades de ese
país.
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Días
después del viaje inicial a España los tres diputados -Parra, Pérez y Arteaga-
aparecieron nuevamente en Europa. Estuvieron acompañados por los colegas José
Brito, Chaim Bucaram y Adolfo Superlano, firmantes todos de la carta que el 9 de
octubre de 2019 llegó a la Fiscalía de Colombia en defensa de Carlos Lizcano y
Salva Foods.
Los
diputados estuvieron el 10 de mayo en Roma y el 14 de mayo en Madrid, para pedir
a autoridades de ambos países que investiguen a Rafael Ramírez, el ex ministro
de Petróleo y ex presidente de la petrolera estatal Pdvsa durante el Gobierno de
Hugo Chávez, así como ex Vicepresidente del Área Económica con Nicolás Maduro,
entre otros cargos. De
esta gira por España e Italia sí hubo fotos, declaraciones a medios de esos
países y hasta explicaciones a la vuelta a Venezuela.
“Vive como un príncipe en un castillo que cuesta entre seis y siete
millones de euros (…) Yo emplazo al Fiscal Tarek William Saab a que haga la
solicitud a Interpol”, declaró el 22 de mayo el diputado Chaim Bucaram sobre la
acusación contra Rafael Ramírez, una vez reincorporado a la Comisión de
Contraloría.
En
Madrid y Roma estuvo también el diputado José Luis Pirela, representante del
estado Zulia y actual miembro de la llamada fracción parlamentaria del 16 de
julio, disidente de la oposición mayoritaria, encabezada por María Corina
Machado y Antonio Ledezma. No obstante, Pirela se apura a aclarar que su
participación fue para acompañar en esa denuncia específica contra Ramírez y
otra por el caso Derwick, asociado a corrupción en inversiones eléctricas en
Venezuela. “No acepto que se mezcle mi nombre en un tema en el que no tengo nada
que ver. No he hecho nada distinto con los miembros de esa comisión de
contraloría”, repitió quien hace parte de la Subcomisión Antidrogas,
Antiterrorismo y Delincuencia Organizada de la AN.
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Ese
viaje de los integrantes de la Comisión de Contraloría, precisamente, llamó la
atención de los jefes de los partidos políticos y en particular del presidente
de esa instancia, Freddy Superlano, diputado por el estado Barinas del partido
Voluntad Popular (VP). “No era una gira de acción de la comisión; si es algo
oficial, primero se aprueba en plenaria o el presidente la autoriza. De no ser
así, se trata de una acción individual y no institucional”, aclara Superlano, a
quien no hay que confundir con el también diputado Adolfo Superlano, con quien
aquel asegura no tener parentesco.
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Ese
22 de mayo, día de las declaraciones del diputado Bucaram contra Rafael Ramírez,
Freddy Superlano ya estaba fuera del país en un exilio autoimpuesto desde abril
pasado. Así que Conrado Pérez, hasta ese momento vicepresidente de la comisión,
declaró a los medios de comunicación que asumía la “voz de los compañeros de la
Comisión de Contraloría”. Desde entonces, Conrado Pérez ha fungido en la
práctica como presidente de facto de
esa instancia del parlamento.
Hay
que hacer notar que el mismo Conrado Pérez y el diputado Richard Arteaga
suscriben las cartas de autenticidad incierta, fechadas en 2018 y filtradas a la
prensa y por redes sociales la semana pasada, en las que los parlamentarios
absuelven de cualquier irregularidad ya no a Lizcano, sino al mismísimo
Alex Saab. Uno de esos papeles también contiene la firma del presidente de la
Comisión de Contraloría, Freddy Superlano. Tanto en su cuenta de Twitter como al
ser consultado para este reportaje, Superlano negó “enfáticamente” haber firmado
ese documento.
La
gira oficiosa por Europa del grupo de diputados despertó todo tipo de
especulaciones en el Hemiciclo, incluidas las de quienes afirmaban que en su
financiación había estado la chequera de Alex Saab. La comidilla no era solo
entre diputados. En un encuentro digital con corresponsales extranjeros
destacados en Venezuela en septiembre de este año, el propio Rafael Ramírez,
caído en desgracia frente al Gobierno de Maduro y hablando desde un lugar
indeterminado por vía remota, así lo dijo. “Estuvieron en Europa, muy cómico,
bueno, muy trágico, acusándome con unas pancartas horribles en mi contra, pero
después me dijo gente de la oposición que ese viaje fue pagado por Alex Saab, es
el señor de las cajas CLAP y que la Comisión de Contraloría no
investiga”.
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Semanas
después y durante meses empezaron a publicarse en Primicias24.com, el portal de
Carlos Herrera, artículos en defensa de Salva Foods, la compañía de Carlos
Lizcano y propietaria de las Tiendas CLAP. Las publicaciones llegaban a comparar
la supuesta robustez de Salva Foods con Empresas Polar, la principal corporación
privada de Venezuela en categorías de productos alimentarios y bebidas. “Salva
Foods es una empresa que se creó en el año 2015 con el objetivo de poder
comercializar alimentos a gran escala. No es una empresa de maletín, cuenta con
alrededor de 6.500 empleados y está entre las empresas más grandes del país
debido a que también cuenta con una gran administración logística”, insistía una
de las notas de prensa.
Las
fechas de esas publicaciones coinciden con la data de las cartas de la Comisión
de Contraloría filtradas a redes sociales con firmas presuntas de Freddy
Superlano, Conrado Pérez, Richard Arteaga y hasta del secretario de dicha
comisión. Solo el diputado Superlano insiste en que no firmó esas comunicaciones
en defensa de Alex Saab, Carlos Lizcano o las compañías del grupo. La fiscal en
el exilio, Luisa Ortega Díaz, también niega haber recibido comunicación alguna
de la Comisión de Contraloría con esa finalidad.
Ninguna
de las cartas está tampoco en el expediente número 1714 que la Comisión de
Contraloría creó en 2017 cuando el diputado de Primero Justicia, Carlos
Paparoni, abrió formalmente el caso. Según esos indicios, se trataría de
documentos apócrifos, forjados como parte de una estrategia de desinformación.
“Nunca pasaron por el registro de la comisión, aunque hablen a nombre de la
comisión”, sentencia una fuente que prefirió el anonimato.
En
esos escritos, todos fechados en 2018, se refiere que la investigación en torno
a Alex Saab y su participación en el negocio de los CLAP, se habría iniciado
gracias a una denuncia del ciudadano Ramsés Reyes, obviando que la investigación
en realidad tuvo su punto de partida oficial un año antes.
Ramsés
Reyes es un personaje familiar en el portal Primicias24. Con frecuencia, el
sitio recoge denuncias de supuestos hechos de corrupción por parte de ese
individuo, al que suele identificar como “abogado y contador público” e
integrante del partido Corrientes Revolucionarias
Venezolanas.
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El
abogado de Salva Foods, Pedro Aranguren, aseveró vía Twitter que “emplazará” a
la Asamblea Nacional “con documentos en la mano” para que “reconozca las
resoluciones de la Comisión de Contraloría a favor del empresario Alex Saab, que
demuestran no forjó nada y que los documentos fueron firmados de puño y letra
por los integrantes de esa comisión”. Sus palabras son, en el fondo, el
reconocimiento de que Alex Saab es el dueño en la sombra de las Tiendas CLAP,
cosa que siempre ha querido desmentir el empresario colombiano a propósito de
los reportajes de Armando.Info que han revelado esas conexiones a través
de Carlos Lizcano. Pedro Aranguren es también un personaje familiar de en
Primicias24 y es identificado como “penalista, ex juez y experto en materia
criminalística”.
Entre
las filtraciones y el vértigo de las revelaciones que se suceden una tras otra,
y al cierre de esta historia, Freddy Superlano, aún presidente desde la
distancia de la Comisión de Contraloría, divulgó una carta en la que pide al
presidente interino, Juan Guaidó, abrir una investigación con “diputados,
periodistas y sociedad civil” en la “plenaria de la Asamblea Nacional” para
descubrir cómo es que en esa instancia se cocinó una estrategia para defender a
quienes son calificados en algunos países como testaferros del propio Nicolás
Maduro y probables artífices de la Operación Maletín Verde, según la bautizó el
diputado José Guerra.