El papel prensa llega a las redes de los "bachaqueros"

Del mismo modo como ocurre con los alimentos e insumos básicos en Venezuela, también existe el mercado negro del papel periódico. Empresas legalmente registradas, convertidoras y otros intermediarios entre la estatal Complejo Editorial Alfredo Maneiro y los medios acaparan la materia prima de los periódicos y la revenden a precios que les dejan jugosas ganancias.
Todos lo
saben, pero nadie se atreve a confirmarlo: el mercado negro en Venezuela abarca
hasta el papel periódico. La anhelada “hegemonía comunicacional revolucionaria”
que anunció Andrés Izarra cuando era ministro de Comunicación e Información, es
una realidad y llegó para quedarse. Es un negocio redondo para los que tienen
vínculos con el poder.
Desde
julio de 2014, a través del Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM), que
preside el ex gobernador de Trujillo y ex ministro de la Secretaría de la
Presidencia, Hugo Cabezas, el Estado venezolano controla la importación de papel
prensa, un proceso que antes se procuraban todos los medios solicitando a la
extinta Comisión de Administración de Divisas (Cavidi) los dólares necesarios
para cancelar a sus proveedores.
La caída
de los precios del petróleo y el diseño del modelo de desarrollo chavista, que
liquidó la iniciativa privada y centralizó la actividad económica, ha provocado
que también los periódicos se hayan avenido al “bachaqueo”, la expresión que en
la cosmovisión chavista define al contrabando. Para las cabeceras de las
regiones ha sido la única manera de mantenerse en pie. Su diezmado flujo de caja
no les permite encarar directamente las importaciones debido al caótico sistema
cambiario. El tipo de cambio oficial acaba de deslizarse a 10 bolívares por
dólar, pero en el mercado negro, según la referencia de la página web
www.dolartoday.com, el cambio es 100 veces más: 1.045,9 bolívares por
dólar.
Para
comprar el papel que importa el Estado los diarios lo adquieren de algunas
empresas que sirven de intermediarias entre el Complejo y los medios, con un
sobreprecio atractivo para que cada eslabón de la cadena quede satisfecho. Todo
parece indicar que este nuevo modelo de negocios va a continuar.
El
pasado 28 de enero la presidenta de la Cámara Venezolana de Periódicos, Joselin
Ramírez, declaró que el CEAM redujo las asignaciones de papel en un 40%. Tres
días después, el 31 de enero, Cabezas declaró a Globovisión que todos los
periódicos deberán disminuir 60% de su tiraje, incluyendo los del Estado. Esta
situación de falta de liquidez que es común a todas las empresas del Estado,
incidirán en la falta de materia prima.

Hugo Cabezas, quien gobernó el estado Trujillo y fue ministro de la Secretaría de la Presidencia, está al frente del monopolio del papel para los periódicos, a través del Complejo Editorial Alfredo Maneiro. Foto: PSUV.
Río que suena
Detrás de
las restricciones de papel se encubre, mucho más que una vocación para acallar a
la prensa, un gran negocio. Lo ha entendido una empresa llamada Inversiones
Unigraf C.A., que tiene entre sus atribuciones la “compra, venta, distribución,
comercialización, importación y exportación de suministros de papelería, al
mayor y al detal”. Su teléfono de contacto es un celular y su dirección un
edificio residencial ubicado en la urbanización Valles de Camoruco, en Valencia,
estado Carabobo.
La
empresa fue fundada el 8 de septiembre de 2014 bajo el RIF J-404401822, con un
capital de 300 mil bolívares, ocho meses después de que el CEAM fuera designado
por la Presidencia de la República para centralizar las divisas destinadas a la
compra de papel periódico, y luego de tres meses de que nombraran a Cabezas
presidente de la estatal.
En el
número de contacto que aparece en la base de datos del Registro Nacional de
Contratistas (RNC) atiende una mujer de apellido Arias, quien se identifica como
abogada de la empresa. Un miembro del equipo que investigó esta historia decidió
presentarse como un emprendedor de medios para determinar si Inversiones Unigraf
vendía papel prensa y a qué precio. La abogada apresuradamente dijo que iba a
consultar, pidió “mucha discreción” a su interlocutor y le aseguró que Unigraf
devolvería la llamada. Nunca llegó.
Tres
meses después se verificó que en la dirección proporcionada al RNC vivía Dona
Coriat, una de las dos socias de la empresa. La otra socia es Maruja Coriat. A
ella se le solicitó un presupuesto para comprar papel y pidió que enviaran al
correo electrónico [email protected] el pedido en detalle. Del mismo modo
que la abogada, preguntó cómo habían dado con ellos y solicitó discreción. Días
más tarde su respuesta fue: “No tenemos papel. Esos insumos están regulados y
son muy difíciles de conseguir. Para otro papel estamos a la
orden”.
¿Cómo, a
través de quién, o de qué instancia, una empresa puede acceder a un papel que
está regulado y centralizado por el CEAM?
Dona
Coriat y Maruja Coriat también figuran en el RNC como directivas de la
Cooperativa Camoruco 527 bajo el RIF J-311455841, con un capital suscrito de 21
mil bolívares. Habilitada para contratar, Camoruco 527 L.R. presta servicios a
PDVSA por suministro de adquisición de prendas de vestir, artículos
promocionales, medios publicitarios, adquisición de materiales de seguridad,
publicidad y papelería, adquisición de medios publicitarios, entre otros. La
persona contacto es Dona y la cooperativa además tiene un perfil en
Facebook.
Pero de
acuerdo con la versión del gobierno, los dueños de los medios más ricos de
Venezuela también han entendido que el papel periódico, en este contexto de
control de la economía, es un negocio. En el marco del examen de las Naciones
Unidas ante el Comité de Derechos Humanos, celebrado en junio de 2015, el
director de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, William Castillo,
aseguró que la falta de papel se ha generado porque “algunos periódicos privados
compraban más papel del que se necesitaba y lo vendían en divisas a pequeños
medios”, obligándolos a pagar “en cuentas en el
extranjero”.
No es la
primera vez que voceros del gobierno recurren al mismo argumento. Esta denuncia
ya la había adelantado, durante la anterior legislatura, el diputado del Partido
Socialista Unido de Venezuela Julio Chávez, quien aseguró que, según
investigaciones de la Comisión de Medios de la AN, las grandes distribuidoras
que importan bobinas de papel periódico lo vendían “a precio de dólar paralelo,
a pesar de adquirirlo a dólar preferencial Cadivi”.
En
Venezuela se ha creado, pues, un gran mercado negro y las convertidoras líderes
del sector del papel prensa, que reciben papel regulado y lo revenden al precio
y las condiciones del bachaqueo, están sacando el mayor provecho. Se trata de
empresas dedicadas a convertir las medidas del papel de acuerdo a los
requerimientos de los clientes, que se han convertido ahora también en
intermediarias entre el CEAM y los medios.
A la hora
de atribuir responsabilidades, en el CEAM todo suena mal. “Ahí todo el mundo
recibe su comisión: desde los que reciben las solicitudes, los montacarguistas y
la misma presidencia”, explica un administrador de medios. En noviembre de 2015
era 33 bolívares el kilo, mientras que el que se manejaba afuera estaba entre
220 y 300. Su precio depende del tamaño de la bovina: mientras más grande es,
mayor es el margen de ganancia. Las negociaciones con los intermediarios no
dejan rastro porque venden a un precio, pero facturan por montos
inferiores.
Una
empresa ubicada en Tocuyito, estado Carabobo, asegura el administrador de
medios, obtuvo el contrato para elaborar unas gacetas para las que apenas
necesitaría cinco bobinas. Sin embargo, cada vez que requería papel prensa
exageraba en sus peticiones. “Le despachaban hasta cinco gandolas y ese
excedente, que no es poco, se revendía. Estas empresas se han hecho millonarias
a costa de la reventa de papel”, señala. En su relato, Inversiones Unigraf
funciona como una pequeña “intermediaria”. Lo que supone una complicidad con
funcionarios del complejo estatal. La crisis del papel ya era noticia hace dos
años en Venezuela. Video: Youtube/Univision Noticias.
Ante esta
situación de escasez de materia prima, hay periódicos que han decidido reducir
su paginación. David Natera, director de El Correo del Caroní y presidente del
Bloque de Prensa de Venezuela, asegura que su periódico se sostiene de sus
propias arcas, que ha tenido que ahorrar la materia prima que tienen almacenada,
porque la empresa que se lo suministraba no recibió nunca más dólares del Estado
y tuvo que cerrar con una impagable deuda. “Prefiero eso —dijo— a convalidar el
monopolio de Maneiro”.
Planificación centralizada, desastre garantizado
La crisis
de los impresos venezolanos obedece al control de cambio instaurado hace 13 años
y se ha agudizado en los últimos tiempos con la decisión de centralizar las
importaciones de la materia prima —que no se producen en Venezuela— en el
Complejo Editorial Alfredo Maneiro.
Entre
agosto de 2013 y enero de 2016, al menos 12 medios impresos dejaron de circular
temporalmente en Venezuela y 41 denunciaron tener problemas de papel, según el
Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela. Durante 2015 se registraron 28 alertas
vinculadas a obstáculos para la adquisición de papel y planchas fotográficas
para la impresión.
Estos
problemas con los insumos comenzaron en agosto de 2013, seis meses después de
que el gobierno de Nicolás Maduro centralizara en la corporación Maneiro la
importación de papel prensa.
No hay
una explicación detallada de la forma cómo se ejecutó el presupuesto del
Ministerio de Comunicación e Información, el despacho al que estuvo adscrito el
CEAM en 2013, pero según Marcelino Bisbal, director del postgrado de
Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello, la Corporación
Maneiro recibió en 2013 un presupuesto de 22,9 millones de bolívares. Entre
septiembre de 2013 y agosto de 2014, no obstante, tuvo asignaciones de 242
millones de bolívares por la vía de créditos adicionales, sin que se sepa en qué
se invirtieron.
En su
Memoria y Cuenta 2014, sin embargo, el Complejo admite que ese año imprimió
gratuitamente 875.000 ejemplares del encarte 4F, del Partido Socialista Unido de
Venezuela, que le costaron a la nación 2.528.400 bolívares; otros 41.460.937
ejemplares de Ciudad CCS, el periódico de la Alcaldía del Municipio Libertador,
por un monto de 119.805.524 bolívares; y 3.000 ejemplares del encarte Palestina,
por un costo de 7.350 bolívares. Mientras tanto, otros periódicos tienen que
cerrar o reducir páginas, tiraje o frecuencia, por falta de
insumos.
Esa
situación de aparente abundancia contrasta con las profundas dificultades de la
operación de los pequeños medios impresos de la provincia venezolana. El 28 de
enero de 2016, 86 periódicos agrupados en la Cámara de Periódicos Regionales
(Cavepe) se declararon en emergencia al saber que no hay papel periódico ni
planchas, según una notificación que recibieron del Complejo Editorial Alfredo
Maneiro.
Ese mismo
día la presidenta de la Cámara Venezolana de Periódicos, Joselin Ramírez,
explicó: “el CEAM redujo la asignación de papel periódico en 40%, pues antes
vendía 1.000 toneladas y solo pudo ofrecer 400 para 86 periódicos del país.
Todos los diarios deberán hacer los ajustes necesarios para seguir circulando.
La situación es muy preocupante y crítica, ya que están en riesgo cerca de 90
periódicos del país y con ellos la información y el empleo de miles de
personas”.
Tres días
después, el 31 de enero pasado, a través de un comunicado, Cabezas culpó a la
baja del petróleo de la situación de desabastecimiento de los insumos para la
prensa. “Se está haciendo un enorme esfuerzo, en medio de las dificultades, para
que las bobinas lleguen a los medios impresos, a pesar que el ingreso de divisas
por la venta de petróleo ha bajado en más de 77%”, dijo.
En el
sector de los medios impresos se afirma que la cámara, una organización
desconocida hasta que el Estado venezolano decidió centralizar la importación de
papel, es un intermediario con el CEAM. Hasta el momento nadie ha podido
comprobarla. Tanto Ramírez como Cabezas se negaron a ser entrevistados para
contrastar estas informaciones.
Por una
lista de los periódicos afiliados a la Cámara publicada el 3 de junio de 2015 en
el diario La Calle -propiedad de Joselin Ramírez-, se pudo saber que 21 de los
41 medios que reportaron al Instituto Prensa y Sociedad problemas con el papel
periódico, pertenecen a esta asociación.
Las cifras de las importaciones
Aunque en
Venezuela es imposible acceder a los datos oficiales que expliquen el
comportamiento del mercado de las importaciones del papel prensa —pues los
reportes del INE no dan cuenta de cuáles son los importadores— una lista
suministrada por Import Genius -una de las bases de datos más grandes del mundo
sobre el comercio y tráfico marítimo- revela que durante los dos últimos años
solamente El Nacional, El Impulso, La Mañana, Nuevo Día, El Siglo, Meridiano,
Editorial Primavera (Bloque de Armas), y Correo del Orinoco, que es una
fundación de Estado, importaron papel prensa en 2014.
Al
comparar las proporciones de estas importaciones, medidas en dólares, queda
claro que lo comprado por los medios es apenas 20%, mientras que el CEAM trajo
80% de la mercancía. De un total de casi 32 millones de dólares destinados a las
importaciones de papel prensa durante esos dos años, 25 provienen del Complejo y
sólo seis millones de los bolsillos de los medios. Y durante el año 2013, cuando
todavía el CEAM no tenía aún la prerrogativa de centralizar los dólares
preferenciales para la compra de papel, los privados invirtieron casi 5 millones
de dólares, mientras que en 2014 las importaciones de los medios disminuyeron a
un millón 600 mil. En contraste, el CEAM en 2013 erogó casi 5 millones, y en
2014 llegó a 20 millones 400 mil. Otra prueba más de cómo la planificación
centralizada ha terminado por llevar a terapia intensiva a otro sector de la
economía.
(*) Este
reportaje fue desarrollado con reportería de Karla Sánchez, David Matos y
Génesis Obaya a lo largo del Diplomado de Periodismo de Investigación, que dicta
el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) en alianza con la Universidad Católica
Andrés Bello (UCAB)