El eslabón entre el Deportivo Táchira y el gigante brasilero JBS

A mediados de 2013 Jorge Alfredo Silva Cardona trabajaba como técnico administrativo del Seniat. Tres años y medio después se ha convertido en el timón del Grupo JHS, la fachada que se levantó a la sombra del millonario negocio entre los regímenes de Hugo Chávez y Nicolás Maduro y la compañía brasilera JBS. Este conglomerado es propietario del Deportivo Táchira y comienza a ser conocido como un jugador de renombre en el cada vez más exclusivo negocio de la importación de alimentos básicos en Venezuela. El exempleado de la oficina de tributos parece tener el know how que se necesita para triunfar en una economía de puertos.
Jesús
Hombre Salvador (JHS). Tres palabras que pueden ser el lema de una iglesia
cristiana, pero no. En esta historia, el monograma cristiano JHS es la seña de
identidad de un conglomerado empresarial que está obrando el milagro de crecer
en una economía que se hunde y espanta a las trasnacionales. El Grupo JHS es el
flamante dueño del Deportivo Táchira –quizás el club con más solera en el fútbol
venezolano–, de varios equipos de ciclismo tachirenses, de al menos seis
empresas dedicadas a servicios tan disímiles como el aduanero y la producción
avícola, de instalaciones industriales en nueve estados del país y hasta de un
instituto de beneficencia.
La
versión oficial cuenta que son “empresarios venezolanos de origen andino,
apostando a la soberanía alimentaria” y que están “comprometidos con la
importante labor de brindar servicios logísticos y aduaneros, así como
desarrollar la producción de alimentos a nivel nacional”. Pero solo ha sido
después de la compra del club de fútbol andino a la familia Kabchi, oficializada
en octubre de 2016, que JHS y Jorge Alfredo Silva Cardona, el hombre detrás del
emporio, han salido del anonimato.
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A
Silva se le ha visto, cual presidente de clubes similares de Suramérica o
Europa, firmando los contratos con nuevos fichajes y patrocinadores, asistiendo
a preventas publicitarias de medios de comunicación, polemizando con jugadores
rebeldes y acompañando al equipo en duelos internacionales, como el del 23 de
enero ante el Deportivo Capiatá de Paraguay, por la primera fase de la Copa
Libertadores. Ese día, incluso, recibió en pleno campo un reconocimiento a
nombre del equipo aurinegro, una organización que acaba de cumplir 43 años de
historia y que este fin de semana inicia su andadura en el torneo venezolano de
primera división.
Ni
Silva, de apenas 30 años de edad, ni sus negocios tienen tanto recorrido. En los
círculos empresariales se sabe poco de él y de sus cada vez más emergentes
empresas. “Hemos visto que es un grupo capacitado financieramente (…) Es una
buena posibilidad entregar a estos nuevos inversionistas”, explicó José Kabchi,
ex directivo del Deportivo Táchira, el día que presentó a Jorge Silva ante los
jugadores y cuando el traspaso del club estaba prácticamente
cerrado.
Silva
se describió como “nativo del Táchira, pero ahora mismo radicado en Caracas” y
como “presidente del Grupo Empresarial JHS”. A los futbolistas aquel nombre
debió decirles poco, aunque llevaban meses luciendo en sus uniformes el logo de
JHS porque el grupo ya era el principal patrocinador. Ese día Jorge Silva no
aludió a su pasado como “técnico administrativo” del Servicio Nacional Integrado
de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) –organismo estatal encargado de
la recaudación tributaria– como consta en la decisión 114-2012 del Juzgado
Superior Contencioso Tributario de la región Los Andes. En el Seniat confirman
que Jorge Silva estuvo en la institución desde febrero de 2008 hasta su renuncia
en agosto de 2013, año de la génesis para el Grupo JHS.
Silva,
en su breve presentación ante los futbolistas, tampoco explicó cómo sus empresas
se han terminado beneficiando de las compras millonarias del Gobierno venezolano
a la compañía brasilera JBS S.A, considerada la mayor exportadora de carne del
mundo y perteneciente al holding brasilero J&F Investimentos. Quizás no sea
una historia que interese a los deportistas, pero sí a quienes se preguntan cómo
es que un técnico administrativo de la oficina nacional de tributos ha trocado
en empresario próspero.
La fundación de un emporio
Dos
meses después de la renuncia de Silva al Seniat, el 20 de noviembre de 2013, se
registraron en Caracas dos de las seis empresas del grupo: Aves JHS 2013 y
Servicios JHS 2013. Los papeles del registro mercantil muestran que sus primeros
accionistas fueron Jorge Alfredo Silva Cardona y Víctor Hugo Sánchez Núñez, en
una, y el propio Jorge Silva y Ángel Andrés Moreno Carrillo, en otra. También
revelan que ambas empresas tuvieron como primera sede principal el edificio
residencial Pórtico Del Este, ubicado a pocos metros de la emblemática Torre La
Previsora, en Caracas. Que las dos nacieron con un pequeño capital y que
finalmente Jorge Silva terminó como único accionista a los pocos meses de
fundadas.
El
expediente mercantil de Servicios JHS 2013 revela que se trata de una compañía
cuyo objeto va desde “brindar servicios profesionales de asesoría financiera,
contable, impositivas y administrativas especializadas”, prestar “servicios
independientes y asesoría con relación a la gestión logística nacional e
internacional y la entrega de mercancías”, a la “realización y asesoramiento de
operaciones o actividades aduaneras de importación y exportación y trámite
aduanero de todo tipo de mercancía”, así como a “la compra, venta, importación,
exportación, distribución y comercialización al mayor de todo tipo de mercancía,
tanto nacional, como importada, tales como productos cosméticos, artículos de
belleza, artículos de uso e higiene personal para damas y caballeros (…) Venta y
comercialización de vehículos automotores nacionales e importados nuevos o
usados”.
En
menos de dos años el capital de Servicios JHS 2013 pasó de 700 mil bolívares a
64.785.000 bolívares, un incremento de 9.155%. El “informe del contador público”
correspondiente al ejercicio fiscal que terminó el 31 de diciembre de 2014 –el
primer año de operaciones y sólo 13 meses después de fundada– arrojó que la
empresa tenía una disponibilidad en los bancos de 4,3 millones de bolívares y
casi 40 millones de dólares.
La
explicación del rápido auge no está en esos papeles. Tampoco en los listados de
asignaciones de dólares baratos –en Venezuela rige un control de cambio desde
2003– de la antigua Comisión Nacional de Administración de Divisas (Cadivi) o el
actual Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex), que han permitido la
proliferación de las denominadas “empresas de maletín”. Para rastrear el éxito
del Grupo JHS hay que comprender la relación de una de sus empresas, Servicios
JHS 2013, con la brasilera JBS S.A, quizás el principal proveedor extranjero de
alimentos para el Gobierno venezolano. Ahí está el corazón del
negocio.
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El
Registro Nacional de Contratistas (RNC) arroja algunas pistas. De acuerdo a ese
organismo, Servicios JHS 2013 suscribió un contrato con JBS S.A para el
“servicio de empaquetado” y “servicios de planta para contenedores refrigerados”
entre el 6 de noviembre y el 18 de diciembre de 2015, pocos meses después de que
una comitiva del Gobierno, encabezada por el entonces presidente de la Asamblea
Nacional y número dos del chavismo, Diosdado Cabello, viajara a Brasil y pactara
con JBS un contrato millonario para el suministro de alimentos como carne y
pollo.
“Ellos
son consignatarios de varios rubros alimenticios que importa el Gobierno, y le
distribuyen sólo al Gobierno (…) Ahora mismo están llegando contenedores de
leche en polvo de Brasil”, explicó en enero un agente aduanal de Puerto Cabello,
el principal terminal portuario de Venezuela. La versión la confirman fuentes
ligadas a líneas navieras y al Ministerio de Alimentación. “Antes no sonaban,
pero ahora son un emporio empresarial”, acotó el capitán de una empresa, que
prefirió el anonimato.
Aunque
en el guion corporativo del Grupo JHS no se alude a la relación con la brasilera
JBS, en la fachada de su oficina principal, ubicada en el Centro Lido de
Caracas, lucen los logos de JHS y el de JBS. En su perfil de
Linkedin Jorge
Silva también
se dice “representante legal y comercial de la empresa brasilera JBS, líder
mundial de la fabricación de productos cárnicos”. Ni Silva, ni el Grupo JHS, ni
la brasilera JBS contestaron las solicitudes de entrevista formuladas para este
reportaje.
Caracas-Brasilia con escala en Islas Vírgenes
El
lazo entre el Gobierno venezolano y la brasileña JBS, alianza que en definitiva
ha terminado beneficiando a Jorge Silva y su naciente emporio, quedó claro en
2015. Ese año Cabello encabezó una comitiva de funcionarios venezolanos a
Brasil, recibida por el expresidente Lula Da Silva. “El objetivo fundamental de
la visita a Brasil, más allá del presidente Lula, es buscar convenios,
acercamientos, acuerdos que nos permitan en Venezuela disponer de muchos de los
productos que aquí en Brasil son generados, son producidos por empresas
brasileñas”, declaró Cabello el 10 de junio de 2015.
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A
Cabello lo acompañó Rodolfo Marco Torres, Giuseppe Yoffreda y su hermano José
David Cabello –que es la máxima autoridad del Seniat coincidencialmente desde
que Silva entró en ese organismo. Todos militares y con altos cargos en el
Gobierno entonces y ahora. “Otro grupo ha estado trabajando y visitando sitios
de fabricación de alimentos, de crianza de animales para llevar estas ideas allá
a Venezuela y que nos ayuden. Hemos encontrado total y absoluta disposición,
estamos seguros que con el apoyo de los empresarios y del Gobierno brasileño la
situación en Venezuela puede sobrellevarse y no solo sobrellevarse sino derrotar
este sector que ha estado empeñado en causarle daño a nuestro pueblo”, justificó
Cabello a medios estatales.
Estaba
en pleno apogeo lo que en la narrativa del chavismo se llama la “guerra
económica”. Los funcionarios venezolanos dejaron constancia de la visita a las
instalaciones de JBS y sus encuentros con Joesley Batista, presidente y socio
del holding J&F Investimentos, propietario de JBS. “La visita a nuestros
hermanos del Brasil responde a la construcción indetenible de la Vzla potencia”,
tuiteó José David Cabello el 9 de junio de 2015. Ese mensaje y otros a través de
la red social estaban acompañados de fotos en las que se ve a los funcionarios
venezolanos en las oficinas de JBS, así como con Lula da Silva y el magnate,
Joesley Batista.
Un
reportaje de Bloomberg, publicado el 7 de septiembre de 2015, reveló
que el contrato entre Venezuela y JBS ascendía a 2.100 millones de dólares, una
cantidad que hoy equivale a 20% de las reservas internacionales del país y que
multiplicó el valor de las exportaciones de JBS a Venezuela en años como 2012 y
2013, en los que las compras venezolanas sumaron 324,3 y 517,4 millones de
dólares, respectivamente. “Para JBS es una oportunidad de hacer algo que nadie
más ha hecho en un país que cuenta con una importante demanda potencial (…) Para
Venezuela es una ventaja el negociar con una sola compañía multiproteína con una
plataforma logística integrada en lugar de comprar el pollo a una empresa, la
carne a otra (…) Venezuela encontró un socio que la respeta”, celebró Miguel
Gularte, presidente de la división Mercosur de JBS, según
reseñó Bloomberg.
Luego
del contrato los despachos de JBS para Venezuela se incrementaron. Sólo entre
agosto y noviembre de 2015 llegaron al puerto de Puerto Cabello, al menos, 140
mil toneladas de productos alimenticios como pollo, carne, leche, margarina y
hasta pernil. El consignatario de la mercancía fue la estatal Corporación de
Abastecimiento y Servicios Agrícolas (CASA), según registros portuarios de la
Cámara de Comercio de Puerto Cabello, y el Grupo JHS se benefició con los
contratos de servicios detallados en el Registro Nacional de Contratistas (RNC).
Los envíos de mercancía continuaron en 2016, pero en menor medida. “Las órdenes
de CASA con JBS están paradas. La orden de compra que está activa es la misma de
2015 y se ha venido trayendo poco a poco”, indicó una fuente ligada al
Ministerio de Alimentación.
Pero
el negocio se fraguó meses antes de la visita de los funcionarios venezolanos a
Brasil. Al menos J&F Investimentos, por un lado, y Jorge Silva, por otro,
movieron sus hilos. El 13 de febrero de 2015 J&F Investimentos registró a
través del ya célebre bufete panameño Mossack Fonseca una compañía en Islas
Vírgenes, denominada J&F Company Services Ltd, para atender sus operaciones
comerciales entre Brasil y Venezuela. Los papeles de registro forman parte de
los millones de documentos que se filtraron a la prensa en 2015 y que dieron
origen a la investigación periodística global conocida como Panamá Papers,
coordinada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investicación (ICIJ,
por sus siglas en ingles).
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El
objeto de la compañía es funcionar como trading en las
operaciones comerciales entre Brasil y Venezuela. Los directores designados para
administrar J&F Company Services Ltd fueron los ciudadanos brasileros Valter
Bianchi y André Skirmunt, quien se ha desempeñado como ejecutivo de JBS en
Brasil. El beneficiario final de la sociedad offshore es
J&F Investimentos, que tampoco respondió a la solicitud de entrevista para
esta historia.
En
paralelo, Jorge Silva y el Grupo JHS estrechaban relaciones con JBS y J&F
Investimentos. “Visita del personal de JBS Brasil a las instalaciones de JHS
Aves”, tuiteó el Grupo JHS el 3 de marzo de 2015, en un mensaje dirigido a José
David Cabello. Pero hay más. A finales de ese mes Jorge Silva y Vladimir Antonio
Hoyos Mora, gerente del Grupo JHS, participaron en una convención corporativa
que JBS realizó en el Hotel Hilton de Buenos Aires,
Argentina.
Las
fotos del evento muestran a Jorge Silva y Vladimir Hoyos con Joesley Batista, el
magnate brasilero que meses después recibiría y negociaría con Diosdado Cabello
y los otros funcionarios venezolanos, así como con José Batista Sobrinho, el
fundador de la empresa que derivaría en el mayor exportador de carne del mundo
con presencia global y quizás el grupo privado más importante de Brasil, hoy
también investigado por la justicia brasilera.
Tanto
JBS como J&F Investimentos han estado bajo investigación en sendas
operaciones judiciales denominadas Greenfield y Sepsis, esta última relacionada
con la investigación macro que realiza la justicia brasileña conocida como Lava
Jato y que ha demostrado cómo la constructora brasilera Odebrecht ideó un
esquema de sobornos y lavado de dinero para salir beneficiada con contratos de
obras públicas en Brasil y buena parte de América
Latina.


El Grupo JHS, espejo de JBS
En
su perfil público el Grupo JHS esconde su conexión con JBS y J&F
Investimentos, pero la estructura empresarial levantada por Jorge Silva está
hecha a imagen y semejanza de la creada por la compañía brasilera. Bajo el
paraguas de J&F Investimentos, JBS está dividida en sus distintas unidades
de negocio: Seara, JBS Brasil, JBS Mercosur, JBS USA, JBS Europa y JBS
Australia, entre otras. Ese es el modelo seguido por el Grupo JHS en
Venezuela.
Además
de Servicios JHS 2013 y Aves JHS 2013, el pool de compañías del
Grupo JHS lo completan JHS Bovinos, JHS Transporte, Jautec y Andi Empaques, casi
todas de reciente fundación y algunas de ellas administradas por familiares de
Jorge Silva. Andi Empaques, por ejemplo, nació el 28 de enero de 2015 y sus dos
accionistas son Misael Smit Silva Cardona y Yacsury Alexandra Silva Cardona, de
acuerdo con el Registro Nacional de Contratistas (RNC).
Andi
Empaques es la compañía encargada del empaquetado de los productos que J&F
Investimentos está despachando al Grupo JHS. Entre diciembre del año pasado y
enero de este año J&F Investimentos ha enviado alrededor de 3.300 toneladas
de leche y 10 toneladas de “chancletas playeras”, según registros portuarios de
la Cámara de Comercio de Puerto Cabello. El holding J&F
Investimentos también es propietario de una compañía dedicada a la producción de
lácteos y de alpargatas, una empresa de calzado. En este caso, el consignatario
directo de la mercancía es Servicios JHS 2013, a diferencia de los envíos de JBS
en los que CASA era el consignatario, pero donde el Grupo JHS también participa
en la prestación de servicios aduanales y empaquetado.
Jorge
Silva y el Grupo JHS han asegurado que también tiene ramificaciones en Colombia
y Estados Unidos; sin embargo, registros internacionales muestran, más bien, que
Silva y sus familiares tienen registradas dos empresas en Panamá, cada una con
un capital de 10 mil dólares. Se trata de JHS Servicios, presidida por Jorge
Silva, y Masi Logística, en la que el presidente es Misael Smit Silva Cardona.
En ambas sociedades el tesorero es Yojan Alfonso Kopp García. Tanto Misael Silva
como Yojan Koop forman parte de la junta directiva del Deportivo
Táchira.
A
falta de goles y pese a la temprana eliminación en la presente Copa
Libertadores, esa nueva directiva ha exhibido su poderío económico. Nada más
asumir las riendas de la institución Jorge Silva compró el autobús para
transportar al equipo de primera división, la plantilla ha viajado en vuelos
chárter, algo inusual en el fútbol venezolano por los elevados costos, y se está
refaccionado el estadio de Pueblo Nuevo, considerado el santuario del fútbol
venezolano y casa del Deportivo Táchira.
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“Ellos
aparecieron a mediados de 2014 como patrocinadores. Comenzaron como
un sponsor alternativo y luego pasaron a ser el patrocinador
oficial, hasta que finalmente compraron al club”, resume un integrante de la
antigua directiva de la institución. Además del dinero fresco, se notan cambios.
“Aquí todo tiene que ser en base al señor Silva”, agrega el ex directivo, quien
recuerda que en cada una de sus apariciones en las instalaciones del club iba
acompañado de una comitiva de escoltas y demás empleados. “Llegaba con cualquier
cantidad de personas encima”, acota.
La
nueva directiva también firmó acuerdos con nuevas empresas patrocinadoras como
Simmonds Equipment, una multinacional dedicada a la fabricación de contenedores,
y Súper Ahorro, una poco conocida compañía tachirense dedicada a la producción
de artículos para la limpieza del hogar. Los logos de esas empresas han
desplazado de la camisa del equipo a marcas como Pepsi Cola y Maltín, ambas
pertenecientes a Empresas Polar –el mayor grupo privado empresarial venezolano–,
acosado por el chavismo durante años y con una suerte distinta a la que ahora
muestra el Grupo JHS.