Esta familia cría negocios por rebaños

Los Antonorsi Marshall tienen puestas varias picas en negocios de alimentos, petróleo, servicios y hasta productos de limpieza, entre otros. Pero parte de ese emporio tuvo origen en el último balido de la moda agroindustrial chavista, la cría y explotación de cabras. El patriarca del grupo, Raúl Antonorsi, no aparecía en el radar de la atención pública antes de 2016. Solo entonces empezó a experimentar un auge que abarca también a una de sus hijas y a un primo de esta, todos bajo la tutela del superministro del sector y ex comandante del 4F, Wilmar Castro Soteldo, apóstol de una especie de 'capitalismo rojo'.

25 noviembre 2020

Mucho antes de que Nicolás Maduro hiciera aprobar en octubre reciente la llamada Ley Antibloqueo, que le faculta para hacer y deshacer negocios sin rendir mayor explicación y para derogar leyes vigentes, la autodenominada Revolución Bolivariana venía ejecutando esas potestades en la práctica, sin una coartada legal.

Al menos desde 2016, cuando el colapso de la economía se hizo inocultable, se asignan contratos con el Estado y se otorgan bienes públicos en concesión sin mayores protocolos. La usanza se hizo fuerte en el sector agropecuario, particularmente. En un derroche de pragmatismo que devino campaña privatizadora, el otro comandante de la intentona golpista bolivariana del 4 de febrero de 1992, Wilmar Castro Soteldo, quien se incorporó ese 2016 al equipo de gobierno de Nicolás Maduro como encargado de la cartera de Agricultura tras dejar la gobernación del estado Portuguesa, la implantó como una manera expedita para aumentar la productividad que, a la postre, resultó en verdad un empujón para la carrera empresarial de un selecto grupo de hombres de negocios allegados al ex oficial de la Fuerza Aérea.

Raúl Antonorsi Marshall es uno de ellos. Se trata de un productor caprino de 56 años que encontró apoyo en Castro Soteldo para sus emprendimientos, como el fundo Agroinversiones Los Isleños, ubicado en el municipio Zamora del estado Aragua, a escasos 25 minutos de Maracay y muy cerca del Centro Penitenciario Tocorón, una de las cárceles más peligrosas del país, aledaña al pueblo homónimo.

El 18 de marzo de 2017, Castro Soteldo y Antonorsi Marshall se daban la bienvenida mutua en la pantalla de televisión, entre abrazos y apretones de manos que pronto se disiparon para mantener algo de formalidad. Era la edición 40 del programa Cultivando Patria, el espacio semanal del comandante, quien le dio inicio con la evocación de los tiempos en los que se desempeñaba como piloto de combate, el permanente leitmotiv de su lealtad política. En el programa, Castro Soteldo era el anfitrión; en la locación, Antonorsi era quien recibía la visita. Ambos recorrerían ante las cámaras el “aprisco más grande de América Latina y el mundo”, como se refirió el ministro al centro de cría de cabras regentado por Antonorsi y que, siempre según Castro Soteldo, no tiene parangón en ningún otro lado del hemisferio excepto en México.

En el recorrido con el ministro y los televidentes por las instalaciones, a las que tildó de “hotel cinco estrellas” para cabras, Antonorsi mostró que los animales no carecían de ningún insumo, con toda la tecnología a su orden. Un oasis dentro de la depauperada realidad campesina de Venezuela. Antonorsi siguió comentando que tenía 1.100 animales en dos hectáreas de terreno, pero el proyecto estaba concebido para 4.400 animales en cuatro hectáreas. “¡Y todavía nos quedan cinco hectáreas, papá!”, se entusiasmó.

Una fuente cercana a la familia asegura -con mucho temor y lejos de un grabador, eso sí- que Antonorsi Marshall alude al ministro como su “primo”, aún cuando no compartan los mismos apellidos. Si la filiación no es cierta, al nombrarla Antonorsi expresa su certeza de saberse cercano al poder. Esa proximidad la ha extendido a su hija, Kristina Antonorsi Quintero, y a su socio, Jean Carlos Paredes Marshall, ellos sin duda parientes.

Se multiplican y no 'se esnucan'

Kristina Antonorsi y Paredes Marshall no tardaron en construir un verdadero holding corporativo, el Grupo Orinoco 2021 C.A., donde figuran como socios a partes iguales. Esa empresa matriz ampara operaciones en tantos ramos productivos que cuesta saber cuál es su especialidad: cubren desde categorías del mercado de alimentos, al automovilístico, los servicios técnicos y profesionales, la publicidad y las comunicaciones. A pesar de su variedad no tienen página web o alguna otra seña que explique su naturaleza.

El grupo familiar ha podido abrir y mantener al menos 27 empresas en Venezuela y 17 en Estados Unidos, con Kristina Antonorsi operando desde una oficina en el Centro Comercial Banaven -conocido como el Cubo Negro, en el sector Chuao del sureste de Caracas- y Jean Carlos Paredes instalado en Weston, Florida.

Durante la Expo Venezuela Potencia 2018, celebrada entre el 26 y 29 de abril de ese año en el Poliedro de Caracas, Raúl Antonorsi Marshall y Kristina Antonorsi Quintero, padre e hija, asistieron como parte de los inversionistas invitados por el gobierno para que mostraran “las potencialidades productivas del país”. Ese día se firmaron 734 convenios entre Estado y empresarios, y varios de ellos beneficiaron a los Antonorsi detrás de distintas fachadas empresariales.

En el caso del padre, su Agroinversiones Los Isleños fue una de las catorce empresas que firmaron alianzas con la Corporación de Desarrollo Agrícola, adscrita al Ministerio de Agricultura Productiva y Tierras.

Por su parte, la joven Kristina negoció en la Expo Venezuela Potencia 2018 un memorando de entendimiento con la Corporación de Industrias Intermedias de Venezuela (Corpivensa), adscrita al Ministerio de Industrias y Producción Nacional. A las pocas semanas, el 14 de mayo de 2018, estaba concretando la alianza estratégica entre el Estado y su empresa Procome C.A., dedicada a hacer prácticamente cualquier trabajo solicitado, si se atiene a lo que dice su expediente mercantil.

Además de esos convenios, los Antonorsi fueron buscados como proveedores de maquinarias y servicios especializados para la puesta en marcha de la empresa socialista LimpiHogar, proyectada como un enclave estatal para fabricar productos para limpieza y mantenimiento de casas y oficinas, que se propuso una meta de producción de 300.000 litros mensuales de desinfectantes. La fábrica se encuentra en el sector San Vicente de Maracay, capital del estado Aragua, que fue una conocida zona de paz -llamada así por el gobierno en uno de sus planes de seguridad ciudadana- y que retornó bruscamente al control del Estado en 2015.

Procome fue creada en 2016 con Kristina Antonorsi como accionista minoritaria. Su socio con mayor participación era su primo, Jean Carlos Paredes Marshall, aunque él no figuraba en ningún evento público de la empresa. De hecho, solo la empresaria Antonorsi fue quien apareció retratada junto a los representantes gubernamentales para dar inicio formal al convenio suscrito dos años más tarde con Corpivensa.

Kristina Antonorsi Quintero explicó que Procome disponía de “capital y tecnología necesaria para garantizar la operación”, y que el Estado le pagaría en petros, lo que suponía una ventaja para la administración de Maduro, que comenzaba a verse arrinconado por las sanciones internacionales. Hasta agosto de 2020, la estatal LimpiHogar se mantenía productiva de la mano de Procome, y había ampliado su red de comercialización a los estados Aragua, Distrito Capital, Carabobo, Guárico y Lara. Kristina Antonorsi, en entrevista telefónica con Armando.info,  enfatizó que este “es el único convenio” que ha suscrito con el Estado y que de los petros "no he visto nada”.

Kristina Antonorsi firmó un convenio con la Corporación de Industrias Intermedias de Venezuela (Corpivensa) para que su empresa Procome garantizara una fábrica de desinfectantes. En la imagen está junto al ministro de Industrias Básicas de ese momento, Juan Arias. Foto: Prensa Corpivensa.

Ordeñando las alianzas

Dejar operativa LimpiHogar no fue todo lo que pactó Kristina Antonorsi en la Expo Venezuela Potencia 2018. Las declaraciones oficiales dan fe de que el mismo día, en simultáneo con la firma del convenio con Procome, se suscribieron dos alianzas adicionales entre unas plantas adscritas al Ministerio de Industrias y Producción Nacional y la empresa española Lactomilk Internacional, con quince años de experiencia en la fabricación y distribución de tanques de enfriamiento de leche, así como material para plantas lácteas, según describe su página web.

Lo que pasó inadvertido es que la marca Lactomilk era administrada en Venezuela por los mismos dueños de Procome, es decir, por los jóvenes primos Antonorsi Quintero y Paredes Marshall. El patriarca, Raúl Antonorsi Marshall, dejó todo en familia al ser quien apareció como representante del Grupo Empresarial Lactomilk. Al respecto, su hija señaló que “la sociedad de Lactomilk nunca se ejecutó y fue firmado por los representantes de la empresa española, pero como no pudieron hacer la inspección tuvieron que rescindir de la alianza estratégica”.

Aunque la inversión en esos sueños industriales no llegó a cristalizarse en realidades productivas, de todas maneras la marca Lactomilk consiguió hacerse presente en los anaqueles de los supermercados de Caracas. Fue registrada ante el Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (Sapi) en julio de 2018 por el Grupo Orinoco 2021 C.A., “porque le prestaron el servicio de creación de la empresa y representación legal, y como nunca hicieron la inversión nosotros nos quedamos con las sociedades creadas. Le estamos cambiando el objeto y el nombre para hacer otras actividades”, confirma Kristina Antonorsi. La oficina de Lactomilk en Caracas, para más señas, está ubicada en el Centro Comercial Banaven, desde donde opera gran parte del holding de los primos Antonorsi.

En el Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (Sapi) está registrada a nombre del Grupo Orinoco 2021 la marca Lactomilk.

Mientras, Raúl Antonorsi Marshall se ha consolidado como el principal productor caprino y directivo de la Asociación Nacional de Criadores de Cabras Lecheras de Venezuela (Asocabra). Su éxito en la especialidad lo ha conseguido tanto como comercializador de leche de cabra, fresca y pasteurizada, así como de machos y hembras de reemplazo. Según una publicación en las Actas Iberoamericanas de Conservación Animal de 2019, para ese año, Agroinversiones Los Isleños disponía de 124 cabras en ordeño con una producción total aproximada de 580 litros de leche por día.

El empresario siguió apareciendo junto a otros productores en los programas del ministro Castro Soteldo, y en la edición 100, grabada en septiembre de 2018, habló de sus logros como “ejemplo” de la industria agropecuaria venezolana. El apoyo gubernamental le ha servido para el desarrollo del principal centro genético caprino privado, con el que insiste en mejorar las razas para la producción y exportación de leche. Es precisamente en el estado Aragua donde se inició el año pasado el segundo centro genético entre la Gobernación de esa región y la empresa Genética Española.

El gobierno central aligeró la carga burocrática a los productores caprinos cuando, el 17 de abril de 2019, salió publicada en la Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6.450 la decisión de conferirle un estatus preferencial y estratégico a la cría de ovinos y caprinos, lo que significa promover activamente la actividad.

Kristina Antonorsi desmiente que exista una relación de parentesco entre el ministro Castro Soteldo y su familia, aunque reconoce un conocimiento de antaño en vista de que el “otro” comandante ha sido ministro encargado del sector agropecuario. “Mi papá lo conoce porque es un criador de cabras y lo poco que produce lo hace de las cabras. No somos una familia con contactos”, puntualiza.

Se lleva en la sangre

La joven Kristina Antonorsi Quintero tenía solo ocho años y una vida acomodada en Caracas cuando Hugo Chávez ascendió al poder en 1998. Curiosamente el entorno del chavismo, letal para buena parte de la industria y la empresa privada en Venezuela, estimuló sus emprendimientos.

A los 16 años fue reconocida con un diploma en el Colegio Los Campitos, un plantel del Opus Dei en el sureste de Caracas. En 2012 egresó de la privada Universidad Metropolitana como Licenciada en Administración y Economía Empresarial, entonces con 22 años. Pero su carrera gerencial comenzó a los 21, según afirma en su currículo en LinkedIn, la red social para la búsqueda de contactos profesionales. En junio de 2011 trabajó como gerente de proyectos de Yogen Früz, la marca estadounidense de yogures helados, al menos por un año. La franquicia maestra del negocio en Venezuela le pertenece a un amigo de su padre, Juan Carlos Acevedo Roa, quien luego sería el socio de Kristina en su primera compañía en Venezuela.

En febrero de 2012 creó Biotecnología 3000. Seguía en la categoría de alimentos, pero con la diferencia de que esta vez la compañía era suya y ocupaba la gerencia general. Su objetivo principal era la importación y exportación de materias primas para alimentos, así como la compra y venta de complejos vitamínicos y productos probióticos.

La emprendedora Antonorsi, con 22 años, una empresa recién creada y escasa experiencia, alcanzó un acuerdo de distribución exclusiva con Ganeden Biotech para introducir en el mercado venezolano el primer probiótico aprobado para consumo masivo en el país, el Bacillus Coagulans. Esto permitiría que los principales fabricantes de alimentos y bebidas en el mercado local usaran el probiótico como aditamento y así les “proporcionaba acceso a productos alimenticios y bebidas innovadoras”, declaró Antonorsi en 2013, fecha en que se logró el acuerdo.

De acuerdo al registro mercantil del estado de Florida, Estados Unidos, Raúl Antonorsi y su hija Kristina compartieron funciones como vicepresidentes en una empresa del ramo petrolero: Quim Chemical & Petroleum Investment Corp, incorporada el 11 de mayo de 2011. Ambos registran la misma dirección en Prados del Este, una zona de clase media-alta del sureste de Caracas. La empresa se encuentra inactiva desde el 26 de septiembre de 2014, al igual que otras tres en cuyas directivas aparece mencionado el empresario venezolano en Florida. A pesar de este hallazgo que consta en los documentos, Kristina Antonorsi asegura que no ha tenido "ninguna compañía con mi papá dedicada al sector petrolero. Para nada”.

La marca de quesos de cabra Dekapra formó parte de la muestra de productos para exportación, avalados por el ministro Castro Soteldo. Foto: Ministerio de Agricultura.

Susana, la otra hija de Raúl Antonorsi, apenas se asomó en la edición 40 del programa Cultivando Patria del ministro Castro Soteldo. Presentó entonces Dekapra, la marca de quesos de cabra que comercializa Agroinversiones Los Isleños pero que, bajo el paraguas de un Grupo Global Dekapra, formó parte de la muestra de productos "para exportación" en la Expo Feria Canadá-Venezuela Ottawa 2017.

Negocios que pican y se extienden

La mayoría de las compañías en las que aparece Kristina Antonorsi como directora fueron constituidas durante los últimos cuatro años, de acuerdo al Registro Nacional de Contratistas (RNC). Desde 2016, y con 26 años de edad para esa fecha, figuraba como socia en Procome, TNW Group, Empacadora Amazonía, Inversiones Jhose 21 y Grupo Orinoco 2021.

La joven suele tener un puesto en el directorio de cada una de esas empresas junto con su primo, Jean Carlos Paredes Marshall, doce años mayor, quien parece haber logrado la fórmula para acelerar todo tipo de negocios en los más diversos sectores: servicios, seguros, publicidad, medios de comunicación, cauchos, agropecuario y exportaciones, y con empresas en Venezuela y Estados Unidos. Parte del éxito se lo deben a una línea de crédito que recibieron de la banca privada nacional con el que potenciaron los negocios. “Tuvimos una buena racha porque el bolívar iba bajando. Lo que hemos hecho hasta ahora es aguantar”, dice. Agrega que tienen muchas sociedades americanas, “me cuido mucho de lo que se hace y el tema de las sanciones es muy fuerte”, precisa.

De todas las compañías que tienen los primos, juntos o cada uno por su cuenta, Orinoco 2021 es la que tiene más tiempo y con un amplio objeto para la prestación de todo tipo de servicios profesionales. Fue registrada en Caracas en noviembre de 2008 y sus socios eran Jean Carlos Paredes Marshall junto a otro familiar, Edward Marshall, con un 95% de las acciones. Esta misma persona, Edward, y Carlos Eduardo Antonorsi Marshall, hermano de Raúl, aparecen en la sociedad Havan Chang Holding LLC, una empresa petrolera registrada en Hong Kong por Manuel Chinchilla Da Silva, en abril de 2011 y cerrada en enero de 2014. Esta sociedad en su momento fue señalada de recibir jugosos contratos de CITGO Petroleum con sobreprecio.

Tanto Raúl como Carlos Eduardo Antonorsi Marshall, hermanos entre sí pero cada uno por su lado y con participación distinta, incorporaron y cerraron en el mismo año empresas petroleras en Estados Unidos. Por cierto una de ellas, la petroquímica SPS de Chinchilla Da Silva, tuvo sus oficinas en el penthouse del mismo Cubo Negro de Chuao del que el Grupo Oronoco 2021 ha hecho su baluarte.

Jean Carlos Paredes Marshall es conocido en el medio por ser dueño de una empresa de seguros llamada Asegúrate, cuyas oficinas están también en el Cubo Negro. Entre 2015 y 2017 tuvo una breve sociedad con su primo petrolero, Carlos Eduardo Antonorsi Marshall en Asegúrate Inc, registrada en Estados Unidos.

En el mundo del emprendimiento tiene el perfil de un financista ángel: un ejecutivo que maneja un capital para invertir en startups, prometedoras pero incipientes. Ese rol tal vez explique la multiplicidad de empresas que aparecen en sus manos.

Abogado de profesión, formado en la Universidad Santa María de Caracas, se presenta en su página de LinkedIn como presidente del Grupo Caraota Digital, desde 2015; en Credinstante LLC, de Perú y Estados Unidos; y como editor de la revista Somos Seguros Latinoamérica. Como presidente del Grupo Orinoco 2021 señala que ha impulsado “proyectos en el sector agropecuario, servicios, automovilístico, licorero” desde 2010.

Es socio de una maraña de empresas, algunas activas, habilitadas para contratar con el Estado y de alto perfil, pero otras sin tan siquiera un sitio en la web. En Estados Unidos mantiene activa la empresa Granos Digitales 2016 LLC, incorporada el 25 de agosto de 2017, que es la figura jurídica del website informativo Caraota Digital. En Florida aparece en otros diez registros comerciales.

Al igual que su primo abogado, Kristina Antonorsi ha logrado ampliar su gama de negocios e incursionar en otros que no se asocian al sector alimenticio o manejo de plantas de desinfectantes. En plena pandemia del Covid 19, registró en Estados Unidos el Centro Clínico Sanarox LLC, con fecha 24 de agosto de 2020. Un laboratorio clínico privado con el mismo nombre funciona desde 2019 en el Centro Comercial El Hatillo, un suburbio de clase pudiente sobre las colinas al sureste de la capital venezolana. “La inversión en total fue de 15.000 dólares, eso no cuesta ni una camioneta”, indica al otro lado de la conexión telefónica.

Otra compañía que vió la luz a principios de 2020 es Global Factoring Service Sociedad Anónima Inc, en la que Kristina Antonorsi es vicepresidenta y comparte funciones con Alejandro Manrique Gimón, quien representa a GO Group Holding -la empresa que Kristina tiene con Jean Carlos Caredes Marshall desde julio de 2019-. Ese año, tres nuevas sociedades fueron incorporadas a las actividades mercantiles de Estados Unidos, se encuentran activas y tienen a Kristina Antonorsi como directora.

Antes de 2016 era poco lo que el público conocía de los negocios agropecuarios de Raúl Antonorsi Marshall, un empresario que todavía conserva un cierto bajo perfil, si se exceptúan sus apariciones en el programa de televisión de su mentor, Wilmar Castro Soteldo; pero a partir de esa fecha su historia se ha convertido en una prodigiosa saga familiar de éxito.

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