El eslabón perdido de los negocios entre Buenos Aires y Caracas

Sin dejar rastro anda desaparecido José María Olazagasti, el oscuro lugarteniente del ministro kirchnerista de Planificación, Julio De Vido. Desde la sombra, aquel, y en público este, ambos fueron los artífices de la era dorada de los acuerdos comerciales entre la Casa Rosada y el Palacio de Miraflores, la mayoría de esos tratos sin obra visible, y algunos de ellos puntos de partida de causas judiciales que se empiezan a ventilar en Argentina. El secretario personal era quien manejaba con quién había que reunirse para qué negocio.

20 noviembre 2016

“Misterioso, callado y ambicioso”. Poco se sabe de él, de cómo operaba, poco habló con los medios de comunicación durante el tiempo que estuvo junto a Julio De Vido, el poderoso y controvertido ministro de Planificación de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández (viuda) de Kirchner, quien además se convirtió de hecho en el embajador comercial de Buenos Aires en Caracas. A pesar de ser la mano derecha –la agenda, los oídos, incluso, dice algún diario platense, el tesorero de la insulina–, del ministro De Vido, de ascender de asesor personal a Jefe de Ceremonial y a tener funciones casi de Secretario de Estado, José María Olazagasti es casi un fantasma del que pocos hablan porque poco saben, o por miedo, o en otros casos por considerarlo un “personaje marginal” dentro del Gobierno kirchnerista y un traidor. Aunque al margen, apartado y en la sombra, Olazagasti fue quien logró llevar a ciertos empresarios de su país a negociar con el Gobierno Bolivariano en sus múltiples viajes a Caracas. Tango y salsa que se mezclaron en el fideicomiso Venezuela-Argentina y que fueron música para su bolsillo y un cambio en el ritmo de vida de este empresario de origen vasco.

Villa Lugano es el segundo barrio más grande de la ciudad de Buenos Aires, una suerte de 23 de Enero porteño -por el militante barrio obrero de Caracas-, un bastión peronista de la Capital Federal. Fue este el lugar que en 1974 vio nacer al hijo de “El Vasco Olazagasti”, dirigente histórico del justicialismo. El padre era amigo de Julio De Vido, hoy diputado nacional, con el que estaba en una sede partidaria a nivel local. “Viene de muy abajo socialmente, incluso en 2002, antes de que Néstor Kirchner llegara al poder, le pedía trabajo a empresarios argentinos porque estaba recién empezando y era un tipo muy humilde”, cuenta el periodista Francisco Olivera, del diario La Nación y autor junto a Diego Cabot del libro Hablen con Julio (2011).

Jose María Olazagasti. Fotografía: Cortesia www.perfil.com

José María, “regordete, bajito y de bajo perfil”, lo describe otro periodista argentino, empezó a militar en 2006 en Compromiso K, una agrupación para apoyar la reelección de Néstor Kirchner. Pero fue antes cuando la melodía cambia para él, cuando Julio De Vido lo llama para ser su asesor personal tras su nombramiento como Ministro de Planificación en 2003. Entonces empezarían sus viajes a Venezuela.

El tango

El ascenso de Olazagasti fue de un cargo menor, como asesor, secretario, a ser Jefe de Ceremonial de ministerio. Su puesto no fue designado en el Boletín Oficial, por lo que no se tiene obligatoriedad de declarar ante la Oficina Anticorrupción sus bienes personales y ganancias (y por lo que pudiera zafarse ahora de cualquier fallo condenatorio de la justicia). El cargo que se le supone corresponde una categoría C del Sistema de Profesión Administrativa según la escala laboral de Argentina, por el que debía cobrar entre 3.000 y 4.000 (de 198 a 264 dólares). Sin embargo, el de Villa Lugano parece que logró medrar y estirar la plata. En un reportaje de 2010 del diario La Nación dicen que para ese entonces vivía en el country (urbanización cerrada) Villa Nueva del Tigre, “no es lo más exclusivo, pero sí es de un costo alto para un empleador de categoría C”, destacan en la nota. A lo que añaden la cuota de un colegio en el barrio privado de Nordelta “cuya cuota no baja de 2500 pesos (o cerca de 165dólares)”. Se trata de lugares en el delta del río Paraná que, al desembocar en el río de la Plata, cerca de Buenos Aires, se ha convertido en un suburbio de clases acomodadas de la capital argentina.

“Es discreto, pero come en lugares buenos, va con autos buenos, tiene custodia. Es como un secretario, pero es algo más que un secretario. Es alguien al lado de un ministro, pero con bastante poder”, cuenta Rodrigo Alegre, periodista del Canal Trece de Buenos Aires.

¿Cómo pudo hacerlo desde un cargo de secretario? “Tenía vínculos con la obra pública, pasó de ser un secretario a tener mucho poder, incidir en la política y meterse en negocios. Era el que llevaba los papeles, la agenda de De Vido, el encuentro con los empresarios”, dice Alegre. Se convirtió en el principal operador del ministro y, con los viajes internacionales, comenzó a negociar como un Secretario de Estado y cerrar acuerdos con Venezuela, Ecuador o Argelia. Aunque, concuerdan todas las fuentes consultadas, no firmaba nada, no declaraba nada, así que su pista sólo se puede intuir a partir de las visitas que hizo, por ejemplo, a la capital venezolana.

Tras el escándalo del valijagate de Antonini Wilson, Claudio Uberti, director del Órgano de Control de Concesiones Viales (OCCOVI) y coordinador del convenio Argentina-Venezuela, el llamado Fideicomiso Financiero Serie II o, como se le conoce en Argentina, Pdvsa II, fue relegado de su cargo, en diciembre de 2007. En ese momento, el ya de por sí empoderado Olazagasti, toma más poder y es quien se encarga de los negocios en el exterior.

“Todos los empresarios argentinos sabían que hablando y reuniéndose con él, lo hacían directamente con De Vido. De ser alguien poco formado, sin título, y que no sabía lo que era un litro de gasolina, terminó con los empresarios más importantes de Argentina del sector energético. Tuvo un poder enorme y su patrimonio creció considerablemente”, dice Olivera.

Se calcula que a partir de la caída de Uberti, Olazagasti tuvo 42 salidas al exterior. A través de documentos provenientes de fuentes del Ministerio Público Fiscal de Argentina a los que tuvo acceso Armando Info, se pudieron constatar al menos 15 viajes del Jefe de Ceremonial a Venezuela.

La salsa

Si Olazagasti viajaba, lo hacía solo por indicación de Julio De Vido, incide Rodrigo Alegre. El primer vuelo del que se tiene constancia fue el 5 de abril de 2004, un viaje que hizo con el ministro y Uberti. Repetiría compañía un poco después, el 28 de mayo, coincidiendo con la firma del fideicomiso. Ese año haría al menos otro viaje más, del 3 al 6 de junio, junto con Uberti y Victoria Bereziuk -esta última, también pasajera del vuelo privado de Antonini Wilson-, para lo que se les entregó 89, 118 y 110 dólares en concepto de viáticos respectivamente, así como 46 dólares de seguro médico.

El Boletín Oficial anunciaba el 22 de noviembre de 2005 el viaje oficial del trío De Vido-Olazagasti-Uberti con carácter retroactivo: del 20 al 22 de noviembre, esta vez con destino Puerto Ordaz, estado de Bolívar, la capital de la industria pesada en Venezuela, un viaje al que también acudió el presidente Kirchner y en el que se reunieron con Hugo Chávez. En esa ocasión, una de las visitas que hicieron los mandatarios fue a la represa hidroeléctrica de Macagua, sobre el río Caroní en plena ciudad, “señal de que en esta cumbre se habló o hablará de cooperación energética”, señalaban en BBC Mundo.

Con el retraso semejante se hacía otro anuncio en el mismo soporte el 7 de julio de 2006, para el idéntico terceto, que viajó a Caracas del 3 al 5 de julio. El sexto viaje del que se tiene constancia se hizo del 5 al 8 de marzo de 2008, ya con Cristina Fernández como presidenta, quien iba en la comitiva junto con De Vido, su mano derecha y el vocero presidencial Alfredo Scoccinarro, con destino Caracas pero también con paradas en República Dominicana y Haití para la XX Cumbre del Grupo de Río. Nuevamente, el anuncio se hizo en Boletín Oficial a los 2 días de iniciar el viaje.

En los siguientes viajes la particularidad es que, además de saber que José María Olazagasti viajó a Caracas, está que, o bien compartió vuelo o coincidió en la capital con Juan José Levy, el empresario que afronta varias causas penales por presunto lavado de dinero y contrabando y que apareció como propietario de empresas offshore en la investigación de los llamados Panama Papers. En 2009, entre el 10 y el 12 de agosto, ambos estuvieron en Caracas. Al año siguiente, el 16 de abril, compartieron vuelo de Aerolíneas Argentinas con partida de Buenos Aires y destino Caracas. Levy participó en la venta de medicamentos a Venezuela, así como la del sistema de televisión digital que el Gobierno de Nicolás Maduro terminó por adoptar.

Levy niega a la justicia que conozca al secretario, pero según cuenta Olivera, se conocen, “los hijos de ambos son compañeros en un colegio que está en Northland, un barrio de Buenos Aires. Y justamente esos vuelos y esa junta son de las pocas cosas que se sabe de Olazagasti y de las que están en manos de la Justicia”.

En 2012 vuelven a coincidir, primero entre el 20 y 23 de marzo y luego en septiembre. Es en esta fecha cuando parece que el baile se vuelve de a tres, porque comparte viaje de ida y vuelta Buenos Aires-Caracas entre el 14 y el 19 con Olazagasti y un pasajero más, el ministro De Vido, según consta en los registro de Migración. El mismo y, al parecer, último queer tango trio se repite el 19 de marzo de 2013. Olazagasti y Levy estarán nuevamente en Caracas en marzo y abril de 2013 y en mayo de 2014.

El ruido y la furia

Qué negocios hacía Olazagasti en Venezuela, con quién se reunía, qué dinero de qué negocios se concretaban. En este momento, la música baja sus decibeles hasta volverse casi inaudible. Nadie sabe con certeza. Olazagasti, cuenta Rodrigo Alegre, viajó solo por indicación de Julio De Vido, “él le hacía nexos con los empresarios de ambos países, algunos argentinos que están acá (Argentina), que no se sabe cuáles son a ciencia cierta”. Y explica que, al parecer, tuvo un papel preponderante en el fideicomiso con la estatal petrolera venezolana Pdvsa, “varios de los viajes fueron en el marco de diagramarlo”.

En la melodía de Olazagasti y cómo se pudo enriquecer también hay un momento en que el volumen es alto, muy alto, y se convierte en ruido. Es algo que todos escuchan, pero nadie puede precisar. “Todo el mundo lo sabe, los empresarios han comentado que pagaron una comisión para conseguir esos negocios con Venezuela. Uno de los que me contó, que ya murió, estuvo en el fideicomiso y decía que para entrar había que pagar”, cuenta Francisco Olivera. Los medios argentinos denunciaron que la comisión que se cobraba a cada empresa era 15% del contrato, en dólares. Pero no hay mucha transparencia y es ahora, con el cambio de administración, en las manos de Mauricio Macri desde diciembre de 2015, cuando se empiezan a despiezar las partituras.

Juan José Levy junto a Hugo Chavez. Foto cortesía: La Nación (Argentina)

Ni siquiera desde la Cámara de Comercio Venezolana Argentina (Cavenarg), con sede en Caracas, dicen saber de los negocios. Benjamín Tripier, presidente de Cavenarg, dice que nunca vio a Olazagasti, “ni siquiera estuvo cerca de la Cámara, sé de él por la prensa. No había trato con la Cámara, estábamos en otra dimensión. Sabíamos lo que iba ocurriendo, de los contratos del Gobierno, pero nunca pasó de eso. No sabemos si alguna empresa inscrita tuvo que ver con eso. Ni ellos (el Gobierno) tuvieron interés en nosotros ni nosotros en ellos, tenían su propio circuito”. Sobre el fideicomiso, Tripier asegura que “era algo muy selectivo, al que no todo el mundo tenía acceso. No sé si hubo algún negocio genuino ahí y el que hacía esas cosas no creo que lo comentara mucho, uno lo entiende, porque no estaba muy cerca de lo que podían ser negocios transparentes”. Y asegura que lo mismo que dice ahora es lo mismo que sabía entonces, “nunca nos tocó participar en una reunión donde estuvieran De Vido u Olazagasti”.

En un contacto vía correo electrónico con Eduardo Alberto Sadous, quien fue embajador entre 2002 y 2005, contestó a la petición de entrevista sobre Olazagasti con una negativa. “Lamentablemente no puedo ayudarla, ya que durante mi gestión, el mencionado Olazagasti era nada más que el secretario de Julio De Vido, el ministro. Después de Uberti y el episodio Antonini Wilson pasó a ser el ‘embajador paralelo’, pero eso fue cuando yo ya me había ido de mi cargo”.

En los documentos del Ministerio Público Fiscal de Argentina a los que se tuvo acceso para esta nota, se pueden ver las declaraciones de Sadous sobre el secretario y los movimientos en la embajada. De su testimonio se desprende que “a la embajada no se le comunicaba sino la llegada de los funcionarios y su partida, no participaba en la mayoría de las reuniones que se celebraban con los distintos organismos gubernamentales de Venezuela, sobre todo con el Ministerio de Energía y con PDVSA, cuyo titular era Rafael Ramírez”. Ni siquiera el embajador Sadous era el encargado de recibirlos, sino Álvarez Tufillo, ex consejero económico y comercial de la embajada en Venezuela.

“Las visitas del ministro De Vido y Uberti eran consideradas oficiales, eran visitas de funcionarios, pero no requieran tratamiento protocolar. Eran visitas de trabajo”

“Las visitas del ministro De Vido y Uberti eran consideradas oficiales, eran visitas de funcionarios, en un sentido amplio sí, pero no aquellas que requieran tratamiento protocolar. Eran visitas de trabajo”. Sadous testifica que ni siquiera obtuvo copia del acuerdo firmado entre PDVSA y el Ministerio de Planificación Federal y, sobre el mecanismo por el cual las empresas argentinas eran habilitadas para participar en el convenio, no le consta “que existiera algún sistema o mecanismo especial”, ignora la manera en que erran seleccionadas.

Tampoco quiso hablar sobre el tema Carlos Cheppi, embajador en el país caribeño entre 2001 y 2015. “Buenas noches. Discúlpame. No doy entrevistas. Gracias”, fue todo lo que se obtuvo por respuesta tras contactar por mensajería instantánea.

Tango... electrónico

“Buenas tardes, señor Olazagasti. Estoy haciendo un perfil sobre usted y quisiera entrevistarlo. Espero poder contar con su ayuda. Saludos”. Una hora después, las dos marcas de whatsapp cambian de color a azul. “Hola, 2 o 3 veces me preguntaron x la persona. Este número teléfono (sic) no corresponde”. Después de confirmar con varias personas, se corrobora que el número pertenece a José María Olazagasti. Se insiste en la identidad detrás de la pantalla del teléfono, quedan las marcas azules, pero no hay respuesta sino al rato. Llama.

Olazagasti junto a Julio De Vido

“Yo no soy ese señor, soy Rodrigo Vaquerizo, productor musical. Estoy seguro de que esto son unos amigos que me están gastando una broma, no sé de quién me hablás”. Se busca el nombre pero no se consigue rastro de alguien del mundo de la música con ese nombre en Argentina. Se corrobora nuevamente con varios periodistas argentinos que el número es de Olazagasti. “Puede que se haya cambiado la foto de perfil –una foto con muy baja resolución de un escenario vacío, a medio montar y con las luces prendidas–, pero ese es su número, seguro”, confirman al otro lado del teléfono. De nuevo, se insiste sobre la identidad. Nueva llamada.

  •  Yo soy músico, ¿este hombre (Olazagasti) es artista?
  • No.
  • ¿No es de mi rubro?
  • No.
  • Buscame en Google como yo te busqué a ti. ¿A mí me llaman los periodistas y no es por temas artísticos? Yo quiero que me llamen por mi música. No es chiste. ¿De dónde llamás?
  • De Venezuela.
  • Allí la cosa está difícil...
  • Pero parece que no para los negocios.
  • No lo sé, nunca fuimos a tocar en Venezuela. Pónete en Google “Otros Aires” y cuando vengas a la Argentina y quieras tango electrónico, yo te voy a sacar a bailar. Uno nunca sabe cómo comienzan las relaciones amistosas.

Otros Aires, nació en 2003 en Barcelona (España) ideada por el músico argentino Miguel Di Genova. Si bien los precursores del género del neotango fueron Malevo, seguidos de Gotan Project –luego Bajofondo–, la banda de Di Genova alcanzó rápidamente fama mundial. Pero no se encuentra ni rastro de Rodrigo Vaquerizo ni de su relación con el tango electrónico. Se llamó nuevamente al teléfono y estaba desconectado.

Este alter ego real o ficticio al menos tiene algo en común con la mano derecha de De Vido: la producción y la música. Marmot Producciones SRL, inscrita en marzo de 2013, es una empresa que se encarga de la producción de espectáculos teatrales y musicales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. También se encarga de la prestación de servicios y organización de eventos sociales, culturales, deportivos, empresariales y similares. ¿Su gerente? José María Olazagasti.

El silencio

Si cuando era una pieza clave de los negocios del Gobierno de los Kirchner era un hombre del que poco o nada se sabía, cuando el mashup tango-salsa empieza a tocar el final, es casi imposible seguirle la pista. Tanta es la discreción de Olazagasti que luego pasó a engrosar las filas de la Agencia Federal de Inteligencia, según una publicación de la revista Noticias, en la que se le incluye junto con otros 137 nombres. Su alías de espía coincidiría con sus iniciales: José Oslo. Una fuente cuenta que estuvo vinculado en los tribunales federales para limpiar las causas contra Daniel Scioli, gobernador en la provincia de Buenos Aires y luego candidato en las últimas elecciones presidenciales.

Ni Cheppi, ni Sadous hablan de él. Porque “no pueden, no dan entrevistas, no coincidieron con él”. Pero quienes deberían conocerlo bien, tampoco lo hacen. Es el caso de Alberto Fernández, al cargo en la Jefatura de Gabinete de Argentina de 2003 a 2008, cuenta no tiene mucha idea sobre el tema, ni sobre Olazagasti, porque nunca trabajó con él. “En la estructura del Gobierno era un personaje marginal. Sólo era el secretario de De Vido. No tenía más función que esa. Si hacía otras cosas, no eran públicas”. Incluso, a pesar de la relevancia que el Jefe de Ceremonial parece tener, apunta: “Me llama la atención que hayan reparado en esa figura”.

¿Por qué lo niegan si fue responsable de coordinar uno de los mayores negocios del gobierno de Néstor y Cristina? Porque en un sector del kirchnerismo lo considera un traidor. José López, quien fuera secretario de Obra Pública, fue detenido después de que un vecino del monasterio Nuestra Señora de Fátima de Buenos Aires denunciara que alguien estaba arrojando bolsos cargados de dinero desde un auto al interior del convento. Hay quienes tienen la sospecha de que no fue un vecino, sino Olazagasti, pero es algo que no está demostrado.

Y, ahora... “Está desaparecido. Lo más probable es que esté en Argentina”, coinciden todas las fuentes consultadas. Y también en que, a medida que perdió poder político, se desvaneció su vínculo con los empresarios.

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