Guayana, el feudo de Glencore

Más que una simbiosis, las empresas estatales del aluminio en Guayana han establecido una relación de subordinación con Glencore, el mayor comercializador de “commodities” en el mundo. Con esta nota, se inicia una serie de tres entregas sobre los negociados con el aluminio venezolano entre privados y funcionarios públicos.
En
la práctica, las empresas estatales del aluminio en Venezuela se han convertido
en una suerte de maquila de Glencore, la mayor comercializadora de materias
primas en el mundo. La trasnacional de origen suizo resultó ser el principal
proveedor, cliente y en ocasiones hasta prestamista, al comprar su producción a
futuro a cambio de efectivo inmediato.
Como
deudores de Glencore, la industria estatal del aluminio ha llegado, en las
ocasiones más extravagantes, a pagar a Glencore con insumos que le ha comprado,
nada más y nada menos, que a la misma Glencore. Son escenarios de un mismo
circuito en el que la trasnacional traslada bauxita y otras materias primas
hasta Guayana y luego se las vuelve a llevar como aluminio y otros productos
terminados.
En
el comercio de la bauxita y el aluminio venezolano, Glencore parece estar en
todas partes. Le favorecen condiciones inéditas pero que fueron aceptadas por
los representantes de las empresas básicas y funcionarios de un gobierno que se
proclama socialista y antiimperialista.
Bajo
esa administración, por ejemplo, Bauxilum por primera vez ha tenido que acudir a
una empresa trasnacional para importar bauxita, el mineral primario para la
fabricación de aluminio. La trajo desde Brasil, Guyana y hasta Indonesia por
intermedio del trader suizo. Luego lo
suministró en forma de alúmina –el precursor del aluminio– a la industria
transformadora estatal, que con eso fabricó aluminio del que 30% estaba
previamente reservado como pago de deudas contraídas… con
Glencore.