Con la varita mágica de Pdvsa se construyó su propio 'Kingdom'
Por la coincidencia de fechas y apellidos y una confusión de la prensa, Francisco Flores Suárez se hizo notar en 2015. Entonces se le creyó pariente de los 'narcosobrinos', capturados en Haití casi en simultáneo con una operación de la DEA que incautó droga en un yate, anclado en la vecina República Dominicana, del empresario venezolano. Aclarado el error, el Departamento del Tesoro de todas maneras se enteró de él y de sus negocios en 2017. Los montos de sus transacciones bancarias en EEUU y, en general, el crecimiento de su reino empresarial desde 2010 y en varios países a partir de una compañía de servicios petroleros, tenían que llamar la atención, acaso tanto como los éxitos musicales y videoclips de populares cantantes que ha financiado.
Entre los
años 2006 y 2012, tiempos en los que el crudo exhibía sus precios más
desorbitantes, Petróleos de Venezuela (Pdvsa) fue comandada por Rafael Ramírez
—apuntado por el entonces presidente Hugo Chávez también como ministro de
Energía— junto a un estrecho círculo de colaboradores. Dentro de ese círculo de
manos derechas despuntaba José Luis Parada Sánchez, un antiguo compañero
de Ramírez en la universidad, ingeniero mecánico de formación. Cuando llegó a la
Gerencia General de la División Occidente, que dentro de la estatal petrolera
agrupa las operaciones en la más antigua cuenca petrolera de Venezuela -en el
noroeste del país, incluyendo el lago de Maracaibo-, la región producía cientos
de miles de barriles diarios, cada uno a precios que con frecuencia superaban
los 90 dólares.
Como
Ramírez, pero dentro de su división, Parada tuvo carta blanca para tejer la red
de proveedores de servicios y manejar a discreción las contrataciones durante un
lustro, 2007-2012. La asignación de contratos por parte de Parada tenía por ese
periodo los efectos de una poderosa varita mágica: convertía en magnates a los
empresarios que tocaba. Entre ellos estaba Francisco Enrique Flores
Suárez.

Rafael Ramírez fue uno de los hombres de confianza del fallecido presidente Hugo Chávez y durante una década estuvo al frente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Foto: AFP HO/Presidencia/AFP .
Según las
fichas del Registro Nacional de Contratista, desde el año 2010 Flores Suárez es
el socio único y presidente de Electricidad e Instrumentación C.A. (Elinca), una
empresa dedicada a la perforación de pozos, construcción y mantenimiento de
obras, transporte y maquinarias, así como electricidad e instrumentación de
servicios, todos en el área petrolera.
No pasó
mucho tiempo para que el nombre de Flores Suárez saltara de la nómina de
contratistas predilectos de Pdvsa Occidente al listado de transacciones
bancarias sospechosas que fueron reportadas entre 2016 y 2017 por bancos
estadounidenses a la Red de Control de Crímenes Financieros (FinCEN, por sus
siglas en inglés), unidad de inteligencia del Departamento del Tesoro en
Washington DC. El empresario llamaría la atención de cualquiera, pues en la
última década ha amasado una importante fortuna con sociedades mercantiles
offshore, una mansión en el Caribe, un avión y un lujoso yate —ambos
inmersos en problemas legales—, además de un conglomerado de empresas que le dan
vida a The Kingdom, nombre del holding que maneja y que en español se
traduce como “el
reino”.
Castillo de millones
Los años
en los que florecieron sus negocios, que incluían una sociedad empresarial con
la familia de Parada Sánchez, conectan a Francisco Flores Suárez con un éxito
financiero que trasciende las contrataciones que obtuvo en el área petrolera y
de construcción con Pdvsa.
Una hoja
de cálculo que detalla los movimientos bancarios del empresario venezolano, es
parte de los 2.100 archivos obtenidos por Buzzfeed News y que dieron origen a
los FinCEN Files. Los documentos, compartidos con el Consorcio Internacional de
Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) y trabajados por
108 medios en 88 países de todo el mundo, incluyendo a Armando.info,
evidencian al menos 286 transacciones vinculadas a Flores Suárez, por un período
de un año, de 2016 a 2017.
Normalmente la relación en hoja de cálculo
estaría acompañando a un informe narrativo conocido como Reporte de Actividad
Sospechosa (SAR, por sus siglas en inglés), en el que la entidad denunciante
explica a la FinCEN por qué encontró presuntas irregularidades en las
transacciones mencionadas. Sin embargo, la filtración obtenida no incluyó el SAR
correspondiente.

Winterbotham Trust Company Ltd se dedica a prestar servicios fiduciarios y administración de fondos de inversión. La sucursal de Bahamas es la que administra la cuenta de Francisco Flores Suárez.
Los montos
reflejados en las transacciones atribuibles a Flores Suárez son variados y van desde sumas muy modestas hasta una por 500.000 dólares. Siete transferencias tuvieron su origen en la empresa petrolera Elinca
y el destino final fue Winterbotham Trust Company Ltd., con sede en Nassau,
capital de Bahamas, la misma nación caribeña donde Flores Suárez registró su yate, llamado también The Kingdom. El total de las mismas fue de casi 1,3 millones de dólares, ejecutadas entre el 23 de noviembre de 2016 y el 1 de febrero de 2017.
Solo una de ellas fue acreditada a Euroclear Bank y las restantes terminaron en
KBL European Private Bankers S.A.
“Sí tengo
una relación con Winterbotham Trust Company Ltd., quienes son una entidad
financiera de excelente prestigio y reputación”, confirmó Francisco Flores
Suárez a Armando.info a través de un intercambio de correos facilitado
por uno de sus abogados venezolanos.
La hoja de
cálculo tiene decenas de menciones a Winterbotham Trust Company Ltd., no todas
relacionadas con Francisco Flores, e incluye una transferencia emitida el 9 de noviembre de
2016 por casi 6.000 dólares a una cuenta que aparece suspendida por la Oficina
de Control de Activos Extranjeros (Office of Foreign Assets Control, OFAC) del
Departamento del Tesoro de Estados Unidos. El concepto de la transacción
descrita en los FinCEN Files señala “pago de salario”. Para esa fecha, las
transferencias bancarias estaban vinculadas con diversas cancelaciones de
servicios financieros.
Winterbotham Trust Company Ltd. se dedica a
prestar servicios fiduciarios y administrar fondos en paraísos fiscales desde
sus sedes en, además de Bahamas, Uruguay, Hong Kong y las Islas
Caimán.
En algunas
instituciones de este estilo, los inversionistas de estos fondos hacen sus
aportes de manera colectiva y se emiten acciones que le dan derecho al portador
del papel. Es un mecanismo que suele ser usado para desaparecer el rastro del
dinero sin que sea detectado por la inteligencia financiera de los países y, de
esta forma, evadir cualquier requisito de información que pueda alertar a las
autoridades fiscales.
En el
sistema Offshore Alert —especializado en exponer delitos financieros graves—
aparece mencionada Winterbotham Trust Company en al menos tres casos de fraude y
pago de sobornos. Esta compleja bicicleta financiera offshore usada para
ocultar dinero en paraísos fiscales fue destapada tras el escándalo de los
Panama Papers, aunque Winterbotham Trust Company no fue salpicada en ese
momento.
Al ser
consultado al respecto, Flores Suárez no reveló a cuántos fondos fiduciarios
está suscrito y las razones que lo motivaron a movilizar su dinero entre Europa
y Estados Unidos a través de Winterbotham Trust Company Ltd. Solo se limitó a
decir que mantiene “una relación que data de hace varios años… por su excelente
servicio al cliente y su excepcional reputación en el mundo financiero”, y que
no se trata de un “mecanismo
especial”.
Cuentas que no cuadran
Para
entender por qué los movimientos bancarios de Flores Suárez levantaron sospechas
en Estados Unidos habría que radiografiar la carrera empresarial del venezolano,
ahora residenciado entre España, República Dominicana y
Venezuela.
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Pasó de
ser un empresario dedicado a la prestación de servicios de mantenimiento en el
área petrolera a construir un entramado de sociedades comerciales que dieron
forma a la corporación matriz de The Kingdom. Entró en sectores como el de la
construcción, metalúrgico, farmacéutico, exportaciones, editorial, publicitario,
de eventos y, recientemente, el turismo.
Parte de
las transacciones tenía como propósito —según se indicaba en las relaciones
bancarias— el pago de sus colaboradores cercanos, que también eran sus socios en
diversas compañías venezolanas y extranjeras. Otra parte estaba en sociedades
offshore de las que se sabe muy poco. También se cancelaron servicios
jurídicos que más de una vez llegaron a hacerle
falta.
Una de
esas ocasiones fue la incautación en 2015 de un cargamento de drogas en su yate,
entonces surto en aguas de República Dominicana y todavía hoy bajo custodia de
las autoridades de ese país caribeño. A cuenta del yate, en casi dos meses pagó
173.045 dólares en mantenimiento, abogados, inspecciones y hasta un servicio
satelital. Fueron debitadas en su mayoría del Crown Agents Bank Limited de
Inglaterra y acreditadas a bancos norteamericanos, dominicanos y otros con sede
en Puerto Rico.
Elinca, la empresa de Flores Suárez, aparece haciendo transferencias que, por ejemplo, llegaron a SEB Bankas, un
banco comercial en Lituania, que recibió 32.500 dólares por pago de salarios y
fees a Jurgita Svogzlyte. Otra fue transferida entre cuentas de la misma empresa
petrolera Elinca, que pasaron por Crown Agents Bank Limited, y fueron acreditados
a KBL European Private Bankers, Deutsche Bank Trust Company, JPMorgan Chase Bank
National, Citibank, Wells Fargo Bank y Activo International Bank —este último,
operación de un banco venezolano en Puerto Rico—, por concepto de “pagos de
operaciones”.
Al ser
consultado sobre su relación con Crown Agents Bank Limited, el empresario
rechazó tener algún vínculo con el banco, lo cual deja abierta la posibilidad de que
se trate de un banco corresponsal. Un requisito de las cuentas en Winterbotham
Trust Company es que el cliente remita fondos mediante un giro bancario a una de
las entidades corresponsales, para luego ser acreditados en su propia cuenta como
cliente de la entidad fiduciaria. Cuando los pagos salen de la cuenta con
Winterbotham por una orden del titular o de las personas autorizadas, se
procesan a través de uno de los bancos corresponsales.
Este no es de esos Flores
En 2007,
Pdvsa se transformó en el cliente exclusivo de Elinca, según se detalla en el Sistema
de Contrataciones Públicas venezolano. La empresa, fundada hace 50 años, tenía
otros socios en 2003, y posterior a esa fecha fue cuando Flores Suárez se
convirtió en único accionista y presidente. Un dossier de la sociedad, que se
puede conseguir en línea, menciona las obras y montos que suscribió con las
filiales Petropiar, Pdvsa Gas, PetroPerijá y PetroBoscán, así como Desarrollos
Urbanos S.A. (Ducolsa), la promotora de viviendas y filial de Pdvsa creada
específicamente para abordar el problema habitacional en la costa oriental del
lago de Maracaibo.
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Por
ejemplo, Elinca asumió a nombre de Ducolsa el proyecto de construcción de 108
viviendas en el empobrecido sector Marite de Maracaibo. Allí se sustituyeron los
precarios hogares de hojalata y bahareque de un grupo de familias indígenas
wayúu procedentes de la península de La Guajira, por casas de 92 metros
cuadrados, a las que agregaron una estructura metálica en forma de bohío. Las
notas de prensa oficiales se refieren a inspecciones de la obra y algunos
sectores del complejo habitacional fueron inaugurados. Sin embargo, no se sabe
si el proyecto fue culminado.
Elinca
realizó con Ducolsa al menos tres proyectos habitacionales por un monto de casi
siete millones de bolívares fuertes, según reporta en su dossier. A finales de
2014, esa cifra podía equivaler entre un poco más de un millón de dólares, a
tasa del Banco Central de Venezuela, o a unos 136.000 dólares, según los parámetros del Sistema Cambiario Alternativo de Divisas (Sicad
II).
Cuando
Rafael Ramírez salió de Pdvsa en 2015, ya con Nicolás Maduro en la presidencia
de la República, la purga subsiguiente alcanzó a la División Occidente de Pdvsa.
El otrora poderoso José Luis Parada Sánchez cayó en desgracia y estuvo inmerso
en una serie de aprietos jurídicos. Entre otras irregularidades que se le
achacaron, en medios se le llegó a señalar como el cabecilla del contrabando de
combustible hasta Colombia. Logró escapar del Servicio Bolivariano de
Inteligencia Nacional (Sebin) y luego, según versiones de prensa, habría colaborado con
la acusación en el caso abierto ante la justicia norteamericana contra el iraní Ali Sadr
Hasheminejad, por el presunto lavado de al menos 115 millones de dólares
provenientes de contratos con el gobierno venezolano -el principal, uno con
Ducolsa-.
El caso finalmente se vino abajo en junio de 2020, cuando la Fiscalía
admitió
ante una jueza de Nueva York que no había dado acceso a la defensa a todas las
evidencias del caso, incluyendo algunas que podían exculpar a Sadr, y por lo
tanto sugería desechar la causa. El iraní, que enfrentaba cinco cargos
relacionados con la evasión de las sanciones impuestas por Washington contra el
régimen de los ayatolás en Teherán, quedó así en libertad por la extraña falla técnica de los
fiscales.
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La
defenestración y huida de Parada no resultaron tan ruinosas para Flores Suárez.
Tampoco sirvieron para poner al empresario de 49 años de edad bajo los focos de
la atención pública, como apenas lo hizo el caso del decomiso de droga en su
yate, y esa vez solo como parte de un equívoco que, durante unas horas y por
efectos de la confusión, ligó el allanamiento a la embarcación con una operación
encubierta por la cual, apenas con unas horas de diferencia, la DEA (agencia
antinarcóticos de Estados Unidos) estaba capturando en la vecina Haití a dos
venezolanos del mismo apellido: Francisco Flores de Freitas y Efraín Campo
Flores, los denominados narcosobrinos de la primera dama de Venezuela,
Cilia Flores.
En 2010,
Francisco Flores Suárez fue designado director y vicepresidente de Opyg
Investment Inc, según documentos del registro mercantil de Panamá. La
particularidad de esta relación es que Flores Suárez estuvo durante ese año
reemplazando a Elizabeth Sánchez en la directiva de Opyg Investments, y en
compañía de otra directora y presidenta de la sociedad, Oriely Parada; una y
otra son la madre y hermana de José Luis Parada, el depuesto ejecutivo de
Pdvsa.
Al ser
consultado por Armando.info sobre su relación con Parada o la familia del
ex gerente petrolero, Flores Suárez afirmó no tener “ninguna” y rechazó la
solicitud de información adicional sobre sus vínculos
societarios.

En los registros de Panamá están los documentos de la empresa Opyg Investmets, de la familia del ex funcionario José Luis Parada Sánchez. En 2010, Francisco Flores Suárez fue designado director y vicepresidente de la compañía.
En 2012
Flores Suárez adquirió una lujosa mansión en el sureste de República Dominicana,
identificada como Villa Naranjo N° 14, aunque a nombre de una sociedad
con origen en Panamá, Management Kingdom Corporation Ltd. En el Excel del FinCEN
también está mencionada esta empresa, con transferencias de casi 140.000 dólares
que terminaron en las cuentas de Los Naranjos 14 S.A., una compañía registrada
en Panamá y cuyos directores son socios de Flores Suárez en otras sociedades.
Principalmente, los pagos eran para el mantenimiento de “la villa” y el
bote.
Además de
ser propietario de un inmueble en el exclusivo resort dominicano de Casa de
Campo, amarró un yate de 35,3 metros de eslora, The Kingdom, en la
cercana marina de Chavón, en La Romana. El costo de la embarcación, registrada
en la capitanía de Nassau, se calculaba en 15 millones de euros para 2014, y su
propiedad está bajo control de una sociedad incorporada ese mismo año en
Barbados, FGF Vessel Ltd., de Francisco Flores Suárez.
Según los
registros de la compañía el objeto era “adquirir un barco que será rentado, y
también actuará como tenedora para hoteles”. Flores Suárez explicó a
Armando.info que no existen otros inversionistas y que el propósito de la
empresa era “solo para el mantenimiento de un
activo”.
Con toda
probabilidad nadie se habría enterado de ese activo suntuoso de Flores Suárez de
no haber sido por el incidente del decomiso de drogas. El 8 de noviembre de
2015, agentes de la policía dominicana y de la DEA abordaron el yate poco antes
de partir al sur de Florida. Consiguieron dos maletas negras ocultas en unos
ductos con 50 paquetes de cocaína, un poco más de 52 kilos, y cuatro de heroína,
con casi dos kilos. Aunque el caso sigue abierto y Flores Suárez no ha podido
recuperar la nave, hay que subrayar que sobre el empresario venezolano no pesa
ninguna acusación penal relacionada con el suceso.
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El reino del cielo
El
abordaje tuvo lugar el 8 de noviembre de 2015. El 10 de noviembre, 48 horas más
tarde, la DEA arrestaba a los narcosobrinos en el otro extremo de la isla
de La Española, cuyo territorio Haití comparte con República Dominicana.
Atraídos con el señuelo de una sting operation que los agentes
estadounidenses desplegaron por Honduras, Venezuela y la misma Haití, los
sobrinos Flores transportaban 800 kilos de cocaína al momento de su arresto.
Capturados in fraganti en Puerto Príncipe y puestos bajo custodia de la
DEA, de inmediato fueron deportados a Nueva York, donde, un año más tarde, un
tribunal los condenó a largas sentencias en prisión.
Ávida de
detalles sobre el espectacular operativo, la prensa reparó en la coincidencia
entre ambas incautaciones en los dos extremos de la isla y, diríase que
inevitablemente, las vincularon. La Dirección Nacional de Control de Drogas de
República Dominicana debió aclarar que eso no era cierto.
Armando.info tuvo acceso al expediente del Tribunal
Constitucional de República Dominicana que contiene los detalles del caso penal
vinculado al allanamiento del yate. En los folios figura la mencionada sociedad
FGV Vessel Ltd., cuyo beneficiario final y propiedad son "del señor
[Francisco] Flores (...) Tanto la villa en Casa de Campo como la
embarcación son administradas por la sociedad de origen local denominada
Management Kingdom Corporation SRL”, otra compañía constituida el 18 de
septiembre de 2014, también en Barbados, y homónima a una en
Panamá.
El
documento legal es minucioso en la cronología de los hechos que rodean el caso
del yate, y revela otras sociedades anónimas adheridas a los negocios de
Francisco Flores Suárez que resultan prácticamente indetectables por la
naturaleza de las mismas.
A
principios de 2020 los abogados del venezolano insistieron en una nueva
apelación en el marco del proceso por recuperar el yate incautado y, casi cuando
creían que podían lograrlo, en junio fue rechazada de nuevo la
moción.
Pero no
fue este el único caso que involucró bienes de Francisco Flores Suárez y la DEA.
Tampoco fue el único de 2015.
En los
tribunales federales del Distrito Sur de Florida está el caso de un avión
Beechcraft Super King Air 300, propiedad del empresario venezolano, que fue
inspeccionado y confiscado hace cinco años por la agencia estadounidense bajo
presunción de que transportó algún tipo de narcótico. No se demostró nada, de
acuerdo a lo que dicen los abogados de Flores Suárez en el documento, en el que
además solicitan que se permita a la aeronave volar desde el aeropuerto
Opa-Locka, en el condado de Miami Dade, a Venezuela. Otra serie de situaciones
irregulares quedaron de manifiesto durante el caso: por ejemplo, porque el
Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (Inac) de Venezuela no emitía la
autorización de repatriación por un “error” en la
licencia.
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De acuerdo
con lo descrito en el expediente judicial en Florida, FGF Aviation LLC, una
sociedad registrada por Francisco Flores Suárez en el estado de Delaware -una
suerte de paraíso fiscal en territorio estadounidense-, compró en 2011 el avión
a Banyan Air. La aeronave estaba en proceso de nacionalización en Estados Unidos
y, para operar en Venezuela mientras legalizaban los documentos, FGF Aviation
recibió del Inac una licencia temporal, así como una licencia tributaria del
Seniat que se extendió hasta 2014. Uno de los requisitos exigidos en Venezuela
fue que el propietario debía ser una corporación nacional o registrada en el
país. Parece probable que por ello la nave apareciera alquilada de una sociedad
de Flores Suárez a otra; es decir, FGF Aviation le arrendaba el avión a Kingdom
Flores Negociaciones C.A., la compañía en Venezuela que comparte con sus
hermanos desde hace 20 años
“El
propósito de esta empresa es la comercialización y distribución de diversos
productos”, explica Flores Suárez. Agrega que “dichos arrendamientos de la
aeronave fueron destinados a reuniones empresariales y eventos corporativos”, un
propósito inusual para la compañía familiar, constituida en Naguanagua, hoy un
suburbio al norte de Valencia, capital del estado Carabobo, y cuyo objeto
mercantil está asociado al ramo editorial.
Cuando el
avión perdió la licencia tributaria, señala el documento, “Flores y sus
asociados [de FGF] decidieron trasladarlo a Aruba”. Sobre este particular, el
empresario venezolano indicó que “no existen otros inversionistas” a pesar de la
mención en el expediente.
El aparato
realizó su último vuelo desde Caracas el 18 de julio de 2015 con destino al
Aeropuerto Internacional Reina Beatriz de Aruba; siguió luego a República
Dominicana y, finalmente, a Miami. El 20 de abril de 2015, la propiedad del
avión pasó a “título individual” de Francisco Flores Suárez, con lo cual
garantizaba la nacionalización y así podría cumplir también con las leyes
venezolanas. El 15 de junio de ese año, el empresario venezolano otorgó un poder
especial a una empleada de Kingdom Flores Negociaciones para tramitar un
registro de un vuelo de repatriación que nunca se logró. El 6 de agosto de 2015,
la aeronave cayó incautada por la DEA, y aún no es entregada a su
dueño.
Sobre este
caso, Flores Suárez precisa que “ciertamente para tener una aeronave con
matrícula norteamericana era necesario que esté a nombre de un Trust y una
entidad de dicha jurisdicción por requerimientos legales”.
Entre la Biblia y el Grammy
Si bien acosado por potenciales escándalos, a través de Internet es posible ver a Flores
Suárez en una faceta distinta, que le exige adoptar la apariencia serena de un
filántropo benefactor.
Sobrio,
vestido con paltó negro, manejando un discurso en el que cita versículos de la
Biblia y el particular gesto de llevarse las manos al frente en señal de
bendición, Flores Suárez se presenta como presidente de la Fundación Venezuela
Nueva. En 2020, esta organización cumplió diez años en una labor que promueve
“nuevos niveles de pensamiento”, tal como dice en su
página.
“Nuestra
intención no es la política, no somos religiosos, nuestra intención no es abrir
ninguna iglesia, no criticamos a los políticos, no criticamos a ninguna iglesia…
Promovemos un nuevo nivel de entendimiento”, dice Flores en un video colgado en
la página web de la Fundación Venezuela Nueva a principios de 2020. Su
antecedente, asegura, fue Reto a la Juventud, un centro de rehabilitación en el
estado Carabobo vinculado con la iglesia evangélica. Sin embargo, lo visible de
la fundación es su patrocinio de algunas carreras
artísticas.
Hace
varios años, la Fundación Venezuela Nueva pagó la producción de dos sencillos
musicales. El primero fue con el exitoso dúo venezolano postulado a los premio
Grammy Latinos, el grupo SanLuis, con el tema Mis ilusiones. En la producción participaron los
otros ex integrantes de la agrupación zuliana Voz Veis y el rapero caraqueño
Apache. El videoclip correspondiente lo grabaron entre Caracas, Miami,
California, Aruba, Milán y Panamá, según contaron los mismos cantantes a la
prensa nacional. Además de los intérpretes, para la pieza audiovisual se contó
con la participación de varios iconos de la cultura popular venezolana, desde el
reconocido actor Edgar Ramírez, hasta el fallecido maestro Carlos Cruz-Diez.
También los deportistas Omar Vizquel, Greivis Vásquez y Tomás Rincón, además de la
modelo y actriz Gaby Espino y la presentadora Maite Delgado.
En 2017 el
video fue un éxito y la canción, con sus pretensiones de convertirse en una
especie de himno de alegría y esperanza para los decaídos venezolanos, no paraba
de sonar en la radio.
Así es
como, en la misma hoja de cálculo contenida entre los FinCEN Files a la que este
texto se viene refiriendo, quedó registrado, con fecha del 15 de diciembre de
2016, un pago por 18.000 dólares de Francisco Flores Suárez a SanLuis Music and
Media. Elvia María Affaqui García, socia del empresario venezolano en al menos
cuatro compañías, autorizó la transferencia, que tuvo como destino una cuenta en
el Bank of America por concepto de “pago abono a contrato - marketing
production”.
Ese mismo
día se detalla un segundo pago por casi 68.000 dólares, que fue a dar a la
cuenta en el Banco Espirito Santo S.A. de la empresa venezolana Virao
Producciones, por concepto de “pago factura anexa discográfica - compra de
equipos musicales”.
La
Fundación Venezuela Nueva replicó apenas después el éxito del dúo SanLuis, pero
esta vez con el solista venezolano Franco de Vita, quien dedicó una canción a
los niños con síndrome de down llamada Tú de qué vas. El video fue
dirigido por el productor y director musical venezolano Pablo Croce,
residenciado en Miami, esposo de la bailaora Siudy Garrido. En este caso,
la transacción fue por 15.000 dólares para la cuenta de Pablo Croce Productions LLC, en
JPMorgan Chase Bank, NA. Esto ocurrió un día después del pago por la otra
producción musical en 2016, y el concepto fue “marketing
productions”.
Francisco
Flores Suárez señaló que el motivo para realizar poderosas —y también costosas—
campañas promocionales fue “enteramente profesional”. Aclara que “destinó parte
de los ingresos para concientizar” en valores, la unión familiar y el respeto.
“Dios me premió con un niño especial, es mi deber promocionar la aceptación, la
igualdad y la tolerancia”, dijo.
La sede
presidencial de la Fundación Venezuela Nueva está en el penthouse de la Torre
Movilnet de Valencia. Es la misma dirección que comparten varias de sus empresas
registradas en Venezuela y Panamá: Prokingca C.A., Paraburutti S.A., Los
Naranjos 14 S.A., Simba I S.A., Zazen S.A., y Kingdom International Group Inc.
Esta última funcionó hasta 2019, y aparece en el Excel del FinCEN transfiriendo
casi 1,5 millones de dólares para pagos de pilotos, servicios aeronáuticos,
mantenimiento de aeronave e incluso pagos de aranceles al Inac, el 30 de
diciembre de 2016.
Algunas de
las mencionadas tienen su espejo en República Dominicana, donde el empresario
consideró que había un “buen clima de
inversión”
y oportunidades para ampliar sus negocios, según declaró a un medio de la
isla.
A pesar de
sus múltiples facetas, el círculo de confianza de Flores Suárez es cerrado. Un
pequeño grupo de socios lo acompaña y se rota cargos en sus sociedades. Por
ejemplo, la directora de la Fundación Venezuela Nueva, Gabriela Daza, es la
persona contacto en Prokinga, y el chileno Mauricio Contreras Martínez, socio y
representante de empresas conjuntas, además administra el alquiler de la villa
en Casa de Campo. Su hermana, Ineira Flores, aparece como contacto de la compañía Elinca en el Registro Nacional de Contratistas y su hermano, Javier Flores, es quien resuelve los asuntos legales relacionados con el yate “en representación
de FGF Vessel Ltd.”, en conjunto con los abogados y de acuerdo con un poder
consular que emitió Francisco Flores Suárez desde España.
Según los
registros del Consejo Nacional Electoral (CNE), Flores Suárez vota en su natal
Naguanagua. En ese municipio registró las compañías Kingdom Medical, y Kingdom
Flores Negociaciones, partes de un “reino” que deslumbra y, por su meteórico
desempeño, parece casi de fantasía.
Este reportaje contó con la colaboración de Alicia Ortega y Julia Ramírez desde
República Dominicana.