Esta familia cría negocios por rebaños
Los Antonorsi Marshall tienen puestas varias picas en negocios de alimentos, petróleo, servicios y hasta productos de limpieza, entre otros. Pero parte de ese emporio tuvo origen en el último balido de la moda agroindustrial chavista, la cría y explotación de cabras. El patriarca del grupo, Raúl Antonorsi, no aparecía en el radar de la atención pública antes de 2016. Solo entonces empezó a experimentar un auge que abarca también a una de sus hijas y a un primo de esta, todos bajo la tutela del superministro del sector y ex comandante del 4F, Wilmar Castro Soteldo, apóstol de una especie de 'capitalismo rojo'.
Mucho antes de
que Nicolás Maduro hiciera aprobar en octubre reciente la llamada Ley
Antibloqueo, que le faculta para hacer y deshacer negocios sin rendir mayor
explicación y para derogar leyes vigentes, la autodenominada Revolución
Bolivariana venía ejecutando esas potestades en la práctica, sin una coartada
legal.
Al menos desde
2016, cuando el colapso de la economía se hizo inocultable, se asignan contratos
con el Estado y se otorgan bienes públicos en concesión sin mayores protocolos.
La usanza se hizo fuerte en el sector agropecuario, particularmente. En un
derroche de pragmatismo que devino campaña privatizadora, el otro comandante de la intentona golpista
bolivariana del 4 de febrero de 1992, Wilmar Castro Soteldo, quien se incorporó
ese 2016 al equipo de gobierno de Nicolás Maduro como encargado de la cartera de
Agricultura tras dejar la gobernación del estado Portuguesa, la implantó como
una manera expedita para aumentar la productividad que, a la postre, resultó en
verdad un empujón para la carrera empresarial de un selecto grupo de hombres de
negocios allegados al ex oficial de la Fuerza Aérea.
Raúl Antonorsi
Marshall es uno de ellos. Se trata de un productor caprino de 56 años que
encontró apoyo en Castro Soteldo para sus emprendimientos, como el fundo
Agroinversiones Los Isleños, ubicado en el municipio Zamora del estado Aragua, a
escasos 25 minutos de Maracay y muy cerca del Centro Penitenciario Tocorón, una
de las cárceles más peligrosas del país, aledaña al pueblo
homónimo.
El 18 de marzo
de 2017, Castro Soteldo y Antonorsi Marshall se daban la bienvenida mutua en la
pantalla de televisión, entre abrazos y apretones de manos que pronto se
disiparon para mantener algo de formalidad. Era la edición 40 del programa Cultivando Patria, el espacio semanal
del comandante, quien le dio inicio con la evocación de los
tiempos en los que se desempeñaba como piloto de combate, el permanente leitmotiv de su lealtad política. En el
programa, Castro Soteldo era el anfitrión; en la locación, Antonorsi era quien
recibía la visita. Ambos recorrerían ante las cámaras el “aprisco más grande de
América Latina y el mundo”, como se refirió el ministro al centro de cría de
cabras regentado por Antonorsi y que, siempre según Castro Soteldo, no tiene
parangón en ningún otro lado del hemisferio excepto en
México.
chevron_leftDesliza la imagen para ver máschevron_right
zoom_inHaz click sobre cada imagen para ampliar
En el
recorrido con el ministro y los televidentes por las instalaciones, a las que
tildó de “hotel cinco estrellas” para cabras, Antonorsi mostró que los animales
no carecían de ningún insumo, con toda la tecnología a su orden. Un oasis dentro
de la depauperada realidad campesina de Venezuela. Antonorsi siguió comentando
que tenía 1.100 animales en dos hectáreas de terreno, pero el proyecto estaba
concebido para 4.400 animales en cuatro hectáreas. “¡Y todavía nos quedan cinco
hectáreas, papá!”, se entusiasmó.
Una fuente
cercana a la familia asegura -con mucho temor y lejos de un grabador, eso sí-
que Antonorsi Marshall alude al ministro como su “primo”, aún cuando no
compartan los mismos apellidos. Si la filiación no es cierta, al nombrarla
Antonorsi expresa su certeza de saberse cercano al poder. Esa proximidad la ha
extendido a su hija, Kristina Antonorsi Quintero, y a su socio, Jean Carlos
Paredes Marshall, ellos sin duda parientes.
Se multiplican y no 'se esnucan'
Kristina
Antonorsi y Paredes Marshall no tardaron en construir un verdadero holding
corporativo, el Grupo Orinoco 2021 C.A., donde figuran como socios a partes
iguales. Esa empresa matriz ampara operaciones en tantos ramos productivos que
cuesta saber cuál es su especialidad: cubren desde categorías del mercado de
alimentos, al automovilístico, los servicios técnicos y profesionales, la
publicidad y las comunicaciones. A pesar de su variedad no tienen página web o
alguna otra seña que explique su naturaleza.
El grupo
familiar ha podido abrir y mantener al menos 27 empresas en Venezuela y 17 en
Estados Unidos, con Kristina Antonorsi operando desde una oficina en el Centro
Comercial Banaven -conocido como el Cubo Negro, en el sector Chuao del sureste
de Caracas- y Jean Carlos Paredes instalado en Weston, Florida.
chevron_leftDesliza la imagen para ver máschevron_right
zoom_inHaz click sobre cada imagen para ampliar
Durante la
Expo Venezuela Potencia 2018, celebrada entre el 26 y 29 de abril de ese año en
el Poliedro de Caracas, Raúl Antonorsi Marshall y Kristina Antonorsi Quintero,
padre e hija, asistieron como parte de los inversionistas invitados por el
gobierno para que mostraran “las potencialidades productivas del país”. Ese día
se firmaron 734 convenios entre Estado y empresarios, y varios de ellos
beneficiaron a los Antonorsi detrás de distintas fachadas
empresariales.
En el caso del
padre, su Agroinversiones Los Isleños fue una de las catorce empresas que
firmaron alianzas con la Corporación de Desarrollo Agrícola, adscrita al
Ministerio de Agricultura Productiva y Tierras.
Por su parte,
la joven Kristina negoció en la Expo Venezuela Potencia 2018 un memorando de
entendimiento con la Corporación de Industrias Intermedias de Venezuela
(Corpivensa), adscrita al Ministerio de Industrias y Producción Nacional. A las
pocas semanas, el 14 de mayo de 2018, estaba concretando la alianza estratégica
entre el Estado y su empresa Procome C.A., dedicada a hacer prácticamente
cualquier trabajo solicitado, si se atiene a lo que dice su expediente
mercantil.
Además de esos
convenios, los Antonorsi fueron buscados como proveedores de maquinarias y
servicios especializados para la puesta en marcha de la empresa socialista
LimpiHogar, proyectada como un enclave estatal para fabricar productos para
limpieza y mantenimiento de casas y oficinas, que se propuso una meta de
producción de 300.000 litros mensuales de desinfectantes. La fábrica se
encuentra en el sector San Vicente de Maracay, capital del estado Aragua, que
fue una conocida zona de paz -llamada
así por el gobierno en uno de sus planes de seguridad ciudadana- y que retornó
bruscamente al control del Estado en 2015.
Procome fue
creada en 2016 con Kristina Antonorsi como accionista minoritaria. Su socio con
mayor participación era su primo, Jean Carlos Paredes Marshall, aunque él no
figuraba en ningún evento público de la empresa. De hecho, solo la empresaria
Antonorsi fue quien apareció retratada junto a los representantes
gubernamentales para dar inicio formal al convenio suscrito dos años más tarde
con Corpivensa.
Kristina
Antonorsi Quintero explicó que Procome disponía de “capital y tecnología
necesaria para garantizar la operación”, y que el Estado le pagaría en petros,
lo que suponía una ventaja para la administración de Maduro, que comenzaba a
verse arrinconado por las sanciones internacionales. Hasta agosto de 2020, la
estatal LimpiHogar se mantenía productiva de la mano de Procome, y había
ampliado su red de comercialización a los estados Aragua, Distrito Capital,
Carabobo, Guárico y Lara. Kristina Antonorsi, en entrevista telefónica con
Armando.info, enfatizó que este “es
el único convenio” que ha suscrito con el Estado y que de los petros "no he visto
nada”.

Kristina Antonorsi firmó un convenio con la Corporación de Industrias Intermedias de Venezuela (Corpivensa) para que su empresa Procome garantizara una fábrica de desinfectantes. En la imagen está junto al ministro de Industrias Básicas de ese momento, Juan Arias. Foto: Prensa Corpivensa.
Ordeñando las alianzas
Dejar
operativa LimpiHogar no fue todo lo que pactó Kristina Antonorsi en la Expo
Venezuela Potencia 2018. Las declaraciones oficiales dan fe de que el mismo día,
en simultáneo con la firma del convenio con Procome, se suscribieron dos
alianzas adicionales entre unas plantas adscritas al Ministerio de Industrias y
Producción Nacional y la empresa española Lactomilk Internacional, con quince
años de experiencia en la fabricación y distribución de tanques de enfriamiento
de leche, así como material para plantas lácteas, según describe su página web.
Lo que pasó
inadvertido es que la marca Lactomilk era administrada en Venezuela por los
mismos dueños de Procome, es decir, por los jóvenes primos Antonorsi Quintero y
Paredes Marshall. El patriarca, Raúl Antonorsi Marshall, dejó todo en familia al
ser quien apareció como representante del Grupo Empresarial Lactomilk. Al
respecto, su hija señaló que “la sociedad de Lactomilk nunca se ejecutó y fue
firmado por los representantes de la empresa española, pero como no pudieron
hacer la inspección tuvieron que rescindir de la alianza estratégica”.
Aunque la
inversión en esos sueños industriales no llegó a cristalizarse en realidades
productivas, de todas maneras la marca Lactomilk consiguió hacerse presente en
los anaqueles de los supermercados de Caracas. Fue registrada ante el Servicio
Autónomo de Propiedad Intelectual (Sapi) en julio de 2018 por el Grupo Orinoco
2021 C.A., “porque le prestaron el servicio de creación de la empresa y
representación legal, y como nunca hicieron la inversión nosotros nos quedamos
con las sociedades creadas. Le estamos cambiando el objeto y el nombre para
hacer otras actividades”, confirma Kristina Antonorsi. La oficina de Lactomilk en Caracas,
para más señas, está ubicada en el Centro Comercial Banaven, desde donde opera
gran parte del holding de los primos Antonorsi.

En el Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (Sapi) está registrada a nombre del Grupo Orinoco 2021 la marca Lactomilk.
Mientras, Raúl
Antonorsi Marshall se ha consolidado como el principal productor caprino y
directivo de la Asociación Nacional de Criadores de Cabras Lecheras de Venezuela
(Asocabra). Su éxito en la especialidad lo ha conseguido tanto como
comercializador de leche de cabra, fresca y pasteurizada, así como de machos y
hembras de reemplazo. Según una publicación en las Actas Iberoamericanas de
Conservación Animal de 2019, para ese año, Agroinversiones Los Isleños disponía
de 124 cabras en ordeño con una producción total aproximada de 580 litros de
leche por día.
El empresario
siguió apareciendo junto a otros productores en los programas del ministro
Castro Soteldo, y en la edición 100, grabada en septiembre de 2018, habló de sus
logros como “ejemplo” de la industria agropecuaria venezolana. El apoyo
gubernamental le ha servido para el desarrollo del principal centro genético
caprino privado, con el que insiste en mejorar las razas para la producción y
exportación de leche. Es precisamente en el estado Aragua donde se inició el año
pasado el segundo centro genético entre la Gobernación de esa región y la
empresa Genética Española.
El gobierno
central aligeró la carga burocrática a los productores caprinos cuando, el 17 de
abril de 2019, salió publicada en la Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6.450
la decisión de conferirle un estatus preferencial y estratégico a la cría de
ovinos y caprinos, lo que significa promover activamente la
actividad.
Kristina
Antonorsi desmiente que exista una relación de parentesco entre el ministro
Castro Soteldo y su familia, aunque reconoce un conocimiento de antaño en vista
de que el “otro” comandante ha sido ministro encargado del sector agropecuario.
“Mi papá lo conoce porque es un criador de cabras y lo poco que produce lo hace
de las cabras. No somos una familia con contactos”, puntualiza.
Se lleva en la sangre
La joven
Kristina Antonorsi Quintero tenía solo ocho años y una vida acomodada en Caracas
cuando Hugo Chávez ascendió al poder en 1998. Curiosamente el entorno del
chavismo, letal para buena parte de la industria y la empresa privada en
Venezuela, estimuló sus emprendimientos.
A los 16 años
fue reconocida con un diploma en el Colegio Los Campitos, un plantel del Opus
Dei en el sureste de Caracas. En 2012 egresó de la privada
Universidad Metropolitana como Licenciada en Administración y Economía
Empresarial, entonces con 22 años. Pero su carrera gerencial comenzó a los 21,
según afirma en su currículo en LinkedIn, la red social para la búsqueda de contactos profesionales. En junio de 2011 trabajó como gerente de proyectos de
Yogen Früz, la marca estadounidense de yogures helados, al menos por un año. La
franquicia maestra del negocio en Venezuela le pertenece a un amigo de su padre,
Juan Carlos Acevedo Roa, quien luego sería el socio de Kristina en su primera
compañía en Venezuela.
En febrero de
2012 creó Biotecnología 3000. Seguía en la categoría de alimentos, pero con la
diferencia de que esta vez la compañía era suya y ocupaba la gerencia general.
Su objetivo principal era la importación y exportación de materias primas para
alimentos, así como la compra y venta de complejos vitamínicos y productos
probióticos.
La
emprendedora Antonorsi, con 22 años, una empresa recién creada y escasa
experiencia, alcanzó un acuerdo de distribución exclusiva con Ganeden Biotech
para introducir en el mercado venezolano el primer probiótico aprobado para
consumo masivo en el país, el Bacillus
Coagulans. Esto permitiría que los principales fabricantes de alimentos y
bebidas en el mercado local usaran el probiótico como aditamento y así les
“proporcionaba acceso a productos alimenticios y bebidas innovadoras”, declaró Antonorsi en 2013, fecha en que se logró el
acuerdo.
De acuerdo al
registro mercantil del estado de Florida, Estados Unidos, Raúl Antonorsi y su
hija Kristina compartieron funciones como vicepresidentes en una empresa del
ramo petrolero: Quim Chemical & Petroleum Investment Corp, incorporada el 11
de mayo de 2011. Ambos registran la misma dirección en Prados del Este, una zona de clase media-alta del sureste de Caracas. La empresa
se encuentra inactiva desde el 26 de septiembre de 2014, al igual que otras tres
en cuyas directivas aparece mencionado el empresario venezolano en Florida. A
pesar de este hallazgo que consta en los documentos, Kristina Antonorsi asegura
que no ha tenido "ninguna compañía con mi papá dedicada al sector petrolero.
Para nada”.

La marca de quesos de cabra Dekapra formó parte de la muestra de productos para exportación, avalados por el ministro Castro Soteldo. Foto: Ministerio de Agricultura.
Susana, la
otra hija de Raúl Antonorsi, apenas se asomó en la edición 40 del programa Cultivando Patria del ministro Castro
Soteldo. Presentó entonces Dekapra, la marca de quesos de cabra que comercializa
Agroinversiones Los Isleños pero que, bajo el paraguas de un Grupo Global
Dekapra, formó parte de la muestra de productos "para exportación" en la Expo
Feria Canadá-Venezuela Ottawa 2017.
Negocios que pican y se extienden
La mayoría de
las compañías en las que aparece Kristina Antonorsi como directora fueron
constituidas durante los últimos cuatro años, de acuerdo al Registro Nacional de
Contratistas (RNC). Desde 2016, y con 26 años de edad para esa fecha, figuraba
como socia en Procome, TNW Group, Empacadora Amazonía, Inversiones Jhose 21 y
Grupo Orinoco 2021.
La joven suele
tener un puesto en el directorio de cada una de esas empresas junto con su
primo, Jean Carlos Paredes Marshall, doce años mayor, quien parece haber logrado
la fórmula para acelerar todo tipo de negocios en los más diversos sectores:
servicios, seguros, publicidad, medios de comunicación, cauchos, agropecuario y
exportaciones, y con empresas en Venezuela y Estados Unidos. Parte del éxito se
lo deben a una línea de crédito que recibieron de la banca privada nacional con
el que potenciaron los negocios. “Tuvimos una buena racha porque el bolívar iba
bajando. Lo que hemos hecho hasta ahora es aguantar”, dice. Agrega que tienen
muchas sociedades americanas, “me cuido mucho de lo que se hace y el tema de las
sanciones es muy fuerte”, precisa.
De todas las
compañías que tienen los primos, juntos o cada uno por su cuenta, Orinoco 2021
es la que tiene más tiempo y con un amplio objeto para la prestación de todo
tipo de servicios profesionales. Fue registrada en Caracas en noviembre de 2008
y sus socios eran Jean Carlos Paredes Marshall junto a otro familiar, Edward
Marshall, con un 95% de las acciones. Esta misma persona, Edward, y Carlos
Eduardo Antonorsi Marshall, hermano de Raúl, aparecen en la sociedad Havan Chang
Holding LLC, una empresa petrolera registrada en Hong Kong por Manuel Chinchilla
Da Silva, en abril de 2011 y cerrada en enero de 2014. Esta sociedad en su
momento fue señalada de recibir jugosos contratos de CITGO
Petroleum con sobreprecio.
Tanto Raúl
como Carlos Eduardo Antonorsi Marshall, hermanos entre sí pero cada uno por su
lado y con participación distinta, incorporaron y cerraron en el mismo año
empresas petroleras en Estados Unidos. Por cierto una de ellas, la petroquímica
SPS de Chinchilla Da Silva, tuvo sus oficinas en el penthouse del mismo Cubo
Negro de Chuao del que el Grupo Oronoco 2021 ha hecho su baluarte.
Jean Carlos
Paredes Marshall es conocido en el medio por ser dueño de una empresa de seguros
llamada Asegúrate, cuyas oficinas están también en el Cubo Negro. Entre 2015 y
2017 tuvo una breve sociedad con su primo petrolero, Carlos Eduardo Antonorsi
Marshall en Asegúrate Inc, registrada en Estados Unidos.
En el mundo
del emprendimiento tiene el perfil de un financista ángel: un ejecutivo que maneja un
capital para invertir en startups, prometedoras pero incipientes.
Ese rol tal vez explique la multiplicidad de empresas que aparecen en sus
manos.
Abogado de
profesión, formado en la Universidad Santa María de Caracas, se presenta en su
página de LinkedIn como presidente del Grupo Caraota Digital, desde 2015; en
Credinstante LLC, de Perú y Estados Unidos; y como editor de la revista Somos
Seguros Latinoamérica. Como presidente del Grupo Orinoco 2021 señala que ha
impulsado “proyectos en el sector agropecuario, servicios, automovilístico,
licorero” desde 2010.
Es socio de
una maraña de empresas, algunas activas, habilitadas para contratar con el
Estado y de alto perfil, pero otras sin tan siquiera un sitio en la web. En
Estados Unidos mantiene activa la empresa Granos Digitales 2016 LLC, incorporada
el 25 de agosto de 2017, que es la figura jurídica del website informativo
Caraota Digital. En Florida aparece en otros diez registros
comerciales.
Al igual que
su primo abogado, Kristina Antonorsi ha logrado ampliar su gama de negocios e
incursionar en otros que no se asocian al sector alimenticio o manejo de plantas
de desinfectantes. En plena pandemia del Covid 19, registró en Estados Unidos el
Centro Clínico Sanarox LLC, con fecha 24 de agosto de 2020. Un laboratorio
clínico privado con el mismo nombre funciona desde 2019 en el Centro Comercial
El Hatillo, un suburbio de clase pudiente sobre las colinas al sureste de la
capital venezolana. “La inversión en total fue de 15.000 dólares, eso no cuesta
ni una camioneta”, indica al otro lado de la conexión telefónica.
Otra compañía
que vió la luz a principios de 2020 es Global Factoring Service Sociedad Anónima
Inc, en la que Kristina Antonorsi es vicepresidenta y comparte funciones con
Alejandro Manrique Gimón, quien representa a GO Group Holding -la empresa que
Kristina tiene con Jean Carlos Caredes Marshall desde julio de 2019-. Ese año,
tres nuevas sociedades fueron incorporadas a las actividades mercantiles de
Estados Unidos, se encuentran activas y tienen a Kristina Antonorsi como
directora.
Antes de 2016
era poco lo que el público conocía de los negocios agropecuarios de Raúl Antonorsi Marshall, un empresario que todavía
conserva un cierto bajo perfil, si se exceptúan sus apariciones en el programa
de televisión de su mentor, Wilmar Castro Soteldo; pero a partir de esa fecha su historia se
ha convertido en una prodigiosa saga familiar de éxito.