Un banco en desuso para pagar los sobornos de Odebrecht
La trama tras la compra del Meinl Bank Antigua, por donde pasaron 1.600 millones de dólares del sofisticado sistema de sobornos de la constructora brasileña, incluyendo las coimas para Venezuela, dejó huellas en los reportes de operaciones sospechosas que recogen los FinCEN Files, que llegaron seis años después de la operación. Los ex ejecutivos del ‘Sector de Operaciones Estructuradas’ de la compañía buscaban huir de los molestos controles de cumplimento en las entidades privadas y resolvieron hacerse un banco a su medida a partir de la carcasa de la sucursal de un banco austriaco en el Caribe Oriental.
Luiz Eduardo
da Rocha Soares fue uno de los ejecutivos de Odebrecht que conoció mejor el
sistema de lavado de dinero para el pago de sobornos que montó Odebrecht desde
su eufemísticamente llamado Sector de
Operaciones Estructuradas. Entró a la constructora brasileña a finales de
los 80 al área financiera y años después ocupó el cargo de tesorero
internacional de la compañía. En 2006 pasó al Sector de Operaciones
Estructuradas -el nombre asignado a su gestión de sobornos- bajo el mando de
Hilberto Silva, debido a su conocimiento del mercado financiero
internacional.
“Mi función
consistía en buscar alternativas para dar continuidad al sistema de pagos
ilícitos en el exterior”, dijo Da Rocha en un interrogatorio del 22 de noviembre
de 2016 conducido por los procuradores brasileños, en el contexto de su delación
premiada. “Buscaba bancos en el extranjero para hacer los pagos paralelos, la
creación de nuevas estructuras financieras y apoyar a los ejecutivos que estaban
fuera de Brasil para hacer pagos no
oficiales”. Es decir, sobornos.
Para esa
época, el Sector de Operaciones Estructuradas había establecido cuatro niveles
de lavado de dinero a través de sociedades de gaveta controladas por los
funcionarios que trabajaban en esa área de la compañía, y así distanciar el
origen ilegal de los fondos de los receptores de las coimas. “El dinero pasaba
por dos etapas antes de llegar a las cuentas que eran administradas por mí,
hasta 2008. […] Nosotros hacíamos las órdenes de transferencia y las enviábamos
al encargado de la cuenta o directamente a los bancos. […] Finalmente el dinero
era enviado a las cuentas del nivel 4, cuyo titular en la mayoría de los casos
era Olivio Rodrigues [funcionario del
Sector de Operaciones Estructuradas], y él hacía los pagos a los
destinatarios finales”, dijo Da Rocha a los procuradores brasileños.
Entre 2006 y
2008, de acuerdo con Da Rocha, los bancos utilizados para abrir cuentas de las
offshore de las capas 2 y 3 fueron el “Pictec Et Cie, PKB Lugano, Meinl Bank
Austria, Banif Ilha da Madeira y la Banca Privada de Andorra (BPA)”.
Pero fue a
partir de 2008, “con el crecimiento del volumen de las operaciones del Sector de
Operaciones Estructuradas”, que Fernando Migliaccio —uno de los ejecutivos del
departamento de sobornos de Odebrecht— se hizo responsable de la gestión de
todas las cuentas corrientes de nivel 2 y 3; y Da Rocha pasó a apoyar a los
líderes empresariales y directores superintendentes fuera de Brasil para el pago
de sobornos. En ocasiones Luiz da Rocha visitaba los países donde estaban los
políticos o funcionarios públicos que recibirían las coimas, y los instruía para
abrir cuentas bancarias principalmente en Antigua Overseas Bank (AOB) y, a
partir de 2010, en Meinl Bank Antigua.

Funcionarios del Meinl Bank en Austria ofrecieron a Odebrecht la sede de Antigua, que no utilizaban mucho, para poder gestionar los sobornos. Con 10 millones de dólares compraron el banco. Foto: El País.
Hasta el 2010,
el Sector de Operaciones Estructuradas hacía casi la totalidad de las
operaciones de distribución de coimas a través del AOB, pero en esa época el
banco enfrentaba serios problemas de liquidez.
“Nuestra
distribución de pagos fue comprometida. Con el endurecimiento de las reglas de
compliance en el mundo, era cada vez
más difícil encontrar bancos que aceptaran hacer operaciones con nosotros”,
contó Hilberto Silva a los procuradores brasileños el 22 de noviembre de 2016,
en una declaración testimonial como parte de su acuerdo de colaboración eficaz con la justicia
brasileña.
Pagar dos veces
El ex jefe del
Sector de Operaciones Estructuradas narró a los procuradores que, en esas
circunstancias, Odebrecht hizo lo posible para que el AOB pudiera seguir
operando. “Yo tuve dos reuniones con el dueño del banco para intentar resolver
el problema”, dijo Silva. La primera de ellas fue en la oficina de la
constructora en São Paulo, en la cual los dueños del banco le pidieron un
“depósito floating” de cinco millones
de dólares, para que el AOB siguiera funcionando. Este fue autorizado y
desembolsado desde la cuentas offshore controladas por Odebrecht en ese banco.
Hubo un
segundo encuentro en julio de 2010 en Antigua, la ex colonia inglesa de las
Antillas Menores del Caribe, con el presidente del AOB. “El banco estaba
quebrando y perderíamos los recursos que teníamos en él. Hubo agentes públicos
que abrieron cuentas en el AOB para recibir sobornos nuestros y que no habían
retirado el dinero. En esos casos tuvimos que hacer nuevos depósitos para que
ellos pudiesen retirar su dinero. Es decir, pagamos dos veces”, dijo Silva.
Ante la
situación insalvable con el Antigua Overseas Bank, Luiz Da Rocha le propuso a
Hilberto Silva una alternativa: el Meinl Bank Antigua.
Hilberto Silva
señaló que Da Rocha había identificado una oportunidad en el Meinl Bank de
Austria, para reactivar una unidad que el banco tenía en Antigua. “Luiz Eduardo
y Fernando [Migliaccio] me convencieron de la importancia de tener un sustituto
para Antigua Overseas Bank”. Ambos bancos “serían de gran conveniencia porque
las personas políticamente expuestas (PEP, por sus siglas en inglés) podrían
abrir cuentas bancarias para recibir transferencias internas desde las cuentas
de Olivio [Rodrigues], sin riesgo de tener un visto negativo de compliance, facilitando así la
circulación de recursos”.
Luiz Eduardo
da Rocha ya conocía a ejecutivos del Meinl Bank, quienes incluso le plantearon
la compra del banco: “Como ya trabajábamos con el Meinl Bank en Austria y
conocíamos a Alexander Waldstein y a Peter Weinzierl [funcionarios del banco], en una
conversación me comentaron que tenían un banco en Antigua que no utilizaban. Eso
nos interesó mucho”. Habló con Olivio Rodrigues y con tres ex ejecutivos del
AOB, Luiz Franca, Vinicius Veiga y Marco Bilinski. “Vimos la posibilidad de que
ellos compraran ese banco y comenzamos a conversar con los ejecutivos del Meinl
Bank en Austria”.
En las
negociaciones llegaron a un monto por un valor mínimo que era el capital del
banco: cinco millones de dólares. Olivio Rodrigues y Fernando entraron con un
millón de dólares. Marcos Bilinski y Luiz Franca con ocho millones de dólares.
“Necesitábamos un tercer socio que fue Vanue Faria […], con un millón de
dólares. Daríamos ese valor de entrada y el resto sería parte del capital del
banco”.
Da Rocha le
ofreció a Odebrecht ser parte de la sociedad de este banco, de forma oculta,
pero aseguró a los procuradores brasileños que no hubo interés.
Fue así como 51% de las acciones del Meinl Bank Antigua fueron adquiridas por ejecutivos
del Sector de Operaciones Estructuradas, y operadores financieros vinculados a
estos. La participación societaria fue dividida en tres bloques. El primero
estaba conformado por Vinicius Veiga, Marco Bilinski y Luis Franca, todos ellos
ex ejecutivos del AOB. El segundo bloque por Fernando Migliaccio, Luiz Eduardo
da Rocha y Olivio Rodrigues (los dos primeros permanecieron como socios
ocultos); y la tercera parte por Vanue Faria. El 49% de las acciones restantes
las mantuvo Meinl Bank, en Viena.
A inicios de
2012, la composición del Meinl Bank Antigua cambió. Venue Faria vendió su
participación a los otros accionistas y el Meinl Bank en Viena vendió otro
porcentaje de acciones. La composición quedó así: el 67% de las acciones del
banco estaban divididas entre el grupo de Veiga y el grupo de Rodrigues; y el
33% restante lo mantenía la sede del banco en Viena. En esa época Veiga,
Bilinski y Franca eran los administradores del banco. Los tres recibían un
salario; y en el caso de Migliaccio, Da Rocha y Rodrigues recibían un fee (comisión) por todas las operaciones
de Odebrecht que pasaban por el banco, desde las cuentas controladas por
Rodrigues.
Según el testimonio de Da Rocha, los
ejecutivos del Meinl Bank Antigua “tenían pleno conocimiento” de que las cuentas
que eran abiertas en el banco “tenían como reales beneficiarios a personas
políticamente expuestas”; y que los gerentes del Meinl Bank Antigua se hicieron
cargo —con el apoyo de Da Rocha— de conseguir contratos simulados para evadir la
vigilancia del área de compliance.
“La apertura
de cuentas vinculadas a los destinatarios finales de los montos ilegales en el
propio Meinl Bank fue una forma de eludir el compliance, disminuyendo las exigencias,
ya que eran transferencias internas”, dijo Da Rocha.
De acuerdo con
Vinicius Veiga —en su declaración como delator premiado en Brasil de junio de
2016—, por “el Meinl Bank pasaron alrededor de 1.600 millones de dólares”
producto de toda la operatoria ilegal.
Cuentas venezolanas
La filtración
de los llamados FinCEN Files, que contiene más de 2.000 reportes de actividades
sospechosa (SAR, por sus siglas en inglés) producidos por los bancos
estadounidenses para la unidad de inteligencia financiera del Departamento del
Tesoro de Estados Unidos (la Red de Control de Crímenes Financieros o FinCEN,
por su acrónimo en inglés), arroja información reveladora sobre el caso. Estos
documentos forman parte de una investigación global liderada por el Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés)
en alianza con BuzzFeed News, en la que participó IDL-R de Perú, Armando.info de
Venezuela y otros 106 medios de 88 países.
Seis años
después de que el Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht comprara el
Meinl Bank para soportar su esquema de sobornos, funcionarios del Standard
Chartered Bank, de Nueva York, rindieron ante el FinCEN un reporte de
proporciones significativas que giraba en torno al Meinl Bank Antigua. El
informe del 18 de octubre de 2016, dividido en tres partes, decía que el
Standard Chartered había iniciado una investigación como consecuencia de las
publicaciones periodísticas que indicaban que Odebrecht había comprado —a través
de terceros— la mayoría de acciones del Meinl Bank Antigua con el propósito de
lavar dinero y pagar miles de millones de dólares en sobornos.
El Standard
Chartered identificó 134 transacciones sospechosas del Meinl Bank Antigua por un
monto total de poco más de 64,3 millones de dólares, hechas a través de una
cuenta en el Meinl Bank de Viena, entre septiembre de 2010 y febrero de 2015. Es
decir, el banco de Antigua usó su antigua casa matriz en Viena como banco
corresponsal para hacer transacciones internacionales. En estas operaciones
figuran algunas de las offshore controladas por Odebrecht para el pago de
sobornos: Klienfeld Services Limited, Trident Inter Trading Limited, Intercorp
Logistic Limited and Innovation Research Engineering and Development
Limited.

Seis años después de que Odebrecht compró el Meinl Bank para gestionar los sobornos, el Standart Shatered recoge la información que salía en prensa sobre las confesiones de los ejecutivos ya destapado el escándalo Lava Jato
Fue
principalmente de esa maraña de empresas de donde salieron buena parte de los
sobornos y desvíos de fondos, que se han podido documentar en la
trama local de Odebrecht en Venezuela. No en vano, entre los años 2011 y 2015,
el venezolano Luis Enrique Delgado Contreras recibió y canalizó 100 millones de
dólares en una cuenta precisamente del mismo Meinl Bank de Antigua y
Barbuda.
Delgado fue
una suerte de caballo de Troya que Odebrecht encontró en el Metro de Caracas
-que había contratado a los brasileños la construcción de sus líneas nuevas-
para agilizar los pagos a lo interno del gobierno venezolano e, incluso, para
que filtrara información y documentos que luego sirvieran en favor de la
empresa. “Recibió en total alrededor de 100
millones de dólares a
lo largo de esos cuatro años”, apuntó el segundo a bordo de Odebrecht en
Venezuela, Alessandro Dias, ante los fiscales brasileños que en diciembre de
2016 lo conminaron a confesar a cambio de beneficios procesales.
El botín, de
cualquier forma, no era para una sola persona: el corolario de esta historia no
solo retrató a Luis Delgado transfiriendo más de 40 millones en ocho cuentas
bancarias relacionadas con el exministro de Obras Públicas, Haiman El
Troudi, sino que años
después la Fiscalía suiza lo encontró al frente de una de esas cuentas bancarias
junto a María Baptista y Elita Zacarías, esposa y suegra del mismo ministro que
era responsable de las más de 30 construcciones que los brasileños prometieron y
ni siquiera terminaron de levantar en Venezuela.
Así como
Delgado recibió fondos destinados al Metro de Caracas desde el Meinl Bank de
Antigua y Barbuda, otro venezolano, Héctor Dáger, también figuró como
beneficiario de varios
recursos destinados originalmente a la tantas veces prometida y aún inconclusa
Central Hidroeléctrica de Tocoma.
“Resulta que
Héctor Joseph Dáger Gaspard (…) ha recibido, entre julio de 2008 y marzo de
2016, en cuentas bancarias a él atribuidas en Suiza cerca de 49 millones de
dólares de cuentas bancarias a nombre de sociedades atribuibles directa o
indirectamente al grupo Odebrecht”, sostuvo la fiscal suiza Dounia Rizzonico en
noviembre de 2017.
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Un caso
similar es el del tío de Rafael Ramírez, el recordado expresidente de Petróleos
de Venezuela y ahora archienemigo de su ex camarada Nicolás Maduro. Egly Ramírez y el resto de la directiva de Pdvsa Agrícola
se repartieron más de 33 millones de dólares en sobornos, por cuatro complejos
industriales cuyo trailer anunciaba la película del etanol criollo. En lugar de
convertir caña de azúcar en energías renovables, la verdadera alquimia salió del
ya célebre Meinl Bank de Antigua y Barbuda.
La conexión austríaca
La conexión
del Meinl Bank Antigua con Austria es de gran relevancia para la fiscalía
austríaca, que en 2017 inició una investigación por corrupción y lavado de
dinero contra el banco. También la Autoridad del Mercado Financiero de Austria
(FMA, por sus siglas en alemán) denunció a los ex ejecutivos del Meinl Bank y
del Meinl Bank Antigua.
Hace pocos
meses, el Banco Central Europeo (BCE)
revocó la licencia al Meinl Bank, que había cambiado su nombre a Anglo
Austrian AAB Bank. La razón detrás de esta medida fue, entre otras cosas, la
práctica de conductas indebidas en relación a la normativa contra el lavado de
dinero, detectadas en el Meinl Bank Antigua. El banco apeló, pero a la fecha no
hay un veredicto.
El ex
presidente ejecutivo del Meinl Bank, Peter Weinzierl, negó las acusaciones y
dijo que Meinl Viena y Meinl Bank Antigua son “entidades completamente
separadas”, y que el primero no tenía “control operativo sobre las actividades”
del segundo. Sin embargo, confirmó que el Meinl Bank de Viena facilitó pagos del
banco en Antigua, pero que este no tenía sospechas sobre sus actividades de
lavado de dinero, y que solo surgieron a partir de las publicaciones
periodísticas sobre el caso Lava Jato desde Brasil.
De acuerdo con
Weinzierl, el Meinl Bank cruzó las referencias de los nombres mencionados en las
revelaciones periodísticas con los datos de las transacciones y generó sus
propios reportes de transacciones sospechosas, que luego fueron enviados a las
autoridades austríacas.
Luego de revocar la licencia del Meinl
Bank, el Banco Central Europeo notó de manera crítica que “la empresa
supervisada recién generó un reporte de actividad sospechosa el 6 de septiembre
del 2016, tres meses después de que los medios publicaran el caso por primera
vez. Esto demuestra que las estructuras organizacionales y los procedimientos
AML/CFT de la empresa no eran los apropiados para detectar riesgos relacionados
al lavado de dinero ni al financiamiento al terrorismo”.
Acorde con la
decisión del BCE, el FMA, ente regulador austríaco, concluyó que el Meinl Bank en Viena
había violado las leyes contra el lavado de dinero de manera “repetida y masiva”
en relación a sus negocios con el Meinl Bank Antigua.

Peter Weinzierl, ex CEO del Meinl Bank, aseguró que las sedes de Viena y de Antigua eran entidades separadas. Foto: APA
Peter
Weinzierl, quien ahora intenta distanciarse de los hechos, figuraba en
documentos de la empresa que datan de 2016 como uno de los dos directores del
Meinl Bank Antigua. De acuerdo con el Meinl Bank, esos cargos no eran de
naturaleza “ejecutiva”, es decir, que no estaban involucrados en la parte
operativa de los negocios.
Un vocero de la Fiscalía austríaca afirmó
que existe la sospecha de “pago de sobornos y lavado de dinero en relación a
transacciones que Odebrecht realizó a través del Meinl Bank Antigua” y que el
caso tiene una dimensión internacional, por lo que será necesario hacer
requerimientos de asistencia judicial internacional.
Algo que
representa una novedad en esta trama es que el banco austriaco Raiffeisen Bank
International (RBI) canalizó al menos 102 pagos del Meinl Bank Antigua por una
suma total de 54 millones de dólares.
De acuerdo con
la Fiscalía, Raiffeisen Bank International no es parte de la investigación.
Pero, los FinCEN FIles revelan el rol que cumplía el segundo banco más grande de
Austria en el esquema de corrupción. De acuerdo con los reportes de operaciones
sospechosas, Standard Chartered notó que el 23 de septiembre de 2014 se
realizaron dos pagos por un total de 512.000 dólares desde la cuenta de
Intercorp Logistic Limited —una de las offshore desde la que Odebrecht pagó
sobornos a los exdirectores de Petrobras— en Meinl Bank Antigua, utilizando al
Raiffeisen Bank International como banco corresponsal.
Un apodo para cobrar
De acuerdo con el SAR, la offshore
Fincastle controlada por Olivio Rodrigues —desde la que se le pagó medio millón
de dólares al artista colombiano Fernando
Botero—, entre el 27
de octubre del 2014 y el 31 de marzo del 2015, hizo desde su cuenta en el Meinl
Bank Antigua 19 transacciones por más de ocho millones de dólares, utilizando el
Raiffeisen Bank International.
Otras
transacciones que, de acuerdo a los reportes de actividad sospechosa, pasaron a
través del Raiffeisen Bank International, son descritas de manera similar
vinculadas a las offshore empleadas por el Sector de Operaciones Estructuradas
de Odebrecht.
El rastro del
dinero de estas transacciones lleva a una planilla del Sector de Operaciones
Estructuradas del 2014, publicada por IDL-R en el artículo Las planillas ocultas de Odebrecht
en el contexto de
otra investigación global del ICIJ denominada Bribery Division.
En la lista de
seudónimos del Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht hay al menos
diez transacciones por un total de 3,6 millones que, de acuerdo a los archivos
FinCEN, pasaron a través de RBI.
De acuerdo con la lista de seudónimos (o
apodos), estas transferencias llegaron a tres peruanos: el exgerente de la
municipalidad de Lima, José Miguel Castro, Budian; el abogado Miguel Ángel
Ronceros, Magali; y el árbitro
Horacio Cánepa, Almofadinha.

El Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht utilizaba apodos para encubrir los pagos que hacían a personas políticamente expuestas. Algunos de los usados en Perú fueron Magali, Almofadinha y Budian
Hay un pago de
350.000 dólares para José Miguel Castro, del 12 de noviembre de 2014, casi un
mes después de la victoria de Luis Castañeda y la derrota de Susana Villarán en
las elecciones a la alcaldía de Lima. En el caso de Horacio Cánepa hay un pago
de 250.000 dólares, cargado al proyecto IIRSA Sur, pagado desde Ravenscraig.
Como se recuerda, Cánepa recibió cuatro millones de dólares en coimas de
Odebrecht por favorecer a la constructora en procesos
arbitrales.
Miguel Ronceros, a su turno, recibió un
total de 450.000 dólares, en cuatro pagos entre el 24 de octubre y el 23 de
diciembre de 2014, cargados al proyecto Gasoducto del Sur, de acuerdo con el
registro de las planillas del Sector de Operaciones Estructuradas que IDL-R
publicó en 2019. Uno de esos pagos, de 50.000 dólares, del 13 de diciembre de
2014, está asociado a Ravenscraig.
Consultado para esta investigación, un
vocero del Raiffeisen Bank International dijo que debido al secreto bancario, no
le estaba permitido hablar de la existencia o no de una relación bancaria o
transacciones específicas. “Lo que sí puedo decir es que nosotros —por supuesto—
cumplimos con nuestra obligación. Nosotros reportamos todo caso sospechoso y
también cortamos cualquier vínculo siempre y cuando haya factores de sospecha
relevantes”.
Luego el
Raiffeisen Bank International indicó que Meinl Bank Antigua no era propietario
de la cuenta que, de acuerdo a los reportes de actividad sospechosa, había sido
usada para las transacciones. Sin embargo, como se puede deducir de la siguiente
declaración, las transacciones en efecto existieron: “Las transferencias
reportadas por los bancos de Estados Unidos activaron una alarma en nuestros
sistemas AML. Inmediatamente llevamos a cabo un análisis, después del cual
cortamos nuestra relación con el propietario de dicha cuenta”. Hasta ese
momento, de acuerdo al reporte de actividad sospechosa, ya habían sido
transferidos por lo menos 54 millones de dólares.
Los controles
internos de un banco pueden ser una cuestión curiosa, por decir lo menos. La revista austríaca Profil
obtuvo documentos relacionados a la cuenta de Meinl Bank de Viena, a través del
cual el Meinl Bank Antigua realizó una serie de transferencias. El 11 de mayo de
2015, tres directores del banco de Antigua firmaron “declaraciones corporativas
de Gobierno” y admitieron, entre otras cosas, proveer de “capacitaciones
anticorrupción” a empleados con contactos de socios de negocios y oficiales
públicos.
(*) Este reportaje fue publicado originalmente
en IDL-Reporteros, de Perú, como parte de los FinCENFiles y
compartido con Armando.info para su publicación.