HSBC, el banco bribón que reincide desde Hong Kong

La magnitud del "banco local del mundo", como se llamaba en su publicidad, es colosal, tanto como su desdén por las medidas de cumplimiento antilavado de dinero. La investigación de los FinCEN Files lo deja muy mal parado, al revelar que la entidad facilitó la perpetración de un esquema Ponzi también global, mientras estaba en periodo de prueba por sus nexos con capos de la droga y pese a las multas a las que la sometieron los reguladores de Estados Unidos. Luego de divulgados los hallazgos, sus acciones cayeron esta semana en bolsas internacionales.
En
marzo de 2014, tres hombres secuestraron a Reynaldo Pacheco y lo golpearon en la
cabeza con piedras. De 44 años, padre de una niña pequeña, quedó muerto en el
lecho de un arroyo en el condado de Napa, California, en la costa oeste de Estados Unidos. Las autoridades locales
determinaron que su asesinato fue consecuencia de un fraude de inversiones
dirigido a inmigrantes latinos y asiáticos de bajos ingresos en todo el
mundo.
Al
igual que otras víctimas de la estafa de World Capital Market, o WCM, Pacheco
promovió arduamente el negocio a sus familiares y conocidos. Cuando la estafa
Ponzi se derrumbó, un inversionista que perdió su capital decidió
matarlo.
Cuatro
días antes de que Pacheco fuera golpeado hasta morir, los funcionarios de
cumplimiento del gigante bancario mundial, HSBC, advirtieron sobre la entrada de
millones de dólares en una cuenta en Hong Kong controlada por los
estafadores. Fue al menos el tercero de una serie de informes de supuestas
actividades sospechosas que los vigilantes internos del banco habían presentado
sobre WCM a lo largo de varios meses. Sin embargo, HSBC continuó gestionando el
flujo masivo de dinero sucio de la red Ponzi hacia y desde sus cuentas en el
banco.
HSBC
se estaba beneficiando de una trama criminal internacional incluso mientras
estaba en periodo de prueba por haber servido a carteles de drogas y
otros criminales. En 2012, HSBC admitió ante los fiscales de Estados Unidos que
ayudó a que el dinero sucio fluyera a través de sus filiales en todo el mundo,
incluyendo por lo menos 881 millones de dólares controlados por el cartel de Sinaloa y otras redes de narcotráfico mexicanas.
En
una decisión controvertida, los fiscales se negaron a presentar un cargo contra
el banco y, en cambio, le permitieron pagar un acuerdo de 1.920 millones de
dólares y cumplir un periodo de prueba de cinco años durante los cuales un
organismo de control designado por el tribunal supervisaría sus esfuerzos para
prevenir el lavado de dinero. El tribunal designó para ello a un ex fiscal de delitos
financieros del estado de Nueva York, Michael Cherkasky.

En 2012 HSBC reconoció que ayudó a movilizar al menos 881 millones de dólares del cartel de Sinaloa. Foto: Fabrice COFFRINI/AFP
La
investigación FinCEN FIles, realizada por el Consorcio Internacional de
Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), BuzzFeed News y
otros 108 medios de comunicación encontró que HSBC siguió prestando servicios
bancarios a presuntos criminales, estafadores Ponzi, empresas fantasma vinculadas a fondos gubernamentales saqueados e intermediarios financieros de
los traficantes de drogas. Todo esto ocurrió incluso mientras el banco estaba en
periodo de prueba y bajo el escrutinio de Cherkasky.
La
investigación de los FinCEN Files encontró que la muy rentable filial de HSBC en
Hong Kong jugó un papel clave en mantener el flujo de dinero sucio. Aunque sólo
ofrecen una visión parcial de los informes de actividades sospechosas del HSBC,
los registros muestran que entre 2013 y 2017, el personal de cumplimiento de
HSBC en Estados Unidos, encargado de supervisar la actividad de los clientes,
presentó informes que carecían de información crucial sobre los clientes de 16
compañías fantasmas que habían procesado casi 1.500 millones de dólares en más
de 6.800 transacciones tan sólo a través de las operaciones del banco en Hong
Kong. Más de 900 millones de dólares de ese total implicaban a compañías
fantasma vinculadas a presuntas redes criminales, según un análisis del ICIJ y
los medios que trabajaron en la investigación durante 16
meses.
En
una declaración, HSBC no abordó la mayoría de las preguntas de una detallada
lista enviada por ICIJ, pero defendió los cambios que el banco hizo en el marco
de la vigilancia. "A partir de 2012, HSBC se embarcó en un proyecto de varios
años para reformar su capacidad de combatir los delitos financieros", dijo Heidi
Ashley, portavoz del banco. "HSBC es una institución mucho más segura de lo que
era en 2012".
Panamá, Brasil y Moldavia
La
investigación se basa en una revisión de docenas de informes de actividades
sospechosas (SAR) filtrados, así como en entrevistas con más de una docena de
antiguos empleados de HSBC que trabajaban en el departamento antilavado. Los
bancos que hacen negocios en Estados Unidos presentan estos reportes
confidenciales a la unidad de inteligencia financiera del Departamento del
Tesoro, FinCEN (acrónimo en inglés de la Red de Control de Delitos Financieros).
Los SAR reflejan las preocupaciones de los vigilantes dentro de los bancos y no
son necesariamente evidencia de una conducta criminal o una
infracción.
Los
documentos filtrados muestran que HSBC procesó al menos 31 millones de dólares
entre 2014 y 2015 para empresas que luego se reveló que habían trasladado fondos
gubernamentales robados de Brasil, y más de 292 millones de dólares entre 2010 y
2016 para una organización con sede en Panamá calificada por las autoridades
estadounidenses como un importante agente de lavado de dinero para los cárteles
de drogas. La organización, Vida Panamá, niega haber cometido las infracciones y
está luchando contra el señalamiento estadounidense. Los registros muestran que
HSBC trabajó con un banco dentro del territorio escindido de Moldavia -antigua Besarabia, ex república de la Unión Soviética-,
Transnistria, durante cuatro años después de que el Departamento del Tesoro
emitiera una advertencia en 2011 sobre los riesgos de hacer negocios con el
banco.
En
entrevistas con el ICIJ y BuzzFeed News, más de una docena de ex funcionarios de
cumplimiento de HSBC expresaron su profunda preocupación por el programa del
banco contra el lavado de dinero, incluso durante el periodo de prueba. Los
funcionarios dijeron que el banco no les dio suficiente tiempo para investigar
de manera significativa las transacciones sospechosas y que las sucursales fuera
de Estados Unidos a menudo ignoraban las solicitudes de información crucial
sobre los clientes. Dijeron que se les trataba como personal de segunda clase
dentro del banco, con poco poder para cerrar cuentas
problemáticas.
Los
archivos de la FinCEN generan nuevos cuestionamientos sobre la decisión del
Departamento de Justicia de Estados Unidos en 2012 de abstenerse de acusar a
HSBC o a cualquier ejecutivo bancario en el caso del cartel de Sinaloa. La
decisión fue rechazada por los fiscales de base, que habían preparado una lista
de hasta 175 cargos criminales contra el banco, que el gobierno finalmente
abandonó. Nadie fue encarcelado por la mala conducta del banco en el pasado. Los
hallazgos también suscitan dudas sobre la decisión del departamento, cinco años
después, de declarar reformado a HSBC y permitir que su período de prueba
terminara. La investigación se construye sobre el anterior proyecto de
filtraciones suizas del ICIJ, conocido como Swiss Leaks, que puso de manifiesto
cómo la rama de banca privada suiza se benefició de hacer negocios con evasores
de impuestos y delincuentes de todo el mundo antes de
2008.
Los
FinCEN Files muestran que HSBC sabía que los reguladores estaban investigando a
su cliente, la estafa Ponzi WCM, y aún así le ayudaba a mover su dinero.
Una
demanda colectiva federal presentada por inversionistas estafados alegó que HSBC
Hong Kong fue "fundamental para ayudar a WCM777 a continuar con su estafa
Ponzi". Un juez federal desestimó la demanda el mes pasado argumentando que
había sido presentada en una jurisdicción que no correspondía.
En
una entrevista exclusiva con el ICIJ, el fundador de la estafa Ponzi, Ming Xu,
vestido con un corbatín, dijo que HSBC no se puso en contacto con él
para preguntarle sobre los flujos masivos de dinero que WCM estaba moviendo a
través de las cuentas en el banco en Hong
Kong.
Solicitud ignorada
Los
SAR de los bancos forman la columna vertebral de los intentos de las autoridades
estadounidenses de combatir el lavado de dinero, pero el sistema no logra
detener los copiosos flujos de dinero sucio. Los bancos pueden bloquear o
congelar las cuentas que se sospecha son usadas para el lavado de dinero, pero
no necesariamente están obligados a hacerlo, y pueden cumplir con una obligación
legal esencial con sólo informar de las transacciones a FinCEN. La entidad
recibió más de dos millones de esos informes el año pasado, mucho más de lo que
sus agentes podrían leer.
Los
SAR revisados por el ICIJ y sus colaboradores incluyen 73 informes presentados
entre 2012 y 2017 por HSBC. Los documentos contienen información sobre más de
4.400 millones de dólares en más de diez años de transacciones declaradas
sospechosas. Eso equivale a una fracción ínfima del total de las transacciones
de HSBC, pero deja ver la ineficacia de los esfuerzos de cumplimiento del
banco.
Los
registros muestran que a veces las sucursales ignoraban o rechazaban sus
solicitudes de información. "Era imposible hacer nuestro trabajo sin esta
información", dijo Alexis Grullon, un ex funcionario de cumplimiento que hizo
seguimiento a las actividades sospechosas internacionales para las oficinas de
HSBC en Nueva York desde noviembre de 2012 hasta agosto de 2014. Grullon dijo
que, en la mayoría de los casos, las sucursales de HSBC en otros países
simplemente ignoraban sus solicitudes de información sobre propietarios de las
cuentas sospechosas.
“Decían:
'Claro, te llamaremos'. Pero nunca volvían a llamar”, recordó. Grullon dijo que
un componente clave de su trabajo era presentar los SAR al gobierno federal,
pero que los reportes de poco servían para frenar las actividades sospechosas de
sus clientes.
"¿Por
qué estamos presentando los SAR?", recuerda haberse preguntado. "La
cuenta sigue abierta. No se está haciendo nada en realidad".
"El banco local del mundo"
Fundado
en Hong Kong como la Hong Kong and Shanghai Banking Co. en 1865, el HSBC
prosperó gestionando las cuentas del gobierno británico en todo el este de Asia.
A mediados de la década de 2000, el banco se había convertido en una de las
instituciones financieras minoristas más extendidas del mundo, con miles de
sucursales en más de 70 países. En un momento, se denominó a sí mismo "el banco
local del mundo".
Era
más que un eslogan. Bajo la marca global, HSBC operaba como una confederación de
feudos mayormente autónomos. Este grado de descentralización significó que la
sede del banco, que se trasladó a Londres en 1941, extendió su enfoque de no
intervención incluso a las cuestiones relacionadas con el lavado de
dinero.
Un
resultado: HSBC aceptó a clientes cuya enorme riqueza se tradujo en grandes
beneficios para el banco, pero que resultaron ser
criminales.
En
2003, HSBC aceptó una orden de consentimiento elaborada por las autoridades
estadounidenses mediante la cual el banco prometió arreglar su programa
antilavado y empoderar a los funcionarios de cumplimiento al proporcionarles
mejores herramientas e información sobre los clientes.
En
lugar de eso, el banco participó en uno de los episodios más notorios de la
historia del lavado de dinero. Cuando la guerra contra el narcotráfico en México
explotó a mediados de la década de 2000, el banco brindó cuentas denominadas en
dólares esenciales para los narcotraficantes que necesitaban lavar cientos de
millones de dólares en ganancias de la venta de drogas. Los carteles diseñaron
cajas especiales que cabían en las ventanillas de las sucursales de HSBC para
depositar las enormes cantidades de dinero ilícito que
obtenían.

La sucursal en Hong Kong del HSBC procesó al menos 1.500 millones de dólares de compañías fantasma. Con frecuencia, los reportes de las operaciones estaban incompletos y los oficiales de cumplimiento negaban información al resto de las oficinas en el mundo. Foto: Isaac Cawrence/FP
En
2010, el banco se vio obligado a someterse a otra orden judicial obtenida por su
principal regulador, la Oficina del Contralor de la Moneda de Estados Unidos. El
banco prometió una vez más fortalecer los sistemas contra el lavado de dinero y
proporcionar a los funcionarios de cumplimiento más información sobre sus
clientes.
En
el verano de 2012, el panel de investigación del Senado de Estados Unidos
publicó su informe de 339 páginas sobre el trabajo del banco con los carteles
mexicanos y su papel en el financiamiento al terrorismo. Más tarde ese año, el
Departamento de Justicia y HSBC llegaron a su acuerdo de enjuiciamiento
diferido. Los críticos calificaron la decisión del gobierno de renunciar a la
acusación del banco o de cualquiera de sus ejecutivos como una señal de la
impunidad de los grandes bancos ante las consecuencias significativas de sus
infracciones.
Hong Kong y la lavandería rusa
Aunque
ya no es la sede del gigante bancario, Hong Kong sigue siendo el corazón de
HSBC. En 2015, sus operaciones en el territorio insular, que incluyen a una
filial llamada Hang Seng Bank, representaron casi la mitad de las ganancias
globales de HSBC, y su cuota de mercado en Hong Kong eclipsa a la de sus
competidores.
El
20 de junio de 2012, el mismo día en que los abogados de HSBC estaban
describiendo los protocolos antilavado del banco a los investigadores del Senado
en el Capitolio, la filial de HSBC en Hong Kong comenzó a transferir fondos para
una empresa fantasma llamada Trade Leader Corp. Ltd, un importante nodo en Asia
oriental de la lavandería rusa, una red extensa que movía dinero del crimen
desde los antiguos países soviéticos a Occidente
En
febrero de 2014, las transferencias hacia y desde las cuentas de la empresa
fantasma en Hong Kong sumaron más de 581 millones de
dólares.
Los
archivos de la FinCEN muestran que, cuando el personal de cumplimiento del banco
en Estados Unidos solicitó información acerca del propietario de la cuenta, los
banqueros de HSBC en Hong Kong simplemente respondieron que no había "ninguna disponible".
El
ICIJ analizó las transacciones por valor de casi 1.500 millones de dólares que
fluyeron a través de las compañías fantasma que tenían cuentas comerciales con
HSBC Hong Kong entre 2011 y 2016. En cada caso, HSBC presentó SAR que no
incluían datos fundamentales sobre los propios clientes de gran valor del banco,
como quiénes eran los propietarios de las cuentas, en qué países vivían estos
propietarios y de dónde procedía el dinero.

Las acciones de HSBC cayeron a su mínimo en 25 años luego de las revelaciones de esta filtración. Foto: Angela Weiss /AFP
El
informe del Senado de los Estados Unidos sobre HSBC en 2012 destacó el peligro
de que esa información básica no fuera reconocida por los funcionarios de
cumplimiento del banco.
"El
intercambio de información fue una de las principales cosas que HSBC prometió
que haría", dijo Elise Bean, autora principal del informe del Senado y ex
ayudante del entonces Senador Carl Levin, demócrata de Michigan. Los archivos de
la FinCEN muestran que HSBC, cuyas acciones se desplomaron a su mínimo en 25
años luego de la publicación de esta filtración, incumplió esa promesa en
repetidas ocasiones.
Congeladas y activas
En
septiembre de 2013, poco antes de que los reguladores financieros de todo el
mundo anunciaran las investigaciones sobre la empresa, los líderes de WCM
trasladaron la sede de la estafa Ponzi de Los Ángeles a Hong
Kong.
En
octubre, el entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anunció que la
policía nacional iniciaría una investigación sobre las presuntas actividades
ilegales del negocio. Tres días después, los funcionarios de cumplimiento de
HSBC presentaron el primero de varios informes de actividades sospechosas
relacionadas con las cuentas de WCM, y señalaron que se habían movido más de seis millones de dólares en transacciones a través de una sola cuenta en los tres
meses anteriores. El SAR indicaba que una búsqueda en Internet había revelado "acusaciones contra la empresa de ser una estafa Ponzi".
Cuatro
meses después, en febrero de 2014, HSBC presentó otro reporte de actividad
sospechosa sobre el esquema, en el que afirmaba que WCM había recibido o enviado
15 millones de dólares entre 2013 y principios de 2014 a través de su cuenta de
HSBC en Hong Kong y de las cuentas de la empresa en otros bancos a los que HSBC
prestaba servicios en dólares estadounidenses. Para entonces, las autoridades de
Perú, Colombia, California y Massachusetts habían iniciado públicamente
investigaciones civiles o criminales contra la empresa.
Sin
embargo, siguieron fluyendo cantidades enormes de dólares a la cuenta de Hong
Kong. Shane Riedel, un ex ejecutivo de cumplimiento de HSBC que ahora dirige una
consultoría con sede en Berlín, Alemania, contra el lavado de dinero, dice que un banco en
esta situación debe tomar medidas. "Si una estafa Ponzi se reporta en un país y
las cuentas no se cierran en otro país, no es por error", dijo Riedel. Añadió
que los sistemas de los bancos para analizar y compartir la información de
cumplimiento son a menudo inadecuados.
En
marzo de 2014, los funcionarios de cumplimiento de HSBC presentaron otro informe
de actividad sospechosa sobre WCM, cuyo negocio continuó funcionando a pesar del
intenso escrutinio de las fuerzas de la ley en todo el mundo. Cuatro días
después de la presentación del informe, la Comisión de Valores y Bolsa
(Securities and Exchange Commission, SEC) de Estados Unidos obtuvo una orden de
restricción que buscaba congelar las cuentas bancarias de la
empresa.
Pero
incluso después de la orden de la SEC, las cuentas de WCM en HSBC siguieron muy
activas. Según los documentos judiciales presentados posteriormente por los
abogados designados por la SEC para conseguir la restitución a las víctimas de
la estafa, WCM vació más de siete millones de dólares de las cuentas durante la
semana siguiente, hasta reducir su saldo a cero.
La
orden de cese y desistimiento de HSBC de 2010 estipulaba que el banco debía
examinar su manejo de las citaciones y las investigaciones policiales. Once días
después de la orden de restricción, HSBC Hong Kong se negó formalmente a cumplir
con el citatorio de un tribunal estadounidense para entregar los
registros.
Mientras
tanto, los ejecutivos de WCM compraron campos de golf en el sur de California,
casas millonarias y terrenos en el condado de Santa Bárbara que el fundador
fervientemente religioso de la empresa, Ming Xu, le dijo al ICIJ que estaban
destinados a convertirse en una "comunidad de cuidado y colaboración"
cristiana.
A
principios de 2014, Elvis Callejas, de 29 años, trabajaba en su sueño de
construir un conjunto de tiendas minoristas en la región rural en el extremo
norte de Bolivia. Pero se vio obligado a despedir a los hombres que ayudaban a
construir el proyecto cuando sus ahorros por 10.000 dólares desaparecieron con el
colapso de WCM. "Me di cuenta de que había caído en una trampa", dijo Callejas
al ICIJ. Tuvo que sacar préstamos para cubrir la pérdida
repentina.

Ming Xu pasó tres años en prisión en China por delitos financieros. Fue el creador de una estafa Ponzi con afectados en todo el mundo. En entrevista al ICIJ dijo que el HSBC nunca le preguntó sobre los flujos de dinero de sus cuentas en Hong Kong.
Reynaldo
Pacheco, el inversionista de WCM asesinado en el condado de Napa, no era un
hombre rico. Según la policía local, había buscado durante años oportunidades de
negocio y creía que WCM se trataba de una inversión legítima. Posteriormente,
tres personas fueron condenadas por su secuestro y
asesinato.
Ming
Xu niega que WCM fuera una estafa Ponzi y le dijo al ICIJ que la SEC lo había
"saqueado". Cuando regresó a China a principios de 2015, comenzó una nueva
versión de WCM, según documentos judiciales chinos. En noviembre de ese año, las
autoridades chinas arrestaron a Xu por delitos financieros relacionados.
Posteriormente fue condenado y pasó tres años en prisión.
Los
documentos judiciales chinos en el caso de Xu afirman que su empresa en China
tenía cuentas en varios bancos chinos, junto con un único banco global:
HSBC.
Los informes de Cherkasky
El
acuerdo de enjuiciamiento diferido (o, en inglés, Deferred-Prosecution Agreement, DPA) de HSBC
de 2012 fue emitido por los fiscales del Departamento de Justicia como un
castigo grave. Exigía, por ejemplo, que el banco vinculara las bonificaciones de
los ejecutivos al progreso de sus sistemas antilavado. Se suponía que los
salarios altos se reducirían si el cumplimiento era deficiente. Apenas dos años después, HSBC
había vuelto a pagar enormes bonificaciones a los ejecutivos, incluyendo 3
millones de dólares para el entonces director ejecutivo Stuart
Gulliver.
El
DPA le había dado mucha libertad al supervisor independiente del banco, Michael
Cherkasky, que presentaba a los fiscales revisiones anuales del desempeño de
HSBC contra el lavado de dinero. Las evaluaciones son secretas, pero los
resúmenes breves publicados en los documentos de la corte ofrecen indicios de la
insatisfacción de Cherkasky. En 2016, por ejemplo, el supervisor mencionó "casos
de posibles delitos financieros" que ocurrían en las cuentas de HSBC. También
cuestionó si HSBC estaba satisfaciendo todos los requisitos del
DPA.
chevron_leftDesliza la imagen para ver máschevron_right
zoom_inHaz click sobre cada imagen para ampliar
Al
acercarse el final del periodo de prueba del HSBC, en 2017, los fiscales
reflexionaron sobre si dejar o no que este caducara. En diciembre de ese año, el
Departamento de Justicia acordó permitir que el periodo de prueba del banco
terminara. El banco alegó que había "cumplido con todos sus compromisos" en
virtud del DPA.
La
noticia dejó atónito a un alto ejecutivo de HSBC contra el lavado de dinero, que
se retiró del banco poco después de que expirara el DPA. El ejecutivo, que pidió
hablar en forma anónima por temor a represalias del banco, identificó a Hong
Kong como el epicentro de los problemas de delitos financieros del banco y dijo
que los problemas continuaron "en gran medida intactos" durante la
vigilancia.
Seis
antiguos empleados de HSBC entrevistados por el ICIJ dijeron que el vencimiento
del DPA coincidió con un amplio cambio cultural en el banco para dar prioridad a
la obtención de ganancias por encima del cumplimiento. El cambio, dijeron,
incluyó despidos, la expiración de contratos de personal de combate al lavado de
dinero y el cierre de una oficina de monitoreo de transacciones en New Castle,
Delaware.
En
una declaración al ICIJ y a sus organizaciones aliadas, el Departamento de
Justicia defendió su historial de acciones de cumplimiento contra los grandes
bancos. "El Departamento de Justicia defiende su labor y sigue comprometido a
seguir investigando agresivamente y procesando los delitos financieros, incluido
el lavado de dinero, dondequiera que lo encontremos", dijo Matt Lloyd, portavoz
de la División Criminal del departamento.
Desde
el vencimiento del DPA, el banco y las autoridades de Estados Unidos han luchado
enérgicamente para mantener en secreto los informes de vigilancia de
Cherkasky.
En
noviembre de 2015, Hubert Dean Moore Jr., propietario de una casa que demandó a
HSBC, alegando que el banco había manejado deficientemente su solicitud de
desgravación del interés hipotecario, pidió a un juez federal en Nueva York que
desbloqueara uno de los informes de Cherkasky sobre HSBC. El juez estuvo de
acuerdo, pero un panel de la corte de apelaciones revocó la decisión y se puso
del lado del Departamento de Justicia, que argumentó que el informe no era un
documento revelable. Los informes de Cherkasky permanecen
reservados.
En
2019, BuzzFeed News interpuso una demanda para la publicación del informe final
de Cherkasky, argumentando que el interés del público por entender la actuación
del gobierno en el caso de HSBC exige que el informe se revele. El Departamento
de Justicia continúa luchando para mantener bajo sigilo las evaluaciones de
Cherkasky.
Mike
Coates, un ex empleado de HSBC que trabajó en el área de delitos financieros
durante la vigencia del DPA hasta 2018, dijo que las estructuras de incentivos
de la industria centradas en las ganancias anulan la lucha contra los delitos
financieros.
"No
se puede hacer que un hombre crea en algo cuando su salario depende de que no lo
crea", dijo Coates, quien se negó a dar detalles sobre su experiencia en el
banco. "Ese es el mayor desafío que se tiene en esta industria".
Contribuyeron
en esta historia: Jason Leopold, Anthony Cormier, Kyra Gurney, Roman Anin,
Emilia Diaz-Struck, Agustín Armendáriz, Delphine Reuter, James Oliver, Golden
Matonga.