Un crimen, muchos poderes

Tres años después, el homicidio de Pierre Gerges, vicepresidente de Reporte-Diario de la Economía, continúa sin resolverse. La pesquisa de seis fiscales del Ministerio Público y numerosos detectives, ahora archivada, se orientó a desentrañar una conspiración que salpica a las élites políticas y económicas.
Entre las oficinas de Reporte-Diario de la
Economía y la estación de servicio donde el 2 de junio de 2008 fue interceptado
y asesinado su vicepresidente, Pierre Gerges, en Las Mercedes, Caracas, no hay
más de diez minutos de camino en automóvil, si el tránsito caraqueño es leve. La
casa de Gerges también estaba cerca del rotativo, en una urbanización a menos de
diez kilómetros del este.
Gerges era de esos hombres que van de su
casa al trabajo y viceversa, confían sus conocidos. Esa tarde, salió del
periódico y se detuvo a hacer las compras en un supermercado para su madre, con
quien vivía en Colinas de Chuao. Rozaban las 5:30 pm cuando pasó por la bomba
Texaco, entre la avenida Araure y la calle Amazonas de Chuao, y le empezaron a
llover balas por el lado derecho. El carro siguió andando hasta que chocó, pocos
metros después contra un árbol.
Un médico que pasaba por el lugar intentó
socorrerlo. Pero ya era tarde. De la moto negra y los dos tripulantes que
dispararon contra el ejecutivo se sabría meses después. El automóvil tenía más
de una docena de impactos de bala; seis de ellas hirieron a Pierre, que tenía 48
años de edad. Los tiradores eran profesionales, posiblemente con formación
policial. A esa conclusión llegaron los investigadores tras analizar el
impecable modus operandi.
La víctima tenía heridas en el pecho y en
las manos, como si hubiese tratado de frenar los disparos. Tendido en el lado
del conductor, con la puerta del carro entreabierta, lo encontró su hermano
mayor, Tannous Gerges, propietario y editor de Reporte. Su abogada, Yisel
Soares, dice que casi a las siete de la noche, Tannous la llamó para preguntarle
si sabía dónde estaba Pierre. Habían pasado más de dos horas. La respuesta la
encontró en los reportes de sucesos. La siguiente llamada anunció: “Encontré a
mi hermano muerto”.
Pierre tomó el Honda Accord gris de Tannous
aquella tarde. “Cuando él vio su propio carro y los zapatos de su hermano que se
salían de la puerta, se estacionó de golpe”, relata Soares. Periodistas que
cubrieron el suceso recuerdan que Tannous pedía a los fotógrafos y camarógrafos
que no enfocaran a su hermano.
La Policía del municipio Baruta había
rodeado la escena del crimen y esperó por el Cuerpo de Investigaciones
Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) para que se hiciera cargo de las
pesquisas. Los problemas para determinar a los responsables del asesinato
comenzaron enseguida, cuando se presentó una comisión de la Dirección de
Servicios de Inteligencia y Prevención, policía política (Disip), actual
Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). “Hubo un contrapunteo de
competencias. Aunque en estos casos todo le compete al Cicpc y nada tenía que
hacer la Disip, los funcionarios querían hacer el levantamiento. Yo me opuse”,
recuerda Soares.
Después de tres años, aún no se precisan los
autores materiales e intelectuales del asesinato. El expediente –que se
encuentra reservado- reposa en el despacho de la fiscal 59 con competencia
nacional, Marisol Zakarías.
¿Blanco equivocado?
La primera pista la dio la familia Gerges.
“El verdadero objetivo era Tannous”, sostiene la abogada. Un año antes del
asesinato, en 2007, había denunciado ante la Fiscalía las amenazas de muerte que
recibía el presidente de Reporte a través de llamadas, mensajes de texto y
correos electrónicos. Soares fue la primera en descartar al hampa común como
responsable. No duda de que el ataque tuviera relación con las denuncias sobre
corrupción y narcotráfico que Reporte publicaba para la fecha.
Pierre no tenía ni problemas recientes ni
enemigos aparentes, y en el diario era el encargado de tareas administrativas
como el pago de los salarios y la compra de insumos. Hubo coincidencias que
pudieron confundir a los sicarios. Pierre salió en el carro de vidrios oscuros
de su hermano mayor; además, ambos tenían similar estatura, contextura gruesa y
el cabello un poco cano. Sin embargo, esa no era la ruta que solía tomar
Tannous, que vivía en la urbanización El Cafetal y solía salir acompañado por
escoltas en otros vehículos.
Aunque avanzaron en la hipótesis de la
equivocación, los policías tenían dudas, pues los sicarios se caracterizan por
estudiar previamente la rutina de sus víctimas. Si se equivocan, no cobran. El
comisario Alexander Pérez, exjefe de Investigaciones Nacionales del Cicpc,
recuerda que con la información aportada por los testigos del crimen, familiares
y amigos de Gerges, así como con las evidencias halladas en el sitio, se
establecieron las primeras líneas de acción. Sabía que estaba frente a un caso
de sicariato y se concentró en capturar a los autores materiales para luego
demostrar la autoría intelectual.
Las pesquisas iniciales estimularon a los
investigadores, ante las conjeturas que señalaban como sospechosos a banqueros
hoy prófugos de la justicia, incluso a un poderoso hombre de negocios vinculado
con el narcotráfico. Todos los caminos que recorrían tenían conexión con las
élites económicas.
Días después del asesinato de Pierre, el
mayor de los Gerges continuaba recibiendo amenazas que lo llevaron a hacer una
nueva denuncia ante el Ministerio Público.
La conexión Makled
Los esfuerzos del Cicpc durante varios meses
se enfocaron en la identificación de un grupo de sicarios que operaba en el
centro del país, bajo las órdenes del entonces respetado empresario Walid Makled
García, radicado en Carabobo. Makled y Tannous Gerges –el primero de origen
sirio y el segundo libanés– se enemistaron luego de que pugnaran por adquirir la
línea aérea Aeropostal y Reporte publicara columnas en las que se señalaban las
presuntas conexiones del empresario carabobeño con el tráfico de droga. Sin
embargo, las investigaciones quedaron truncadas en el marco de las
averiguaciones que señalaban a Makled (hoy detenido a las órdenes de la justicia
venezolana) como el mayor narcotraficante venezolano, que logró amasar una
fortuna estimada en dos mil millones de dólares.
Ocho meses después del homicidio, el 21 de
febrero de 2009, por primera vez la policía científica habló oficialmente sobre
el caso Gerges. Los comisarios Robinson Castillo y Benito Artigas, jefe de la
Subdelegación Carabobo y jefe de la División Nacional contra Homicidios del
Cicpc, respectivamente, revelaron las conexiones de Walid Makled con un grupo de
sicarios autodenominado como la banda Los Piloneros. Castillo informó que los
criminales estarían comprometidos en el homicidio por encargo del periodista
Orel Sambrano –asesinado por un sicario en moto- y del veterinario Francisco
Larrazábal. Pero fue escueto en cuanto a Pierre Gerges. Se limitó a decir que
los sicarios estaban siendo investigados por otra serie de crímenes, “incluso la
del vicepresidente del diario Reporte”.
Makled fue acusado por los asesinatos de
Sambrano y Larrazábal. Desde mayo pasado, cuando fue extraditado desde Colombia,
se le sigue un juicio por narcotráfico, legitimación de capitales, asociación
para delinquir y sicariato en contra de esas dos víctimas. Pero el crimen de
Pierre Gerges no figura en su expediente.
Para Soares, el modus operandi de estos
casos es parecido al del asesinato de Gerges. Recuerda que durante las
investigaciones, un funcionario policial le aportó datos que conectarían a
Makled con el caso. “Con el rastreo de las llamadas que hacen al abogado de
Walid Makled, descubren que pasa 30 minutos después por el sitio donde habían
acabado con la vida de Pierre Gerges. Su domicilio queda distante a la zona
donde asesinaron a Pierre (…) Me dice también el Cicpc que una vez muerto
Pierre, la última llamada que recibe ese abogado es de Walid Makled. ¿Por qué
Makled llama al abogado y este pasa por el sitio del hecho? ¿No sería una forma
de saber si está listo el encargo?”, inquiere Soares. Pero esa interrogante aún
no ha sido respondida por el Cicpc o por el Ministerio Público.
Los homicidas –relataron a la policía los
testigos en la estación de servicio– utilizaron una moto marca Yamaha, modelo YT
150, de color negro. Aunque se tenían las señas del vehículo, nunca pudo ser
localizado. Los presuntos autores materiales del crimen de Gerges, explican
desde la policía científica, murieron en abril de 2010 en un enfrentamiento con
agentes del Cicpc, en Naguanagua, estado Carabobo. La pareja de delincuentes no
pudo ser interrogada en torno a la muerte de Gerges.
El jefe de la banda, Víctor Rafael Reales
Hoyos, huyó a Colombia y fue capturado el 16 de mayo de 2011 en Barranquilla. La
Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia acordó solicitar su
extradición, pero la medida no se ha concretado.
La conexión bancaria
Otros hombres de negocios fueron
investigados. Una de las pistas que maneja la policía indica que algunos
banqueros se unieron en una causa común para asesinar al editor y acallar así
las denuncias que afectaban sus intereses y negocios que mantenían con el
gobierno venezolano. Según esa hipótesis, el asesinato de Gerges habría contado
con la participación de banqueros del grupo de empresarios coloquialmente
denominados los “boliburgueses”, que amasaron grandes fortunas al amparo de
conexiones con el alto Gobierno, y cuyas actividades ilícitas fueron denunciadas
por columnistas de Reporte. “El diario sacó publicaciones que, en cierto modo,
perturbaron o dañaron negociaciones”, advierte la abogada.
Desde el diario alertaron sobre una crisis
financiera que terminó por desatarse a finales de 2009. En diversas entregas se
denunciaron actividades que realizaban ejecutivos de bancos pequeños y medianos
de reciente creación. Todas esas agencias financieras fueron intervenidas por el
Fondo de Garantías y Depósitos Bancarios y el Ministerio Público ordenó
encarcelar a 31 banqueros. Nueve de ellos fueron capturados, pero la mayoría
huyó del país.
En la búsqueda de los enemigos del editor
que quisieran cobrar venganza al verse afectados por las publicaciones, Soares
apunta al banquero Eligio Cedeño que, al ser liberado luego de dos años de
prisión –medida que llevó a la cárcel a la juez que la dictó–, salió del país
hacia Estados Unidos. “Cuando el tabloide publicó a las autoridades que se
estaba planificando la fuga de Eligio Cedeño con una juez, al día siguiente él
llamó a (Tannous) Gerges y lo amenazó de muerte”, afirma.
Las denuncias relacionadas con la banca le
hicieron ganar enemigos al presidente de Reporte. A finales de 2007, el
sacerdote José Palmar y el periodista Leocenis García (entonces columnista, como
Palmar, de Reporte, y ahora detenido como editor del semanario 6to Poder),
columnistas de ese medio, denunciaron ante la Fiscalía lo que llamaron “la
estafa del caso Bandagro”, relacionada con el cobro de unos bonos que el Estado
venezolano se niega a pagar desde finales de la década de los 90, con el alegato
de que fueron falsificados. La causa se ha ventilado en los últimos años en
tribunales de Estados Unidos.
Palmar y García acusaron de estar implicado
en el fraude al abogado que defiende a los tenedores de los bonos, Carlos
Ramírez, hermano de José Rafael Ramírez. Este último, exjefe de redacción de
Reporte, fue detenido en 2007 por un supuesto chantaje a Wilmer Ruperti,
empresario petrolero y de los medios, cercano al oficialismo. Ruperti señaló que
se le intentaba cobrar a cambio de que el diario de Gerges no publicara
informaciones que lo comprometerían. El editor salió librado de las acusaciones,
pero Ramírez fue detenido cuando presuntamente cobraba la extorsión y luego
recluido en la cárcel de La Planta, en Caracas, en la que estuvo tres años
preso. “Cuando el caso de Bandagro salió publicado, Gerges recibió 102 amenazas
de muerte. Le decían ‘ya vas a ver qué va a pasar con tu hermano’, ‘ya vas a ver
lo que le haremos a tu mamá’, ‘te vamos a arrancar la cabeza’. Esas denuncias
están en el expediente de la fiscal”, precisa la consultora jurídica del medio.
Los investigadores, sin embargo, no han
revelado si encontraron elementos que indiquen la participación de Cedeño u
otros hombres relacionados con el mundo financiero en el crimen.
Sin resolver
La causa por el asesinato de Gerges tiene
dos años congelada. Soares señala que la última actuación data de enero de 2009,
cuando ella solicitó a la Fiscalía que interrogara a dos presos de la cárcel de
Tocuyito, en el estado Miranda, que –según testigos- habían hablado de los
detalles del crimen. “La fiscal tardó ocho meses en hacer las entrevistas en el
penal y ya uno de los presos había salido en libertad”, lamenta.
En el Ministerio Público, no obstante,
aseguran que el caso todavía se encuentra en fase de investigación. Pocos se
atreven a hablar del estatus del expediente sin pedir la reserva de su nombre.
Los dos primeros fiscales asignados fueron separados de la investigación y en su
lugar quedaron encargados los fiscales nacionales Jairzinno Orea, Marisol
Zakarías y Saúl Acuña. Ellos, junto al Fiscal del Área Metropolitana de Caracas,
Dámaso Cabrera, comisionaron a la División contra Homicidios del Cicpc para que
siguieran las diferentes hipótesis, incluso una que surgió meses después: una
posible venganza entre hermanos por las propiedades familiares.
En la Fiscalía señalan que no se ha podido
interrogar nuevamente al editor Tannous Gerges, para que amplíe su declaración,
pues casi un año después de la muerte de su hermano –en el que pidió protección
policial y siguió recibiendo amenazas- regresó con toda su familia a Líbano, el
país de sus padres.
Los policías que manejan esta trama presumen
que Tannous colocó a nombre de Pierre varias propiedades y temía que, si su
hermano se casaba próximamente con una trabajadora de Reporte con quien mantuvo
una relación de varios años, sus bienes formaran parte de la nueva sociedad
conyugal. Luego del crimen, los bienes de la familia Gerges –precisaron los
investigadores- fueron colocados a nombre de Joseph, el menor de los hermanos,
que reside en Estados Unidos.
No era la primera vez que a Gerges se le
relacionaba con un crimen. En 1996 fue detenido e imputado por el homicidio del
banquero César Manduca, cuyo cadáver había sido encontrado incinerado meses
antes en una carretera de Aragua. Manduca le vendió a Gerges la entidad de
ahorro y préstamo Creciahorros, pero luego de la transacción el banquero señaló
que el cheque del pago no tenía fondos y los empresarios se enemistaron. La
institución fue intervenida por el gobierno de Rafael Caldera poco después. Pero
a los dos meses de su detención, la juez que llevó el caso Manduca ordenó la
liberación de Tannous Gerges y de los otros imputados, al alegar falta de
pruebas en su contra.
Allegados a los Gerges recuerdan que Tannous
hacía las veces de jefe de los negocios familiares y asumía los problemas
empresariales, mientras que Pierre tenía un perfil más bajo y a veces fungía
como mediador. “Nunca los vi tener diferencias grandes o insultarse. Como
católicos maronitas, eran una familia muy unida, sobre todo en torno a la figura
de la madre”, señala un extrabajador del diario. A pocos meses de su llegada a
Líbano, de donde había emigrado junto con su familia a Venezuela a finales de la
década de los 60, Tannous Gerges fue electo presidente de la Unión de
Municipalidades de Zgharta (cargo similar al de alcalde mayor), una localidad a
91 kilómetros de Beirut. Vía telefónica, se negó a ser entrevistado y delegó en
su abogada la vocería.
Soares reconoce que el propietario de
Reporte tenía enemigos poderosos. “No te puedo decir como abogada con 22 años
trabajando para la familia Gerges que él es un santo. Es una persona tremenda,
se le ha adjudicado cualquier cantidad de atrocidades. Pero ha probado su
inocencia y eso se ha visto mediante sentencias”. Desestima la tesis de la
venganza entre hermanos y dice que fue lanzada por los detractores de Gerges.
Critica el escaso interés de la Fiscalía en resolver el caso y se inclina por
señalar que las investigaciones desarrolladas en el estado Carabobo parecen
tener conexión con el asesinato de Pierre. “Los testigos fueron amenazados, pero
con este caso hay un poderío económico. Y con eso se puede controlar a un
fiscal, a un juez o se puede exterminar una prueba”, apunta.
Excolumnistas de Reporte
–los consultados pidieron reservar sus identidades- recuerdan que eran muchos
los intereses en juego, relacionados tanto con los otros negocios de Tannous
Gerges y los choques con algunos grupos económicos, como con las publicaciones
del tabloide sobre corrupción en el Poder Judicial y en la esfera política.
“Tannous tenía una cantidad tal de enemigos poderosos que por cualquier lado
pudo venir la bala”, concluye uno de los periodistas.
Pese a que meses después del asesinato
algunos policías declararon extraoficialmente que el caso estaba resuelto, luego
de tres años, el Ministerio Público no ha acusado a los presuntos responsables
ni ha informado sus últimas actuaciones. Los investigadores asignados al caso
dejan abierta la opción de una conspiración fraguada por grupos delictivos o
desde sectores de poder político o empresarial para acallar las denuncias del
diario.