Un Mayor del Ejército entre los mayores contratistas
Una red de empresas propias y de familiares convirtió al Mayor del Ejército William Hernández Cova en uno de los principales contratistas del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). Más de 250 contratos cayeron de su lado durante la década en que esa institución estuvo dirigida por otro colega militar, el General Carlos Rotondaro Cova. Aquello fue el inicio de una expansión que no cesa, a contravía del desplome económico del país, y que ha colocado al grupo empresarial a la cabeza de una compañía petrolera en Colombia, de una clínica privada y hasta de bodegones en el este de Caracas, entre otros negocios.
Parece
una ironía, pero un Mayor del Ejército destaca entre los mayores contratistas
del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). Se llama William José
Hernández Cova, egresado de la Academia Militar en 1985. A diferencia de algunos
compañeros de promoción que saltaron a la administración pública con la
autodenominada Revolución Bolivariana, como el cuestionado Carlos Osorio
Zambrano, dos veces ministro de Alimentación y ahora a la cabeza de la
Corporación Venezolana de Minería, o el exministro de Interior y Justicia y
actual constituyente, Pedro Carreño, el camino de Hernández Cova fue temprano el
de los negocios.
Lo
que comenzó con las contrataciones públicas mediante empresas propias y de
familiares cercanos, ahora es toda una red de compañías igualmente emparentadas
que incluyen una clínica y bodegones en el este de Caracas, sociedades en
Panamá, Estados Unidos y Reino Unido y hasta una firma colombiana en el
competido sector petrolero: Atina Energy Services.
La
oficina principal de Atina Energy Services está en Bogotá y se desprende de
Atina Energy Services Corp, registrada en Panamá. Aunque creadas en 2009 por una
familia ítalo venezolana, pasaron a formar parte del extenso grupo empresarial
de William Hernández Cova en 2014. Como en casi todas sus compañías, allí
comparte directorio con su esposa, Rosmilar Ceballo Montilla, y su cuñado,
Antonio Parada Montilla.
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Precisamente,
ellos tres alternan sociedad y puestos directivos en un pool de empresas que
durante años acumularon centenares de contratos con distintos organismos
públicos en Venezuela, pero especialmente con el Instituto Venezolano de los
Seguros Sociales (IVSS), durante los diez años que estuvo presidido por otro
militar: el General de División Carlos Rotondaro Cova. Entre 2007 y 2017 siete
compañías del grupo se repartieron 271 contratos con la institución sobre la que
descansa buena parte de la cobertura y asistencia sanitaria de la población
venezolana, de acuerdo con el Registro Nacional de Contratistas
(RNC).
Rotondaro
Cova abandonó las filas del chavismo en 2017 y dos años después salió al exilio;
el país también viró de la bonanza petrolera al colapso económico; pero en ese
mismo lapso, los negocios del Mayor William Hernández Cova no dejaron de crecer
y diversificarse. A finales de octubre de 2019, por ejemplo, inyectó 2,38
millones de dólares a Atina Energy Services, la sucursal colombiana de la
compañía petrolera, con lo que el capital total se elevó a casi 14 millones de
dólares, según se comprueba en los documentos de registro. Con ello, entre otras
iniciativas gerenciales, busca reflotar una empresa que está en “reorganización”
en el marco de la Ley 1116, que en Colombia regula la protección a compañías en
estado de insolvencia.
“Ser
la empresa de mayor reconocimiento nacional y proyección internacional por la
efectividad en la prestación de servicios integrados, con excelencia
operacional, logrando la satisfacción de los clientes, innovando para la
sostenibilidad”, proclama la web de la compañía como su misión.
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El
site asegura que tienen su base de operaciones en Barrancabermeja, una zona
petrolera del noroeste de Colombia. Cuenta con maquinaria para la “perforación
de pozos convencionales horizontales y multilaterales”, “unidades de fast move o
auto ancladas”, así como tuberías y grúas de 60 toneladas, entre otros
equipos.
Ahora
Atina Energy Services tiene una sucursal en Caracas, en lo que parece un viaje
de ida y vuelta de las empresas del grupo entre Bogotá y la capital
venezolana. “En el sector petrolero
mi esposa incursionó, ya que la empresa que adquirió se encuentra en Ley 1116.
La tomó como un reto gerencial ya que los activos y todo para trabajar ya
existían, y su valor fue residual”, explicó Hernández Cova en un cuestionario
enviado a Armando.Info por escrito. Pero antes de sumergirse en los pozos
petroleros, el grupo empresarial apostó por negocios donde siempre había cosas
por hacer y rehacer: los hospitales venezolanos. Esa fue la plataforma de lo que
vino después en un momento en el que a Hugo Chávez le sobraba la plata y cada
tanto prometía ambiciosos proyectos.
Construcciones a la medida
William
Hernández Cova fue comandante de un pelotón de paracaidistas entre 1991 y 1992,
pero su verdadero salto llegó al reemplazar el uniforme verde oliva por el traje
de empresario, después de un breve paso como jefe de compras de la Contraloría
General de las Fuerzas Armadas, en 1998, y director de finanzas de la Compañía
Anónima Venezolana de Industrias Militares (Cavim) entre 1999 y
2000.
Con
la compañía MPD Máster, Proyectos y Desarrollos, creada en Caracas en 2004,
logró 85 contratos con entes estatales en trece años de operaciones, que van de
2005 a 2018. De ese total, 70 fueron con el IVSS y coinciden en fecha con el
inicio de la presidencia de Carlos Rotondaro Cova, según consta en el Servicio
Nacional de Contrataciones y su RNC.
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Una
suerte similar tuvo la compañía Atina Ingeniería, Procura y Construcción,
perteneciente a Rosmilar Ceballo Montilla, ingeniero civil y esposa de William
Hernández Cova. Consiguió un total de 70 adjudicaciones con organismos públicos,
de las cuales 45 fueron con el IVSS, casi todos a partir de
2007.
Sin
embargo, el número de contrataciones de esta compañía con el IVSS pudo ser mayor
a lo que refleja la data del RNC. Un catálogo de Atina muestra que en 2009
estuvo a cargo de la “sala de conferencias de la presidencia” del IVSS y un año
después, en 2010, del “comedor de la presidencia” del organismo en Caracas, dos
proyectos que no están en el listado general del registro de
contrataciones.
Estas
dos empresas -MPD y Atina- tienen también en su haber obras de envergadura como
el “nuevo hospital de Trujillo” y el Complejo Hemato-Oncológico y de
Radiocirugía del IVSS, ubicado detrás del Hospital Domingo Luciani, en
Caracas.
Desde
2015 hay una filial de Atina Ingeniería, Procura y Construcción en Bogotá. Pero
su rastro en el sistema de contrataciones venezolano arroja otros datos
interesantes. Antes de su vínculo con el IVSS, la empresa ejecutó trabajos en el
Regimiento de la Guardia de Honor Presidencial y Cavim, entidades por donde pasó
William Hernández Cova cuando todavía era militar. Además, acordó obras con el
Instituto de Infraestructura del estado Mérida para la construcción del estadio
de fútbol Metropolitano de esa ciudad para la Copa América de 2007, cuando
Florencio Porras era gobernador de la entidad. Precisamente, Porras fue otro
compañero de la promoción de 1985 de William Hernández Cova.
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Otras
cinco empresas del grupo familiar, con objetivos sociales disímiles, fueron
usadas para obtener contratos con el Seguro Social. Ellas son: Build Master,
Acierto Tecnológico, Victus de Venezuela, Constructora Ribelpa y Grupo Raycall.
Entre todas suman 156 contratos más que también coincidieron con el período de
Carlos Rotondaro en la presidencia del instituto.
Con
Build Master suministraron al IVSS material de oficina, mobiliarios, uniformes y
aires acondicionados; con Acierto Tecnológico se encargaron de la instalación de
sistemas de seguridad con circuitos cerrados de TV y de monitores para estudios
especiales; Constructora Ribelpa realizó otras obras hospitalarias. Entre tanto,
con Grupo Raycall, de la que hay una homónima registrada en Reino Unido, y
Victus de Venezuela, despacharon material médico quirúrgico, descartable y de
radiocirugía, soluciones, medicamentos, productos de alimentación parental y
enteral, y material de bioseguridad, entre otros rubros.
En
el caso de Victus de Venezuela, consta que entre 2004 y 2012 la empresa recibió
poco más de 82 millones de dólares preferenciales de la extinta Comisión de
Administración de Divisas (Cadivi), y en 2014 otros 8,8 millones adicionales vía
Cencoex, la oficina que siguió en la administración del férreo control cambiario
aplicado por el chavismo.

Pese
a la preeminencia que tuvo el IVSS en las contrataciones públicas de sus
empresas, William Hernández Cova resta importancia y descarta cualquier
irregularidad. En la comunicación enviada a Armando.Info en ocasión de
este reportaje asegura que en esa “relación comercial por más de 10 años”, con
esa larga lista de adjudicaciones, cumplió la “ley que rige la materia”. Es
enfático, además, a la hora de negar cualquier nexo familiar con el expresidente
del Seguro Social, como han sugerido algunas versiones de prensa. “A pesar de
que ambos tenemos el apellido Cova, no poseemos ningún vínculo
familiar”.
Asimismo,
rechazó las acusaciones que en 2018 realizó en su contra Winston Flores,
diputado opositor a la Asamblea Nacional y ahora embajador en Bolivia del
Gobierno interino de Juan Guaidó.
“El Sr. Flores es un irresponsable que realizó afirmaciones en contra del
expresidente del IVSS y de mi persona, en las cuales señalaba que me habían
adjudicado contratos de material de diálisis, ya que según el Sr. Flores yo soy
familia del General Carlos Rotondaro. Ambas afirmaciones son falsas”.
En
2018, Flores había acusado a Rotondaro y otros funcionarios de haber
“desfalcado” a la institución por una suma de 100 millones de dólares en
complicidad con empresarios como William Hernández Cova.
En
cualquier caso, queda claro que el grupo empresarial del Mayor Hernández Cova
durante años estuvo entre las principales contratistas del sistema público de
salud, junto a otros grupos como el favorecido por ex ministro
de Salud Luis López, la cuestionada familia
zuliana Rangel Barón, o el caso del militar Vicari Méndez.
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Aunque
desde finales de 2013 la economía venezolana entró en un declive que hoy
continúa, los negocios de William Hernández Cova no dejan de expandirse. Con
Victus de Venezuela, una de las usadas en la venta de productos médicos al IVSS,
e Inversiones Aglaia 2015, manejada por su esposa y su cuñado, despacharon
alimentos a granel y “productos tipo bodegón” a Salva Foods 2015, la
propietaria en Venezuela de las denominadas Tiendas Clap y detrás de la cual
están los cuestionados empresarios colombianos Alex Saab, Álvaro Pulido y Carlos
Lizcano.
Aunque
inicialmente Hernández Cova explicó que “no pertenezco al sector
agroalimentario”, luego aclaró que esos contratos se suscribieron inicialmente
con la red estatal Abastos Bicentenario, que a la postre fue cedida por la
administración de Nicolás Maduro a los empresarios colombianos que también
dominan los suministros de alimentos para el programa de los Comité Locales de
Abastecimiento y Producción (CLAP).
“En efecto, las empresas Victus de Venezuela e Inversiones Aglaia 2015
mantuvieron relación comercial con Abastos Bicentenario y al existir la
transición entre este y Salva Foods 2015, existieron contratos en ejecución que
debieron cumplirse, ya que eran obligaciones previas con Abastos Bicentenarios”,
matizó.
De
esa conexión empresarial también hay señas en datos migratorios vistos por
Armando.Info. William Hernández Cova ha coincidido recientemnete en vuelos
privados Bogotá-Caracas con Betsy Desiree Mata Pereda y Javier Mauricio Lizcano
Manrique, entre otros empresarios igualmente ligados al círculo de negocios de
los sancionados por el
Departamento del Tesoro Alex Saab y Álvaro Pulido.
Pero
el Mayor del ejército y su esposa, Rosmilar Ceballo Montilla, además forman
parte del Grupo CHC, denominado así
por los apellidos Ceballo, Hernández y Corvaia, este último por el empresario
Jorge Corvaia, con el que también comparten algunos negocios. Bajo este paraguas
manejan compañías dedicadas a la comercialización de delicateses como Bodega
Express, la clínica Unidad Clínico Quirúrgica Noreste y Envases Mundial,
dedicada a la producción de empaques, entre otras empresas. “Somos una organización cuya misión es,
dar soporte a la dirección, asesoría, gestión de riesgo y continuidad de
negocios a las diferentes empresas del grupo; bien sean unidades propias o
agregadas”, explicó Hernández Cova sobre el Grupo CHC.
La
ininterrumpida expansión del grupo empresarial también continúa con otras
sociedades en Panamá y en Estados Unidos, pero el Mayor del ejército le resta
importancia y asegura que todo lo alcanzado se debe al esfuerzo de años, así
como a su preparación académica en las áreas de finanzas y mercadeo. “Lo primero
es trabajando duro, segundo apostándole a mi país y aprovechar cada espacio que
los saqueadores abandonan y tercero cada fruto del trabajo que he tenido la
bendición de tener lo he reinvertido en el país que me lo ha dado todo”. Esa es
la fórmula del éxito de William Hernández Cova.
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