Un cuento de hadas sin final feliz

La caída del presidente de Guatemala comenzó con este reportaje, publicado hace ya dos años en un suplemento especial que casi le costó la quiebra al diario El Periódico de ese país. Entonces advertían sobre el lujo y la riqueza súbita de una pareja que desafiaba los esquemas tradicionales entre un Jefe de Estado y su segunda a bordo. "El Palacio Presidencial parece más un hogar disfuncional que un centro de decisiones políticas", prevenían entonces sin saber el corolario de esta historia.
Vestido
con un impecable traje azul de la firma Salvatore Ferragamo, el general Otto
Pérez Molina recibía la banda como nuevo líder de la nación junto a su flamante
vicepresidenta, Roxana Baldetti. Ningún otro mandatario se estrenó en ese enorme
complejo deportivo, los últimos tres prefirieron el más modesto y tradicional,
Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, en honor al Premio Nobel y construido por
un celebrado arquitecto de Guatemala. La vicepresidenta también vestía alta
costura, de la casa española Rosa Clará.

Algo no cuadraba ya el día de la toma de posesión. Hasta en Facebook destacaron que la Vicepresidenta vestía un diseño de la firma española Rosa Clará. Foto: Cortesía Fundación Mepi.
El
atuendo de ambos sobrepasó los 10 mil dólares, en un país donde la mitad de
ciudadanos malvive con menos de dos dólares diarios. En contraste con el
ambiente de despilfarro, Otto Pérez habló casi media hora de rescatar a las
instituciones públicas del desorden y la corrupción, y lograr un país más
equitativo.
En el
extranjero, la elección de Otto Pérez se vio como un retroceso. Exmilitares de
su entorno, incluyendo oficiales de línea dura, regresaban al poder, encabezados
por quien fue jefe de inteligencia e instructor de la temible Escuela Kaibil (en
el corazón de la selva del Petén), donde se forman las fuerzas especiales
guatemaltecas.
Para
muchos guatemaltecos, sin embargo, Pérez fue un militar moderado, de los
llamados constitucionalistas, que apoyó el golpe para derrocar al General Efraín
Ríos Montt en 1983. También se enfrentó al autogolpe del Presidente, el
ingeniero Jorge Serrano, cuando este intentó en 1993 anular el Congreso, al
estilo del peruano, Fujimori. El centro-derecha y buena parte de la población
urbana lo eligieron en respuesta a los escándalos de corrupción en el anterior
gobierno de Álvaro Colom, el primer presidente de izquierda en 30 años, en el
que participaron exguerrilleros, incluyendo su exesposa.
El porte
fornido y digno del militar Pérez Molina, con pelo cano y una personalidad
calmada, inspiró confianza a los votantes. Con todo, la personalidad y educación
del nuevo mandatario contrastan con su vicepresidenta Baldetti, una finalista de
Miss Guatemala y dueña de salones spa. Se catapultó en política en el dos mil,
al ayudar a Pérez Molina a crear el Partido Patriota, y fue elegida diputada en
2004, especializándose en atacar a los demás de actos de corrupción. Hoy en día,
Roxana Baldetti se autodenomina la madre del partido, que creó con tácticas
intimidatorias y componendas.
Polémica
y rígida, Baldetti es la primera mujer en ocupar tan alto cargo de Gobierno. Es
conocida en círculos políticos como una implacable enemiga que no perdona. De
porte robusto y con 50 años, tiene adicción por la cirugía plástica, dietas y
tratamientos de adelgazamiento. Pérez Molina y Baldetti trabajaron más de dos
décadas para alcanzar el poder. No habrían conseguido los dos puestos más altos
del país, el uno sin el otro. Los dos se complementan. Fueron elegidos por ser
la pareja política perfecta.
Este
“cuento de hadas” se trasformó rápido en una historia tenebrosa. Los rumores
sobre una relación sentimental entre ambos aumentan con los días. “Parecen una
pareja casada”, dice una fuente que ha presenciado los desmanes en Palacio. Los
berrinches de la Vicepresidenta son conocidos, y también los portazos cuando se
enoja con Pérez Molina. El Palacio Presidencial parece más un hogar disfuncional
que un centro de decisiones políticas.
Pero la
tragedia política de Guatemala es más seria que el cuento de la pareja. Desde la
firma de los acuerdos de paz que terminaron en 1996 con la guerra civil, han
desfilado gobiernos civiles que aceptan dinero lícito e ilícito en sus campañas,
que deben pagar con favores al tomar posesión. Así se hundió el gobierno de
Álvaro Colom. Dos de sus Ministros fueron encarcelados por malversación de
fondos públicos y abuso de autoridad.
La piñata en la Presidencia
Guatemala
esperaba un cambio del gobierno de Pérez Molina. Ganó con una campaña
anticorrupción, pero las promesas se esfumaron en solo 13 meses. El Presidente y
su Vicepresidenta se han visto envueltos en decenas de incidentes debido al
clientelismo, tráfico de influencias, y corrupción desenfrenada en aeropuertos,
puertos y aduanas. Los casos están relacionados con obras públicas, asignación
de contratos de medicinas para el Estado e, incluso, en programas contra la
pobreza. Además, la Vicepresidenta creó en su propia oficina, una Secretaría
contra la corrupción que es utilizada para atacar a la oposición e intimidar a
sus propios Ministros.
Los
críticos del Gobierno se centran en “la voracidad” y supuesta corrupción de la
vicepresidenta, Baldetti pero, en realidad, nada en el gobierno ocurre sin el
consentimiento de Pérez Molina.
La
Vicepresidenta se labró una imagen a lo “KIRCHNER”, y de firme ejecutiva que
decide sin importarle a quién atropella. La antes candidata a reina de belleza
se enfrenta sin tregua a sus adversarios con estrategias políticas, legales y
administrativas. Mientras, Pérez Molina es quien apacigua a políticos y
contrincantes con egos ofendidos. Su palabra tiene peso, y su personalidad
suaviza los desmanes de Baldetti, quien aparece como el “Rasputín” del
gabinete.
En un
año, Pérez Molina ha construido una reputación internacional como líder regional
al promover, retóricamente, la despenalización y regulación del mercado ilegal
de narcóticos. Su discurso ha desarmado a Washington, que no ve con buenos ojos
la ausencia de una firme política antidroga en Guatemala, por donde circula el
80 por ciento de la cocaína que llega a Estados Unidos, según el Departamento de
Estado.
La estela de corrupción
Pero la
ecuanimidad de Pérez Molina no tapa lo que ya es una presidencia en crisis. Su
compañera de fórmula aparece como la principal artífice de una estela de
corrupción que asombra incluso a los guatemaltecos, testigos de décadas de
enriquecimiento ilícito de sus gobernantes.
A semanas
de asumir el segundo puesto del país, Baldetti utilizó 15 mil quetzales de
fondos públicos para comprar chocolates finos, perfumes franceses y Ron Zacapa
Centenario para obsequios. Era el comienzo de una lista de supuestos abusos
revelados en la prensa y que circulan por los pasillos del Palacio Presidencial
y el Congreso. El entorno de la Vicepresidenta incluye miembros del Partido
Patriota y amigos de su infancia, beneficiarios de contratos y nombramientos que
han terminado envueltos en tráfico de influencias y corrupción. Además, se
sospechan conexiones con implicados en blanqueo de dinero, identificados por el
Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

Portada del suplemento especial que el 8 de abril de 2013 recopiló en Guatemala, a través de El Periódico, las primeras denuncias de corrupción del alto Gobierno. Foto: Cortesía Fundación Mepi.
La oposición responde
Las otras
instituciones del Estado guatemalteco no se han quedado calladas. La congresista
Delia Back, del partido de la oposición LIDER, que perdió las últimas elecciones
presidenciales en la segunda vuelta, por un 10 por ciento de los votos, es la
enemiga número uno de Baldetti. De hecho, la Vicepresidenta es su “bestianegra”.
Menuda, con pelo liso y rasgos indígenas, Back y sus compañeros diputados
presentaron tres demandas por corrupción ante a la Corte Suprema de Justicia en
contra de Baldetti.
La Corte
las desestimó alegando falta de fundamento. Si se aceptaban, las acusaciones se
hubieran enviado al Congreso, único órgano con facultad de levantar la inmunidad
al ejecutivo. Las apelaciones de los diputados pasaron a la Corte de
Constitucionalidad, el más alto tribunal de Guatemala, donde se presentó un
amparo contra la decisión de la Corte Suprema.
Las
acusaciones del Congreso tienen poco impacto, ya que los partidos acostumbran a
utilizar el órgano legislativo para atacar a los adversarios. Con frecuencia son
denuncias sin pruebas, por lo que suelen desestimarse. Para Back, esta vez, las
demandas tienen peso y darán resultado. De todos modos, aún si no se llegara a
nada, el estilo de vida lujosa de Baldetti, no es congruente con su salario, ni
con sus modestos orígenes.
Los millones de la Vicepresidenta
La
Colonia Primero de Julio es un barrio obrero de la ciudad en la zona 19.
Construido en 1966, fue el primer proyecto de vivienda popular gubernamental,
gracias a una inversión del Banco Interamericano de Desarrollo. Al visitar sus
calles, se percibe la agradable visión de los arquitectos que construyeron las
casas al pie de una montaña, rodeadas de vegetación. Pero esa visión se frustró,
la basura se acumula en las calles cercanas a la montaña, y hay incursiones de
ladrones de barrios aún más pobres. En los estrechos pasadizos sin luz, las
paredes de las casas están despintadas o llenas de
grafitis.
La
excepción es un angosto callejón que se sale de lo común. Aquí se encuentra la
casa donde creció Roxana Baldetti con sus dos hermanos. Está pintada de naranja,
el color del Partido Patriota. Fue en esta pequeña morada donde su madre,
Gladys, vivió hasta su muerte en enero del 2010. Baldetti nunca habla de su
padre, que algunos informes mencionan como hijo de inmigrantes
italianos.
Su madre
sacó a sus hijos adelante con un salón de belleza. La casa es aún propiedad de
la familia de Baldetti. Los vecinos recuerdan a la vicepresidenta como “guapa y
amigable”, pero se distanció al entrar en política, se quejan. Cuando falleció
su madre, doña Gladys, fue velada en los Funerales Reforma de la zona 9, una
empresa de categoría, muy lejos de donde vivió toda su vida. Unos años después,
Baldetti supuestamente adquirió un nuevo domicilio en Ciudad San Cristóbal, un
barrio de clase media.
De estas
humildes raíces, Baldetti es hoy dueña de una considerable fortuna estimada en
varios millones de dólares, tres mansiones en los mejores barrios de la capital,
una casa de descanso en el Puerto San José, y dos fincas en Tecpán,
Chimaltenango. “¡La vida en Guatemala es para vivirla y eso es lo que estoy
haciendo! Salvaje, joven y libre,” escribe el joven Mario, el hijo de 22 años de
Baldetti, en su cuenta Instagram, que muestra un derrochador tren de vida. Otras
entradas muestran sus salidas al extranjero con un grupo de amigos, con los que
viaja en jet privados contratados para la ocasión. Un frecuente viajero para su
corta edad, pues pasó el año nuevo y el Carnaval en Río de Janeiro; montó en un
elefante en la India; o realizó recorridos turísticos por Reino Unido e Italia.
Mario Paz Baldetti y sus amigos viajan asiduamente a Nueva York y a Miami, una
ciudad en la que supuestamente alquila la discoteca LIV en el Hotel Fontainbleau
de South Beach, donde una fiesta privada puede costar 30 mil dólares, de acuerdo
a versiones de algunos de sus amigos.
Atrás
quedó aquella década de los años 90 y principios de 2000 cuando Baldetti afrontó
demandas por impago de un préstamo con la financiera Óptima por la compra de un
vehículo, y señalamientos de morosidad en tarjetas de
crédito.
Desde su
elección, la Vicepresidenta reside con su hijo Mario y otro hijo mayor en una
majestuosa mansión en la calle Los Eucaliptos, en la carretera a El Salvador,
una de las mejores zonas de la capital. La residencia es parte de un exclusivo
complejo con mucha seguridad, donde también reside el expresidente, Álvaro
Colom, y la élite adinerada de Guatemala. La casa está valorada en dos millones
de dólares. Frente a su casa adquirió un terreno de 10 mil varas cuadradas
(aproximadamente 10 mil metros cuadrados) en 3 millones de dólares.
Recientemente adquirió otra residencia situada en Zona 14, valorada en 1 millón
y medio de dólares, que sus hijos utilizan como una vivienda alternativa, según
fuentes de Palacio. Sus viviendas de descanso también son señoriales. Al
parecer, la familia Baldetti es dueña de una finca cafetalera en Tecpán, donde
además poseen una mansión campestre para cría de caballos de pura
sangre.
También
adquirieron una residencia playera, en la exclusiva zona marina de Juan Gaviota,
en la costa del Pacífico, valorada en más de 439 mil dólares. Solamente en
gastos de mantenimiento de esta propiedad, la familia Baldetti gasta cerca de 12
mil quetzales al mes, de acuerdo a información del centro turístico. Según un
diagrama obtenido por El Periódico,
la vicepresidenta movió hace cinco años cientos de miles de dólares en cuentas
en quetzales y dólares para pagar esta casa, cuyo valor de compra era seis veces
su salario anual en ese tiempo.
Baldetti
se traslada a la playa y a sus fincas a bordo de su helicóptero privado, un
L´Ecuriel, que compró por 3 millones de dólares el año pasado, como consta en la
demanda en su contra presentada en los tribunales. Según círculos cercanos a la
Vicepresidenta, la aeronave fue un regalo de la empresa constructora de la
familia Guerra, financistas del Partido Patriota y reconocidos constructores, a
quienes el Gobierno asignó obras públicas por valor de 330 millones de quetzales
en 2012.
Las
fincas de Tecpán fueron supuestamente un obsequio de Fernando Jarquín, otro
financista cercano a la campaña del Partido Patriota, cuya familia aún aparece
como propietarios en la Dirección de Catastro de Bienes, según fuentes de la
región. Jarquín es uno de los mayores proveedores de medicina para el
Estado.

Tras dos años de escándalos, Baldetti renunció a su cargo de vicepresidenta de Guatemala en mayo de este año. Foto: Cortesía Fundación Mepi
En una
entrevista de Prensa Libre del 23 de junio pasado, el empresario desmintió haber
financiado al Partido Patriota y consideró su relación con el Gobierno solo
empresarial. Por su parte, Baldetti también rechazó haber recibido donaciones
del empresario a la campaña, y negó conocerlo. “Conozco a su hermano porque me
presentó al que ahora es mi esposo, hace 25 años,” insistió
Baldetti.
Compañías de champú dan dinero
La
riqueza de Baldetti extraña a muchos, aún en Guatemala, donde los últimos cuatro
gobiernos civiles han sido acusados de robar del erario público. El mejor
ejemplo es el expresidente, Alfonso Portillo, que fuera absuelto en primera
instancia por malversar 120 millones de quetzales. Portillo está pendiente de
extradición hacia Estados Unidos, donde se le acusa de asociación delictiva por
evadir unos 70 millones de dólares de los fondos públicos de Guatemala a cuentas
radicadas en Estados Unidos.
La
declaración de bienes de los altos cargos no es pública en Guatemala, pero la
simple suma de los sueldos públicos de Baldetti de los últimos 10 años no
cuadra. El total de sus salarios durante los últimos 9 años es cerca de 540 mil
dólares. Pero en el mismo periodo supuestamente ha acumulado un conjunto de
propiedades que valen más de 10 millones de dólares.
Según
Baldetti, sus ganancias vienen de su patrimonio: los dividendos de unas
compañías que producen champús y un salón de belleza. Pero un recorrido por
varias de las direcciones consignadas en el registro de la propiedad como sedes
de sus fábricas y negocios, y su salón de belleza los encontró mayormente vacías
o abandonadas.
La
vicepresidenta presume de riqueza. “Tengo bonita casa, mi casa en la playa, que
no me la ha pagado la política, un lote de joyas y caballos”, resumió Baldetti
al periódico Siglo Veintiuno, durante la campaña presidencial en
2011.
La venta del Estado
Sin
quererse identificar, amigos y enemigos de Baldetti describen las formas en que
la vicepresidenta podría lucrarse del gobierno: “coimas” (porcentaje) en jugosos
contratos para construir carreteras, compras estatales de medicinas o
fertilizantes. Supuestamente su fortuna provendría sobre todo del control tras
bambalinas del contrabando, trasiego, aduanas, puertos y aeropuertos, con el
posterior blanqueo del dinero en Panamá.
Otra
parte del dinero parece proceder de millonarias comisiones que Baldetti habría
recibido cuando recaudó fondos para el Partido Patriota, apuntan las fuentes. La
aportación a las campañas no es pública en Guatemala y la mayoría de
contribuyentes dan sus cuotas en efectivo.
En una de
las demandas de la congresista Back ante a la Corte se acusa a la Vicepresidenta
del cobro de comisiones por “el derecho de piso”, o usufructo, otorgado por el
gobierno a una empresa española en la empresa Portuaria Quetzal, uno de los
puertos más grandes de Guatemala. Ese dinero le dio a Baldetti la posibilidad de
adquirir bienes y propiedades, aseguran los documentos.
“Yo
siempre me he quedado maravillado. Creo que la persona que buscaría de asesora
financiera sería ella”, dijo Mario Taracena, diputado del partido Unidad
Nacional de la Esperanza, UNE, del expresidente, Álvaro Colom, al ser consultado
sobre la fortuna de Baldetti.
Algunos
de sus críticos ponen en duda si, tal vez, algunas de sus propiedades fueron
compradas con dinero de conocidos narcotraficantes. Nada ha sido
probado.
Guatemala
siempre ha sido un enclave para el tráfico de drogas. Durante la guerra civil,
altos oficiales del Ejército controlaron las rutas y el acceso de cárteles
internacionales. En apariencia, Pérez Molina se mantuvo limpio durante esos
años, pero muchos de sus compañeros militares hicieron fortuna con el tráfico
ilegal. Exmilitares dicen que en el Ejército guatemalteco era difícil no
codearse con los corruptos.
La reina del sur guatemalteca: amigos incómodos a la sombra del narcotráfico
En la
fiesta de cincuenta años, Baldetti sirvió licores finos a los invitados,
políticos del Partido Patriota y amigos de la vicepresidenta, incluyendo al
mandatario Pérez. Entonces, llegó una visita inesperada, una amiga incómoda:
Marllory Dadiana Chacón Rossell, quien no entró a la celebración, pero saludó a
la Vicepresidenta fuera de la casa, según asistentes a la
fiesta.
Chacón
Rossell es conocida en Guatemala como la “Reina del Sur”, una mujer que pasó
desapercibida por años, codeándose con las clases pudientes de Guatemala. La
Oficina para el Control de Bienes en el Extranjero de Estados Unidos (OFAC, en
inglés), avisó a Guatemala hace un año, que Chacón Rossell blanqueaba millones
de dólares en ventas de drogas, y que manejaba precursores para anfetaminas.
Aunque supuestamente estuvo en su fiesta, Baldetti niega conocer a la
traficante.
Hayron
Eduardo Borrayo y Mirza Silvana Hernández de Borrayo, son dos presuntos
financistas del Partido Patriota. Andrés Hernández Carvajal, es el esposo de
Chacón Rossell, de origen hondureño.
“La
detección (por OFAC) de una persona cercana a ellos mandó una señal al gobierno
de Otto Pérez Molina”, dijo un exmilitar influyente en ese momento. El anuncio
de Estados Unidos indujo al Estado guatemalteco a abrir una investigación “de
oficio” el 20 de enero de 2012, pero un año después Guatemala aún no ha
enjuiciado a Chacón Rossell.
Piloto presidencial, otro incómodo
El caso
que más salpicó al Presidente y Vicepresidenta es el de su piloto presidencial
Guillermo Abraham Lozano Bauer, cuya compañía, Aerocentro, estuvo involucrada en
el narcotráfico en Honduras en 2012. Lozano fue financista del Partido Patriota
durante las elecciones y trasladó en helicóptero a la ahora pareja presidencial
guatemalteca durante la campaña política. Al ganar las elecciones, su empresa,
Aerocentro, fue contratada en 79 ocasiones por entidades públicas guatemaltecas.
Fuentes cercanas a la presidencia, mencionan que Lozano es el interlocutor de
Baldetti en sospechosos manejos de contratos en el aeropuerto y
puertos.

Dos de los domicilios en los que la ex vicepresidenta de Guatemala presenta sus supuestas fuentes de ingresos: en la primera señala una productora de audio y video, en la segunda dice que tiene una fábrica de shampoo. Foto: Cortesía Fundación Mepi.
Lozano
sirvió como piloto privado para expresidente hondureño, Manuel Zelaya. Lo
trasladó junto a su familia a Guatemala, después del golpe de estado en 2009. Y
cuando Zelaya decidió regresar a Honduras y refugiarse en la embajada de Brasil,
Lozano lo transportó a ese país sin activar la detección de los radares
internacionales. En diciembre del año pasado, dos altos funcionarios de
Aerocentro fueron detenidos en Honduras por vínculos al narcotráfico. La Policía
hondureña encontró residuos de anfetaminas en uno de los helicópteros de la
flota de Aerocentro.
Primera mujer en el cargo
La
oficina de vicepresidenta en Guatemala ofrece un gran poder a quien la ocupa.
Cuando Baldetti asumió el cargo, se celebró que fuera la primera mujer en
ejercerlo. Se esperaba que mejorara la situación de las mujeres en un país donde
el feminicidio bate records.
Pero el
liderazgo de la vicepresidenta chocó rápido con otros miembros del gabinete. En
un año, Baldetti ha llegado a controlar todos los ministerios que manejan los
más jugosos contratos del Estado, colocando a funcionarios leales a ella, pese a
sus oscuros antecedentes. La situación de las mujeres sigue igual, y las
promesas de parar la corrupción se olvidaron. Nadie pudo imaginar que el cuento
de hadas se esfumaría en el primer año.
Su liderazgo en el Gobierno
Efraín
Medina, ex rector de la Universidad Nacional de San Carlos, es un académico
respetado y honorable. Pérez Molina lo seleccionó como ministro de Agricultura,
en contra de la opinión de Baldetti, que tenía a otros candidatos en mente.
Según fuentes cercanas al gabinete, fue el primer
tropiezo.
Baldetti
insistió en que se incluyera a su padrino de bodas, Roberto Linares, como vice
ministro de Seguridad Alimentaria y Nutricional, según fuentes de Palacio.
Medina no aceptó, y pidió que Pérez Molina interviniera. Para su sorpresa, el
Presidente dijo que no había nada que discutir. Medina no insistió. Eligió a los
otros miembros de su equipo técnico, y el Presidente los aprobó. El día de la
juramentación, una sorpresa aguardaba a Medina en el Palacio Presidencial. Sus
candidatos llegaron, pero los guardias tenían órdenes de no dejarlos entrar.
Había otro grupo de seleccionados, escogidos por la vicepresidenta. Solo cuando
Medina amenazó con renunciar, Pérez Molina ordenó que se juramentara su equipo.
En vez de excusarse, Baldetti explotó, afirman los presentes. Se fue airada, y
no participó en el acto.
Medina
renunció a su cargo en diciembre del año pasado sin dar explicaciones. Sufrió
muchos otros abusos y desmanes de la Vicepresidencia para controlar los
contratos de ese ministerio. Baldetti ganó la batalla. El viceministro Roberto
Linares, su candidato y padrino de boda, continuó en el puesto, aunque está
envuelto en escándalos por sobrepagos en compras del Estado desde mayo del año
pasado. Según productores de arroz, en dos ocasiones, Linares compró granos
básicos para un programa de ayuda alimenticia a los pobres, pagando un millón de
quetzales de sobreprecio.
Otro
ministro que tuvo problemas fue Francisco Arredondo, nombrado para la cartera de
sanidad, donde los contratos son millonarios. Duró solo dos meses, y dimitió
alegando problemas de salud, aunque las compras irregulares de medicamentos
fueron determinantes en su retiro. La oficina de la vicepresidenta intentó
atacar a Arredondo por malversación de fondos, pero la acusación no avanzó ya
que las compras de esos medicamentos las habían hecho en el gobierno anterior y
Arredondo no tuvo nada que ver en la decisión de compra. En realidad, Baldetti
quería a alguien de su equipo en este ministerio.
El
sucesor es Jorge Villavicencio, amigo de infancia de Baldetti, desde sus días en
el barrio de clase trabajadora Primero de Julio. Llegó al puesto a pesar de 22
sanciones y acusaciones por robo de material quirúrgico, y una demanda por la
muerte de un paciente entre 2005 y 2006, cuando fue director del Hospital
Roosevelt, el nosocomio nacional de la capital.
Baldetti
quiere gobernar con amigos y seguidores. En enero pasado, nombró ilegalmente,
retorciendo la ley, a Juan de Dios Rodríguez, otro servidor público leal a la
pareja presidencial como presidente de la directiva del IGSS, el sistema de
salud nacional que cubre a empleados privados y públicos, a cambio de cuotas de
los patronos y trabajadores. Rodríguez, amigo de la Vicepresidenta y de Otto
Pérez, sustituiría a Luis Reyes Mayén, un tecnócrata que había estado al frente
de esta entidad desde 2008, y cuyo cargo no caducaba hasta septiembre de este
año. La junta directiva del IGSS se negó a hacer el cambio y el nombramiento de
Rodríguez se dilató.
El IGSS
es la institución que compra la mayor parte de medicinas en el país. Tiene
fondos de pensiones y reservas de alrededor de 20 mil millones de quetzales. Lo
que está en juego son intereses derivados de los depósitos en los bancos y
comisiones de la compra de medicinas.
El martes
2 de abril, Rodríguez se apoderó de las instalaciones del IGSS en una operación
tipo comando militar con personal del servicio secreto presidencial y cambió
cerraduras. Detuvo ilegalmente a miembros de la directiva para que convocaran a
una reunión y lo nombraran presidente con el debido
proceso.
Otro trofeo
Estados
Unidos y otros países han utilizado la administración tributaria para enjuiciar
a narcotraficantes por evasión de impuestos. Y según sectores allegados a Miguel
Gutiérrez, el ex superintendente de Administración Tributaria (SAT), enfrentado
con Baldetti el último año, la vicepresidenta quería escoger un director afín a
su círculo para poder atacar a sus enemigos y ayudar a sus amigos en el control
fiscal. Gutiérrez fue sustituido en el cargo por una persona afín a
Baldetti.
La comadreja encargada de las gallinas
Desde el
principio, Baldetti creó un sistema anticorrupción que ella gestiona desde la
Vicepresidencia. La Secretaría de Control y Transparencia se fundó un mes
después de tomar posesión para, supuestamente, evitar malversaciones de los
miembros del gobierno y el Congreso. Un arma perfecta para atacar a sus enemigos
políticos, según sectores del Congreso. La oficina solo persiguió a funcionarios
de su propio partido no alineados con ella, y a un selecto grupo de contrarios
al Partido Patriota.
La
oposición criticó a la Secretaría por duplicar la labor de la Contraloría
General de Cuentas y de la Comisión Extraordinaria Nacional de Transparencia del
Congreso, dos entidades independientes del control de
Baldetti.
“Queremos
evitar la corrupción,” declaraba la vicepresidenta al describir su nueva
Secretaría. “Aquel funcionario que no haya cumplido con las normas de control y
transparencia no se irá a su casa, sino que estará en los
tribunales”.
La
Secretaría se autodestruyó al investigar a la diputada Julia Maldonado, a quien
acusó de desviar 4 millones 200 mil quetzales del Consejo Nacional de la
Juventud. Maldonado alegó en la Corte de Constitucionalidad que la Secretaría
era ilegal. La Corte estuvo de acuerdo y cerró la
dependencia.
El
atrevimiento le costó caro a Maldonado. La vicepresidenta consiguió que la Corte
Suprema de Justicia le retirara la inmunidad como diputada, y ordenar a un
juicio penal por malversación de fondos. “Hubo injerencia en la decisión de los
magistrados”, declaró el parlamentario opositor, Roberto
Villate.
Baldetti
no se dio por vencida al tener que cerrar la oficina. Unas semanas después de la
decisión de la corte, creó otro organismo también ubicado en la Vicepresidencia.
Bajo su dirección, la Comisión Presidencial de Transparencia y Gobierno
Electrónico (Copret) tiene funciones parecidas que la antigua secretaría y una
vigencia de seis años.
En una
entrevista con periodistas en diciembre, Andrés Castillo, presidente de la
principal patronal privada CACIF, estuvo de acuerdo con la decisión de la Corte
y dijo que era mejor fortalecer a la Contraloría General de Cuentas, el
organismo encargado de fiscalizar a las entidades
públicas.
Un terremoto y las casas Baldetti
De hecho,
Baldetti ignoró las operaciones sospechosas de un programa anti-pobreza
controlado por su oficina. El Fondo Nacional Para la Paz (Fonapaz), se cerró
este año bajo cargos de corrupción. Las irregularidades de Fonapaz eran obvias,
numerosas denuncias destaparon la podredumbre, y resultó implicado su propio
director, Armando Paniagua, un exmilitar cercano a la
vicepresidenta.
El 7 de
noviembre de 2012 Guatemala sufrió un temblor de 7 grados que destruyó
parcialmente la ciudad de San Marcos, a 300 kilómetros de la capital. El sismo
causó 42 muertos y miles de damnificados, y dañó 10 mil viviendas. El plan de
rescate ofrecería nuevas casas encomendadas a Fonapaz.
Meses
después se presentaron las viviendas, llamadas Casas Baldetti. La maniobra era
obvia, utilizar un programa del gobierno como un anuncio partidario y personal.
Cayó como un balde de agua fría en la opinión pública y política. Baldetti debió
cambiar el nombre, y fingió ignorar que se identificara el proyecto con su
apellido.
Mucho más
serio fue lo descubierto en los libros de contabilidad de la organización. Por
ejemplo, las láminas que compraba Fonapaz para construir techos de las viviendas
tenían menor grosor y eran más costosas que las especificadas por los
constructores. Del presupuesto de Fonapaz para construcción –82 millones de
quetzales, o 10 millones de dólares–, la mitad fueron otorgados a constructoras
con conexiones directas a su director, Armando Paniagua, o a partidarios del
Partido Patriota, se reveló a finales del 2012.
Fonapaz
fue clausurado oficialmente en enero de este año. Detractores de Baldetti dicen
que la organización era el mejor ejemplo de cómo la vicepresidenta utiliza obras
públicas con fines proselitistas y corruptos.
La
clausura no terminó con esa práctica: recientemente los periódicos guatemaltecos
anunciaron que siete alcaldes del departamento de Quetzaltenango abandonaban sus
partidos y se integraban al Partido Patriota. Según el artículo, solo así el
gobierno financiaría la construcción de un mercado en una comunidad, y una
carretera en la otra. Además, los alcaldes debían apoyar a la continuidad de la
vicepresidenta como secretaria general del partido. En otro país, esta maniobra
hubiese sido calificada como tráfico de influencias y sujeta a acciones
penales.
Como gobiernan: el Presidente teflón y la Evita guatemalteca
Los
guatemaltecos aplaudieron cuando Pérez Molina fue recibido en Davos durante la
reunión del World Economic Forum. El Presidente guatemalteco se codeó con
personalidades internacionales como el financista, George Soros y el Presidente
de Israel, Shimon Peres.
Su
intervención en tan selecto grupo, se centró en la guerra contra las drogas.
Pérez Molina defendió la despenalización, por la incapacidad de los países
latinoamericanos para afrontar el crimen organizado. Pero mientras hablaba en
Suiza, su gobierno incumplía los acuerdos internacionales antinarcóticos. En el
año que lleva en el poder, las incautaciones de cocaína bajaron 70 por ciento, y
las de anfetaminas 91 por ciento. En el 2011 se confiscaron un poco más de 550
mil unidades de anfetaminas y en el primer año de Pérez Molina, solo se
requisaron 13 unidades.
Otto
Pérez trasforma su imagen y, de paso, la del militar latinoamericano. Escucha
impasible reclamos y halagos por igual. En realidad, nunca se sabe en qué está
pensando, coinciden amigos y enemigos. Muchas veces, los mismos interlocutores
interpretan su silencio. “Parece inteligente porque se queda callado”, dice un
amigo cercano. Para otros, los silencios de Pérez Molina son una herencia de las
tres décadas dedicadas al mundo de la inteligencia militar, a la costumbre de
controlar sus reacciones y emociones, que son mínimas. A esto suma una gran
habilidad para evitar mancharse. Muchos han acusado a Pérez Molina de participar
en violaciones a los derechos humanos durante la guerra civil, pero nadie lo ha
probado. En el juicio de genocidio contra el general Efraín Ríos Montt, un
testigo protegido ha declarado que los soldados que cometían las masacres del
ejército en Nebaj, Quiché, recibían órdenes del presidente Pérez Molina. Pero
hasta ahora, el único proceso en el que se le acusó legalmente fue el del
comandante guerrillero Efraín Bámaca. Capturado por militares bajo el mando de
Pérez Molina en marzo de 1992, se esfumó tras su detención. El caso fue cerrado
en febrero del año pasado por la Corte de Constitucionalidad, a pesar que la
Corte Interamericana de Derechos Humanos había pedido una
investigación.

Parte de los lujos del hijo de Baldetti, que El Periódico de Guatemala presentó hace dos años en el primero de una serie de reportajes sobre la riqueza súbita de la segunda a bordo del gobierno de Pérez Molina. Foto: Cortesía Fundación Mepi.
Airoso en caso de corrupción
Igualmente,
Pérez Molina salió airoso en 2008 de un conocido asunto de corrupción con
depósitos del congreso guatemalteco en la casa de bolsa Mercado de Futuros, MDF,
que sumaban un poco más de 80 millones de quetzales. Varios diputados fueron
inculpados y el dinero nunca se recuperó. Pérez supuestamente recibió un pago de
688 mil 500 quetzales que él confirmó haber recibido, pero argumentó que fue un
préstamo de la institución. Autoridades financieras guatemaltecas aclararon que
MDF no tenía facultad de otorgar créditos. Juan de Dios Rodríguez, el hoy
presidente de la directiva del IGSS fue quien supuestamente salvó a Pérez del
escándalo produciendo un pagaré por el monto que Pérez recibió. Según
investigaciones de la Intendencia de Verificación Especial, IVE, que ve la
prevención del lavado de dinero en Guatemala, de ese dinero, Pérez Molina emitió
un cheque a nombre de la compañía de equipos de Aire Acondicionado y Servicios
S.A. para pagar el sistema que se instaló en la casa de playa de Roxana
Baldetti. Sospechosamente, Raúl Girón, gerente de MDF, era consuegro de Baldetti
en esa época.
Las
incursiones de Pérez Molina en los foros internacionales tienen un doble papel:
le dan un púlpito internacional donde puede lavar su imagen de militar
guatemalteco y prueban que pertenece a una nueva clase de uniformado
centroamericano con credenciales de dignatario moderno y democrático. “Ha
logrado lo que otros presidentes guatemaltecos no han logrado”, dijo un
analista. Con ese mismo fin, su gobierno promovió la firma de su país del
tratado de la Corte Penal Internacional, que el congreso guatemalteco aprobó el
año pasado.
Pérez
Molina llegó al poder acompañado de al menos doce militares retirados, casi
todos expertos en inteligencia y de la última tanda que peleó en la guerra
civil. Su llegada al poder coincide con un histórico momento: por primera vez la
justicia intenta sancionar el sangriento pasado, y altos militares, que fueron
sus superiores, enfrentan juicios por abusos y genocidio. Para Pérez Molina no
hubo genocidio en Guatemala y nadie sabe si las nuevas acusaciones que han
salido en el juicio de Ríos Montt tendrán repercusiones legales para el
Presidente.
Su
ascenso al gobierno suscitó diferentes interpretaciones en el país y en el
extranjero, pero Pérez Molina no hubiera llegado al ejecutivo sin crear su
propio Partido Patriota. Sus andanzas en anteriores gabinetes siempre se
frustraron por injerencias de militares de la “línea dura”, como los generales
retirados, Francisco Ortega Menaldo y Juan Callejas y Callejas, quienes por
varias décadas han sido mencionados como supuestos líderes de bandas del crimen
organizado en Guatemala. Se supone que Baldetti sigue teniendo una estrecha
relación con Ortega Menaldo, la cual construyó desde que trabajó en el gobierno
del expresidente Serrano en los años noventa.
Aprovechando
el descrédito de una sucesión de mandatarios civiles que tomaron ventaja y no
revirtieron la corrupción y la ineficacia del Estado, los exmilitares
encabezados por Otto Pérez Molina llegaron al gobierno para reformar la política
de seguridad nacional, y limpiar la percepción del Ejército como violador de
derechos humanos. Ellos son militares que respetan la Constitución. Pero su
misión ha sido desviada por la burocracia civil controlada por Baldetti. “Son
boicoteados”, explica un analista político cercano al Mandatario. “Muchos no
tienen acceso al Presidente”.
La unión
de Baldetti con Pérez Molina comenzó en 1993 con una confrontación. Baldetti era
la subsecretaria de comunicación social, encargada de censurar a la prensa
durante el frustrado autogolpe del presidente Jorge Serrano Elías para tomar
absoluto poder, al disolver el Congreso y la Corte Suprema de Justicia. Pérez
Molina era el joven oficial de inteligencia cercano a Ortega y Callejas y
Callejas, quienes lo promovieron para que fuera jefe de la inteligencia militar
en 1991 y su “delfín” presidencial. También lideró la oposición junto a otro
grupo de militares, algunos de los cuales están hoy en su
gabinete.
Baldetti
salió mal parada de ese incidente. Tras la caída de Serrano, fue acusada de
robar material de la oficina de comunicación social y Pérez Molina estaba
encargado del caso. Sin embargo, la causa penal contra Baldetti fue cerrada sin
explicación. Pérez Molina y Baldetti sellaron así el principio de una duradera
relación que maduró durante la década de maratónicas sesiones para construir el
Partido Patriota.
La Evita bananera
En la
casa Presidencial hay una permanente pelea entre diferentes sectores por obtener
la atención del Presidente. En los últimos meses, aumentan los relatos de cómo
amigos cercanos de Otto Pérez intentan sin éxito rescatar a su viejo amigo
militar de la influencia de la vicepresidenta.
Siempre
gana Baldetti. La Vicepresidenta aún hace berrinches demorando actos oficiales,
como el día de la Independencia, en septiembre y el aniversario del tercer
Baktún en la provincia de Petén, porque estaba enojada con la presencia de la
esposa de Pérez Molina. Por eso se calientan los ánimos con el rumor de un dúo
presidencial unido por algo más que una relación
profesional.
La esposa de Pérez
Nadie
sabe qué va a pasar. Algunos columnistas acusan a Pérez Molina de encubrir la
presunta actividad corrupta de la vicepresidenta y sus seguidores por cuestiones
del corazón. Todo aderezado por la faceta de Baldetti como mujer adicta a dietas
y tratamientos de belleza, además de su lujoso tren de
vida.
La estrecha relación del Presidente con su compañera de fórmula ya causó problemas con la esposa de Pérez, Rosa Pérez Leal, una mujer tradicional, hija de militares y con fuertes conexiones dentro del Ejército. “Las esposas de los militares que están con Otto Pérez se ven retratadas en Doña Rosita”, dice una fuente cercana. “Ellas han promovido una batalla campal contra la vicepresidenta entre sus esposos, y el presidente está en el medio”. Pero la batalla principal será, sin lugar a dudas, la corrupción.