Sin prevención ni defensa, la sífilis recorre las salas de parto venezolanas

Es barato curarla y aún más fácil prevenirla, pero la sífilis congénita comienza a hacer estragos en la nueva generación de recién nacidos del país. Puede producir condiciones aún más severas que el VIH, pero en 2019 el Estado venezolano importó 0,4% de la penicilina que compraba hace diez años, uno de los antibióticos más baratos y comunes en el mercado y principal tratamiento de esta infección, por lo que los médicos se preguntan cómo podrán curar en la Venezuela de hoy a una enfermedad que parece un mal chiste del siglo pasado.
La
primera reacción de Yosbelis Machado a pocos días de haber dado a luz fue un
cóctel de rabia y negación. Luego de tener cuatro hijos varones, la niña que
tanta ilusión le hacía nació prematura, baja de peso y enferma. El suyo no fue
un embarazo de alto riesgo y pronto las explicaciones se redujeron a una sola:
su bebé nació con sífilis.
Machado
tenía esa palabra perdida en su memoria, la había escuchado hace muchos años.
Sacó su teléfono y escribió “sífilis” en Google. Aparecieron las imágenes de
personas enfermas con las palmas de las manos escamadas, con llagas. “Yo no
tengo mis manos y mis pies así”, pensó. “¿Cómo un bebé puede tener una
enfermedad de transmisión sexual?”, gritó inmediatamente a las enfermeras. La
mujer defendió su unión marital, la fidelidad de su pareja, se cansó de pelear
con ella, con todos y con nadie a la vez. Y continuó
leyendo.
Se
mantuvo los siguientes días al lado de la incubadora en la terapia intensiva
neonatal del Hospital Miguel Pérez Carreño, en Caracas. Allí conoció a Beatriz
Vásquez, de 19 años de edad; su primer hijo también nació prematuro, bajo de
peso y con la sífilis como causa del parto anticipado. Ninguna de las dos
entendía el diagnóstico: sífilis congénita. La que se transmite de la madre al
bebé durante el embarazo.
Desde
el año 2018 comenzó el repunte de esta infección de transmisión sexual (ITS) en
las salas de parto del país. Un
balance del Ministerio de Salud sobre el registro de casos de las distintas ITS
en centros públicos, a las que tuvo acceso Armando.Info, revelan que
durante los años 2018 y 2019 hubo un alza inesperada de los diagnósticos de
sífilis congénita y de la mortalidad neonatal por esta causa. En 2018 nacieron
80 bebés con esa enfermedad y 52 fallecieron, mientras que cuatro años atrás, en
2014, sólo se reportó la muerte de 14 bebés por esto mismo en toda
Venezuela.

Pero
el conteo sigue en alza. Yosbelis y Beatriz son dos de las madres de los 176
bebés que nacieron con sífilis congénita en el país entre enero y agosto de
2019. Un incremento de 54% con respecto al año anterior.
La
jefa de cuidados intensivos neonatales del Hospital Miguel Pérez Carreño, Josefa
Castro, observa a los recién nacidos cada mañana y le repite a sus médicos
residentes que tenía años sin ver esta enfermedad en su servicio porque el
tratamiento es de bajo costo. “No
es común ver a estos bebés nacer enfermos y menos con complicaciones. Esto
estaba superado”, explica la neonatólogo.
Los
bebés que se infectaron con la bacteria causante de la sífilis, Treponema
pallidum, en el
vientre de su madre al comienzo del embarazo por lo general nacen muertos,
mientras que los que se infectaron al atravesar el canal del parto (cuando nacen
por parto natural) tienen más posibilidades de vivir.
Ni
Yosbelis ni Beatriz habían vuelto a escuchar sobre la sífilis desde alguna clase
de “educación para la salud” , por lo que el término era apenas una
reminiscencia de la secundaria. Recuerdan, eso sí, el VIH, que se afianza en la
memoria cuando se repite que la enfermedad no tiene cura. El resto de las
infecciones de transmisión sexual (ITS) parecen quedar en el olvido a la sombra
del VIH.

Los bebés de la crisis
Los
cuatro primeros hijos varones de Yosbelis, que tuvo con otra pareja, nacieron
sanos. Pero entre los exámenes que le hicieron a su hija recién nacida
descubrieron la enfermedad, pese a que ella se hizo el examen una vez al
comienzo del embarazo, en un laboratorio privado de Catia, zona popular al oeste
de Caracas. Su única hipótesis es que el padre de su hija contrajo la infección
en uno de los viajes que hizo a la anárquica zona del Arco Minero, al sur del
país.
En
cambio Beatriz, de 19 años de edad, madre del otro bebé que compartía la unidad
neonatal con el mismo padecimiento, nunca pudo hacerse la prueba para sífilis
(llamada VDRL) por la falta de reactivos en los hospitales. Asegura que su esposo,
estando en el Ejército, obtuvo resultados negativos para ese examen. Pensó que
era suficiente.
Pero
durante los últimos años lo que parecía un asunto zanjado entró en el radar de
la salud pública y la doctora Castro asegura que ahora “sospechan” con
frecuencia que un bebé puede estar infectado.
Empezando
diciembre del año pasado, justo cuando los bebés de Yosbelis y Beatriz se
mantenían en terapia intensiva, se celebró el Día mundial de la lucha contra el
Sida. En un encuentro celebrado en el
Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel, en Caracas, donde se
reunieron defensores de derechos humanos y médicos infectólogos para hablar
sobre los avances y retos de esa enfermedad, la representante del Programa de Naciones Unidas
sobre el VIH/Sida en Venezuela (Onusida), Regina López, actualizó sus
estimaciones sobre nuevas transmisiones de VIH levantando una alarma que ya
muchos rumiaban: “La sífilis está en aumento”. Los médicos presentes no
mostraron sorpresa.
Un
Informe interno del Ministerio de Salud, de 2019, al que tuvo acceso
Armando.info, detalla que en 2018 se diagnosticaron 338 casos de sífilis en
adultos mientras que en 2019 la cifra ascendió a 1.038 (hasta agosto). El
incremento puede tener varias explicaciones, una de ellas asociadas a la llegada
de reactivos para hacer los diagnósticos, pero no es una causa oficial ni pudo
ser confirmada. Aún así no resulta un dato menor, pues si aumentan las
infecciones en adultos se verá un incremento también en los bebés con sífilis
congénita, justamente lo que están viendo los especialistas en las salas de
parto.
Además,
en el caso de la prevalencia de sífilis en adultos, la organización Onusida
Venezuela maneja una estimación de entre 5% y 7%; esto es el porcentaje de la
población que puede estar infectada, otro dato que fue revelado en el encuentro
realizado en diciembre de 2019, ante un auditorio conformado en su mayoría por
médicos.
Según
un levantamiento de datos hecho por Armando.info a partir de las estadísticas de
tres hospitales de Caracas y cifras epidemiológicas del Gobierno colombiano, se
pudo seguir la pista de 136 niños con sífilis congénita que nacieron en 2019,
número que representa 77% de la data que admite el Ministerio de Salud (176
neonatos infectados) en todo el país durante ocho meses del año pasado.
En
el rastreo, se constató que la primera semana de diciembre del año pasado,
cuando Onusida anunciaba sus preocupaciones, solo en la terapia neonatal del
Hospital Miguel Pérez Carreño se hospitalizaron a 33 bebés con la
enfermedad.
En
el Hospital Universitario de Caracas otros 26 nacimientos abultaron la data
epidemiológica del año de esta infección de transmisión sexual. Y en el Hospital
de niños JM de los Ríos los epidemiólogos registraron siete hospitalizados,
aunque los infectólogos aseguran que son muchos más.
Con
la migración de cientos de venezolanas embarazadas, la enfermedad se desplazó
también y en Colombia se reportaron 69 bebés de madres venezolanas que nacieron
con sífilis congénita y otras 250 parturientas venezolanas fueron diagnosticadas
en el país vecino.
La
cifra exacta de bebés afectados en todo el país es ajena para los médicos, pero
en los hospitales crece la preocupación entre el personal médico, pues los
recién nacidos que presentan sífilis congénita ya comienzan a verse en los
servicios de terapia intensiva.
El
reporte del Ministerio de Salud al que tuvo acceso Armando.info solo declara 309
mujeres en gestación con la enfermedad
hasta agosto de 2019. Sin embargo, una actualización de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) de 2016 -año de mayor escasez de medicinas- posicionó
a Venezuela como el tercer país de la región con más casos de esta enfermedad en
mujeres embarazadas durante los años 2012 y 2016. Los cálculos del ente mundial
estiman que hubo 13.850 mujeres en gestación con sífilis en Venezuela en 2016,
lo que se traduce en una prevalencia de 2,29% de sífilis entre las embarazadas
de ese año (605.044).
El
informe de la OMS agrega que en Venezuela había capacidad para someter a
exámenes médicos a solo 30% de las mujeres en gestación ese año, por lo que
ubicó al país con la cobertura de pruebas diagnósticas más baja de la
región.

Vieja pero en aumento
La
sífilis es una enfermedad identificada desde el año 1530 y todavía se debate si
se originó en Europa o en América y cuál continente se la transmitió al otro.
Nunca ha sido del todo erradicada y en las últimas tres décadas se ha mantenido
a la sombra del VIH. Se estima que 12 millones de personas se infectan
anualmente de sífilis, de las cuales 1.9 millones son mujeres embarazadas que, a
su vez, pueden tener bebés con sífilis congénita.
La
doctora Castro explica que el peso de la sífilis en un neonato es más grave que
el de un bebé que nace con VIH. Casi la mitad de los bebés mueren en el útero o
a los pocos días de nacidos. Solo en el hospital donde ella trabaja se
reportaron nueve fallecidos en 2019 por la sífilis congénita.
El
bebé que nace vivo puede presentar agrandamiento del bazo o del hígado, retraso
en su crecimiento, dificultad para aumentar de peso o presentar la piel escamada en las palmas de las manos y
los pies. Si la enfermedad no muestra grandes manifestaciones externas para
detectarlo a tiempo, la bacteria Treponema pallidum va haciendo estragos
en el cuerpo de los niños: se producen malformaciones en los huesos que se
manifiestan con piernas arqueadas, ceguera, opacidad de la córnea, disminución
en la audición o sordera, deformidad de la nariz con el puente nasal aplanado e
inflamación articular.
Actualmente,
la OMS calcula que 164.000 niños nacen con sífilis congénita en el mundo y el
número va en aumento. En 2015, Cuba se convirtió en el primer país del mundo en
recibir la validación de haber eliminado la transmisión de madre a hijo de ambas
infecciones, hecho que ocurre cuando las tasas de infección son llevados a
niveles tan bajos que dejan de ser consideradas un problema de salud pública. En
el caso de la sífilis congénita, la eliminación se define como menos de 1 caso
por cada 2.000 nacidos vivos.
Contrario
a lo que se cree, son diversas las razones socioeconómicas que han disparado el
aumento de esta infección, que toca incluso a países desarrollados como Canadá,
donde el alza de casos se explica porque las mujeres no asisten al control
prenatal y, además, al uso de metanfetaminas que asocian a encuentros sexuales
sin protección, de acuerdo con informes del Programa de Monitoreo de
Enfermedades Emergentes.
Pero
en Venezuela el incremento de la sífilis congénita es otra huella en la historia
de la crisis venezolana donde, al menos en los últimos cinco años, la falta de
antibióticos, reactivos para detección de la bacteria en embarazadas y la falta de preservativos hicieron que
la sífilis en adultos avanzara en paralelo con el VIH, a la que la gente tiene
verdadero miedo.
“En
países desarrollados la gente solo le teme al VIH porque no tiene cura, pero hay
terapias farmacológicas que la persona puede usar si sabe que tuvo una relación
riesgosa. Por eso las personas se han relajado con el uso del condón en muchos
países”, explica la presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología, María
Graciela López.
Sin
embargo, el caso venezolano está vinculado a la crisis, agrega López. “Siempre
hemos tenido casos aislados de bebés con sífilis congénita, pero la escasez de
reactivos y los costos de los preservativos aumentaron drásticamente estos
casos”, dice.
Gobierno tacaño
Desde
1943, con el descubrimiento de la penicilina, el tratamiento de la sífilis
congénita es fácil, rápido, barato y eficaz. Pero en Venezuela, con la
profundización de la crisis a partir del año 2015 colapsaron todos los esfuerzos
de contención, prevención y tratamiento de enfermedades que habían sido
controladas durante más de 20 años. Según la OMS, la transmisión maternoinfantil
de la sífilis es la segunda causa de mortalidad fetal
prevenible.
El
tratamiento para un bebé que nace con sífilis congénita es tan sencillo como
inyectar penicilina cristalina cada 6 horas por 10 días. La OMS calcula que el ahorro que tendría
el sistema de salud por cada paciente oscila entre 86 y 177 dólares por caso
evitado, sin contar la cantidad de vidas que pueden salvarse, pues el organismo
internacional asegura que la transmisión maternoinfantil de la sífilis es la
segunda causa en el mundo de mortalidad fetal prevenible.
Según
datos aportados por DataSur, base de datos de comercio exterior, en nueve años
Venezuela disminuyó en 99,6% el presupuesto para importar penicilina y sus
derivados. En el año 2010 el país invirtió 25.395.306 dólares en la importación
de estos antibióticos, pero para el año 2018 se destinó 172.283 dólares y hasta
junio de 2019 solo destinó un presupuesto de 94.872 dólares.
“Estuvimos
casi un año sin pruebas de VDRL, el más barato y rutinario que hay, y no se
hacía el diagnóstico. Se sumó la falta de preservativos, los altos costos. Las
mujeres quedaron embarazadas sin control y además los seguros quebraron”,
explica la jefa de la Unidad de Enfermedades de Transmisión Sexual del Hospital
Universitario de Caracas, Mary Carmen Ferreiro.
En
el servicio de Neonatología del Hospital Miguel Pérez Carreño y en infectología
del Hospital de niños JM de los Ríos, la enfermedad ya es un tema de tesis de
grado para los pediatras que optan a la especialización en neonatología.
El
mismo día que los dos bebés prematuros estaban hospitalizados en la terapia
intensiva del Pérez Carreño, los médicos Mariangel Pérez y José Mejías
presentaban los resultados de su investigación en una oficina adyacente a la
terapia intensiva. Los dos especialistas entrevistaron a las madres de 45 bebés
que nacieron con la sífilis congénita entre abril y septiembre de 2019.
Pese
a que lo ideal es que una mujer embarazada asista al menos a 6 consultas
prenatales y se haga los exámenes de laboratorio trimestralmente para descartar
distintas enfermedades, el resultado de la tesis de los pediatras del Hospital
Pérez Carreño demostró que 95 % de
estas mujeres no cumplieron con los protocolos médicos y 86.67% de ellas
accedieron a la prueba de VDRL al momento de egresar de la sala de parto, ya con
sus hijos en brazos, no antes, como marca la norma.
El
problema podría empeorar.
Se
estima que 10% de los adultos que tienen sífilis podrían contraer VIH al año,
según la médico Mary Carmen Ferreiro, especializada en infecciones de
transmisión sexual.
La
data obtenida por Armando.info revela que 10.967 personas tuvieron algún tipo de
infección de transmisión sexual en 2019, de las cuales a 1.725 personas se les detectó VIH,
frente a 1.038 que tuvieron sífilis, todos estos adultos.
Los
tiempos de escasez de antirretrovirales en los años 2017 y 2018 también causaron
estragos y sus pruebas se mantienen engavetadas. La mortalidad asociada al sida
también aumentó: de 2.218 personas
fallecidas en 2014 a 2.828 en 2018, un incremento equivalente a 27% en cuatro
años, justo cuando hubo una escasez del tratamiento para las personas que viven
con VIH en el país. De estas cifras, 92% de los fallecidos eran personas de
entre 20 y 59 años de edad. Sin embargo, Onusida duda de la data y estima que
fueron 4.000 los fallecidos.
chevron_leftDesliza la imagen para ver máschevron_right
zoom_inHaz click sobre cada imagen para ampliar
“La
sífilis es una enfermedad de la mezquindad, de la injusticia y de la pobreza.
Quien no puede ponerse una penicilina o hacerse un VDLR es porque es
absolutamente pobre”, sentencia la jefa de neonatología del Hospital Pérez
Carreño.
Los
números de víctimas de la crisis siguen ocultos por el Gobierno venezolano y
cada vez menos se invierte en prevenir muertes o que una nueva de generación
nazca ya enferma. La crisis humanitaria continúa y la pobreza empieza dejando
sus estigmas en las salas de parto
venezolanos.