Los cárteles mexicanos controlan la caravana de ‘escorts’ venezolanas camino a la muerte

Seis de cada diez trabajadoras sexuales venezolanas asesinadas en el exterior desde 2012 estaban en México. En ese país se trata con frecuencia de chicas atractivas que trabajan como damas de compañía de alto nivel o mesoneras de sitios nocturnos, negocios manejados directamente por el crimen organizado. Son muchas las pistas que conducen al Cártel Jalisco Nueva Generación en la cúspide de este comercio de personas, con complicidad de otros como Los Cuinis y Tepito. A menudo la mercancía humana pasa a ser propiedad de capos y sicarios, con quienes conoce el infierno de los femicidios.
Venezuela
es conocida por dos productos de exportación: belleza y
petróleo.
A
medida que el país se ha derrumbado política y económicamente, ambos productos
han seguido siendo importantes para la supervivencia del país. El petróleo, aún
con el declive de su producción, es la piedra angular de la economía, y la
belleza, que en el pasado solía elevar la posición de Venezuela en los concursos
internacionales, es en la actualidad una economía monetaria que está salvando a
familias venezolanas de la inanición.
Con
el gran fervor del país por la belleza, y los concursos de belleza que se
celebran cada año para encontrar, por ejemplo, a la próxima Miss Venezuela, las
mujeres hermosas son una copiosa mercancía en Venezuela que hoy está siendo
explotada por bandas criminales internacionales. Los grupos de delincuencia
organizada mexicanos y colombianos, que operan en Venezuela y fuera del país,
buscan mujeres venezolanas debido a su reputación de apariencia exquisita y su
potencial para obtener enormes ganancias como esclavas
sexuales.
Hasta
2014, Venezuela estaba clasificada como un corredor de tránsito para mujeres
traficadas de otras naciones sudamericanas. Pero en los últimos cuatro años, el
país se ha convertido en un productor de mujeres para el comercio
sexual.
Las
experiencias de las mujeres han sido catastróficas. Desde 2012, al menos 19
mujeres venezolanas que trabajaron como escorts o camareras han sido
asesinadas en varios países. La cantidad de asesinatos tuvo un aumento de
200% después de 2017, cuando la crisis económica forzó a más venezolanos a
emigrar a los países vecinos. Seis de cada diez de los asesinatos ocurrieron en
México, pero otros tuvieron lugar en Colombia, Perú y
Ecuador.

Para
las mujeres, la situación es grave debido a su reputación de bellas. "Llegan sin
ninguna protección y son explotadas porque se les considera hermosas y
vulnerables", dijo Beatriz Borges, del Centro de Justicia y Paz, Cepaz, con sede
en Caracas.
Mujeres
y niñas venezolanas llegan reclutadas a México bajo falsas expectativas. Diez
mujeres venezolanas fueron asesinadas desde 2012 en varias ciudades, incluyendo
Ciudad de México. Los asesinatos ocurrieron en un momento en que miles de
venezolanos llegaban al país y muchas mujeres solo encontraban trabajo como
camareras o escorts.
Sin
embargo, este reportaje descubre que los cárteles mexicanos de la droga han
identificado diligentemente a las mujeres venezolanas como una importante
mercancía generadora de ganancias.
De
acuerdo con un analista venezolano, los cárteles mexicanos entendieron el valor
de las mujeres venezolanas desde 2010. Cada mujer que trabaja como escort
para un cártel puede tener un potencial de ingresos de hasta 200.000 dólares al
año, según la contabilidad independiente de una ex escort en Ciudad de
México. Por consiguiente, desde 2010 comenzaron a aparecer noticias en los
medios mexicanos detallando la presencia de mujeres venezolanas que se
encontraban trabajando en bares en varios estados mexicanos.

En
los primeros años, el Cártel de Sinaloa tomó la delantera en este nuevo modelo
de tráfico, pero pronto otro grupo, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y
su socio, Los Cuinis —los grupos criminales más poderosos de México en la
actualidad— crearon las redes más sofisticadas para cazar mujeres. Incluso
contrataron a un fotógrafo venezolano para reclutar específicamente a ex reinas
de belleza y modelos venezolanas para su red sexual. El Departamento del Tesoro
de Estados Unidos identificó al fotógrafo a principios del 2018, quien fue
señalado en uno de los boletines de la Oficina de Control de Activos Extranjeros
(Ofac, por sus siglas en inglés) que emite el departamento. Un ex funcionario
estadounidense que prestó servicios en Venezuela dijo que, desafortunadamente,
el tráfico de mujeres venezolanas creció a partir de la reputación internacional
que adquirió Venezuela por sus mujeres hermosas. "La mentalidad nacional ha
contribuido a la explotación actual", afirmó.
El
informe de Tráfico del Departamento de Estado de Estados Unidos ahora ha
colocado a Venezuela en el nivel 3, la peor clasificación, debido a la continua
trata de mujeres en el país y los esfuerzos fallidos del gobierno para combatir
"significativamente" el crimen.
Gobierno ¿desprevenido?
El
aumento en el número de víctimas de este fenómeno parece haber tomado al
gobierno venezolano desprevenido. Grupos locales e internacionales de derechos
humanos han alertado sobre la nueva tendencia, pero, hasta la fecha, el gobierno
de Nicolás Maduro ha emitido pocas políticas claras que podrían abordar
potencialmente el problema.
Si
bien se han realizado algunos esfuerzos, tal como una redada en septiembre del
2018, cuando la Fiscalía General de Venezuela disolvió una red criminal local
con sede en Caracas, que había victimizado a 26 mujeres, los esfuerzos del
Estado venezolano, en general, tanto a nivel de ejecución como de políticas, han
sido insuficientes.
Adicionalmente,
las estadísticas oficiales son limitadas. La Ley Orgánica sobre el Derecho de
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia está supuesta a legislar contra el
delito de trata de mujeres, pero es un esfuerzo ineficaz; según los observadores
de derechos humanos, no proporciona procedimientos efectivos para luchar contra
la práctica.

Asimismo,
dos de los organismos de estadísticas del país, la Oficina Nacional contra la
Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo (ONCDOFT) y el Instituto
Nacional de Estadísticas (INE), no han emitido nuevos datos sobre este
crimen.
De
acuerdo con los observadores de derechos humanos, las bases de datos
internacionales, que dependen de la información local, están incompletas debido
a la dificultad de recopilar información en el país.
Los
medios de comunicación y las organizaciones no gubernamentales han identificado
la presencia de redes criminales internacionales que se especializan en el
traslado de mujeres de Venezuela a otras naciones de América Latina, Europa y
Asia, para su explotación sexual.
Los
investigadores dicen que la situación ha empeorado desde el 2016, cuando el
Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela suspendió la campaña de la
oposición para celebrar un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás
Maduro y obstaculizó la posibilidad de un cambio político.
Los
observadores de derechos humanos dijeron que la suspensión intensificó la crisis
y se produjo un colapso en los mecanismos de protección institucional, lo que
aceleró el éxodo de venezolanos.
La
Organización de Naciones Unidas (ONU) calcula que más de 3,5 millones de
venezolanos han huido del país debido al colapso económico e institucional en
los últimos años y, para finales del 2019 hasta cinco millones de personas, es
decir, 16% de la población, podrían abandonar el país debido a la crisis. Tan
solo Colombia ya ha recibido a 800.000 venezolanos, según el Alto Comisionado de
las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), o 1,2 millones, según el último
registro hecho por el Gobierno de Bogotá.
En la cúspide de la vida como escort, llegó la muerte
Kenni
Finol fue una de las principales atracciones del circuito en línea de
escorts sexuales en Ciudad de México.
Su
largo cabello rubio y sus brillantes ojos verdes llamaban la atención. No
importa que el cabello fuera teñido y que el cuerpo curvilíneo haya sido
esculpido con cirugía. Ella ocupó un lugar destacado en Zonadivas.com, el ahora
extinto sitio web para adultos, un servicio de escorts de primer nivel,
donde Kenni y docenas de otras mujeres jóvenes de Venezuela y Argentina
publicaron sus fotos y ofrecieron servicios sexuales por una tarifa alta. La que
fuera estudiante universitaria de 26 años de edad, era un sueño hecho realidad
en este país donde existen rubias, pero no todos los hombres tienen acceso a
ellas.
Su
clientela incluía políticos influyentes, actores y narcotraficantes
locales.
Kenni
llegó a México en el 2015, con el sueño de convertirse en modelo o actriz. Ella
perfeccionó sus múltiples cuentas de Facebook con fotos de sí misma como diva,
en aviones privados y poses provocativas, despampanante, junto con artículos de
lujo que obtenía de sus pretendientes. Era la imagen que ella quería que su
familia y sus seguidores creyeran. Pero por otro lado estaban las fotos de ella
con un kilo de cocaína pura o luciendo un fusil automático de asalto AK
47.
Kenni
estaba ganando; recibió varias propuestas para casarse e incluso un senador
mexicano le pidió que se mudara con él.

Pero
el mundo clandestino de Ciudad de México es peligroso. Kenni lo sabía. Sin
embargo, su fascinación por chicos malos la llevó por los peores caminos. En una
cuenta de Facebook, ella confesó: “Cuando eres hermosa, pero te gustan los
malandros”.
En
Venezuela, había sido novia de un pandillero de la prisión que fue asesinado por
la policía en 2014, y cuyo nombre ella se tatuó en el hombro derecho. Nacida y
criada en Primero de Septiembre, un barrio rudo en el puerto de Maracaibo,
capital del estado Zulia y de la cuenca petrolera más tradicional del país,
Kenni tenía la astucia de la calle. Su hermano Terlis Finol dice que su hermana
era feliz, de trato fácil e inteligente.
Pero
acepta que ella fue demasiado lejos. "Ella puso su cabeza en la boca del león",
dijo Terlis Finol en una entrevista telefónica. Aparentemente, en Ciudad de
México algunas escorts son solicitadas por los cárteles para seducir a
sus clientes y vender drogas o armas; de ahí las fotos.
chevron_leftDesliza la imagen para ver máschevron_right
zoom_inHaz click sobre cada imagen para ampliar
Kenni
comenzó a salir con un sicario o asesino a sueldo poco después de su llegada a
México. El sicario trabajaba para Unión Tepito, un grupo asesino de delincuencia
organizada que dirige el bajo mundo de Ciudad de México, según indican
periodistas y funcionarios del gobierno. Poco después de su llegada, ella se
hizo novia del sicario llamado Brayan y apodado El Pozole, sobrenombre
derivado de la técnica de algunos asesinos que desaparecen los cuerpos de sus
víctimas diluyéndolos en productos químicos (el pozole es una sopa tradicional
mexicana). El nuevo novio era agradable, pero luego se puso celoso del trabajo
de Kenni.
Cuando
vio a Brayan asesinar a personas, Kenni se dio cuenta de que estaba fuera de su
elemento. Grabó dos videos telefónicos que circuló entre sus amigos, donde le
habla a la cámara y comenta cómo Brayan mataba con regocijo. Estos dos videos
ayudaron a la policía mexicana a detener a Brayan.
En
octubre de 2017, cuando su relación se había tornado amarga, Brayan secuestró a
Kenni y a una amiga y les dio una golpiza brutal; hirió a Kenni en la parte
posterior de la cabeza con un machete y también le rompió el brazo. En su último
video privado publicado poco después de la golpiza, mostró su rostro hinchado y
señaló a Brayan para incriminarlo en cualquier futura violencia en contra de
ella. En el mismo video, Kenni le ruega que le conceda algo de tiempo para que
sus contusiones sanen. Brayan había amenazado a Kenni para que se fuera de
México o él la mataría. Además, Finol acusa a Brayan de haber asesinado a una
escort argentina que murió en un motel de tercera categoría en Ciudad de
México, en diciembre de 2017.

Terlis,
su hermano, dice que dejó de contarle a la familia lo que estaba pasando. Pero
ella le había dicho que estaba lista para irse de México. Sin embargo, ella
perdió su pasaporte venezolano y cuando se lo devolvieron un mes después, ya
estaba vencido.
Luego,
en febrero de 2017, fue secuestrada de un festival de música al que asistió con
una amiga escort venezolana. La amiga, no identificada y quien no fue
secuestrada con Kenni, dijo que siete hombres irrumpieron en el área VIP del
concierto y agarraron a Kenni. La otra mujer se salvó después de que, según el
hermano de Kenni, ésta rogó a los secuestradores que la dejaran
ir.
De
acuerdo con Terlis Finol, Kenni, su hermana, estaba protegiendo a las personas
de mayor nivel. Cuando la mataron, estaba trabajando en un apartamento con
varias otras mujeres que buscaban ofrecer sexo bajo contrato. Terlis todavía
sueña que su hermana vendrá a verlo; su madre visita la tumba de Kenni en Zulia
tres veces por semana y ora por ella en la iglesia. "Somos tres niñas y un niño,
y ella nos ayudó mucho. La situación en el país está muy mal", dice
Terlis.
Culebrón con final infeliz
El
cuerpo destrozado de Kenni fue arrojado en una calle lateral de Colonia Jardines
de Santa Clara en Ecatepec, un barrio de bajos ingresos y azotado por el crimen,
conocido por sus callejones estrechos y casas de adobe cuadradas, en el Estado
de México, junto a Ciudad de México. También durante los últimos 20 años se ha
ganado un nombre como área de desecho de cadáveres, donde se encuentran mujeres
que han desaparecido.
El
cuerpo de Kenni estaba roto, su rostro desfigurado con ácido, y había sido
violada por miembros de la pandilla.
Kenni
Finol fue la décima escort venezolana asesinada en México en los últimos
cinco años. Su asesinato fue espantoso, incluso para este país conocido como la
Tailandia de América Latina por sus estadísticas sobre la trata de
mujeres.
México
es un país conservador donde las trabajadoras sexuales existen de hecho, pero no
son aceptadas por la población general. De acuerdo con la Organización
Internacional para las Migraciones (OIM), la prostitución es legal y
aproximadamente 20.000 personas son víctimas de tráfico sexual cada año. El
Senado mexicano estima que, en la actualidad, entre 50.000 a 500.000 personas
están siendo traficadas en el país.

Las
escorts de alto nivel están siendo asesinadas mientras la seguridad
pública de México ha caído a su punto más bajo en una década: 25 personas por
cada 100.000 habitantes fueron asesinadas en la primera mitad del 2018. En
Ciudad de México, donde vive y trabaja la mayoría de las escorts venezolanas,
hubo 3,3 asesinatos por día en ese periodo.
Las
historias sobre la muerte de Kenni, sin embargo, han cautivado a esta nación. De
acuerdo a algunos observadores, las escorts de alto nivel, jóvenes y hermosas,
que cobran de 100 a 200 dólares por hora de servicio 200 (en un país donde una
secretaria gana 300 dólares al mes), deberían estar
protegidas.
La
historia de Kenni tocó un nervio popular: la chica pobre a la que le va bien,
una trama repetida de las telenovelas populares tanto en México como en
Venezuela.
Pero
Kenni y sus colegas asesinadas no entendieron las reglas que regulan el comercio
sexual de México. Incluso las escorts de alto nivel se convierten en
propiedad privada de la pandilla.
La
familia en Venezuela de Kenni, (a) La muñequita, pensó que estaba segura
trabajando como modelo en México. Pero su hija había emprendido una misión
imprudente. Su historia y la de las otras mujeres recientemente asesinadas se
recuerdan en videos de YouTube y fotos que crearon inicialmente para promocionar
su trabajo. Esos videos ahora sirven como un homenaje a su juventud, exuberancia
e ingenuidad.
Éxodo Venezolano
Naciones
Unidas afirma que, desde principios de 2006, más de 100.000 venezolanos se han
mudado a México para escapar de la incertidumbre política y económica en su país
de origen.
Las
mujeres jóvenes como Kenni, que llegan a México para trabajar como
escorts sexuales, no están incluidas en estas estadísticas porque se
aplican en gran medida a inmigrantes que buscan
residencia.
No
obstante, las escorts llegan patrocinadas por contrabandistas con
conexiones con funcionarios de inmigración que proporcionan a las mujeres visas
de turista temporales e incluso de residencia, después de unos
años.

De
los casos indagados para este reportaje, las redes de tráfico que atrapan a
mujeres y niñas venezolanas operan fuera de las regiones de Venezuela donde los
cárteles mexicanos ejercen control, como el Cártel Jalisco Nueva Generación
(CJNG), una joven organización criminal conocida por su violencia y poder
económico.
El
grupo domina los territorios y el tráfico de drogas que una vez estuvieron en
manos del tradicional Cártel de Sinaloa, desestabilizado tras el arresto de su
líder, Joaquín El Chapo Guzmán.
El
CJNG mantiene sociedad y lazos familiares con Los Cuinis, un clan de 18 hermanos
y hermanas que habían sido cultivadores de aguacates tipo Hass en el estado
mexicano de Michoacán y luego se convirtieron en narcotraficantes. Los Cuinis
tienen participación en Venezuela y en otras regiones de América
Latina.
Los
Cuinis tuvieron el olfato comercial para importar a México más mujeres
sudamericanas de aspecto europeo para consumo de la clase media. Las mujeres
mexicanas que tradicionalmente se dedican al trabajo sexual provienen de una
población local, más mixta e indígena.
Entre
2006 y 2010, tres de los hermanos Cuinis tenían su sede en Argentina y Uruguay.
Finalmente, dos de ellos fueron arrestados en Uruguay y Brasil. El hermano
mayor, Abigael González Valencia, fue capturado mientras estaba de vacaciones en
un yate en Cancún, el balneario turístico de la península de
Yucatán.
Funcionarios
de Naciones Unidas dicen que otros 47 grupos criminales compiten por el control
del negocio de tráfico sexual en México.
Seducidas en origen
Las
mujeres que terminan atrapadas en las redes de tráfico sexual son reclutadas por
conocidos en sus lugares de origen en Venezuela. Algunas de ellas han
participado en concursos de belleza locales, un pasatiempo nacional en
Venezuela, por lo que ya se han sometido a alguna cirugía plástica, que es la
norma para las participantes, según afirma un analista local. Algunos
traficantes mexicanos ahora están pidiendo a antiguas escorts que cumplen
30 años de edad y que en el oficio se consideran demasiado viejas, que trabajen
como promotoras.

Hasta
hace poco, la mayoría de las mujeres venezolanas a las que se les ha seguido la
pista para este reportaje y han sido traficadas en México provenían de Maracaibo
y Valencia, capitales de dos estados industriales, Zulia y Carabobo, y ciudades
muy pobladas con acceso a importantes puertos, donde los narcotraficantes
mexicanos siempre han tenido conexiones criminales. A medida que el comercio de
contrabando de mujeres ha florecido, los cárteles de la droga colombianos lo han
adoptado, y trasladan a las mujeres que llegan al fronterizo departamento de
Norte de Santander hasta Bogotá, la capital del país, desde donde son enviadas
en aviones comerciales a México y otros países de América Latina. Periodistas
colombianos dicen que el movimiento de personas está bajo los auspicios del
cartel mexicano, CJNG.
Impacto de la violencia en Venezuela
Las
sórdidas historias de las mujeres han resonado en Venezuela, pero no han tenido
un efecto disuasorio. Con el colapso de la economía venezolana, cada vez más
mujeres jóvenes desean tener la oportunidad de viajar a otros países para
trabajar en lo que sea, incluso el trabajo sexual.
La
trata de mujeres jóvenes y niñas se ha extendido, según la Asociación Paz
Activa, una ONG local que lleva un seguimiento de esta actividad. Lo que es
preocupante para las ONG que monitorean esta empresa criminal es la
participación de las empresas venezolanas en el flujo de mujeres para el trabajo
sexual. Las mujeres son abordadas a través de agencias de modelos, clubes
nocturnos y bares. "Son seleccionadas bajo falsas ofertas", según indica Luis
Cedeño, director de Paz Activa en Caracas.
En
informes recientes, Paz Activa ha hecho alusiones a que la policía local
venezolana y los oficiales militares están en el bolsillo de los traficantes de
sexo. Una fuente indicó que Paz Activa identificó al alcalde local de un estado
del interior como el líder de una red de tráfico de
mujeres.
Beatriz
Borges, quien a principios del año en curso publicó un estudio sobre el tráfico
de mujeres desde Venezuela, dijo que los grupos de narcotraficantes colombianos
comenzaron a trasladar a mujeres venezolanas de tan solo doce años de edad en
adelante a través de Bogotá. Según Borges, las redes de tráfico cuentan con la
participación de funcionarios de inmigración corruptos en ambos países. Algunas
de las mujeres terminan siendo traficadas a Asia y Europa del
Este.
Te ofrecen el cielo
Una
escort colombiana que vive en Ciudad de México y conoció a Kenni Finol
describió para este reportaje la trayectoria de la vida de una trabajadora
sexual en Ciudad de México.
Primero,
les piden a los cazatalentos que identifiquen a las mujeres que cumplen con
ciertos requisitos en los países-objetivo. Luego, las seducen con comidas de
lujo, regalos y promesas de hermosos apartamentos y choferes privados en México.
Cuando las mujeres llegan a México, reciben una factura. Cada centavo que los
traficantes gastan en ellas figura como deuda. En el caso de la escort
colombiana, su cuenta llegó a varios miles de dólares en pasajes aéreos, ropa y
otros gastos. Le habían prometido que trabajaría en telenovelas y como modelo,
pero fue empujada al trabajo sexual. Compartió una habitación con otras seis
mujeres de Venezuela y Argentina en un barrio de clase media baja. Sus
movimientos fueron controlados por mujeres con vínculos a Zonadivas y
relacionadas con el cártel de la droga de Tepito.

Según
la Agencia de Investigación Criminal, una unidad de investigación federal en
México, Tepito tiene una relación con el CJNG y controla el trabajo sexual
ilegal en Ciudad de México y los alrededores del Estado de México. Las
trabajadoras sexuales como Finol tienen que pagar una tarifa a Tepito, vender
drogas y, a veces, guardar armas.
Un
taxista bajo el control de Tepito recoge a las mujeres en sus apartamentos y las
lleva a visitar a los clientes. La escort colombiana dijo que atendía a
varios hombres por día que pagaban a Zonadivas cien dólares por hora. Cuando
regresaba al apartamento, entregaba la mayor parte del dinero a las mujeres a
cargo y se quedaba con una pequeña cantidad para ella. Los traficantes
retuvieron su pasaporte hasta que ella pagó su deuda. A fin de cuentas, calcula
que los traficantes obtuvieron de ella unos 200.000 dólares al año en
ganancias.
Le
tomó dos años de trabajo, los siete días de la semana, para obtener su libertad.
Hoy sigue siendo escort, pero
independiente, y aún vive en Ciudad de México. Su tiempo con Zonadivas le enseñó
cómo evitar problemas y protegerse. Ella le dijo a una amiga periodista que
puede recaudar hasta 10.000 dólares al mes. "Es un trabajo duro y hemos
aprendido a soportar el miedo y el disgusto, pero ¿en qué otro lugar podría
ganar tanto dinero?", le dijo a la periodista. La mujer ahora está lista para
introducir a otras en el negocio.
El detective que era pariente de María Félix
El
fenómeno del tráfico de mujeres venezolanas ha crecido en América Latina y
Europa. Algunas de esas redes se han roto en España, Colombia y Panamá. Pero en
México el comercio es insidioso debido a la violencia vinculada a él y la falta
de un marco legal para proteger a las mujeres. La legislación federal contra el
tráfico de personas que sanciona la trata de mujeres existe desde 2007, pero el
marco legal se complica con leyes estatales pertinentes que a menudo no
sancionan el tráfico sexual. Así que las personas traficadas se vuelven
individuos identificables para la ley solo cuando ya es muy tarde.
Con
la muerte de Finol, cuatro escorts relacionadas con Zonadivas.com fueron
asesinadas entre febrero de 2017 y febrero de 2018. Los asesinatos y la
exposición asociada a ellos obligaron a las autoridades mexicanas a cerrar el
portal para adultos. En el proceso, arrestaron a dos hombres y una mujer que
trabajaban para el equipo. El propietario, Antonio Santoyo Cervantes, no fue
detenido hasta este mes de mayo de 2019. Se cree que hasta entonces gozó de la
protección de políticos influyentes en Ciudad de México.
De
acuerdo con la policía mexicana, sicarios como El Pozole, del Cartel de
Tepito, recorrieron Zonadivas.com para encontrar mujeres extranjeras con las que
pudieran salir. La policía dice que tiene evidencia de que los sicarios
golpeaban a las mujeres y las obligaban a vender drogas y esconder armas, y que
estas callaban por miedo. Dos de las escorts asesinadas en el último año,
ambas venezolanas, fueron eliminadas por otro asesino a sueldo con vínculos con
el cártel de Tepito.
El
sitio web había operado en México desde principios de la década del 2000 con el
nombre Divas.com. Pasó a la clandestinidad cuando otro investigador de la
policía estuvo cerca de descifrar el modelo de negocios del portal y estaba
listo para hacer arrestos. El investigador de la policía fue emboscado y
asesinado en febrero de 2007. Tras su asesinato, el sitio web desapareció. Pero
en 2011 renació, si bien para el mismo negocio, con otro nombre:
Zonadivas.com.

José
Nemesio Lugo Félix, el investigador que siguió a Divas.com hasta su propia
muerte, era sobrino de la legendaria actriz mexicana María Félix y un
investigador policial mexicano de alto nivel, con experiencia en redes de
tráfico de personas y armas. Luego de su asesinato, circularon comentarios
anónimos que mancharon su reputación. A los medios llegaron versiones según las
cuales estaba involucrado en actividades ilícitas.
Los
familiares de Lugo que han mantenido un sitio web sobre su asesinato y para
limpiar su memoria, se negaron a hablar al respecto para este reportaje, pero
varias entradas en una página de Facebook bajo su nombre muestran cuán
peligrosas llegaron a ser sus investigaciones. Lugo, un oficial rudo que estaba
siguiendo el sitio web y sus propietarios, tenía un caso sólido que probaba cómo
los propietarios del portal y sus patrocinadores financieros atraían a mujeres
jóvenes de América del Sur y las esclavizaban en el trabajo
sexual.
Lugo
estaba tan seguro de su investigación, pero desprevenido con respecto a los
enlaces oficiales que los propietarios del sitio web podrían haber tenido, que
dio una entrevista a la revista mexicana Proceso, en la que pronosticaba
un futuro cierre de Divas.com.
La
investigación de Lugo tuvo un impulso cuando se alertó a las autoridades
mexicanas de inmigración sobre docenas de mujeres sudamericanas, incluyendo
venezolanas, que ingresaban al país de manera irregular con contratos de trabajo
con el sitio en línea. El sitio web tenía una red complicada de funcionarios de
inmigración que lo ayudaban a gestionar el flujo de recién
llegadas.
Finalmente
Lugo fue emboscado y asesinado a tiros mientras conducía a su oficina en el
centro de Ciudad de México. Su investigación del caso quedó archivada después de
que arrestaron a dos sicarios por su asesinato, pero no se dio ninguna
explicación sobre la identidad del autor intelectual.
Según
un investigador, el asesinato de Lugo indicó que la red que luego administraría
Zonadivas tenía protectores en el gobierno federal mexicano. El asesinato de
Lugo fue resuelto a medias, y Divas.com cambió su nombre a Zonadivas.com, bajo
el cual comenzó a operar de nuevo en 2011.
Cuando Daisy llegó a Guadalajara
El
tráfico de mujeres venezolanas a México ha estado en auge desde 2010, a medida
que la economía en Venezuela empezó a decaer y los cárteles mexicanos de la
droga se afianzaron más en las redes de narcotráfico de ese
país.
En
los primeros años, las mujeres venezolanas fueron traficadas a ciudades
mexicanas como Guadalajara, Ciudad Juárez, en la frontera entre los Estados
Unidos y México, y Monterrey, entre otras.
Guadalajara,
en el Estado de Jalisco, una ciudad en el oeste de México, conocida por sus
mariachis y tequila, se convirtió en un centro especial para voluptuosas
escorts venezolanas. De acuerdo con un abogado local, los bares y clubes
nocturnos de lujo comenzaron a especializarse en niñas y mujeres venezolanas a
principios de la década de 2010. Fue entonces cuando el bar Bandidas, un
establecimiento temático en la Avenida López Mateo, al otro lado de la calle de
la zona comercial de la Plaza del Sol en Zapopán, tuvo un gran
éxito.
Bandidas
organizaba noches de vaqueros, noches de fiesta hawaiana y otros eventos
especiales. Las chicas venezolanas se vestían y bailaban en la parte superior
del bar, al estilo de Coyote Ugly. Todos los viernes, el bar estaba lleno
de hombres que bebían tequila y cerveza, mientras las imponentes jóvenes
venezolanas desfilaban en diminutos trajes. Una parte oculta del negocio fue la
participación de las mujeres en la prostitución. Al principio, fue una decisión
electiva y solo aquellas que querían tener relaciones sexuales con clientes lo
hacían, de acuerdo a lo que dijo una mujer que trabajaba en el bar. Las mujeres
estaban protegidas por corpulentos porteros que se aglomeraban alrededor de la
barra.
Los
reporteros locales dijeron que el bar era, en parte, propiedad de ex
funcionarios del gobierno, incluyendo un ex fiscal del estado de Guadalajara, y
Luis Rodríguez Olivera, un narcotraficante y propietario de una conocida marca
de tequila, quien fue arrestado en Estados Unidos en 2011.
Pero
en 2012 las reglas en el bar Bandidas cambiaron.
Daisy
Arenas, una joven menuda e ingenua de 23 años que vino a México para trabajar
como modelo, quedó atrapada en esas excentricidades. Le contó a su madre,
Ingrid, quien vivía en Valencia, Venezuela, que un hombre poderoso que no le
gustaba no dejaba de enviarle flores. Los mensajes que enviaba eran crípticos,
por lo que para la madre era difícil saber lo que estaba
sucediendo.
El
15 de diciembre de 2012, Daisy fue secuestrada por quince hombres que pretendían
ser policías federales mexicanos. La sacaron de su auto, un Renault Clio rojo,
pataleando, mientras rogaba a sus amigas que la ayudaran. Las otras
pasajeras en el auto estaban paralizadas de miedo.

Seis
días después, su cuerpo fue encontrado en un camino de tierra en las afueras de
Guadalajara. Le habían disparado varias veces en la cabeza. Su muerte conmocionó
a México; todavía era poco común que una extranjera de clase media que además
era hermosa fuera asesinada con tal violencia en una ciudad
principal.
Daisy
había intentado lanzar su carrera como modelo en Guadalajara. A lo largo de dos
años, había trabajado en pequeños destajos en convenciones de negocios y
concursos de belleza. Al parecer, lo estaba logrando. En 2015, un cantante de
música popular, estilo Banda, lanzó un video en el que ella aparece como
modelo. Sin embargo, el cóctel que incluye belleza, participación extranjera,
jóvenes y la intervención de grupos de narcotraficantes, ya se estaba volviendo
letal para las mujeres venezolanas.
Daisy
había sido reclutada para ir a México por una ex escort venezolana que
conoció en su natal Valencia. Victoria Comas fue una participante conocida en el
circuito de fiestas de Valencia, y tras su invitación, otras seis mujeres
jóvenes también viajaron con Daisy a Guadalajara. Todas volvieron a casa,
excepto Daisy. La razón para ir a México era la misma para todas: la situación
económica en casa era grave ya para entonces. En el caso de Daisy, la madre no
podía trabajar y tenía una hermana discapacitada.
chevron_leftDesliza la imagen para ver máschevron_right
zoom_inHaz click sobre cada imagen para ampliar
Nuevo cártel
A
finales del 2011, el Cartel Jalisco Nueva Generación comenzó a mudarse a
Guadalajara. Bandidas, donde Daisy actuaba todas las noches, se convirtió en
propiedad de ese cártel. Daniel Quintero Riestra, un caudillo de la droga local
que supervisó el mundo clandestino y el sector empresarial de la ciudad, vino a
controlar el bar Bandidas y se interesó en Daisy. Él era el hombre que Daisy le
describió a su madre; no estaba contenta con la atención de Quintero y pagó por
eso.
Quintero
creía que Daisy le pertenecía porque trabajaba en un establecimiento en una zona
que él controlaba.
Daisy
había tenido premoniciones sobre su muerte. Semanas antes, según cuenta su
madre, Daisy le escribió para contarle que quería irse de Guadalajara porque el
negocio se había vuelto peligroso. Le había dicho a su madre que personas rudas
estaban involucradas y que no deseaba continuar su relación con Bandidas. Sin
embargo, México todavía era parte de su futuro. Antes de su muerte, ella había
comprado boletos de avión para que su madre y su hermana discapacitada la
visitaran.
La
madre de Daisy, Ingrid Arenas, todavía cree que su hija era una modelo y tal vez lo fuera. Pero no le bastó para conservar la vida.
La
madre de Daisy ha luchado durante años para averiguar qué le sucedió a su hija.
A un año del asesinato de Daisy, el gerente y propietario del bar Bandidas, Iván
Martínez Macías, también fue asesinado. Denisse Mateo, otra escort
venezolana y amiga de Daisy, también fue asesinada en 2015. Se cree que Mateo le
dio a la policía información sobre dónde encontrar a Quintero, el asesino de
Daisy, quien fue arrestado descansando en un yate en la Rivera Maya del Caribe,
ese mismo 2015.
El
bar Bandidas fue finalmente cerrado en 2016.

Una visita a Guadalajara
Una
noche en Guadalajara, a fines del 2015, en compañía de dos amigos, visité el bar
Bandidas. La entrada del bar estaba vigilada por hombres corpulentos y altos,
sujetos del narcotráfico. Era una noche hawaiana, pero la camarera que nos
atendía parecía estar trabajando bajo presión. El bar estaba medio vacío con
solo clientes masculinos. El asesinato de Daisy había dañado la reputación del
bar, y pasarían apenas algunos meses antes de que cerraran el establecimiento.
Esa
noche, el ambiente estaba tenso. Dos hombres parecían estar tomando fotos de
nosotros, que bebíamos cervezas. Nos fuimos después de una hora; llamamos a un
taxi para que nos recogiera y nos dejara en un hotel cercano, donde podríamos
desaparecer sin huellas.
Al
día siguiente, visité el tribunal estatal de Guadalajara con un abogado local
para hablar con un juez sobre el caso de Daisy. En México, es ilegal que los
periodistas tengan acceso a documentos judiciales, pero Quintero, el asesino de
Daisy, había sido arrestado unas semanas antes.
Cuando
pedí el expediente judicial de Daisy, el secretario de la corte fingió que
faltaba el registro de su caso. Sólo después de que mi amigo abogado le explicó
que yo era una escritora de novelas románticas que quería leer el caso de Daisy
y usarlo en una historia, el empleado de repente encontró los documentos que
faltaban. El abogado que me acompañó dijo que el cártel le estaba pagando al
funcionario para que identificara a los que vinieron a buscar información sobre
el caso, puesto que se trataba de un narcotraficante de alto nivel. Cuando lo
miré, perpleja, dijo que era la única manera de obtener los
documentos.
El
archivo, que incluía fotos del cuerpo de Daisy en la sala de reconocimiento, era
grueso. La conclusión del caso decía que había sido asesinada porque Daniel
Quintero Riestra, jefe de la plaza de Guadalajara para el Cartel Jalisco Nueva
Generación, creía que ella le pertenecía y que ella se había portado mal. La
madre de Daisy dijo que Quintero estaba enamorado de Daisy, y eso trazó su
destino.
El
CJNG controla a las escorts sofisticadas de Guadalajara y a las
trabajadoras sexuales de la calle por igual. A principios del 2016, acompañé a
los activistas de derechos humanos de Brigada Callejera, un grupo que trabaja
con prostitutas en México, a Guadalajara. Estaban allí para visitar a las
trabajadoras sexuales de la calle en varios barrios.
En
una zona cerca del centro de Guadalajara, jóvenes del CJNG, aparentemente,
comenzaron a seguirnos. Brigada trabaja con más trabajadoras sexuales oprimidas
que escorts. Estas mujeres se paran en las esquinas de las calles o en
los bares para conquistar clientes, a los que cobran de cinco a diez dólares por
20 minutos de servicio. Una joven que detuvo a nuestro grupo cuando visitábamos
un motel donde se reunían las mujeres, dijo que el CJNG estaba comenzando a
tomar el área e imponer controles más estrictos. Los grupos de pandillas
anteriores nunca habían requerido que estas mujeres pagaran impuestos, pero
ahora CJNG les exigía 30% de sus ganancias semanales.
El fotógrafo italiano
Miguel
José Leone Martínez es un robusto fotógrafo venezolano que posa en Facebook e
Instagram rodeado de hermosas modelos y actores hispanos famosos. Se desplaza
entre Miami y Ciudad de México, según su Instagram, donde tiene 30.000
seguidores. Su logro más importante seguido en los medios de comunicación en
español fue su promoción de un breve romance entre Shannon de Lima, modelo
venezolana y ex esposa de Marc Anthony, tenido hasta hace poco como la pareja
del futbolista colombiano James Rodríguez, y Saúl Hernández, alias
Canelo, el boxeador mexicano.

Sin
embargo, a principios del 2018, Leone Martínez estaba en las noticias por un
asunto más sórdido. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo identificó
como un chulo de clase alta, que reclutó mujeres hermosas para Los Cuinis, el
grupo de drogas vinculado al CJNG.
La
operación de Leone aparentemente apunta a modelos de alto nivel, las mejores de
Venezuela. Inmediatamente después del anuncio, Shannon de Lima fue contactada
por periodistas de Miami. De Lima es una conocida habitual en el círculo social
de Miami. Ella negó cualquier conocimiento sobre las actividades de Leone, pero
su romance con el boxeador Hernández fue interrumpido.
El
Tesoro de Estados Unidos congela las cuentas bancarias en el país de aquellas
personas incluidas en la lista de delitos financieros. También prohíbe a los
ciudadanos y compañías estadounidenses hacer negocios con los sospechosos
nombrados. Leone había estado en el radar de Washington desde 2015, cuando fue
arrestado por la policía mexicana estando de vacaciones en un yate con el líder
principal de Los Cuinis, Abigael González Valencia. Después de un año de
detención, Leone fue liberado sin cargos por la policía mexicana. Abigael
González Valencia permanece en una cárcel mexicana y espera la extradición a
Estados Unidos.
Leone
es originario del estado fronterizo venezolano de Apure, conocido por sus vuelos
clandestinos y cargados de coca a América Central y México. Hijo de un pequeño
empresario italovenezolano, dejó Apure cuando tenía 17 años y se mudó a
Caracas.
Ilustraciones realizadas por: Luis Esteves, Vanessa Pan y Yeilys Marquez