La bitácora de los tanqueros fantasmas al servicio de la revolución

El cordón umbilical entre las revoluciones chavista y castrista, más que de ideología, está hecho de petróleo. Los generosos despachos venezolanos de hidrocarburos sumaron en los mejores tiempos una factura de 100.000 barriles diarios que La Habana, de pagarla, lo hacía en especies. El compromiso es tal que, en estos tiempos de sanciones internacionales y de penurias económicas en casa, Venezuela todavía se las arregla para enviar 50.000 barriles por día a Cuba. ¿Cómo? Un seguimiento a dos tanqueros que navegan en días recientes entre los dos países muestra las maniobras que los buques deben hacer para llegar a buen puerto.
El
Gobierno de Nicolás Maduro culpa a las sanciones financieras impuestas por
Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea contra el régimen de Caracas, por la
escasez crónica de medicinas, alimentos y otros insumos de primera necesidad que
azota a Venezuela. Se trata de una afirmación discutible, habida cuenta de que
la crisis de desabastecimiento antecede en al menos tres años a las sanciones,
que empezaron a ser implantadas por la administración de Donald Trump durante el
segundo semestre de 2017, y de que la amplia mayoría de esas medidas han estado
dirigidas al bloqueo de cuentas y negocios de personalidades individuales en la
jerarquía chavista.
No
obstante, y si se concediera la razón a los reclamos de Caracas, estos no harían
más que subrayar la extraordinaria tozudez con que Venezuela sigue burlando las
sanciones y enviando cargamentos de petróleo a Cuba, su demandante mentor
ideológico en el Caribe, un cliente que no paga esos despachos en dinero
contante y sonante sino, con suerte, en servicios de seguridad y recursos
humanos para programas sociales.
La
estatal petrolera venezolana Pdvsa es objeto desde enero pasado de severas
sanciones por parte de Washington, que incluyeron la prohibición de suministro
de diluyentes a esa corporación y otros interdictos comprendidos en la Orden
Ejecutiva 13.850 del presidente Trump. A consecuencia de esas medidas, las
exportaciones de crudo venezolano, ya afectadas por la languideciente capacidad
de producción, cayeron de inmediato en 40 por ciento. Más recientemente, en
abril, Washington estableció limitaciones para las empresas navieras que
transporten petróleo venezolano.
La
administración estadounidense buscaba con ello cortar en la yugular el vital
flujo de petrodólares al régimen chavista y, según una declaración del
secretario de Estado, Mike Pompeo, “evitar que Maduro y sus secuaces se sigan
enriqueciendo a costa del muy sufrido pueblo venezolano”. Además se intentaba
en lo posible colaborar para que el Gobierno paralelo del opositor Juan Guaidó,
a quien Washington apoya en su propósito de ganar el poder político en
Venezuela, se haga con el control del comercio internacional de los
hidrocarburos que Pdvsa produce.
A
pesar del asedio, en días recientes la agencia Reuters informaba que Pdvsa en el
mes de abril todavía se las arregló para colocar un promedio de 1,06 millones de
barriles diarios en mercados globales. China e India eran sus destinos
principales, con las empresas CNPC y Reliance como clientes en esos países,
respectivamente. Según la misma
fuente, en ese mes Venezuela consiguió también estabilizar sus despachos diarios
de crudo a Cuba en unos 51.000 barriles.
La
resiliencia demostrada por el comercio petrolero entre Venezuela y Cuba ya es
motivo de frustración en las esferas políticas de Washington. El miércoles de
esta semana, por ejemplo, el ex gobernador de Florida y actual senador
republicano por ese mismo estado, Rick Scott -él mismo, un ex efectivo de la
Marina-, sugirió que Estados Unidos debería considerar la posibilidad de
establecer un bloqueo naval a Cuba para asegurar el cumplimiento de las
sanciones contra Pdvsa. “Está claro que las sanciones que procuraban bloquear el
flujo de petróleo entre Cuba y Venezuela no están funcionando”, dijo el dos
veces gobernador en unas declaraciones publicadas por el Miami Herald. “Cuba es
la más poderosa fuerza que apuntala al régimen de Maduro en Venezuela, en gran
parte por el petróleo gratis que recibe de vuelta. Se trata de petróleo por
represión. Cortar el suministro de petróleo al régimen de Castro sería la medida
más efectiva que podamos tomar para dar fin al brutal régimen de
Maduro”.
Hay
fuertes indicios de que Pdvsa, su flota de tanqueros y algunos proveedores
extranjeros de servicios marítimos han tomado nota debida, si es que no han
recibido directamente el conocimiento, de técnicas elusivas desarrolladas con
anterioridad por otras naciones sometidas a sanciones, como la misma Cuba
castrista o el Irán de los ayatolas, por ejemplo, ambos aliados muy cercanos a
la autodenominada Revolución Bolivariana.

Denuncia del envío de gasolina a Cuba a bordo del E Pioneer
Para
la suerte del Gobierno de Maduro se ha vuelto algo crucial que sus exportaciones
de petróleo no puedan ser rastreadas fácilmente, para evitar su bloqueo por
fuerza bruta -en caso de que se plantee una cuarentena naval- o que generen
sanciones contra sus transportistas.
El
seguimiento a dos buques que apenas en abril reciente, cuando las sanciones
norteamericanas ya estaban en vigencia, sirvieron rutas entre puertos de
Venezuela y Cuba -uno, un tanquero de bandera panameña, y el otro, una nave de
gas licuado con bandera italiana- resulta útil para ilustrar cómo funcionan esas
astucias de altamar. Con frecuencia, la desconexión -intencional o no, que no se
puede verificar- de la transmisión de los transponders AIS -Automatic
Identification System, que permite el control por radar y satélite de la
navegación marítima en todo el planeta- es una práctica
verificada.
Actividad oscura como el crudo
El E
Pioneer es un tanquero con bandera panameña que desde agosto de 2018
prácticamente no ha abandonado aguas del Caribe. Botado de astilleros en Japón en
2003, con una capacidad de poco más de 330.000 barriles de carga y 45.000
toneladas de desplazamiento, además de casi 180 metros de eslora, tuvo como nombres anteriores los de Lyra Pioneer y Pioneer X.
De
acuerdo a los datos registrados por la base de datos Windward, procesados y
suministrados a Armando.Info por la organización no gubernamental C4ADS, con sede en Washington DC, la más
reciente travesía del E Pioneer lo llevó por un largo bucle a puertos petroleros de
Venezuela y Cuba, partiendo desde Amuay, en el estado Falcón (noroeste de
Venezuela), con paradas en las localidades antillanas de Matanzas y Pastelillo.
En ambos puertos cubanos el buque desarrolló “actividad oscura” puesto que apagó
los transponders y escapó así del monitoreo marítimo
internacional.
La
ruta empezó el 18 de marzo en la bahía de Amuay, sobre cuyas costas se encuentra
un importante complejo refinador de Pdvsa. Allí permaneció el buque por dos
días. En ese interin se perdió su comunicación AIS durante diez
horas.
Luego
el tanquero navegó con rumbo noroeste para cruzar el paso de barlovento entre
las islas de La Española y Cuba para atracar el 24 de marzo en la bahía de
Matanzas. Allí se le pierde el rastro por cuatro días. Cuando reaparece, el 28
de marzo, ya está a unos 30 kilómetros costa afuera del sector de Carbonera,
Cuba. El 29 llega al puerto de Pastelillo, donde de nuevo deja de ofrecer su
posición por dos días.

Tanquero E Pioner
El 1 de abril retorna a Venezuela. Permanecerá en aguas territoriales venezolanas durante 19 días, en aparente espera. Sin embargo, en ese período nunca atraca en puerto alguno, a pesar de que echó anclas frente a Amuay el 18 de abril. El 19 de abril zarpa de nuevo con rumbo noroeste para dejar aguas venezolanas. Solo reaparecerá ante el satélite el 30 de abril a unos kilómetros al sur de Cienfuegos, Cuba.
De acuerdo a fuentes vivas conocedoras de la industria petrolera venezolana, cuando el E Pioneer desapareció del radar para volver a aparecer cerca de Cienfuegos, se dirigió a Aruba, donde recogió productos para Cuba. Antes había transportado fuel oil.
Como
se dijo, desde agosto de 2018 el buque permanece haciendo casi que un cabotaje
entre puertos venezolanos y cubanos. Para entonces venía de cubrir rutas en el
norte de Europa. Su última inspección registrada fue en Rotterdam,
Holanda.
El
11 de agosto de 2018 el E Pioneer había hecho puerto en el atracadero 6 de Amuay
tras arribar de Europa, donde se quedará durante 72 horas, 37 de las cuales
transcurrirán sin transponder. Luego seguirá a La Habana, Matanzas, y una
refinería cerca de Matanzas, hasta el 24 de agosto. En este derrotero también se
comprobará el apagado del sistema de localización que se convertirá en un patrón
en los subsiguientes servicios a Venezuela.

Mapa de la ruta entre Venezuela y Cuba del tanquero E Pioneer del 18 de marzo al 18 de abril de 2019
Este
buque es también el que aparece en la fotografía que acompaña a un trino del usuario
@ACentaurion, quien en noviembre pasado denunciaba por Twitter que “mientras en
Caracas y 10 estados ya no hay gasolina”, el E Pioneer “zarpó a Matanzas, Cuba,
cargado de gasolina de 95 octanos”.
Aunque
de bandera de conveniencia panameña, el E Pioneer es gerenciado por la empresa
Navi8 Pte. Ltd de Singapur, bajo control de accionistas británicos. La operación
ISM (seguridad) de la nave está a cargo de Executive Ship Management Pte,
también de Singapur.
El
puerto de Singapur es uno de los principales mercados de comercio spot de crudo
en el mundo. Las ventas spot son las de cargamentos de ocasión en puertos, que no son adquiridas por contratos previos.
Ambas
empresas parecen formales y con buena salud financiera, con ventas por un poco
más de 110 millones de dólares en el año fiscal 2015 para la primera, y de 24
millones de dólares en 2018 para la segunda, últimos periodos reportados por el
servicio de Dun & Bradstreet incluido en la base de datos empresarial
LexisNexis.
Algo
más opaco es el asunto de su propiedad. Según los registros, el E Pioneer
pertenece a la empresa E Tankers Maritime Co Ltd, que maneja 15 buques en total.
Sin embargo, ni en Windward ni en IHS Ship Database se revela quién es el dueño
final de la empresa.
Circunvalación por el Caribe
También
gracias a los datos de Windward, procesados y suministrados por C4ADS, se pudo
seguir el rastro a otro buque, el Marigola, un barco productero -según la jerga del negocio- de bandera italiana y diseñado para
el transporte de gas natural licuado.
Como
en el caso del E Pioneer, el Marigola lleva casi un año haciendo rutas en redondo entre Cuba y Venezuela. Sin embargo el Marigola, construido en 1999,
tiene dueños distintos. De acuerdo a los registros internacionales, es propiedad
de de una empresa de Génova, Italia, llamada Carbofin SpA, fundada en 1954. La
empresa reportó ingresos por 42 millones de dólares en
2017.
Del
27 de marzo al 3 de mayo de 2019 el buque hizo una larga navegación que le llevó
desde Venezuela a tocar varios puertos cubanos. Partió desde el terminal de
Jose, estado Anzoátegui, sitio del gran complejo criogénico del oriente de
Venezuela, después de haber pasado por el puerto de Bajo Grande, sobre el lago de
Maracaibo, donde se encuentra una importante planta de fraccionamiento, y por
Punta Cardón, estado Falcón. Desde Jose tomó rumbo a Cuba. En la isla hizo una
circunvalación por distintos puertos -Santiago, Pastelillo, Cienfuegos, La
Habana, Matanzas-, en los que de manera regular desactivó su sistema de
localización. Al menos dos de sus destinos comprobados, la refinería Hermanos
Díaz en la bahía de Santiago de Cuba, y la Base de Combustibles Nuevitas, en
Camagüey, sirven a la industria de hidrocarburos.
De acuerdo a fuentes conocedoras del negocio, el gas licuado que el Marigola transportó a Cuba puede ser parte del que Venezuela compra regularmente a China y que el Gobierno de Caracas reserva para sus aliados de La Habana.

Mapa de la ruta entre Venezuela y Cuba del buque de gas licuado Marigola del 15 de febrero al 3 de mayo de 2019
Falsos atracaderos
Según
las pistas que se vienen haciendo públicas con cierta regularidad, estas no
serían las únicas maniobras para eludir las sanciones que los tanqueros que
salen de Venezuela están usando.
A
mediados de abril, el website especializado Lloyd’s List Maritime Intelligence
informó que desde el 21 de marzo pasado al menos tres buques que partieron de
Venezuela con cargamentos de fuel oil se internaron por varias horas en aguas
territoriales de Trinidad y Tobago, país donde tenían registrada escala. Luego
de permanecer en la zona económica exclusiva de esa nación insular - cuyo
Gobierno es un aliado cercano al Gobierno de Nicolás Maduro- retomaron curso
hacia destinos más lejanos y sin reportar, como Gibraltar y
Singapur.
En
el negocio marítimo esta modalidad es conocida como false berthing (“falso
atracadero”) y es típica de los tanqueros iraníes, cuyos tripulantes la
inventaron para eludir las sanciones internacionales. Según la fuente, los tres
buques -dos de bandera griega, y una indeterminada-, el Serengeti, el Mindoro y
el Amore Mio, llevaban a cabo un intento fútil por así obtener un bill of landing o manifiesto de carga
que señalara a Trinidad y Tobago, y no Venezuela, como punto de origen de sus
respectivas travesías.
La
publicación también señalaba que apenas unas semanas antes se había conocido de
al menos cuatro casos de transbordo de carga en alta mar cerca del puerto
mediterráneo de Gibraltar. En todos ellos, tanqueros procedentes de Venezuela
-dos del tipo Suezmax y dos del tipo Aframax- descargaron su mercancía en otros
buques.Según expertos, en esos casos estuvo involucrada la empresa rusa Rosneft como vendedora, y las operaciones en alta mar no necesariamente buscaban despistar a los sistemas de tracking.