Adrián Velásquez: el edecán de Chávez que puso su dinero a buen resguardo

El exjefe de seguridad del palacio de Miraflores mantiene una compañía en un paraíso fiscal de la República de Seychelles, en el lejano Océano Índico. Su estilo de vida ha experimentado un notorio ascenso desde que se residenciara en República Dominicana en 2013, tras la llegada de Nicolás Maduro al poder y la salida de su esposa Claudia Díaz de la Tesorería venezolana
A sus 36
años el capitán retirado del Ejército venezolano, Adrián José Velásquez
Figueroa, exjefe del Departamento de Seguridad del palacio presidencial de
Miraflores durante parte del gobierno del presidente Hugo Chávez, ha decidido
establecerse en Punta Cana, República Dominicana, junto a su esposa, la
expresidenta de la Oficina Nacional del Tesoro de Venezuela y exoficial de la
Armada, Claudia Patricia Díaz Guillén. La Dirección General de Migración de ese
país concedió al exmilitar la residencia temporal en junio de 2014. Allí, frente
a las aguas algo frías del este de la isla, un sector que durante casi todo el
año recibe a turistas ansiosos de echarse en una tumbona a la orilla de la
playa, siguen el pulso a sus inversiones.
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Documentos
entregados al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por
sus siglas en español) por el diario alemán Süddeutsche Zeitung demuestran que
Velásquez Figueroa abrió el 18 de abril de 2013, cuatro días después de la
apretada victoria de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales
sobrevenidas de aquel año en Venezuela, una compañía en la República de
Seychelles llamada Bleckner Associates Limited, por intermedio del bufete
panameño Mossack Fonseca (MF), especialista en crear sociedades de maletín, con
un capital de 50.000 dólares.
Dicha
empresa, como lo reconoce la firma suiza V3 Capital Partners LLC, que administra
el patrimonio de Velásquez Figueroa, en un correo electrónico enviado el 2 de
diciembre de 2014 a Mossack Fonseca, no tiene actividad comercial alguna. “La
empresa administra los activos rentables de Adrián Velásquez Figueroa desde una
perspectiva de gestión de la riqueza”. Para el momento de la comunicación, el
sueldo mensual promedio de un capitán rondaba los 10.000 bolívares, menos de 170
dólares en el mercado negro, de acuerdo con el tipo de cambio en ese momento: 60
bolívares por cada dólar. Con el tiempo Velásquez Figueroa ha demostrado tener
mucho más poder de compra que el de un asalariado.
Se sabe
que al menos hasta el 30 de junio de 2015 la pareja Velásquez-Díaz residía en un
exclusivo conjunto residencial de Punta Cana, llamado Cap Cana Caribe, muy lejos
de la caótica situación de Venezuela, agobiada por una generalizada escasez de
bienes de todo tipo. En aquel lugar el costo de una vivienda oscila entre
400.000 y 1,6 millones de dólares. Por alguna razón hasta ahora desconocida,
ellos convirtieron ese exclusivo destino turístico del Caribe dominicano en su
centro de operaciones. Fue, en todo caso, una decisión que tomaron después de
muchas idas y venidas a ese país, como lo demuestran los movimientos migratorios
de ambos.
Velásquez,
nacido en Maturín, Venezuela el 2 de noviembre de 1979, también conocido entre
los militares con el sobrenombre de Guarapiche, por el río que atraviesa su
ciudad natal, ubicada en el oriente de Venezuela, viajó a La Romana y a Punta
Cana en enero de 2012 y en el mismo mes de 2013. Su esposa se convirtió en una
visitante frecuente al menos desde julio de ese año. Llevaba ya tres meses fuera
de la tesorería, cargo en el que había sido nombrada en mayo de 2011 por el
entonces presidente Hugo Chávez, cuando comenzaron sus constantes viajes. El
cargo público ya no la ataba al país. Había dejado de captar y custodiar los
fondos valores e inversiones de la República y de concretar los pagos
establecidos en el presupuesto. Todo esto en medio de un largo control cambiario
que ha permitido que los allegados al régimen chavista se beneficien con un
sistema que les entrega dólares a precios subsidiados por el Estado que luego se
revenden en el mercado negro.
Díaz
viajó 11 veces desde Venezuela hacia Santo Domingo o Punta Cana y siempre en
vuelos chárter entre 19 de julio de 2013 y el 15 de enero de 2015. La
extesorera, quien también ocupó el cargo de secretaria del Fondo para el
Desarrollo Social, no ha regresado al país desde el 21 de septiembre de 2015,
cuando atravesó la frontera venezolana con Colombia, cerrada desde entonces al
tránsito de vehículos por órdenes del presidente Maduro, para trasladarse hacia
la ciudad de Cúcuta.
Henrique Capriles denuncia
El nombre
de ambos era apenas un pie de página en la opinión pública hasta que saltó de
pronto a las primeras planas. El 26 de mayo de 2013 el gobernador del estado de
Miranda y excandidato presidencial, Henrique Capriles Radonski, sugirió que la
pareja tenía relación con Raúl Gorrín, uno de los dueños de Globovisión, planta
adquirida por capitales chavistas en marzo de aquel año. Capriles hablaba desde
la impotencia que suponía comprobar que su presencia en esa pantalla no era
bienvenida como hasta principios de aquel año. Globovisión despuntaba entonces
como la única televisora con una política editorial que cuestionaba al gobierno.
Habían pasado seis semanas desde que el gobernador había perdido por escaso
margen con Nicolás Maduro la inesperada elección de abril de 2013, que escogió
al sucesor del fallecido Chávez.
Díaz
salió de su cargo justo en el mes que Capriles formuló su denuncia. Velásquez
Figueroa, mientras tanto, estaba ya empleado en la empresa MJ Box Tool C.A
–desde el 9 de julio de 2012, aunque él la había fundado en septiembre de 2009–
y aún aparece como empleado activo de esa compañía en su cuenta del Seguro
Social. Suena lógico. Es el presidente de la empresa, ubicada en su natal
Maturín según el Registro Nacional de Contratistas, y está habilitada para
contratar con el Estado venezolano. Su hermano Josmel José Velásquez Figueroa es
el vicepresidente y Eulogio Mago aparece como uno de los
directores.
Todos
ellos eran los responsables de capitanear la empresa al menos hasta el 23 de
marzo, en plena Semana Santa. Ese día el autor de esta nota intentó hablar por
primera vez con alguno de los hermanos Velásquez Figueroa, sin éxito. La
recepcionista informó que el único vocero autorizado de la compañía era Eulogio
Mago y que lo llamara al finalizar el asueto. El lunes 28 de marzo atendió un
asistente de Mago que nunca se identificó. Después de escuchar el motivo de la
llamada, que pretendía buscar comentarios de Velásquez Figueroa sobre la
situación actual de las inversiones que maneja en Suiza y la razón por la cual
había decidido abrir una cuenta en la República de Seychelles, el hombre
informó: “Nosotros no tenemos información que ofrecer y menos vamos a conversar
con un periodista. Buenos días”.
El jueves
31 de marzo se había modificado la línea de mando de MJ Box Tool, según los
registros electrónicos del Registro Nacional de Contratistas. Ya no aparecen los
hermanos Velásquez Figueroa en el directorio ni tampoco Eulogio Mago. También se
ha modificado el renglón que refleja la experiencia de la compañía y las áreas
de experticia que abarca. MJ Box Tool, que tenía tres años declarados de
experiencia en cada faceta de su negocio, aparece ahora como una compañía
improvisada y sin recorrido en los servicios que le contratan (construcción y
mantenimiento, producción y fabricación industrial y servicio de gestión,
profesionales de empresa y administrativos).
Le sonará al Sr.Gorrin los nombres de Claudia Díaz y Adrián Velásquez a quien le dicen Guarapiche?
— Henrique Capriles R. (@hcapriles) May 27, 2013
También
han cambiado el objeto principal de la empresa. Si hasta el 23 de marzo
participaba en la remodelación y construcción de obras civiles, competía en el
área de servicios y distribuía bienes importados, después de Semana Santa se ha
supuestamente concentrado en el sector de la construcción. De su vida anterior,
sin embargo, hay algunas evidencias. Los registros de Import Genius, una de las
bases de datos de tráfico marítimo más grandes del mundo, revelan que, entre
diciembre de 2012 y enero de 2013, cuando todavía Claudia Díaz era la tesorera,
llegaron al puerto de Guanta, estado Sucre, dos cargamentos que, sumados, están
valorados en 234.890 dólares, ambos importados por MJ Box Tool. Adrián Velásquez
y sus socios trajeron al país preparaciones utilizadas en la industria
química.
La eterna voluntad de esconderse
Aunque en
agosto de 2013 un empleado de Mossack Fonseca en Panamá reportó en un correo
electrónico que Adrián Velásquez Figueroa “era responsable de la seguridad del
hijo del expresidente Chávez”, que “estaba dedicado a los negocios ilegales con
comida y minerales” y que consideraba necesario profundizar las investigaciones
sobre el origen de su fortuna, ninguno de los destinatarios pareció tomarlo en
cuenta. En los correos consultados de ese año apenas hay una referencia al
excapitán del Ejército venezolano. V3 Capital Partners le comunica al bufete que
el cliente (Velásquez Figueroa) debía abrir una cuenta en los Emiratos Árabes
Unidos y necesitaba “un sello de las acciones”.
En mayo
de 2015 reaparecieron esas preocupaciones. El escritorio decidió actualizar sus
registros para adaptarse a los extremos de la ley 23, que promulgó Panamá el 27
de abril de 2015 para prevenir el lavado de dinero y el financiamiento al
terrorismo. La correspondencia interna del bufete evidencia que adelantaron
algunas gestiones para “corregir” anomalías, ajustarse a la normativa y así
evitar penalizaciones.
V3
Capital Partners recibió el 2 de junio la primera advertencia. Velásquez
Figueroa, escriben los especialistas, calificaba como una Persona Políticamente
Expuesta (PEP, por sus siglas en inglés), una denominación que advierte al
sistema financiero de la relación de un cliente con una persona que ocupa cargos
públicos en un país. Habían hecho una búsqueda superficial en Internet
encontrando las referencias dadas por Capriles, su relación con Claudia Díaz y
en general todo lo que de la pareja se ha afirmado en las columnas dedicadas a
difundir trascendidos en la red.
La suiza
V3 Capital Partners, como parte de su trabajo, había llamado al bufete panameño
para que dispusiera del nombre de una compañía de papel en un paraíso fiscal que
pudiera administrar los activos acumulados por Velásquez Figueroa, de cuya
cuantía y procedencia no se dan mayores detalles en los correos electrónicos
consultados para escribir esta historia. De entre las muchas opciones que tenían
escogieron Bleckner Associates Limited. Mossack Fonseca, como dice su página
web, funciona como un agente registrador al que acuden los propietarios de
ciertas fortunas para administrar sus bienes. Las compañías por ellos
proporcionadas pueden llevar a cabo negocios en cualquier país, efectuar
transacciones en la moneda que decida el cliente a través de jurisdicciones que
suelen estar exentas de impuestos con relación a cualquier actividad comercial o
transacción efectuada fuera de su jurisdicción.
Tres
meses después de la solicitud llegaron los documentos. Entre ellos, el exjefe de
seguridad de Hugo Chávez mandó una carta que certifica que forma parte de la
exclusiva clientela del banco suizo BSI desde noviembre de 2012. Apenas un
mes, antes un moribundo Chávez había ganado las elecciones para un cuarto
período presidencial. Y siete meses antes su esposa Claudia había aprobado el
aumento de capital del Fondo de Desarrollo Nacional, una entidad creada en 2005
para financiar proyectos de gran calado, con la idea de utilizar ese dinero para
pagos y recompra de deuda pública y atender “situaciones extraordinarias”.
Durante aquella campaña electoral la oposición denunció, sin demostrarlo, el uso
de recursos públicos para financiar la reelección de Hugo
Chávez.
La
apertura de una cuenta en Suiza se completó luego de participar en la fundación
de al menos cinco compañías distintas en Panamá, todas inscritas en el registro
público de ese país entre agosto de 2011 y mayo de 2012 y con capitales de
10.000 dólares.
Entre
todos los documentos enviados el exoficial de las fuerzas armadas venezolanas
también entrega a Mossack Fonseca una dirección en Venezuela nada concreta, como
para refrendar la voluntad de mantener su patrimonio a salvo de cualquier
escrutinio: avenida Sojo, entre avenida Venezuela y Boyacá. Para localizarla
habría que tocar todos los timbres de los edificios y casas hasta dar con su
paradero.
Con la
colaboración de Tamoa Calzadilla desde Miami
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