La tala de los bosques también encontró una guarida offshore

Los llamados Paradise Papers abren una rendija para ver cómo hay bufetes de abogados y entidades de la banca que facilitan el crecimiento de una de las empresas de papel más grandes de Asia a pesar de un historial manchado de crímenes ambientales y conflictos sociales
En la isla de Padang, en el corazón de la
región de la industria maderera indonesia, un grupo de jóvenes señala lo que
queda de los árboles de palma sagú. Estos son los restos de los incendios que,
durante dos décadas, han venido calcinado los frondosos bosques de esta
nación-archipiélago.
“Sentimos indignación” dijo Alvin, de 15
años, quien se crió en el pueblo de Bagan Melibur. “Los efectos de las quemas
forestales son inmensos para los humanos y los animales”,
añadió.
En esta cadena de islas los incendios del 2015 fueron tan intensos que gran parte de Indonesia ha quedó envuelta en una calima feroz. Tanto así que llegó a extenderse hasta Tailandia. Se paralizaron los vuelos aéreos, los niños tuvieron que usar máscaras protectoras para ir a la escuela. Varios estudios han conectado los niveles de niebla tóxica (smog) con por lo menos 19 muertes y tantos como medio millón de habitantes con problemas respiratorios. La agencia meteorológica indonesia llamó esta neblina y tiniebla “un crímen de lesa humanidad”.
Los incendios que ocasionaron la densa
neblina fueron producto de una temporada de sequía prolongada y de la tala y
quema empleadas para despejar los bosques frondosos de las turberas (pantanos),
que han abierto el paso a las plantaciones de aceite de palma y de madera de
pulpa. Como consecuencia de estos estragos, grupos de protección ambiental
desataron su protesta contra las empresas industriales que se ocupan en despejar
los bosques de Indonesia. Entre ellos figura Asia Pacific Resources
International Holdings Ltd. (APRIL), una de las mayores pulperas y productoras
de papel en el mundo.
El equipo que coadyuva a que esto suceda
Una fuga de documentos de una empresa
offshore ha revelado que APRIL es una de las empresas de recursos naturales de
la región que han logrado mayor prosperidad, mediante el talado de enormes
extensiones de zonas forestales indonesias y el apoyo de una red global de
banqueros, abogados y contadores de élite que le han ayudado a navegar entre las
corrientes corporativas y tributarias.
Los documentos vienen de la firma offshore
Appleby y del proveedor de servicios corporativos Estera, dos negocios que
operaron juntos bajo el nombre de Appleby hasta que Estera se independizó en
2016. Los mismos muestran que la firma de abogados Appleby, basada en Bermuda,
además de bancos de renombre como Credit Suisse y el banco holandés ABN Amro
continuaron asistiendo a APRIL con la estructuración de sus operaciones a pesar
de un ya cuestionable récord ambiental de la empresa pulpera y
maderera.
Los documentos internos de Appleby arrojan
nueva luz a las preocupaciones de académicos, grupos de voceros y funcionarios
de gobierno. Sus reservas se basan en que el sistema financiero offshore
coadyuva al financiamiento y crecimiento de empresas involucradas en el derribe
de bosques y en el uso de otras prácticas que agudizan el cambio climático
global. El problema es aún más serio si se tiene en cuenta que Indonesia abriga
la tercera extensión más grande de bosques tropicales con la tasa más elevada de
deforestación en el mundo.
El periódico alemán Süddeutsche Zeitung obtuvo los
documentos fugados, los cuales se compartieron con el Consorcio Internacional de
Periodistas de Investigación (ICIJ) y otros medios
asociados.

En su análisis de los documentos, ICIJ
halló que APRIL es una entre una docena de compañías de productos forestales con
sede en Asia que han utilizado de los servicios de Appleby. Esta compañía, que
se autodenomina “uno de los mayores proveedores de servicios jurídicos
offshore”, ha movido miles de millones de dólares mediante una red de empresas
offshore que abarca desde las Islas Cook en el Pacífico Sur hasta las Islas
Vírgenes Británicas en el Caribe, según la revisión de
ICIJ. Un representante de la empresa escribió
por mail: “APRIL no comenta públicamente los detalles de sus arreglos
financieros”. APRIL es miembro del Royal Golden Group,
uno de los conglomerados de recursos más grandes de Asia. Con sede en Singapur,
RGE emplea más de 60,000 persona en la producción de papel, aceite de palma y
otros productos en el mundo. El conglomerado está bajo el control de pocos
accionistas, a la vez que su información financiera es muy
escasa. RGE dice que provee “asesoramiento
estratégico y toda una gama de procesos de negocios para la subcontratación
externalizada” a APRIL y a otras compañías en el grupo y que cada empresa se
gerencia independientemente, cuenta con sus propios bienes y maneja sus finanzas
de manera autónoma”. Nadie duda quién tiene el control de todo
esto: se trata del billonario Sukanto Tanoto, quien de modestas circunstancias
ha llegado a ser una de las figuras más poderosas y mejor conectadas del país y
tal vez transnacionalmente.
Padre fundador
Según la página web de la empresa, en 1967
Tanoto asumió el negocio familiar, que consistía en el suministro de repuestos
para las industrias del petróleo y la construcción. Al poco tiempo comenzó a
ganar contratos de una compañía de hidrocarburos (petróleo y gas) bajo control
estatal. En 1973 Tanoto fundó RGE y de allí pasó a la industria forestal como
fabricante de madera aglomerada.
El fallecido presidente indonesio Suharto,
dictador que tomó el poder en 1967, dio rienda suelta al desarrollismo
estimulando la explotación masiva de los recursos naturales del país. Suharto
declaró que las zonas forestales –a groso modo tres cuartas partes del
territorio indonesio–, eran de propiedad estatal, haciendo así caso omiso a los
reclamos de las comunidades indígenas. Acto seguido, las concesiones de los
bosques se repartieron entre miembros de la familia, socios de negocios y
partidarios del régimen. Para fines de la era de Suharto –que duró hasta entrada
la década de 1990–, debido a la tala indiscriminada se arrasaron aproximadamente
100 millones de acres de bosques tropicales en Indonesia –equivalentes a los
territorios de Alemania y Holanda, conjuntamente.
Cuando Tanoto abrió su primera planta
pulpera y maderera, Suharto y su gabinete asistieron a la ceremonia de apertura.
Según la Comisión de Erradicación de Corrupción Indonesia y los investigadores
forestales, las empresas del magnate han gozado de subsidios generosos durante
años, incluyendo las regalías al gobierno que se han mantenido artificialmente
bajas para el sector forestal desde los años
noventa.
Mientras el país se encontraba en la
plenitud del auge económico, a mediados de la década de 1990, y se convertía en
uno de los “Tigres del Asia”, Tanoto se movilizaba hacia las áreas de aceite de
palma, energía y fibras para la producción de rayón y
celofán
Según los documentos revisados por ICIJ,
por esa misma época RGE comenzaba a trasladar sus gestiones financieras a
paraísos tributarios, establecía entidades corporativas en jurisdicciones de
cero o bajos impuestos y hacía traslados de capital a jurisdicciones
offshore.
En septiembre de 1994, con la formación de
dos compañías en Bermuda –puerto de avanzada del sistema financiero offshore–
comenzaron a aparecer las primeras piezas de lo que vendría a conocerse como
APRIL. Estas entidades contrataron los servicios administrativos y legales de
Appleby.
En menos de un año, una de las entidades
de Bermuda, también conocida como APRIL, fue registrada en la Bolsa de Valores
de Nueva York (NYSE). De acuerdo con documentos secretos usados en la
investigación de 2013 de ICIJ “Offshore Leaks”, un proveedor de servicios
offshore con sede en Singapur, Portcullis TrustNet, ayudó a RGE a establecer una
compañía en las Islas Vírgenes Británicas y dos firmas en las Islas Cook. Una de
las compañías de las Islas Cook fue PEC-Tech Ltd., una firma de ingeniería que
llegó a desempeñar un papel activo en las operaciones de pulpa y papel de
Tanoto.
Para algunas de las corporaciones creadas
por intermedio de Portcullis, Tanoto firmó contratos autorizando a compañías
terciarias a realizar transacciones en representación suya. Tanoto, de
ascendencia china, es ciudadano indonesio. Las autorizaciones fueron firmadas
con su nombre chino, Tan Kang Hoo.
La crisis financiera de Asia en 1997, puso
en picada a la economía de Indonesia y sacó a Suharto del poder. El choque
económico ocasionó que en el año 2001 APRIL, que arrojaba pérdidas por casi
1,300 millones de dólares, fuera sacada del registro del NYSE.El gobierno del
presidente Megawati Sukarnoputri intervino para rescatar la industria de
recursos naturales del país. La Agencia para la Restructuración Bancaria
Indonesia y acreedores nacionales e internacionales de APRIL reestructuraron las
deudas de esta empresa y las de sus competidores.
Según informes de los expertos forestales,
APRIL acordó ampliar sus operaciones de pulpa en Sumatra, la principal isla de
Indonesia, a cambio de la reestructuración.
De acuerdo con su propia página Web, APRIL
se extendió también a China, Brasil y otros países. Los documentos de Appleby
revelan que APRIL tiene o ha tenido subsidiarias en Dubai, las islas Seychelles
y otros paraísos fiscales. Estas compañías no figuran en la página de internet
pública de la empresa.
Entretanto, RGE trasladó la casa matriz a Singapur. Aún permanece en este estado-ciudad que además de ser un paraíso tributario es centro financiero.
La creciente complejidad del conglomerado
trajo consigo repercusiones adversas en 2007, cuando las autoridades fiscales
comenzaron a investigar Asian Agri, la gigantesca afiliada de RGE en materia de
aceite de palma. El gobierno presentó cargos alegando que entre los años 2002 y
2005 los gerentes de Asian Agri diseñaron una argucia sofisticada de evasión de
impuestos que involucraba a 14 subsidiarias.
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Las autoridades acusaron a Asian Agri de
utilizar empresas de fachada en las Islas Vírgenes Británicas, Macao y Hong Kong
con el fin de manipular el precio de los bienes transferidos y de esa manera
reducir las ganancias de las empresas indonesias, a la vez aumentan en las
subsidiarias offshore. En 2012, la Corte Suprema de Indonesia sentenció al
gerente de Asian Agri a dos años de prisión y ordenó a la compañía de aceite de
palma a pagar más de 440 millones de dólares en impuestos y penalidades.
El bosque y los árboles
Mientras la unidad de aceite de palma de
RGE enfrentaba problemas tributarios, el conglomerado de productos forestales,
APRIL, estaba enredado en controversias alrededor de sus
expansiones.
De acuerdo con varios reportes de
noticias, un año antes de que una subsidiaria de APRIL ganara la licencia para
operar en la isla de Padang en 2009, el regente de una provincia de Sumatra
central fue encontrado culpable y sentenciado a 11 años de prisión por haber
recibido 100,000 dólares en sobornos a cambio de emitir licencias de plantación
forestal a compañías que ilegalmente estaban talando en bosques protegidos.
Siete de las empresas eran suministradores de madera de
APRIL.
La coalición ambiental Eyes on the Forest,
reclamó que APRIL era responsable de la destrucción de cerca de 350,000 acres de
terreno forestal en Sumatra y que la compañía, “a sabiendas, extraía pulpa de
madera natural forestal de concesionarios cuyas licencias habían sido emitidas a
través de prácticas corruptas”.
APRIL rechaza las alegaciones: “Nosotros
tomamos la conversión de tierras de manera responsable”, escribió APRIL como
respuesta al reporte de Eyes on the Forest. “Las acusaciones de que APRIL o
aquellos de quienes la compañía surte de fibra de madera estén operando
ilegalmente o que las concesiones otorgadas hayan estado sujetas a prácticas
corruptas no son ciertas”.
En 2016, la Corte Suprema de Indonesia
multó a los surtidores de APRIL en un monto de 1,200 millones de dólares tras
haber hallado que el suministrador había incurrido en una tala ilegal que
destruyó más de 18,000 acres de bosques.
Un problema
En 2009, un año después del caso de
soborno en el centro de Sumatra, una subsidiaria de APRIL obtuvo una licencia
para operar en Padang Island, una isla mucho más pequeña, justo al este de
Sumatra. Los residentes de Bagan Melibur en la parte sur de la isla de Padang al
oriente de Sumatra dicen haberse enterado de las actividades de talado de APRIL
cuando los campesinos que vivían en el bosque se dieron cuenta de los equipos
pesados en la zona. Los taladores comenzaron a cortar el bosque de tajo y
sembrar árboles de acacia para la producción de papel mientras los excavadores
abrían canales entre las turberas para transportar los troncos a las madereras y
secar el humedal.
Los aldeanos organizaron marchas, huelgas
de hambre y otras protestas. Algunos se cosieron los labios para protestar por
el apoyo a la compañía de parte del gobierno.
Uno de los manifestantes, Budimaridi
(algunos indonesios usan sólo un nombre) dijo que los aldeanos usan el bosque
para cultivar árboles de caucho, palmas de aceite y palmas de sagú, utilizadas
para producir almidón para diversos panes y galletas.
“Somos una familia, una aldea” y tenemos
“un problema” expresó Budimaridi. “Ellos continuaron explotando” el bosque y
“nosotros continuamos luchando”.
En 2013 el gobierno central retiró 17,000
acres de tierras de las concesiones de APRIL que los isleños, incluyendo los
pobladores de Bagan Melibur, habían reclamado. Sin embargo, de acuerdo a las
organizaciones ambientalistas locales, la compañía ha continuado sus operaciones
en la zona con la aprobación muda del gobierno. APRIL se negó a comentar estas
denuncias.
“A veces nos sentimos como si ya no
fuéramos ciudadanos indonesios”, dijo Budimaridi, quien trabaja para una empresa
de energía local. “Nuestro gobierno no es lo suficientemente fuerte como para
controlar la compañía”.
Dar la Mano
En medio de quejas en aumento, los
préstamos de los grandes bancos seguían fluyendo, a menudo a través de una red
de corporaciones, hasta que llegaban a las compañías que operaban en los bosques
de Indonesia.
Según un diagrama de flujo hallado en los
expedientes internos de Appleby, en diciembre del 2010, mientras usaba a Appleby
como su consejero jurídico, un grupo bancario encabezado por Credit Suisse le
prestó más de 180 millones de dólares al grupo APRIL. Este dinero estaba
destinado a PEC-Tech, la compañía de ingeniería de las Islas Cook. Conforme al
diagrama, en vez de ir directamente a su destinario, el prestatario era Gold
Crest Capital, una compañía de control de capital que, a su vez, habría de
enviar el préstamo a otra compañía de control de capital en Singapur, con ánimo
de “actuar como el centro tesorero y financiero del grupo APRIL”, según emails
de Appleby.
La compañía controlante de Singapur,
Heliosity Consulting, le habría prestado dinero a la unidad indonesia que le
suministraba pulpa a APRIL, y de ahí dicha suministradora le pagaría a PEC-Tech
por la siguiente línea de producción de pulpa.
Un abogado de las entidades bancarias
escribió por email a Appleby que esta figura tipo circuito formaba parte de una
estructura con fuerza motriz de carácter tributario, creada para disminuir el
recargo general de impuestos.
Appleby no fue la creadora de esta
estructura, pero les proveía servicios legales a los bancos involucrados en los
préstamos a algunas de las subsidiarias de APRIL.
Se desconocen los efectos tributarios de
esta figura. Los documentos analizados demuestran que en 2013 la subsidiaria de
APRIL en las IVB había obtenido un préstamo con similares características y que
fue descrito como libre de impuestos.
Una portavoz de APRIL dijo que la compañía
“cumple todas las obligaciones tributarias en las jurisdicciones donde opera” y
que, “se ciñe a todas las leyes y reglamentos nacionales e internacionales
pertinentes a sus gestiones financieras como parte de un compromiso general por
la buena administración corporativa y prácticas de negocios
sostenibles”.
Los expertos que ICIJ entrevistó
declararon que una firma puede rebajar el costo de sus préstamos al mover éstos
a través de empresas de fachada en las IVB y otros paraísos tributarios hacia
centros financieros como Singapur. Dichos movimientos pueden reducir o evitar la
retención en la fuente sobre los pagos de intereses a los prestamistas. Los
fondos del préstamo pueden ser posteriormente distribuidos a la empresa que
opera en el país de impuestos altos, como
Indonesia.
Común… y perjudicial
Este tipo de arreglo es legal y además
común. Los archivos de Appleby revelan que entre 2006 y 2013, APRIL por sí sola
movió hasta 3,000 millones de dólares a subsidiarias a través de su compañía
controlante en las Islas Vírgenes Británicas y otras entidades
offshore.
Sin embargo, los expertos dicen que tales
arreglos suelen traspasar las ganancias gravables de las jurisdicciones que
acarrean los costos sociales de la explotación de los recursos a otras que
simplemente cobran menos impuestos.
Múltiples reportes e informes de grupos de
derechos humanos y agencias para el desarrollo han venido documentando la manera
en que la toma de tierras y el desplazamiento de indígenas son el resultado de
las prácticas de negocios de las compañías de extracción de recursos naturales.
Esto acarrea el empobrecimiento de dichas comunidades cuyo sustento depende del
bosque.
Para proteger los intereses de los países
en desarrollo y prevenir el abuso de los tratados tributarios existentes que
ayudan a minimizar la carga de impuestos de ciertas compañías, el G20 y la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) endosaron
recientemente una serie de medidas para reformar las normas tributarias
internacionales.
Las áreas forestales son de vital
importancia no solo para sus habitantes, sino “también para la economía y el
futuro del país en general, así como a nivel global, en términos de cambio
climático”, expresó Stephanie Fried, directora ejecutiva de la Ulu Foundation,
un grupo ambiental con base en Estados Unidos. Cuando las empresas usan el
dinero que se han ahorrado al haber evadido impuestos, para invertirlo en
deforestación y otras actividades destructivas, “el daño ambiental y la
devastación social se extienden mucho más”, dijo Fried, quien también es experta
en el sector forestal indonesio.
Los analistas también dijeron al ICIJ que
el uso de las compañías de fachada para la realización de préstamos, permite a
los bancos reclamar que su involucramiento con las compañías de recursos
naturales que se burlan de las leyes ambientales es muy limitado. Cuando los
préstamos se otorgan a las subsidiarias offshore, el poder identificar y lograr
hacer responsables a las casas matrices que las controlan es mucho más difícil,
dicen ellos.
Los ambientalistas toman acción
Desde mediados de la década del 2000, los
grandes bancos han venido adoptando, de manera voluntaria, aunque presionados
por los grupos ambientalistas y el Grupo del Banco Mundial, estándares que
permitan valorar los riesgos ambientales asociados con los prestatarios de las
empresas de recursos naturales.
APRIL ha continuado recibiendo préstamos
jugosos, no obstante que las quejas acerca de su récord ambiental hayan ido en
aumento. Por ejemplo, en 2011 una de las compañías controladoras de APRIL en la
Islas Vírgenes Británicas negoció un préstamo de 600 millones de dólares con ABN
Amro, Banco Santander y otros.
Los expedientes de Appleby muestran que
APRIL buscó debilitar una cláusula ambiental en los documentos del préstamo. El
borrador de los documentos habría comprometido a la compañía a: “tomar todos los
pasos razonables en anticipación a cambios conocidos o que puedan esperarse en
el futuro o a obligaciones [existentes] bajo la Ley Ambiental o cualesquiera
Licencias Ambientales”. Un agente de los prestamistas escribió a pie de página
en el borrador pidiendo eliminar la cláusula ambiental por cuanto sería
“engorroso para ellos monitorear y anticipar futuros cambios a leyes
ambientales”. La compañía logró su cometido.
APRIL se negó a comentar acerca de dichos
esfuerzos. Una vocera de ABN Amro dijo que el banco “no hace parte de ninguna
transacción o actividad que esté en conflicto con la conservación de la
naturaleza” y no “facilita la evasión de impuestos”. Y se negó a comentar sobre
el negocio bancario con APRIL.
Dos meses después del cierre del préstamo
en junio de 2011, clientes corporativos como Full Xerox Australia y Officeworks
anunciaron que dejarían de hacer negocios con APRIL y citaron las preocupaciones
de los ambientalistas acerca de la deforestación y los reclamos de que los
suministrados de la compañía estuviesen involucrados en talado
ilegal.
En 2011 APRIL perdió un respaldo clave
cuando el Forest Stewardship Council, FSC –un consejo regulador forestal en lo
referente a estándares ambientales con sede en Bonn–, retiró los certificados de
aprobación a dos productores de pulpa y papel de APRIL.
El consejo rompió relaciones totalmente
con APRIL en el 2013, luego que Greenpeace y otros grupos ambientales
denunciaran lo que describieron como “la participación de la compañía en una
deforestación a gran escala”. En 2015 APRIL logró obtener certificación de otro
organismo que algunos ambientalistas consideran que es más débil en lo ambiental
y más receptivo a los intereses de la industria.
En su respuesta a la decisión del FSC del
2011 APRIL expresó: “Aun cuando comprendemos que existen aquellos que se oponen
filosóficamente al establecimiento y aún a la existencia de industrias
forestales en Indonesia, nuestro firme punto de vista es que las industrias
forestales son un elemento integral para
llevar adelante el plan del Gobierno
indonesio para lograr el desarrollo nacional y los objetivos ambientales del
país”.
Según las minutas de la reunión que el CRO
–director de riesgos–, de Credit Suisse sostuvo en abril de 2015 con Greenpeace
y otras organizaciones del medio ambiente y que fueron publicadas en el sitio de
Internet BankTrack, el ejecutivo les comunicó que el banco “revisaría” su
financiamiento de APRIL. Por esos mismos días los bancos Santander y ABN Amro
anunciaron que no proveerían nuevos préstamos a APRIL.
Para inicios de junio APRIL anunció
repentinamente que hacía un mes que había detenido la tala de bosques vírgenes
–con cuatro años de anterioridad a lo programado–. La compañía dijo que había
cambiado de enfoque para concentrarse en obtener toda su madera de las
plantaciones de maderos de pulpa.
Este cambio motivó la decisión de
Greenpeace de formar parte del Comité Asesor de Terceros Interesados de la
compañía –Stakeholder Advisory Committee–. A su vez, ABN Amro reversó su
posición con respecto a futuros financiamientos, citando el respaldo a las
prácticas de APRIL por parte de grupos ecológicos, afirmó Karen Vermeer, de
BankTrack al relatar la explicación que el banco holandés dio en
2016.
Por su parte, Credit Suisse nunca dejó de
prestar financiamiento a APRIL. Omitiendo cualquier referencia a la decisión del
banco, un vocero afirmó que Credit Suisse estimula a sus clientes a “fijar su
atención en cualquier preocupación de carácter social o de
sustentabilidad”.
Préstamo
multimillonario
En Setiembre 2015, mientras la calima
cubría la región, la compañía controlante en Singapur negociaba otro préstamo
gigantesco, de 1,100 millones de dólares, con un consorcio formado entre otros
por Credit Suisse y ABN Amro. Según los documentos fugados, Appleby prestaba
servicios jurídicos a los bancos para ayudarles a facilitar los
préstamos.
Los correos electrónicos indican que la
niebla tóxica –que los ambientalistas atribuían a las actividades de APRIL y
otras compañías forestales– llegó a tal densidad que se suspendieron los vuelos
y los ejecutivos de APRIL en Indonesia no pudieron salir de Sumatra para asistir
a las negociaciones en Yakarta y por tanto tuvieron que dar poderes a sus
representantes en Yakarta para que actuaran en su lugar.
El cierre del préstamo se dio a fines de
octubre de 2015. El siguiente año una agencia del gobierno determinó que las
operaciones de APRIL en la isla de Padang habían violado una moratoria al
despeje de tierras turberas que se impuso tras la niebla tóxica. El drenaje de
pantanos ocasiona la sequía de las tierras, exponiéndolas aún más al peligro de
incendios.
Como resultado, la agencia detuvo las
operaciones de la compañía en la isla y Greenpeace, junto con la organización
protectora de fauna silvestre World Wildlife Fund, se retiraron de SAC , el
comité asesor de terceros interesados de APRIL.
APRIL emitió disculpas y renovó su
compromiso con la restauración y conservación de las áreas
forestales.
En octubre, el ministerio del medio
ambiente de Indonesia rechazó el plan de largo plazo de APRIL, por cuanto
consideraba que éste violaba los reglamentos de la nación con respecto a la
protección de las turberas. “Invito a [la compañía] a obedecer las normas de
este país” declaró el ministro.
Imaginando el futuro
Desde cuando se interrumpieron las
operaciones en los bosques reclamados por los aldeanos de Began Melibur, la
vegetación silvestre sube ahora cinco pies, cubriendo los terrenos donde antes
los árboles ‘meranti’ y otras especies ondeaban con su altura. Como símbolo de
una batalla continuada, los residentes señalan una torre de control de la
compañía, que abandonada ya, queda frente a la choza de un campesino y su
siembra de piña.
Un día, a comienzos de 2017, Suhairi, de
31 años, caminaba entre el pantano esponjoso con botas de caucho, por un parche
de tierra que él dice una vez fue suyo. Dijo que creció cosechando el fruto de
las palmas de aceite hasta que le arrebataron la tierra como parte de la
concesión de APRIL. Hay marcas de las excavadoras aún en la turbera. Una pitón
flota sobre el agua quieta y fangosa de algún canal
cercano.
Suhairi cava un puñado de tierra para
mostrar los diminutos fósiles que conforman la turbera. Recuerda cuando cazaba
siervos-ratones y las abejas en el bosque en su niñez. Creciendo, recuerda que
pensaba seguir trabajando la tierra que había heredado de su padre para pasarla
a su hijo de cinco años, algún día. Ahora todo eso está en
duda.
“Si tenemos nuestros campos, tenemos
esperanza de poder continuar ganando el sustento”, dice. “Si nos quitan nuestras
tierras, ¿cómo podremos imaginar un futuro?”